Revista Política

Las pandillas infantiles como ejemplo de aplicación de un modelo sobre segregación

Publicado el 23 septiembre 2012 por Trinitro @trinitro

Una forma de fijar conocimiento que se está adquiriendo es transformándolo en divulgación, y es la intención de este artículo. Estoy siguiendo la asignatura “Model Thinking” de la universidad de Michigan, en la cuál se me presentan diversos modelos para utilizar en las ciencias sociales. No hablaré sobre la importancia que tienen los modelos en las ciencias, tanto empíricas como sociales, pero es una manera de superar la tendencia más hacia el relato que hay en algunas disciplinas (basado en la observación, en la antropología y la psicología) que nos definen los comportamientos sociales a nivel micro, pero tienen poca potencia predictiva, simplemente entraré a describir una aplicación de uno de los modelos a una realidad que la mayoría hemos vivido durante el colegio. El que más me ha gustado y veo que tiene más potencia es el modelo de Segregación de Schelling. Originalmente lo creó para explicar la paradoja de que ciudadanos que en las encuestas se mostraban tolerantes y abiertos, se agrupaban en barrios étnicamente segregados. Era una paradoja porqué lo que se veía al analizar el comportamiento era que los habitantes de las grandes urbes de los EEUU eran racistas y poco tolerantes entre ellos, era igual que el grupo étnico fuera el dominante (los caucásicos) o fueran minorías, entre ellas tampoco se mezclaban. A pesar de todo, las encuestas, entrevistas, etc… indicaban que nadie tenía problemas de tener un vecino de otra etnia y se autocualificaban como tolerantes en este sentido.

Pondré un ejemplo de aplicación de este modelo a las pandillas infantiles que se forman a la hora del patio al salir del colegio. Pondré diversos escenarios para que veáis, una vez aplicado el modelo (que podéis utilizar descargándo el programa NetLogo), que resultados se producen dependiendo de “que tolerantes” son los chicos y las chicas. El modelo es una simplificación, esto no es el patio de una escuela de verdad donde la gente se reúne por afinidad personal, pullas, problemas, filias, etc.. Pero como un modelo puede que tenga un poder explicativo bastante potente.

En general, si os acordáis de vuestra infancia en el colegio, las pandillas infantiles raramente eran mixtas, al menos hasta cierta edad, y los niños y niñas se agrupaban por género. Calificar a los niños y las niñas de intolerantes es absurdo, en el aula podían estar sentados si así los organizaban los profesores niños y niñas mezclados y no había ningún problema. Pero en el patio no, ¿éramos (y son) los niños unos intolerantes con las niñas y viceversa? Vayamos a aplicar el modelo… dibujemos diversos escenarios y veamos en que momento vemos aparecer las pandillas segregadas por género.

 

Escenario 1: Los niños y niñas no ven diferencias entre ellos.

Para ello en el NetLogo, seleccionando el modelo de Schelling creo una tolerancia del 100%. El resultado es totalmente aleatorio, los niños y las niñas se mezclan aleatoriamente. Si utilizáis el programa veréis que ni evoluciona.

Las pandillas infantiles como ejemplo de aplicación de un modelo sobre segregación

La similaridad es del 50%, tienes tantas posibilidades de tener a tu lado un niño o una niña.. lo mismo que daría un resultado aleatorio. Es lo que pasaría con los niños muy muy pequeños que no se fijan aún si lo que hay al lado suyo es un niño o una niña. Lo que ocurre en las guarderías.

Escenario 2. Niños y niñas muy tolerantes, pero no quieren ser el único chico o chica de la pandilla

Ser el único chico (o chica) de una pandilla es bastante intimidante, incluso de adulto. Si habéis asistido a alguna actividad donde mayoritariamente hay personas del género contrario y habéis visto alguien de vuestro género os habéis agrupado. Es un comportamiento bastante normal. Esperar que los niños o niñas pretendan no ser el único chico o chica de la pandilla, aún cuando estén en minoría, les hace asumir un nivel muy alto de tolerancia. Veamos como se comporta el modelo con esta condición…

Las pandillas infantiles como ejemplo de aplicación de un modelo sobre segregación

El modelo apenas evoluciona, aún así, algunos chicos buscan salir de zonas donde solo hay chicas, y hay chicas que buscan salir de zonas donde hay solo chicos. La similaridad es del 61%, tienes un 61% de posibilidades de tener que una persona al hazar que esté a tu lado alguien sea de tu mismo género y un 39% de que sea del género contrario. Aún así, y exigiendo un nivel de tolerancia heroico (tú y tu colega ser los únicos chicos de una pandilla de 10 personas) ya comenzamos a percibir segregación, aunque mínima.

