¿las mujeres no deben quererse?

Por Francisco Enrique Perez Ruiz-Poveda @PATXIPE
Ojeando esta mañana las noticias de estos días, hay una, que quizás por la misma prueba fotográfica que adjuntaba no es que haya centrado mi atención, sino que me ha secuestrado.
Esa pareja de chicas, que este miércoles pasado, se podía decir que paseando su amor por las calles londinenses (aunque pudiera teñir de cursilería el resto del mensaje, no es justo que lo hiciera cuando en una relación heterosexual no ocurriría), son asaltadas por cuatro individuos, entre 18 y 21 años, no muy valientes ellos, homófobos ellos, que no solo las agreden sino que para dejar la firma que les delate, y establezca nítidamente  la rotundidad de su incoherencia, les roban también.
Viendo parte de su barbarie en la foto, sería redundar en que el caballo blanco de Santiago era blanco, y que es mejor ante tanta injusticia no dejarse nada dentro, y gritar aunque sea al paso de un tren, como la protagonista de Cabaret. 
Quizás, el detalle que termina de definirlos no es el de homófobos, sino el de simples cobardes chorizos, por el robo del teléfono móvil y un bolso.
Parece que el simple hecho de pensar en dos mujeres prácticando sexo entre ellas, y con ellas, turba y perturba a muchos. Quizás debieran de pensar que sus madres, hermanas... también lo son, y que si piden respeto para ellas, el mismo respeto merecen, iba a decir "las demás", pero diera la impresión de que hacemos distinción, por lo que diré que el mismo respeto merecen todas.
Una gran verdad es esa de que el hombre es un lobo para el hombre, y más si olisquea en el entorno a la mujer.
Todo aquel, o aquella, que viendo la foto de las consecuencias del ataque a esas dos mujeres, simplemente por el hecho de estar enamoradas entre ellas, y no le hierba la sangre, puede que tenga algún problema, que tarde o temprano lo pueda incluso enmascarar en el robo de un móvil...
Ya para terminar, no puedo dejar de pensar en aquella gran filósofa que fue mi madre, y que lo han sido todas las madres de una época, después de la guerra, que en muy pocos años, tuvieron  que desaprender para aprender nuevas costumbres y conceptos.
La María me hubiera dicho: -Hijo, no te quepa la menor duda de que siempre es mejor quererse que odiarse.

Verdades como templos, y nunca de Perogrullo, sino de una lógica aplastante...

*FOTO: DE LA RED