Desde que el pasado año Apichatpong Weerastakuhl se alzara con la Palma de Oro, muchos son los títulos procedentes de la cinematografía oriental (principalmente malaya y tailandesa) que nos evocan directamente de su estilo. Tanto por su carácter fantástico como por su tratamiento argumental. Una historia partida en dos, una fábula por contar. Asi son las magistrales "Tropical Malady" y "Uncle Boonmee recurda sus vidas pasadas" y así es la prometedora "Year without a summer" del malayo Tai Chui Mui, sin duda, una de las obras más estimulantes vistas hasta el momento en la sección oficial canaria.
¿DE QUÉ VA?
La primera parte de "Year without a summer" tiene lugar bajo la luz de la luna. Azam regresa a su pueblo. Su amigo de la infancia Ali y su esposa Minah invitan a Azam a una noche de pesca y pícnic en una pequeña isla. Pasan la noche hablando de viejos mitos. Hacia el final de la noche, juegan a ver quién puede aguantar la respiración tres minutos bajo el agua y Azam desaparece. La segunda parte es una mirada retrospectiva a la infancia de los dos amigos: los jóvenes se encuentran en un lugar bajo el sol.
ALGO ASÍ COMO
Alamar+ Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas
CONCLUSIONES
Propuesta de gran poderío visual que posee todas las señas de identidad del nuevo cine oriental apadrinado por la última Palma de Oro. Es decir, una fábula a medio camino entre la fantasía y realidad dividida en dos partes bien diferenciadas. En este caso, a través de un flashback que nos lleva de la edad adulta a la infancia de nuestros dos protagonistas. Visual y sonoramente muy sobria, "Year without a summer" sabe sacar el máximo provecho del formato digital para trasladarnos una historia directamente emparentada con la princesa-pez del "Uncle Boonmee" de Apichatpong, aunque en este caso, nos hable básicamente de la amistad y del paso de la infancia a la edad adulta. Una obra, y sobre todo, un nombre, el de su director, Tai Chui Mui, muy a tener en cuenta. Nuestro añorado BAFF sería sin lugar a dudas, su lugar.
ATENCIÓN A:
Al enrevesado pez-sirena. Cabeza de pez, piernas humanas.