Como deciámos ayer…Christian Aguilera. Una segunda entrega abierta con el recuerdo, imprevisto, para Sidney Lumet y que se extiende sobre dos nuevas monografías, una sobre el clásico olvidado Milos Forman, uno de los autores capitales del cine de los 70 y primeros 80, otra sobre un autor del contundente prestigio de Joseph L. Mankiewicz y sobre el cual Aguilera arroja una luz, en no pocos aspectos, sorprendente o que al menos sirve para descubrir aspectos en sombra del mismo. Enchufamos luego las guitarras para movernos entre la tormenta y la calma, azotados y mecidos por el descomunal talento de Neil Young. Parada bloguera para descansar un poco y último tercio con esa verdadera vida nueva que es la novelistica con la publicación, ya mismo, de El enigma Haldane. Todos colocados sobre el césped, balón al verde, pitido inicial, saque atrás y a correr. Empieza la segunda parte:
Antes de retomar el hilo de las cosas donde lo habíamos dejado se impone un breve recuerdo para Sidney Lumet, del cual hablamos brevemente en la primera entrega ¿qué impresiones nos puedes dejar sobre él? ¿Crees que se le puede estar sobredimensionando un poco?
Tuve ocasión de entrevistarlo en 1993 para la preparación del libro La generación de la televisión. Por aquel entonces solo Blake Edwards y Woody Allen mantenían un ritmo de producción tan elevado como Sidney Lumet, una media de película por año. Era un hombre de setenta años con aspecto de tener unos cincuenta y pocos. A diferencia de otros directores, la práctica cinematográfica parecía que le rejuvenecía. Solo puedo expresar mi tristeza por la pérdida de una personalidad del mundo del cine al que los intérpretes adoraban. No he leído una sola línea de un actor o actriz que hablara mal de Sidney Lumet. Respecto a si se ha dimensionado o no, ya sabes que en este país pasamos de un
Junto a Marlon Brando en "Piel de serpiente" (1960)
extremo al otro con una facilidad pasmosa. Pero, en términos generales, diría que Lumet logró realizar doce, catorce películas de gran nivel, algunas aún por descubrir como Daniel (1983). Cualquier director hoy en día firmaría pasar a la posteridad con un par de grandes películas. Lumet se fue, a mi juicio, a la docena larga. No es mal testamento fílmico.
En la pequeña entrada que hice sobre su fallecimiento hablaba en defensa de su sentido del oficio, que si no está perdido lo parece ¿Hay en el Hollywood actual sitio para los artesanos?
Martin Scorsese ha dicho recientemente que con la muerte de Lumet se puede dar por cerrada una etapa del cine norteamericano. En cierta manera, lo comparto. Lumet se aplicó a la manera de un artesano pero eso no va reñido para que, de tanto en tanto, hiciera las películas que quería, aquellas muy ligadas con su conciencia de hombre de izquierdas, progresista. Digamos que hoy en día más que nunca hay muchos que dirigen, pero pocos directores. Y ser director se llega a través del oficio, a base de equivocarte una y otra vez, de experimentar, de enfrentarte en el plató con intérpretes de distinta clase, de rodar, en definitiva.
Hubo varias razones para proponer el libro de Milos Forman a Berenice. Sin duda, es un director que siempre me ha interesado y que vista la ausencia de bibliografía en castellano me lancé a escribir una monografía. Creo que ha habido cierta “pereza” al analizar su obra. Por ejemplo, propuse a la Filmoteca de la Generalitat que coincidiendo con la publicación del libro se hiciera un ciclo y me contestaron que ya habían proyectado algunas de sus películas de la etapa checa y que su etapa norteamericana no les parecía interesante. Me pareció una boutade pero así se las gasta cierta intelectualidad capaz de borrar de un plumazo los aciertos de films de estilos y contextos sociales tan diferentes como Alguien voló sobre el nido del cuco, Amadeus, Man On the Moon o Los fantasmas de Goya. Me acuerdo que para llegar a tiempo de incluir la parte de Los fantasmas de Goya en el libro escribí casi de un tirón quince folios. Es una película de una riqueza extraordinaria, pero fue un fiasco comercial total. Esa es una de las explicaciones, además de la edad de Forman, del porqué ya no ruede.
Después de la experiencia con Valmont, un film a reivindicar, y que personalmente prefiero al de Frears, también pasaron siete años ¿Le hizo pagar Hollywood el fracaso económico de aquel empeño personal en una aplicación práctica de eso de “vales tanto como tú última película”?
