Las palmeras y el recuerdo

Por Majelola @majelola

 En la Alcazaba de Almería. Foto: MiPaco


 

   Las cosas que duelen, las cosas que calman, las que sacuden, las que abren la trampilla del sótano o conducen hasta el desván.

     Las cosas que vuelan por la azotea, las que corren y descorren el pestillo de ayer, las que se abren al mañana, las que están naciendo hoy, las que no pudieron nacer.
        Las cosas que se arrojan al vacío, las que nos encienden las risas, las que nos arañan los ojos, las que se pudren sin florecer.
    Las cosas que nos mataron por dentro, las cosas que debiendo ser no fueron y las que fueron sin deber ser. Las que nos hicieron pedazos, las que nos hicieron crecer, las cosas que nos redimieron para volver a nacer.
    Las cosas que nos muerden el alma, las que nos besan el corazón. Las palabras que se pronunciaron, las que jamás se dijeron, las que se secaron al sol. Los abrazos nunca dados y los que se torcieron. Los besos que quisimos dar y los que nunca nos dieron.
    El valor herido.
    El tiempo perdido.
    El perdón fugitivo.
    El candor destrozado.
    Acaso el destino,
    siempre rondando entre el silencio y el ruido.
    El minuto constante.
    El segundo vacío.
    El sendero escondido.
    El siguiente camino.
    Acaso el amor,
    siempre luchando entre la luz y el olvido.
    Recuerdos desbaratados de una mañana lánguida, bajo esa luz sin destellos de los días nublados, cuando en el marco de la ventana se mecen cansinas las elegantes palmeras. 
Mariaje López

Tu escritora personal por Mariaje López se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial.