Una vez transcurridas 48 horas desde el anuncio de ETA del domingo, tengo que reconocer que estoy profundamente decepcionado.
Decepcionado con ETA, no sólo por la ambigüedad del comunicado, sino por mantener la campaña de chantaje y extorsión a los empresarios. Las actitudes mafiosas como ésta sólo pueden ser entendidas como "acciones ofensivas", por utilizar su lenguaje, y por lo tanto deben cesar ya.
Decepcionado con los medios de comunicación, que salvo raras excepciones, han intentado arrimar el ascua a la sardina de su línea editorial.
Decepcionado con la izquierda abertzale a la que le ha faltado tiempo para pedir su legalización. Yo comparto esta reivindicación y lo seguiré haciendo, pero no me podrá negar nadie que es una excusa más para los que no quieren que nada se mueva y hablan de movimiento táctico para estar presentes en las elecciones.
Y decepcionado, finalmente, con el Gobierno Vasco, que lejos de realizar, aunque sea sin modificar sus tesis, algún gesto que permita consolidar el paso de ETA, se ha limitado a no hacer nada.
Espero que a medida que se apaguen los ecos del comunicado y las formaciones políticas podamos trabajar de manera más discreta, empiece a haber movimientos en otra dirección, soy de los que cree que ésta, puede ser la buena, pero claro, para eso también, habrá que ayudar un poco.