Acabo de terminar de leerlo y me ha hecho comprender más su pianismo, aunque habla por sí solo. Saludado por El Mundo como 'una declamación de amor al piano', por El País como 'divertido y útil' y por ABC como 'mezcla de excelencia y sensibilidad', es todo eso y mucho más.
Muy fácil de leer por lo conciso de los artículos, con perlas sobre muchos temas de interés para pianistas y para músicos en general, como su sentido de las voces interiores ('iluminarse desde dentro'), de la cantabilidad, de la importancia de evocar la orquesta al piano en su riqueza tímbrica, exactitud métrica, amplitud dinámica... del ataque (mejor 'toque', no 'pasar un cuchillo por el teclado'), del equilibrio entre sentimiento y entendimiento ('el caos debe convertirse en orden')...
Recomienda versiones antológicas de algunas obras, aconseja a los jóvenes que compongan, se opone a los manierismos en la interpretación como el virtuosismo barato, los diminuendos, ciertos finales... Defiende la presencia del humor en tantas obras musicales, se muestra muy profundo en su concepción del intérprete, a la par pasión y control.
No estoy de acuerdo con su atribución de poco menos que boutade de las digitaciones de los compases 88 y ss. de Beethoven (intervalos de octava con 2 y 5) en su segunda sonata, primer movimiento. No indican nada más que el modo del compositor de tocarlas, sólo comprensibles en el piano de su época, con tamaños de tecla, calado y peso menores (y una mano no pequeña:)
Muy bueno en la sección que habla de sonido apuntado e imaginado ("partitura") y sobre cómo debería sonar un piano de cola (pág. 99), así como lo que se ha ganado y perdido con el paso de los siglos en la sonoridad de nuestro instrumento, así como el apartado dedicado a la práctica pianística... Soberbias sus declaraciones sobre el silencio o sobre pianos que salen al encuentro del intérprete (aquellos que ayudan al pianista, aquellos high level que parece que tienen sensibilidad propia;)
Para los apasionados de la técnica está el interesante capítulo del sonido (como debe ser, técnica como medio para un fin)
En suma un pianista que se ha cuestionado las reglas profundamente y ha elaborado las suyas propias después de un estudio global y concienzudo del instrumento. Yo creo que sonreía para sí mismo cuando escribía estas palabras, quizá pensando en sí mismo: "el pianista que da a conocer una música nueva importante (...), y que difunde su evangelio, es digno de todas las alabanzas". ;)
Puedes adquirirlo a través del este enlace de Amazon.