¡Al fin los lectores vamos a tener la otra casa, además del hogar doméstico, donde poder leer y relacionarnos con los productos culturales!
Con esos ánimos llegué a la rueda de prensa con el profesor-filósofo Jostein Gaarder, un afamado escritor noruego especializado en libros para niños y jóvenes, ¡con la filosofía como materia prima!
Bueno, pues con otros colegas entré al novísimo auditorio que casi nos anonada con sus dimensiones y minimalistas decoraciones, para escuchar las palabras de presentación de su nuevo libro "Me pregunto…" editado por Siruela.
Es un pequeño y hermoso librito de unas setenta páginas, de las que la mitad son atractivas ilustraciones del turco-noruego Akin Düzakin, al parecer muy premiado en el país. La estructura del volumen es pues ambivalente: páginas pares con unas frases y las impares y algunas dobles con ilustraciones en color.
Las textuales contienen una treintena de cuestiones o materias en forma de preguntas sin respuestas, que suscitan la reflexión o el ensimismamiento filosófico dirigido a los muchachos a partir de los ocho años. En las láminas que siguen su narración paralela, se ven a uno o dos chicos de esa edad con un perro, moviéndose por el bosque, las playas, el paisaje y algunas casas. Todo muy dulce y melancólico, ensoñador. De cuento.
No pude remediar preguntarle al final del coloquio, el objetivo del libro y porqué, entre las preguntas sobre los universales filosóficos, no se incluían asuntos socioeconómicos, que tanto nos preocupan por la Europa del sur…
¿Si es que en Noruega están tan bien instalados los chicos que allí nos les llega la angustia de las familias en paro, los desahucios, la corrupción y los muchos males que ahora nos acechan y torturan a diario a muchos millones de niños?
Jostein acogió mi queja y aseguró que en el próximo libro incluirá esos temas. Me pareció que, tanto mis colegas como los editores, extrañaron mi intervención.
Pero qué quieren ustedes, España y yo somos así.