Escenario 3: No importa ser minoritario pero no demasiado.

El anterior escenario exigía mucho de los niños, te podía tocar estar en un grupo donde solo hubiera un chico más y el resto todo fueran chicas. Imaginémonos un escenario más realista, no te importa que tu pandilla haya chicas (o chicos si fueras chica), pero lo que sí quieres es que en ella haya también algunos chicos, no solo uno más. No entraré en los factores micro que llevan a ello, pero al menos, para mucha gente hoy en día en los colegios y mi infancia fue así. Podemos achacarlo a la cultura, la educación, los condicionantes, etc.. Aún así estamos hablando de escenarios muy tolerantes, los niños no les importa estar en grupos donde sean la minoría, solo quieren a su lado algunos como ellos. Veamos como evoluciona el modelo…

Las pandillas infantiles como ejemplo de aplicación de un modelo sobre segregación

Increible, ya se ve claramente la segregación por género en la formación de pandillas, hay algunas “islas” de chicas en territorio de chicos y algunos grupos de chicos aislados entre grupos más amplios de chicas, pero la mayoría de tus vecinos en el patio son de tu mismo género ya que la similaridad alcanza el 80,1%.

Escenario 4, formar parte de un grupo mixto pero ser de la mayoría.

Otro escenario posible es que los niños y las niñas no les importe estar en grupos mixtos, pero quieren formar en grupos donde ellas o ellos se sientan mayoritarios. Es algo normal, por otra parte, así los juegos y actividades serán más parecidos a los que ellos prefieren (ya lo sé, las preferencias vienen marcadas por la cultura y la educación y los malvados hábitos de consumo… ya… pero estamos modelizando no intentando cambiar la realidad).

Veamos con esta condición como se comporta el modelo.

Las pandillas infantiles como ejemplo de aplicación de un modelo sobre segregación

La situación ya es claramente muy segregada, los grupos no se mezclan, e incluso las pequeñas islas de chicas entre grupos de chicos están separadas (zonas negras, donde no hay nadie) de los chicos, como si se transmitieran alguna enfermedad grave entre ellas. Incluso podemos ver marginados que en parejas o solitariamente se aislan para evitar el contacto con el grupo mayoritario más cercano.

La similaridad es del 94,3%. Solo un 5,7% de tus vecinos serán del género contrario.

Conclusión, un comportamiento a nivel micro relativamente tolerante puede dar a situaciones de segregación a nivel macro. Por ende, que estemos observando una segregación a nivel macro no indica que estemos tratando con individuos especialmente intolerantes.

Vemos que los pequeños no son intolerantes, seguramente pueden jugar niños y niñas juntos, pero una pequeña preferencia a estar con personas de su mismo género lleva a que las pandillas se forman casi de forma exclusiva entre niños y entre niñas. Si creéis que mi experiencia personal y las conversaciones con gente de mi generación y algunos profesores de secundaria y primaria no concuerda con la vida real y los niños no se agrupan por pandillas según géneros, os dejo este estudio  Race, School Integration, and Friendship Segregation in America donde aparece la siguiente gráfica:

Las pandillas infantiles como ejemplo de aplicación de un modelo sobre segregación

Donde los niños entrevistados indican con quienes hicieron actividades lúdicas al salir del colegio y los bloques se agrupan en 2 ejes.. grupo étnico (es un estudio en escuelas donde hay estudiantes caucásicos y afroamericanos) y como no por género (las cuatro esquinas indican, chicos afroamericanos, chicos blancos, chicas afroamericanas y chicas blancas).

Lo que es sorprendente de la potencia explicativa del modelo es que concuerda la percepción de que los niños y niñas no son especialmente intolerantes entre ellos, que no se rechazan de forma clara, pero que la simple preferencia por estar con sus semejantes hace que exista esa segregación tan clara a nivel macro (ver por ejemplo, la gráfica del cuarto escenario). Esto nos debería alertar de dos cosas. Uno, no suponer que un comportamiento macro indica claramente un posicionamiento a nivel micro, y dos, pequeños cambios sutiles en los niveles micro (en este caso de tolerancia) puede llevar a la emergencia de comportamientos a nivel social muy dramáticos.

Por algo es tan divertida la sociología cuando se mira desde el prisma de un científico de las ciencias naturales.

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