Las mujeres sí viajamos solas

Por Viajaelmundo @viajaelmundo

Cada vez que emprendo un nuevo viaje, de algún lado siempre llega flotando la misma pregunta: “¿te vas sola?” Hay cierta resistencia a creer que las mujeres no podemos viajar solas; porque los viajes se dan en familia, con amigas, con la pareja, con los niños, con quien sea, pero nunca sola. Después de contestar un sí rotundo, viene la otra pregunta casi como una ley: “¿qué, te vas de mochilera?” Hay quienes creen también que todas las mujeres que viajan solas, sin excepción, van enfrentando a la vida con un par de botas y un buen equipo para dormir colgado a la espalda. Cuando comencé a viajar sola, algo que ocurrió por casualidad, llevaba en mi equipaje más de lo necesario. Las mujeres no sabemos, de buenas a primeras, empacar sólo lo básico. He entendido que uno se va despojando en cada viaje de ciertas manías y costumbres que arrastra de la rutina, y aprendes a dejar en casa eso que sabes que ya no vas a necesitar. Y sí, aunque hay muchas mujeres que van solas por ahí con una mochila a cuestas, llenándose de aventuras por países insólitos; también estamos las que viajamos solas, pero con una maleta de rueditas y, en mi caso, con una mochila que me da ese aspecto de desenfado y en la que guardo lo que supuestamente quiero a tener a mano siempre. Supongo que aún no he aprendido a empacar lo justo. La única vez que viajé con un par de botas, un impermeable y saco de dormir en la espalda fue durante una aventura deliciosa de tres días por la selva venezolana. En tres días no da tiempo de quejarse ni lamentar nada. Más bien volví a casa orgullosa con mis botas sucias y llevando a la cadera ese pantalón que no combinaba con la camisa, porque uno va usando lo que necesita, aunque no rime con más nada en el cuerpo.