En cada placa hay un número formado por agujas, un cero, dos tres y dos seis o nueve, para formar números que servían para identificar a los prisioneros. Al principio se tatuaba a los prisioneros en el pecho, para posterormente realizarlo en el antebrazo izquierdo.
Se conocía su uso pero estos objetos son extremadamente raros ya que, hasta la fecha, solo el Museo militar de San Petersburgo, tenía el único ejemplar conocido.
Fuente:
El Intransigente