Las palabras mágicas – @silencioenletra

Por De Krakens Y Sirenas @krakensysirenas

Día. 19
Mes. Septiembre
Año. 2017
Hora. 13:14

32 años después un sismo destruye de nuevo parte de mi país, a sus habitantes, su tranquilidad y sus corazones. Aunque estamos vivos, nunca volveremos a ser los mismos.

La tierra comienza a temblar, me levanto de inmediato, trato de salir, un latigazo de la naturaleza me tira al suelo, me incorporo y corro, corro descalza. Aún no recuerdo tal cual el momento, no se cuánto tiempo pasó, corro, la gente grita, corro, otros se hincan, corro, otros tantos lloran, corro y solo quiero llegar al colegio y abrazarlo.
Llora, el cuerpo le tiembla.

—Má pensé que moriría, mi colegio está roto.

Se escuchan ambulancias, más gritos, helicópteros, la gente sigue corriendo, pánico, incertidumbre, miedo, impotencia. La paredes se rompen, el suelo se abre, las manos sangran, cargan más peso del que nunca imaginaron, los puños se levantan y se cierran y yo en mi mente sigo corriendo.

Niños, adolescentes, adultos, animales y ancianos, picos, palas, cubetas, en unos segundos mi ciudad se trasforma en gris envuelta en una enorme nube de polvo, no hay color, huele a tragedia, a muerte, a desesperanza, ansiedad y destrucción.

La primera de muchas crisis tocó a mi puerta esa misma noche, en un momento en el que debería de estar triste, pero no.
Los días pasaban, las noches sin dormir, el miedo a cerrar los ojos.

Era hora de volverme a levantar, de volver a vivir mi vida con normalidad y aún así no era capaz.
Las crisis continuaron, me sentía en un mar de emociones desconocidas, un miedo atroz a todo y nada y casi siempre terminaba en una tristeza incontrolable.

Vi personas perderlo todo, padres que se quedaron sin hijos, hijos que se quedaron sin padres, personas dando todo sin tener nada, gente aprovechando la desgracia de otros, héroes de un día.

Muchos recordarán este día sin haberlo recordado en todo el año.
Yo lo recordaré como el día que volví a nacer gracias a las palabras mágicas de algunos de aquí. A cada uno de ellos que en madrugadas fueron mi puño cerrado.
Infinitas gracias. Mi mente dejó de correr.

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