Por esta razón es que las parejas felices se enferman menos. Y aclaramos que sólo las felices tienen este beneficio porque quienes no son felices juntos no puede encontrar placer en las caricias, por lo tanto no liberan feniletilamina.
Otras razones por las que las parejas felices se enferman menos
También cuando una pareja está junta y difruta de eso se libera otra hormona conocida como melatonina, que se encarga de darnos sensación de vitalidad. Por esta razón es que cuando uno está enamorado la gente lo ve feliz y radiante. Por otro lado, esta sustancia química genera autoestima y hace que la persona se sienta más activa y eufórica, dispuesta a hacer todo por el ser amado y constantemente atenta a sus necesidades. Gracias a todo esto se reduce el estrés y se mejora el ritmo cardíaco.
Otra ventaja que tienen los enamorados felices es que fortalecen su sistema inmunológico por la presencia de endorfinas, que reduce el riesgo de enfermedades y ayuda a curarse rápido en caso de caer en ellas. Los estrógenos también se incrementan, por lo que el pelo, la piel y las uñas mejoran de aspecto. Como si esto fuera poco, los músculos se tonifican, la grasa se libera y el torrente sanguíneo circula mejor.
Por otro lado, no se ha comprobado que estar enamorado tenga efectos sobre la posibilidad de enfermarse o no de cáncer, pero si sobre su curación. De hecho, los estudios demuestran que los enfermos que cuentan con el apoyo y acompañamiento de una pareja tienden a vivir más que alguien soltero. En datos numéricos: el 58% de las personas casadas viven más de 10 años tras el diagnóstico de un cáncer grave, frente al 52% de los solteros, el 46% de los divorciados, el 41% de los viudos y el 37% de los que están separándose.
Pero una pareja feliz puede incluso ganar más beneficios para su salud, más allá de los que les brinda el amor, si tienen relaciones tres veces a la semana en horario matutino. Según un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Michigan, esto mejora tanto la salud corporal como anímica.
En principio aumenta el autoestima y regula el estrés. Además, reduce males como la migraña y la artritis, ayuda a dormir mejor, preserva el buen funcionamiento de los genitales, reduce el riesgo de ´padecer diabetes, mejora la circulación, regula el ciclo menstrual de la mujer y aumenta la expectativa de vida. A su vez, genera anticuerpos que protegen al organismo de los microorganismos malignos que puedan querer “atacarnos” durante el día. Para las mujeres en particular, los expertos señalan que el acto sexual tiene efectos embellecedores, principalmente en el cabello y en la piel.
La otra cara de la moneda
Pero así como las parejas felices encuentran numerosos beneficios para su salud, también hay aspectos de la relación que pueden perjudicarlos. Sin embargo, todos pueden mejorarse para de esa forma aprovechar lo positivo y descartar lo negativo.
Uno de los males de las parejas felices es el confirmado hecho de que tienden a engordar. Esto se debe a que como saben que se aman y que ese sentimiento va más allá de lo físico, se dejan estar y olvidan cuidarse. Esta conclusión tiene sentido si se recuerda que la única motivación para mantener la figura es poder ligar más fácilmente. Si eres de las parejas que han ganado peso, pueden mejorar este aspecto proponiéndose ambos hacer dieta e ir al gimnasio.
Otro de los problemas de algunas parejas, tanto felices como no, son los trastornos de sueño. Estos aparecen cuando alguno de los dos ronca, es sonámbulo o posee cualquier otro mal al dormir, ya que afectan directamente al compañero. Por suerte para esto también hay soluciones caseras y médicas.
También el consumo de sustancias tóxicas como el alcohol y el tabaco es un problema de las parejas felices. Es que estas tienden a estar muy compenetradas y a adoptar costumbres de su compañero/a. Por eso, aunque tu consumo de alcohol sea moderado y/o nunca hayas fumado, puede suceder que esto cambie si tu pareja posee hábitos diferentes. Claro está que esto puede cambiar para bien o para mal dependiendo de cómo se comporte tu cónyugue.
El hecho fue comprobado por un grupo de estudiosos de la Universidad Estatal Nueva York. Tras estudiar por cuatro años el comportamiento de 600 parejas respecto a la bebida, concluyeron que cuando convivimos con nuestra pareja tendemos a imitar sus hábitos con la bebida. Esto quiere decir que si bebe mucho, acabaremos bebiendo mucho, pero si bebe poco, beberemos menos.
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