Ya en el libro me sorprendio estaa defensa que haces de Los fantasmas de Goya. No la he visto, la verdad, pero le cayeron palos de todos los colores
Creo que el tiempo la dejará en su justo lugar. La considero una obra maestra, muy incomprendida. Después de visitar El Prado en 1984, Forman y Zaentz ya barruntaban la idea de repetir una jugada similar a Amadeus. En todo este tiempo Milos Forman fue madurando distintos conceptos, ideas. Se nota que es un film muy pensado; es como un puzzle de mil piezas que se van encajando a medida que avanza el metraje. Te invito a que la veas teniendo presente que Forman se pasó un montón de años buscando la mejor opción posible. Entonces, intuyo, que lo de la elección de Stellan Skasgård para dar vida a Francisco de Goya, que es uno de mis pintores favoritos, quedará en una mera anécdota. El mejor escribano echa un borrón, ya se sabe.
¿Han perdido definitivamente su sitio desde los 90 directores como él, profesionales del estilo invisible y la narración adulta?
Estos han emigrado a las grandes series que se producen en la televisión. Si tratas de seguir la pista de aquellos directores que hicieron películas interesantes para un público adulto en los noventa la mayoría están ahora mismo en series de televisión para canales privados tipo HBO. Fíjate, por ejemplo, en Keith Gordon, que apuntaba muy buenas maneras con Madre noche, la adaptación de la novela de Kurt Vonnegut, y luego prácticamente desapareció del mapa. Pues, bien, era uno de los directores en nómina de A dos metros bajo tierra. La otra minoría, como Forman, parecen haber optado por un retiro forzoso, salvo que les llegue otro Saul Zaentz de turno…
En la cumbre
Entrando ya en el libro me gusta mucho el análisis que haces de Alguien voló sobre el nido del cuco, tanto su lectura política como la demostración de que es, en realidad, un título absolutamente checo, que Forman toma el material persistente y lo amolda sutilmente a su propia experiencia.
Gracias. Kirk Douglas ya le había propuesto a Forman en una visita a Praga la opción de que leyera el libro de Ken Kesey, que el actor había representado sobre los escenarios con bastante poca fortuna, dicho sea de paso. Por un tema burocrático la novela no le llegó a Forman. La leyó mucho más tarde cuando Michael Douglas era el poseedor de los derechos del libro. Fue una historia rocambolesca pero, la verdad, creo que Forman entendía perfectamente el contenido de aquella historia y ese microcosmos de un psiquiátrico lo aplicaría a su propia experiencia en relación a un país incomunicado al exterior. Alguien voló sobre el nido del cuco representó un film que conectó muy bien con el ideal de aquellos jóvenes europeos de talante progresista que habían vivido o conocido de cerca un sistema dictatorial, represivo, ya sea en carne propia o a partir del relato de las experiencias de familiares, amigos o conocidos.
Antes de enfrentarme a la parte de documentación, sabía, a bote pronto lo ocurrido con el rodaje de Cleopatra, del recorte de metraje de Mujeres en Venecia y poco más. Vamos, que estaba en tu línea de desconocimiento sobre el tema que apuntas. Para poner sobreaviso aquellos que aún no la hayan leído, a El día de los tramposos le faltan treinta minutos de metraje. Mankiewicz nunca dio su brazo a torcer, procurándose la enemistad de productores si era preciso.
Tengo que confesarte que mi relación con él es un tanto ambivalente. Las suyas que me gustan, verdaderamente me entusiasman pero en otras muy célebres me quedo un tanto fuera y otras tantas me dejan frío. A veces tengo la sensación de que escribía tan excepcionalmente bien que terminaba por escribir demasiado.
En el libro expreso, si se quiere entre líneas, que La condesa descalza, por ejemplo, tiene un exceso de diálogos, es una historia demasiado «verbalizada», pero no deja de parecerme un gran film. Entiendo lo que quieres decir pero creo que muy pocos han podido escribir un guión tan inmaculado y proverbial como Eva al
Haces un parada muy jugosa en su carrera inicial/iniciática como guionista y productor desde finales del mudo y a lo largo de los 30. Una etapa de formación profesional muy poco conocida y que, en cierto modo, matiza ese aura de intelectual ajeno al mundillo que ha solido tener.
