Empecé a utilizar las redes sociales por obligación al apuntarme al Master de Community Manager que estoy haciendo ahora como parte de mi “vuelta al agua”, y reconozco que me han sorprendido gratamente.
Hasta ahora las veía como un pasatiempo para adolescentes y para gente pelma que le encanta poner al día a todo el mundo de lo que pasa en su vida (que pienso que realmente no interesa a nadie), pero he descubierto que son mucho más que eso. Sobre todo, he visto que aportan mucho más a nivel personal de lo que yo pensaba.
El Blog.
En alguno de los blogs que sigo (no consigo recordar cual, siento no atribuir el mérito a quien corresponda) leí al principio de mi andanza bloguera que una de las cosas positivas de escribir en un blog es que vivías más tu vida (más o menos decía eso). Me pareció una exageración, una idealización absurda, y mira tu por donde que solo 4 meses después estoy totalmente de acuerdo con aquella persona. Me explico. Durante mucho tiempo he pasado por la vida de refilón, sin pensar mucho más allá en cada cosa que hacía, dedicándome a sobrevivir más que a VIVIR. Ahora me encuentro a mi misma analizando las situaciones, fijándome más en los detalles, hilando partes de mi vida… ¡Por si me sirven para el post de la semana que viene! Ya solo por esto le doy un minipunto a escribir un blog. También tiene su parte dura, no te creas. Hay que dedicarle tiempo que quito a otras cosas importantes (dormir 8 horas está sobrevalorado, snif snif), es frustrante que nadie interactúe conmigo (espero que sea una cuestión de tiempo), y alguna cosa más que ahora no viene a cuento.
No es mi red social favorita, pero desde que me relaciono con gente a la que no conozco está mejorando mi percepción de ella. He descubierto que no todo es gente contando dónde ha pasado la tarde o qué ha comido hoy… También hay gente interesante que comparte ideas interesantes. Su uso para compartir proyectos, dar a conocer al gran público cosas importantes me parece increíble. ¡Otro minipunto!
Ha sido mi gran hallazgo y mi mayor sorpresa, lo reconozco. Hasta ahora ni siquiera tenía un perfil creado. Pensaba que la gente solo se dedicaba a decir estupideces ingeniosas que se le pasaban por la cabeza en el momento… ¡Qué error! Sigo a gente que en 140 caracteres dice mucho, que lo dice todo. Te hacen pensar, te sacan una sonrisa, te informan de lo que pasa por el mundo de una manera amena y sobre todo rápida (siempre ando justa de tiempo, así que la velocidad para mi es primordial). ¡Minipunto clarísimo!
Instagram.
Con Instagram tengo una relación amor/odio curiosa. Reconozco que no me interesan demasiado los perfiles ajenos, no soy demasiado voyeur. Incluso podría decir que me da pudor ver fotos de gente que no conozco en su vida personal. Es una tontería, lo sé, pero cada cual tiene sus manías… En cambio cuando empecé a crear contenido para esta red me propuse sacar cada día algo bonito, o que me gustara. Y eso me hace ir por la vida con otros ojos. Voy buscando cosas bonitas. Y quieras que no al cabo del día encuentras varias, desde una flor en manos de mi hija hasta una ola un día de temporal de mar. Y esa búsqueda de la belleza da mucha alegría a mi día a día. Te acabas fijando más en lo bonito que en lo feo. ¡También se merece el minipunto!
Publico también en otras redes sociales (es lo que tiene hacer un master en Social Media, que hay que tener de todo), pero del resto hablaré otro día.
En resumen, me quitan tiempo, me frustran, me agobian… ¡Pero me encantan!