En otro orden de cosas, Houellebecq muestra mucho interés en la felación. De hecho, las continuas churrupaíllas de las señoras que aparecen en la historia, son hilo conductor de la misma. Aquí el tío hace patria y chauvinismo del "francés", juas, juas (¿captan el graciosísimo chiste?)
No quiero espachurrar más el cuento. “Las partículas elementales” es una novela triste en su necesidad y demoledora. Incluso conmovedora. La creo perfectamente recomendable. Si tienes cuarenta/cuarenta y tantos/cincuenta, te sientes mal y te gustaría sentirte peor, no lo dudes: Julebé es tu hombre. (Puf, qué malo soy también contando novelas. Perdón.)
Sap. 2003