Mankiewicz formaba parte del Sistema pero sin tener los dos pies dentro, por expresarlo de una manera gráfica. Conocer los aspectos de producción le resultó de suma importancia y no precisamente con películas del montón. Allí está su contribución en la sombra de Las llaves del reino, Historias de Filadelfia o The Woman of the Year. Para la dirección de largometrajes llegó casi con cuarenta años, con una formación a sus espaldas de primer nivel.
La enorme formación de Mankiewicz, su cualidad de verdadero intelectual, ¿fue un lastre en Hollywood para él? ¿Era demasiado lúcido para su propio bien profesional?
Hoy no tendría ninguna opción una personalidad del talante intelectual de Mankiewicz. Por suerte para su época, hubo productores con una exquisita formación, léase Hal Wallis, David O. Selznick o Walter Wanger. Joseph Mankiewicz fue una personalidad respectada, admirada y porqué no decirlo envidiada, que se hacía valer. Como subtitulo en el libro era un “renacentista en Hollywood”.
Reflexionó de una manera muy penetrante sobre su oficio, su mundo y él mismo a través de sus personajes e historias ¿Crees que fue uno de los primeros directores americanos en tener conciencia de autor?
En el fondo de su pensamiento creo que sí se sabía un autor por su doble condición de guionista y director. Es curioso, pero se tiene la tendencia a pensar que un autor debe tratar temas, digamos, elevados. Pues si te fijas bien uno de los temas que desarrolló Mankiewicz a lo largo de su carrera fue el de la venganza. En manos de Michael Winner, al queme consta le tienes un cierto aprecio, podría resultar, en parte, lógico, pero viniendo de Mankiewicz descoloca. Personalmente le encuentro cierta explicación porque para alguien que haya batallado en un mundo tan hostil e ingrato en la defensa de un punto de vista intelectual, el sentimiento de la venganza tarde o temprano aflora.
Me alegra que defiendas y revalorices un trabajo tan monumental como Cleopatra. Convirtió aquel muerto que le cayó encima en la obra maestra de su vida y luego se la machacaron. Me fascina esa dicotomía entre el superespectáculo y la entraña shakesperiana que ha quedado, pero la idea original se me asemeja más a lo que luego haría Welles en Campanadas a
Con Elizabeth Taylor en el medio de "Cleopatra"
medianoche, salvando todo tipo de distancias.
Si me dieran a escoger un solo film de entre un montón para que se pudiera exhibir todo el metraje tal como lo concibió su director me quedaría con Cleopatra. Dicho lo cual, creo que jamás se dará esta circunstancia porque, entre otras consideraciones, faltaría acoplar las pistas sonoras con la música de Alex North. Una lástima porque me parece que se nos ha privado de una obra descomunal en su conjunto. Este apelativo solo lo aplicaría a la primera parte de Cleopatra, no así la segunda que se le nota que habían “podado” una barbaridad. De aquella experiencia Mankiewicz jamás se recuperaría.
Mirando este conjunto de libros ¿crees que siguen alguna pauta? ¿Quizás una mirada sobre autores que está a la vez dentro y fuera del sistema, a independientes en Hollywood con todo lo que eso acarrea de batalla?
Primero soy espectador y luego viene lo demás. Y como espectador siempre espero que me traten como a una persona con un cierto grado de inteligencia. Mankiewicz, Forman, Kubrick, Frankenheimer, Lumet, Mulligan, Penn lo han hecho en películas más o menos afortunadas. Todos ellos fueron personas inteligentes que trabajaron para un medio que puede tener su componente artístico. Para mí la inteligencia es una combinación de talento y sensibilidad. Y, como en cualquier persona que practique un arte ya sea en solitario o en un colectivo, si tienes talento pero careces de sensibilidad eso se nota en una obra, y al revés también. Respecto a la independencia tiene mucho que ver con el sentirte o no con una libertad creativa. Creo que en algún tramo u otro de sus respectivas trayectorias, todos ellos experimentaron esa sensación de libertad creativa.
Todos tiene algo también de adelantados, de clásicos paradójicamente rupturistas
Independientemente de que gusten más o menos sus trabajos, lo que no parece tener discusión es que contribuyeron en el avance del cine entendido como expresión artística. En este sentido, Kubrick me parece un cineasta capital.
Tiene su particularidad porque al enfrentarte a la obra de un músico se barajan conceptos más abstractos. A día de hoy, Neil Young ha compuesto más de quinientas canciones y, a partir de esta cantidad se pueden extraer unas cuantas conclusiones. Obviamente, las letras de las canciones dicen mucho de un autor, pero en el caso de Neil Young se conjuga que es un multiinstrumentista y tiene, para mí, una voz excepcional, singular, llena de matices.
Hay que decir que eres un verdadero fan en primer lugar ¿Cuándo fue tu deslumbramiento con Young y cual es tú Neil Young favorito?
Creo que para la escritura del libro de Young traté de apartarme de la idea que soy un fan de su música y me situé desde una perspectiva analítica, evitando incurrir en un panegírico sobre la integridad de su obra. Con todo ello, la conclusión a la que vuelto a llegar es que Young se sitúa entre los mejores músicos contemporáneos que han abordado el rock en sus infinitas variaciones. Como diría un cantante de flamenco, ha tocado todos los “palos”… del rock, claro.
Entenderás que no me pueda quedar con un disco de Neil Young cuando tiene publicados, ya sea en solitario o en las distintas bandas en las que ha formado parte, más de cuarenta. Pero, de los que reivindico, sin duda, “Silver & Gold” (2000), que retoma esos aires folk que le van como anillo al dedo.
El único heredero posible de Neil Young es el propio Neil Young. Constantemente se está reinventando, un término del que se suele abusar en demasía en el ámbito artístico, pero que en el caso del canadiense es paradigmático. Si me preguntaras sobre lo próximo que va a publicar te diría que no tengo ni idea; es una caja de sorpresas. Esa capacidad que tiene para tocar tantos instrumentos lógicamente le permite ir mutando de un género musical a otro. Existen unos cuantos muliinstrumentistas en el negocio musical, pero nadie, al menos desde mi parecer, con el talento para componer cuando realmente está inspirado como Neil Young. Y su voz, por descontado, que insisto es una de las claves para entender su pervivencia en la música después de cinco décadas.
En el libro te muestras muy pesimista respecto a esto. Yo creo que sigue habiendo muy buenas bandas y solistas, lo que ocurre es que cada vez hay que buscarlos más, son la excepción y no la norma como hasta los 70. En cualquier caso gente como Jeff Tweedy y sus Wilco me parecen a la altura de los grandes.
Todo hay que ponerlo en perspectiva, pero creo que nunca se dará una época, la de los setenta, con tan buenos, excelentes solistas y bandas en algunos casos, en la historia del rock. En cierto modo, Wilco o Counting Crows no dejan de ser herederos de ese modelo musical que se implantó en los años setenta. Para mí, en el último cuarto de siglo las mujeres son las que están haciendo una verdadera “revolución” musical, eso sí, muy silenciosa, porque se habla y escribe más bien poco de ello. Ya se sabe, es un mundo dominado por hombres. Sheryl Crow, Alanis Morisette y algunas otras más “mediáticas” son la punta del iceberg de una auténtica legión de damas de la música que han bordado auténticas joyas de discos. Te podría citar un montón de ellas, como Aimee Mann, Natalie Merchant, K. T. Tunstall, Melody Gardot, Katie Melua…
Decidí incluir Rust Never Sleeps en el apartado audiovisual porque fue uno de los primeros conciertos grabados de Neil Young (con los Crazy Horses) que en verdad tuvieron una repercusión fuera de su círculo de fans. Sin Rust Never Sleeps el apartado audiovisual hubiera quedado un tanto huérfano.
Antes de hablar un poco de lo último que has hecho hay que revelar tú vida “bloguera” en el El mundo de Haldane, que no es sobre cine sino absolutamente personal.
Lo normal es que te etiqueten por las cosas que has hecho. El mundo de Haldane es un “antídoto” a esa visión que pueda tener la gente sobre mí. No dejo de interesarse por un montón de cosas. Después de tres años creo que los internautas que me han ido siguiendo, desde el principio o más tarde, deben pensar: ¿y esta semana de qué narices escribirá? La verdad es que ni yo mismo lo sé a veces minutos antes de ponerme a escribir. Me gusta pensar que El mundo de Haldane representa un refugio para dar a conocer cosas realmente de interés, que escapan por regla general a la “dictadura” de las modas, que trata de poner en valor la obra o la labor de un científico, de un escritor, de un músico, o porqué no de un entrenador de fútbol, que no ocupa las portadas de los media.
¿Es un lugar de urgencia frente a la laboriosidad de los libros?
