Son bellas. Pero en la gala de los Oscar sus apariencias llamaron la atención. Ellas fueron Catherine Z Jones y Anne Hathaway.
La cara de Z. Jones lució extraña, como si sus encuentros con el cirujano hubiesen sido excesivos. Sus pómulos agrandados provocaron que sus ojos se vieran más chicos y sus cejas más levantadas. Catherine lució un vestido dorado con apliques de gaza entallado al cuerpo con cola de sirena.
¿Qué se puso Anne? La bellísima actriz esta noche no aprovechó sus atributos. Lució un vestido blanco con unas pinzas en las lolas que nos obligan a preguntarnos si llevó corpoño. Nada elegante. Su gargantilla fue puesta para atrás y su pelo, muy corto, le dió una apariencia de elfo.
La trayectoria de Robert De Niro le permite hacer lo que le plazca. El actor sabe que va a estar perdonado. Es que el actor fue a la gala de los Oscar sin peinarse. Así y con toda su madurez encima, sigue siendo uno de los hombres más codiciados de Hollywood.
El más "loco" de todos fue Jim Carrey quien dio la nota como lo hizo tiempo atrás Lady Gaga con su vestido de carne. El famoso actor no dudó en ponerse pies gigantes como zapatos para presentarse en la ceremonia. Un toque más que gracioso. Otra de las anécdotas de la noche apuntan a Jennifer Lawrence. Cuando la actriz se disponía a recibir su premio en la categoría a Mejor actriz su vestido la traicionó. Elegante ella, subía las escaleras cunado tropezó y se cayó. "Tengo vergüenza", reconoció al recibir el Oscar.