El empresariado catalán tiene una cita con las urnas el próximo 18 de octubre para escoger a sus representantes en la gran patronal catalana, Fomento del Trabajo.
Será la primera vez que haya elecciones con una candidatura alternativa a la del actual presidente Juan Rosell, denominada Foment Futur y encabezada por el consejero delegado del grupo Irestal, Joaquim Boixareu.
Este industrial, productor de acero inoxidable, pretende acceder al cargo de patrón de los empresarios catalanes bajo la premisa de la necesaria renovación de las instituciones (Rosell lleva 15 años al frente de Foment) pero a la vez asume dentro de su programa el total apoyo a Rosell para que se convierta en presidente de la CEOE. O sea, Rosell no es válido en Cataluña pero sí lo es en Madrid. Suena contradictorio.
Hace un año que existe descontento en el seno de Foment con el quehacer de su presidente. Algunas voces, como la de Antoni Zabalza, presidente de Ercros y de la patronal sectorial FedeQuim, le han demandado una posición más contundente en el pasado a favor de la substitución de Díaz-Ferrán al frente de la CEOE. Rosell decidió apoyar a íaz-Ferrán y eso produjo gran malestar en algunos miembros de la junta directiva de Foment.
Es por ellos que se ha conformado un grupo de descontentos, cercanos a planteamientos más o menos nacionalistas que ante la escasa atención que han recibido por parte de Rosell han decidido plantarle cara aunque ellos mismos no descartan un posible pacto final de compromiso para crear una única candidatura de consenso. Antoni Abad, presidente de la patronal de pymes Cecot, inicialmente cercano a estos planteamientos, ha decidido apoyar finalmente a Rosell según dice 2para no romper el consenso”.
Rosell por su parte, conocedor de estas intenciones desde el pasado verano decidió avanzar la fecha de las elecciones para dar menos margen al contrincante y se está moviendo para recabar apoyos. No parece difícil que los consiga habida cuenta que algunos directivos de determinados sectores empresariales catalanes, que reclaman un mayor protagonismo propio ante un posible futuro recambio si finalmente Rosell aterrizase en Madrid, están apostando por apoyarlo para posicionarse en la sucesión.
Si Rosell finalmente no optara por irse a la CEOE, este sería su último mandato.