Diana, por nombrar a ella, al igual que a muchas de vosotr@s, no os conozco personalmente, nunca nos hemos visto y quizás nunca lo hagamos. Pero eso no importa para que cuando nos leamos, escribamos, comentemos... nos sintamos unidas por algo que atraviesa las palabras, el ordenador, el espacio, la distancia, el tiempo... Nos sentimos unidas en torno a la maternidad, algo que considero, valiosísimo en la vida de la mujer, fundamental en nuestro crecimiento como personas, motor de cambio y de transformación.
Cada una tenemos nuestra visión particular de la crianza en cada una de nuestras familias (aunque podamos compartir muchos aspectos), pero el propio hecho de la experiencia de la crianza, ya nos invita a sentirnos unidas por un lazo de gran poder. Nunca seremos iguales, nunca compartiremos 100% nuestra visión gracias a la individualidad de nuestro propios caracteres, nunca nos confundiremos unas con otras, pero también es verdad que nunca nos podremos sentir más unidas que a través de la revolución que nos llega a través de la maternidad.
A veces estas mujeres, estas redes de mujeres, las encontramos presencialmente: a través de un grupo de amigas afín, de un grupo de lactancia, de crianza,... pero a veces no puede ser, y no contamos con estas mujeres presencialmente.
La red virtual, los blogs, los foros, las nuevas tecnologías... son un punto de remanso importante y una verdadera revolución femenina de los últimos años. Hay que valorarlos, promoverlos, apoyarlos, difundirlos... siempre que sean de ayuda para cualquier madre. Teniendo en cuenta, que son un valor de nuestro tiempo y un verdadero apoyo real para muchas, que nos lleva a mirar con optimismo hacia el futuro, a ver que son posibles los cambios, que el motor femenino es imparable y que la revolución desde el amor y el respeto es una realidad. Que en muchas ocasiones viene a suplir a la tribu real con la que deberíamos contar, aunque no sea lo mismo.
También es verdad y no olvidemos, que detrás de cada nombre, de cada nick, de cada blog,... hay una madre, una mujer, una hermana, una hija, una cara... Y en ocasiones, se echa de menos no poder llegar a conocer eso más de cerca: no poder tocar a esa persona, no poder dar un abrazo, no poder tener el acceso real a esa persona, con la que te sientes tan próxima emocionalmente, aunque quizás muy lejana en la distancia.
Y aunque este tipo de relaciones no sea completo porque el contacto físico sería maravilloso, lo veo como una red potente que cubre con sus características particulares, algunas de las necesidades femeninas durante la crianza. Desde este espacio particular y propio, gracias a a cada una de estas madres que están involucradas en estas redes.