Es más, el propio telediario tiene muy poco de telediario. Hablemos del Telediario Único, el Telediario Metafísico, la retahíla de ranciofacts que ponen entre dos bloques de anuncios y que llaman las noticias. Ese programa de entretenimiento que aburre y que hay que aguantar antes de los deportes, que es lo que verdaderamente importa.
Reconozcamos que en los últimos años al menos han tratado de subir el nivel erótico de las presentadoras. Estamos evolutivamente diseñados para ser más receptivos ante una cara bonita. Somos así. Ceteris paribus, preferimos una estética agradable. Por eso, en las pelis, la novia del superhéroe -o la superheroína hecha a sí misma- suele ser atractiva. Excepto en Batman 2. Siempre hay excepciones.
Así pues, tenemos a una azafata de Iberia (cuando Iberia era algo) o una dependienta del Cortinglés (cuando los del Cortinglés eran alguien), de punta en blanco, presentándonos noticias que no son noticias, a saber:
-La ola de frío polar. En invierno hace frío y entrevistamos a un señor que dice que de seguir así «las bajas temperaturas» (nótese el plural) arruinarán la cosecha. Enseña hojas rotas por la helada. «Esto ya sa perdío, esto no sirve pa ná». A mi esta no-noticia me gusta por lo que significa para el pueblo del interfecto («corre, que vienen los de la tele», nótese el «los de la tele», a todo el mundo le gusta ver salir su pueblo en la tele. Ves a tu vecino en la tele y te ríes: «Maricarmen, ven, corre, que salimos en la tele»).
-La ola de frío polar 2. Segundas partes nunca fueron buenas. Esta no-noticia es intercambiable con la anterior. En alguna pedanía que ni sabes que existe pero que seguro que en el siglo X fue testigo de una batalla donde la gente se sacaba los ojos a mordiscos, los niños no van al cole por el metro de nieve que ha caído. Bonitas imágenes de niños pasándoselo teta tirando bolas de nieve. Entrevista al consabido fulano de Protección Civil «creemos que para mañana todo va a estar listo para recuperar la normalidad, ¿esto cuándo lo ponen?». Imágenes de archivo de un quitanieves. Son imágenes de archivo de 1984 pero da igual. Puntos extra si la no-noticia incorpora a abuelos que se han tenido que quedar con los críos. Lo único divertido de la no-noticia es si obligan a un repórter Tribulete a hablar delante de la cámara mientras se caga de frío.
-La ola de frío polar 3. No hay dos sin tres. Este tema da para rellenar un montón. Toca el turno de los «osados bañistas» que se «atreven con las gélidas aguas» de la playa. Esta vez toca una ciudad del norte. Dan como no-noticia que el loco del barrio o un tío trompa se mete en el agua de buena mañana. Si no está muy loco o muy borracho puede que lo entrevisten: «esto es lo mejor que hay para la salud». Fijo que sí, campeón. (Puntos extra si los de la tele piden al tío que se vuelva a meter para una segunda toma).
-El horror llama a su puerta. Si se trata de albanokosovares que asaltan chalets, procurarán entrevistar a las víctimas -«entraron mientras estaban durmiendo»-, si las víctimas tienen marcas en la cara, hay puntos extra. En ocasiones la víctima es una anciana que vivía sola, eso también da más puntos. Doble bola extra si en los anuncios aparece Mario Picazo diciendo «ellos tuvieron suerte, pero tú no la tendrás».
-El horror llama a su puerta 2. «Llevaba muerta quince días hasta que los vecinos llamaron a una dotación policial debido al fuerte olor que desprendía el cuerpo». Aquí hay poca chicha porque no enseñan cadáveres descompuestos si no son los de las víctimas de una guerra lejana que a nadie le importa. Si el muerto es de aquí, en la tele bien saben que puede caerles una bonita demanda. Imágenes de una calle de ensanche setentero y entrevistas a los vecinos. «Hacía tiempo que no pasaba por el bar, ya me decía yo que algo raro pasaba». «Tenía una hija en Murcia que venía a veces».
-El horror llama a su puerta 3. No-noticia referida a un vecino loco que araña puertas, insulta a sus vecinos, deja cagarros de perro en los buzones, etc. Entrevistan a vecinos desesperados que enseñan fajos enormes de denuncias sobre la mesa camilla del salón. Muy atentos a la colocación estratégica de mandorlas místicas, vírgenes y santos en las paredes. Estas no-noticias son objetivo de reportajes especiales de investigación.
-El horror llama a su puerta 4. Desaparición de niños con resultado de violación y horrible muerte con descuartizamiento. No siempre en este orden. Con esto tienen para tirar seis meses si los dejas. El número de casos de desaparecidos sin resolver en España, es de unos dos mil al año. Pero en las no-noticias saben muy bien qué dos o tres casos anuales elegir. Los profesionales de la no-noticia tienen más datos que la policía para saber quién es el asesino. No te lo dicen directamente, pero te lo dejan caer. Es el mismo guión que en las series malas, así te tienen enganchado hasta el final.
