Ya estoy hasta las gónadas, por decirlo finamente, de la hipocresía de algunos. Las ideas se pueden maltratar, se pueden insultar, se pueden vejar: lo que es intocable es el opinador.
Mi indignación proviene de mucho tiempo atrás, pero ahora ha tocado fondo con la intención que tienen algunos de hacer que Javier Krahe pague una multa por un corto que hizo en los años 70 tras su emisión en Canal+. Su argumentación es que “atenta contra el sentimiento religioso”. No les falta razón, atenta contra el sentimiento religioso, lo que yo no entiendo es que sea delito que se golpee a un sentimiento o una creencia ideológica como puede ser la religión.
El argumento de que hay que respetar todas las opiniones no es válido nada más que para acabar con el debate de ideas. Y es evidente que a los que les gusta que las cosas estén como están actualmente les gusta mucho esa idea, así no habrá ningún cambio. Todos aquellos que no toleran el debate y el libre intercambio y agresión entre ideas se oponen al avance del ser humano.
Por otra parte están los que se quejan de blasfemia. Blasfemia, que palabra esta, se supone que es un insulto a dios y está perseguida en el ámbito religioso. ¿Tan frágil es vuestra ideología -eso es la religión y no aceptaré otra cosa- que teme hasta ser insultada? ¿Un simple insulto puede desmontar vuestra argumentación?
Yo antes de acabar este post me gustaría recordarle a mis lectores 3 cosas:
1- Quemar a herejes en hogueras no está muy bien visto en el S.XXI.
2- Las opiniones e ideas no tienen derechos -o no deberían tener- no debes abstenerte de respetarlas.
3- Los niños sí, debes abstenerte de violarlos.
Aquí os dejo el corto, que no es para tanto, a mí me parece hasta feo: