El Desierto Negro de Egipto se encuentra relativamente cerca del oasis de Bahariya, en la carretera que une este con el Cairo.
En un área bastante extensa, las dunas de arena se dispersan y apelmazan formando pequeñas montañas cubiertas por un manto de piedras de basalto que las tiñe de negro. Resulta muy curiso ver cómo cambia el paisaje, según ganamos kilómetros a la carretera.
Es habitual subir a una de las montañitas para observar el paisaje, y comprobar la composición férrea de las piedras negras, que al chocarlas emiten un sonido metálico.
Lo más frecuente es acceder en vehículo privado (alquilado o de excursión) porque los minibuses, que van o vienen de la capital, no tienen una parada establecida en la zona, como es lógico.
Existe la posibilidad de pernoctar "libremente" en el.
Junto con el paisaje tan característico del Teide, dos lugares preferidos para rodar secuencias marcianas o de fuera de este planeta.