Las muelas de Rubinos

Publicado el 23 enero 2011 por Jvilla

Raúl Rentero - La onda expansiva


Vamos a empezar el avío por la cara positiva del dado que levante el ánimo a la parroquia. El sentir valencianista tras el partido de ayer contra el Málaga, C.F. era unánime y queda ejemplificado en el comentario de un compañero de fatigas que, caña en mano, soltó una sentencia pitagórica que debe servir de acicate para borrar el amargo poso de ignominia que se ha quedado prendido del alma de este nuestro corazón boquerón:
“Vaya por Dios, no teníamos bastante con jugarnos las alubias de los puestos europeos con Villarreal, Sevilla, Athletic, Atleti... que el año que viene tendremos un enemigo más”

Foto Marca.es

Y serio, me permito añadir. La imagen que el Málaga dejó en Mestalla fue sublime, de apoteósico proyecto, de equipo grande y rotundo. Y hasta el runrun, siempre chispeante del feudo ché, se preguntaba, atónito, cómo el equipo de Pellegrini puede estar 16º y apostándose las muelas por no bajar a Segunda. Y todo ello ante las cámaras siempre “neutrales” de La Sexta, que en honor a dicha neutralidad, tardó 82 minutos de reloj de cuco en reconocer que “el Málaga está haciendo un partidazo”.
Esta es otra. No ponemos en duda el juicio imparcial de los comentaristas de La Sexta, pero a veces, en esa forzada neutralidad a que nos obliga el micrófono “in the air”, se pierde la objetividad. Pues, según Rubinos Pérez iba lanzando órdagos al equipo malacitano, con expulsiones a troche y moche, con faltas, faltitas y faltazas siempre para el mismo escorzo, mientras hasta el flemático Pellegrini perdía hasta los planos de ingeniería ante tamaña hostilidad arbitral, los hombres de La Sexta, seguramente para no herir susceptibilidades en la parroquia valencianista, iban haciendo la vista gorda error tras error, hasta el punto de hacer buena la máxima periodística de que en la falta de opinión está la opinión. Lamentable, a todas luces. Si los mismos aficionados valencianistas reconocían, a pie de barra sin humos, que el arbitraje era un fraude de ley, ¿a qué ocultar la realidad con alharacas dialécticas?
Y eso que, seamos justos nosotros, hay que repartir responsabilidades por otras celdillas del parchís. Porque Rondón, mosén Salomón, al que los valencianistas, en un ataque de envidia momentánea, quisieron fichar ayer en mitad del partido, falló tres oportunidades, 3, de mano a mano con Guaita. No debiera ocultar la estadística (ni los halagos “in the air”) para ocultar la realidad. Se necesita delantero centro urgentemente, al menos el tiempo que el venezolano necesite para cocerse en el puchero. Y lo decimos el día que lo tuvimos. Al delantero centro, claro. El mismo día que metió dos goles.
Del mismo modo, se hace especialmente necesario fichar a José Ángel, o al hijo de Pelayo, o a quien quiera que, con un mínimo de especialización, sea capaz de jugar y defender por la banda siniestra. Lo de Eliseu ayer recordó tanto a ese Marcelo coladero madridista que el Jeque, allá en su palacio de Qatar, debería tomar notar y emitir un cheque nominativo a nombre de “Lateral Izquierdo al Portador”
También eché en falta al “cancerbero”. Y no quiero con esto cargar tintas contra Asenjo, que entre penaltis y disparos desde dentro del área chica poco o nada podía remediar el asunto, pero sí es justo decir que a los grandes porteros se les ficha para eso: para sacar alguna mano imposible, para poner el alma donde no llega el cuerpo. Una parada de las “asenjianas”, una sola, como la palabra del Señor, nos hubiera bastado para salvarnos.
Por lo demás, y siempre en “positifa”, me quedo con la rabia, la pasión y la calidad mostradas por Julio Baptista, al que negué el mote en otras ondas, y al que hoy, a tenor del servicio prestado, le hago concesión de la B. La B(estia) me recordó, por suerte, a ese muchachote implacable que hollaba campos de batalla y enemigos en el Pizjuán. Me gustó su implicación y su rabia al celebrar el gol del 3-3 (¡Con 9!) encarándose con la grada que no podía creer lo que sucedía. “Malaguista hasta la muerte”, pareció gritar, y todos entendimos que no lanzaba el vituperio a la afición del murciélago sino que iba dirigido a la hinchada del boquerón.
Al final, regreso de vacío y con los belfos inflamados, sin Demichelis, sin Helder, sin Pellegrini, sin Apoño (que vio la quinta amarilla) para el crucial partido contra el Zaragoza.
En fin, lo supliremos con orgullo. Esperemos que no todo (el orgullo) haya quedado defecado en forma de improperio en las muelas de Rubinos.
P.D. Tenía pensado sacar en esta onda un “listado de 13 errores arbitrales”, pero me niego. Porque no bastaría con un folio en blanco ni quiero, al menos hoy, darle espacio informativo al “orto”. Perdón, quise decir al “otro”.
Que no nos llamen locos
http://www.superdeporte.es/opiniones/2011/01/23/leccion-pellegrini/117509.html