Editorial del Palacio del Cine
Ir al cine es incomodo, muy incomodo.
Las películas que me interesan no llegan a Granada y las que llegan a Granada no me interesan. Esto mismo lo puede decir cualquier aficionado del 95 por ciento de las ciudades y municipios de España donde aún quedan salas de cine. Hay que esperar a que salgan en video, en VOD, o en las plataformas digitales, lo que requiere unos meses de espera y hace que el interés que tenías por esa película en concreto, haya ya disminuido o desaparecido. Lo absurdo llega al punto que puedes ver en los anuncios de las calles, incluso en periódicos locales, películas que no llegan a estrenarse en tu ciudad, lo cual supone una total falta de coordinación en la campaña de publicidad, el anunciador ni siquiera lo planifica y se gasta el dinero (bueno, el dinero de la distribuidora) en una promoción que en esa ciudad no va a generar ni un céntimo, porque la película no se va a ver. Una película que no se estrena en una ciudad en su momento, no llega nunca a estrenarse en sus salas. Hay algunas que llegan a estrenarse, pero lo hacen en una sola pantalla, en una única función y, por supuesto, a una hora intespestiva.
Una ciudad como Granada, que en los años 70 tenía dos salas de arte y ensayo, el cine-club universitario, el cine-club Don Bosco, una de las mejores pantallas de 70mm de España, donde había sesiones de cine clásico en varias salas que recuperaban películas antiguas, todo antes del video; ahora los cines que quedan en mi ciudad se limitan a proyectar los grandes blockbusters, en todos a la vez y ocupando varias pantallas. En los complejos cinematográficos ponen las mismas películas, que además son las continuaciones de las sagas que ahora están en alza, mezclando unas con otras. produciendo una confusión total para poderlas seguir y distinguir unas de otras, y algunas ya se están pegando el batacazo por uso y abuso.
¿Qué me puede mover a salir de casa, coger el coche (ya quedan pocos sitios que se pueda ir andando), el bombardeo de anuncios antes de empezar, una peli que no me interesa (eso si, en perfectas condiciones), volver a casa, buscar aoarcanmiento y perder 4 horas?. Ya no es cuestión de si el cine es caro, ir al cine es incomodo. Muy incomodo.