-Bragas nuevas. Esta categoría es variada. Puede tratar sobre el festival de Cannes, sobre el jubileo (¿?) de la reina de Inglaterra, sobre los príncipes (¡tenemos príncipes en España, cómo mola!) visitando un colegio que coloca estratégicamente al negrito y a la panchita en primer plano (cortan pronto el plano porque los niños odian a la princesa, fijaos), sobre que muere un actor o actriz, sobre un cura progre y rebelde («es muy bueno, aquí en el barrio todo el mundo lo quiere»), sobre las vacaciones en Marbella de algún despiadado dictador de Oriente Medio, sobre Brad Pitt y señora visitando un campo de refugiados en un sitio lleno de pestilencia, sobre la Pasarela Cibeles donde se ven a horribles mujeres famélicas (favoritas de los diseñadores gays por su falta de formas femeninas) con unos trapos horribles y enseñando lo que parece una teta. También podemos meter aquí a las fans adolescentes del grupo de moda, las mochilas que los niños no pueden llevar a la espalda, algo relacionado con ridícula moda urbana moderna y el aniversario de un hotel o teatro.
-Telepromoción. Me parece estupendo que Miguel Bosé saque nuevo disco («la culminación de varios años», «con este trabajo cierra un ciclo»), pero que se lo cuente a sus amigos. ¿Por qué tenemos que aguantar un anuncio en medio del telediario? Al menos que pongan la cortinilla. Vuelve Raphael a los escenarios. Café Quijano saca otro disco («¿a qué se debió esta sequía de los últimos años?», «queríamos darnos un tiempo y coger fuerzas»). Luego algo sobre una obra de teatro en Madrid o una exposición en Madrid, Barcelona o el Guggenheim de Bilbao. En cuanto a la promoción del arte a escala nacional, sólo existen esos tres sitios. En la Telepromoción también se incluyen series de la propia cadena u horribles películas que han coproducido.
-Inventos raros. Como coletilla a las no-noticias que tratan de tu próxima muerte violenta, siempre sacan a algún tipo o a alguna empresa con un nuevo cristal antigolpes, una nueva habitación del pánico, un sistema que desde el móvil enciende las luces de casa, etc. La variación de este cliché es el concepto de emprendedores que tienen los telediarios: el dueño de un bar que ofrece limpiar el parabrisas de tu coche mientras comes bazofia en su restaurante, o esa pastelería que hace roscones de Reyes con hígado de perro («nos lo piden muchísimo»). Dentro de los emprendedores podemos incluir al Belén más grande del mundo, cómo fabrican las carrozas de las cabalgatas, la maqueta de tren más grande del mundo,...
-La tecnología del futuro es el futuro. Primero te cuentan que en internet sólo hay pederastas, traficantes de droga y ludópatas (os recuerdo las tres pes del negocio online: porno, pastillas y póker). A continuación te dicen que internet es el futuro y enseñan esas tétricas escuelas de «nuevas tecnologías» para mayores: «ahora hablo con mi nieta por el chá todos los días. Esto en mis tiempos no había» (¿dónde puede uno montar un bus con cuatro ordenadores y venderle un contrato de formación a un alcalde analfabeto?). Luego, inexorablemente, como martes que sigue al lunes, como trueno que sigue al rayo, aparece la imagen del bar del pueblo y la gente tomándose chiquitos, tazas o chatos. Voz en off: «algunos siguen chateando como se hizo toda la vida». Si en ese momento no has echado la pota, te comentarán lo fácil que es que te roben tus datos bancarios. Luego viene la campus party de nosedónde y la venta de teléfonos (sube o baja). Como pildorita, esa «nueva» forma de escribir que tienen los jóvenes (con la etiqueta sobreimpresionada «kdms?»). También, para acabar de meter más miedo, nos informarán que cada vez tenemos menos relaciones personales «por culpa» de internet.
-Variadillo de youtube. Miren este escalofriante accidente de tráfico en Rusia o cuenten las balas que los polis le meten a un negro en Las Vegas después de una espectacular persecución. No se pierdan el caos del tráfico en la India o este «videoclip polémico» de la petarda del momento.
-Gastronomía. Vivimos en los tiempos del fracaso de la cocina por culpa de las no-noticias. Cualquier mesón horrible cree que es un gran invento servir confitura de cacaparras sobre lecho de chumino. Y no me extraña porque no hay día que no veamos un concurso de tapas o de cócteles, que serán muy chic para quienes les guste comer como un pajarito.
-Internacional. Aquí no dicen gran cosa, tan solo nos enseñan que tienen muchos corresponsales en el extranjero para que tengas la impresión de que el canal va bien y compres sus acciones. Oh, esa nueva guerra en África que cumple ya veinte años parece horrible. Mira, más protestas de radicales quemando cosas en un país con una población terroríficamente joven a la que sólo les enseñan el odio a Occidente y que malviven sobre nuestro petróleo, pilar crítico de nuestra superioridad económica y tecnológica.
-Política. En España hay dos partidos que se insultan mutuamente. Sólo se pueden insultar porque no existe un debate: están de acuerdo en todo. Es mejor pasar de la política, no tratar de buscar las causas últimas de las decisiones que se toman y por supuesto no organizarte y participar para tratar de cambiar lo que honradamente piensas que está mal.
Que nadie se equivoque: me parecen estupendos estos magazines de analfabetización y amedrentación del personal. Pero que no los llamen noticias.