Después de lidiar diez años con www.cinearchivo.com, un proyecto que no tiene fin, para mí escribir libros es algo liberador y que me relaja. Solo pensar que aquel proyecto tiene fin es todo un “alivio”. El blog lo atribuyo más a permanecer en contacto con la actualidad. Si escribes con asiduidad debes estar al cabo de lo que ocurre en este “Crazy World”.
Es cierto que se ha perdido el término anticipación. De hecho, sigue siendo una corriente de la ciencia-ficción que tuvo su esplendor en los años sesenta y setenta. Nuevamente, me intereso por esa época pero desde la perspectiva de construir una novela de ficción.
Esto si es un gran cambió, entras en la ficción. Una escritura totalmente distinta. ¿Un gran esfuerzo? ¿Cómo fue la elaboración de una novela que encima está planificada para ser continuada
Cuando me preguntan si escribir una novela es fácil o complicado después de haber abordado otro tipo de escritura siempre digo que depende. Escribir una buena novela es muy complicado. En el thriller de anticipación, si se puede llamar así, todo debe tener un equilibrio: personajes, historia, intriga, ritmo… Muchos de lo que ya han leído la novela me dicen: “es una historia que se sigue muy bien, se entiende, te mantiene en tensión”. Objetivo cumplido, si es así. En la sencillez a menudo radica la complejidad. Ha sido fruto de un largo proceso de maduración de un material que necesitaba conectar historias que flotaban en el ambiente pero que no daba cómo se podían unir… hasta que surgió la posibilidad de viajar a distintos lugares de la geografía de Gran Bretaña y, en particular, Escocia, para que todo cobrara sentido. Para no llevar a equívocos a nadie, El enigma Haldane es una obra cerrada, que tiene su principio y su final, pero como bien dices deja la puerta abierta a una continuación. Mi idea es que salga de todo ello una trilogía, no necesariamente siguiendo un orden cronológico por lo que respecta a los personajes que aparecen en El enigma Haldane.
¿Quién es ese John Burdon Sanderson Haldane, científico real que sirve como leitmotiv de la intriga?
Podría ser el McGuffin si nos expresamos en términos cinematográficos, pero hay que leer la novela para saber de su importancia en la misma. La mayoría de personas me preguntan sobre quién es Haldane, pero si hubieran nacido en Inglaterra a finales del siglo XIX o principios del XX no razonarían del mismo modo. En su tiempo, sobre todo en el periodo de entreguerras, fue un divulgador científico muy popular.
Tú mismo hablas de Ira Levin como influencia/referente pero el libro también tiene cosas de Michael Crichton, de Robert Ludlum y, sobre todo de mucho cine de conspiraciones, complots y paranoia al estilo de los 70.
Creo que el elemento más interesante estriba en la idea de la ciencia como religión, como culto absoluto.
Siempre quise crear una novela en que estuviera presente esa premisa que apuntas, la ciencia “huésped” de la religión o a la inversa, a través de la confección de una secta que no siguiera los clichés que tanto ha potenciado el cine. El enigma Haldane me ha dado la posibilidad de desarrollarlo, además de que confluye mi interés por la literatura y la genética. Creo que es el trabajo del que me siento más orgulloso y que estoy convencido que detrás de todo ello habrá una producción cinematográfica. Lo creí después de acabarla. Hasta entonces pensaba en términos exclusivamente literarios.
Al escribir ficción no partes de cero. Como bien dices, hay temas o personajes que te resultan cercanos. Pero eso, si me permites, forma parte del misterio que se debe preservar sobre toda novela que no esté pensada para ser un simple “fast-food”.
Pues creo que es ya hora de cerrar…mil gracias por la paciencia y la colaboración. Cualquier cosa que quieras añadir, es el momento.
Gracias nuevamente a ti. Ha sido un placer. Solo añadiría que teniendo la oportunidad que me has brindado en tu blog, tus internautas se queden con la “copla” de El enigma Haldane, la primera novela de un tipo que ha escrito varios libros de cine. No tardará mucho tiempo, espero, que digan para sí mismos: fulanito es el autor de El enigma Haldane y que también ha escrito libros de cine y fundó www.cinearchivo.com. La visión sobre una persona y lo que haya podido hacer, una vez más, se puede interpretar de formas muy distintas.
Las razones del independiente, doble encuentro con Christian Aguilera. Parte 1ª