En los últimos meses he descubierto a Sally Wainwright, guionista británica ganadora del premio BAFTA y creadora de Last Tango in Halifax y Happy Valley, dos dramas de altos vuelos de la BBC que compagina con los guiones de Scott and Bailey, un procedimental de la ITV que ya va por su cuarta temporada. Wainwright se ha especializado en los dramas modernos y en la creación de personajes femeninos fuertes. Esta pelirroja amante de los gatos comenzó escribiendo para la serie de The Archers de Radio 4 y pasó cinco años fraguándose como guionista en Coronation Street donde coincidió con Paul Abbott, Russell T Davies y con su mentor, Kay Mellor. En 2009, ganó el Writer of the Year por Unforgiven. Desde entonces su éxito no ha dejado de aumentar gracias al trío de ases compuesto por Scott and Bailey, Last Tango in Halifax y Happy Valley. La conexión más clara entre sus tres último trabajos es que sus protagonistas son mujeres pero eso no significa que sus series sean consideradas “series para mujeres” sino que son vistas por audiencias de ambos sexos. Scott and Bailey data del 2011 y trata sobre dos policías de Manchester con personalidades diferentes pero complementarias. La idea de la serie fue de las actrices Suranne Jones y Sally Lindsay, y para su creación contaron con el apoyo y consejo de la Inspectora Diane Taylor. Wainwright cree que la verosimilitud y los detalles son la base de un buen guión. En esta entrevista con The Independentcuestiona el trabajo de muchas series británicas que basan su investigación en lo que ven en los procedimentales americanos. Esa imagen no es creíble, no es cierta y eso provoca que la serie se distancie de la realidad. En Scott and Bailey, el asesoramiento de la inspectora Diane Taylor fue fundamental para asegurar de que los procedimientos policiales mostrados fuesen correctos.Para Last Tango in Halifax (2012), Wainwright se basó en la historia de su propia madre, Dorothy. Tras la muerte de su pareja en 2001, Dorothy se mudó a Oxforshire para vivir con su hija. Allí, vía Friends Reunited, contactó con un viejo amor de juventud, Alec Walker. El éxito de esta tierna historia de amor adulto en el Reino Unido fue arrollador. No solo el guión es magnífico sino que cuenta con un reparto de relumbrón que exprime al máximo las palabras de Wainwright. Happy Valley (2014), el éxito más reciente de esta guionista, aglutina todo el buen saber hacer de Wainwright: historias humanas, mujeres fuertes, familias desestructuradas, hombres egoístas e infantiles, delicadeza, sutileza. Para protagonizar esta historia de violencia contó con la actriz Sarah Lancashire, con quien coincidió en Last Tango in Halifax. Con más de 25 años de carrera a sus espaldas, Wainwright sabe que, dentro de la industria televisiva británica, es una rareza porque los guionistan tienden a escribir personajes masculinos. Admite sin ambages que encuentra a las mujeres más interesantes sobre todo si son mayores porque cuanto mayor es una persona más historia tiene. Wainwright ha reconocido en numerosas entrevistas que se sorprende de que las mujeres sigan un paso por detrás a la hora de ser representadas en televisión. Cuando le dicen que sus personajes femeninos son fuertes y que eso es lo que la televisión necesita siempre se pregunta por qué es tan raro tener mujeres protagonizando historias y por qué, en general, las relaciones de las mujeres en pantalla tienden a ser negativas. Siempre hay un conflicto y casi siempre está determinado por un personaje masculino. Sin embargo, en las series de Wainwright, las mujeres disfrutan en compañía de otras mujeres. La mayor parte de ellas tiene relaciones buenas con otras mujeres: hablan, se divierten, tienen complicidad, se apoyan. No hay más que ver la dinámica que se establece entre Janet Scott, Rachel Bailey y Gill Murray en Scott and Bailey para admirar la construcción de una relación de amistad y de trabajo entre mujeres en un mundo dominado por los hombres. Por desgracia, no solo la televisión está huérfana de mujeres complejas, fuertes e interesantes sino que cuando aparecen este tipo de personajes suelen ser jóvenes. Parece que no hay sitio para las mujeres adultas, profesionales y osadas en la pequeña pantalla. Las obras de Wainwright son un paso más hacia la equidad en la televisión. Y no estoy hablando solo de equidad delante de la cámara sino que también detrás: directoras, guionistas, productoras...