Choderlos de Laclos.Las relaciones peligrosas.Ilustraciones de Alejandra Acosta.Traducción de David M. Copé.Sexto Piso Ilustrado. Madrid, 2016.
Con un título que responde mejor al original (Les Liaisions dangereuses) que el usual Las amistades peligrosas, Sexto Piso Ilustrado presenta una bellísima edición ilustrada por Alejandra Acosta de Las relaciones peligrosas, la novela epistolar que Choderlos de Laclos publicó en 1782.
Con una estupenda traducción de David M. Copé, esta nueva edición es una invitación a entrar en ese mundo de los salones aristocráticos de la Francia prerrevolucionaria. Un mundo en el que conviven el refinamiento y la depravación, la teatralización del deseo, la seducción y la crueldad, las mujeres sujeto y las mujeres objeto, la frivolidad y el libertinaje, la seducción y la venganza.
La complicidad y la rivalidad entre el vizconde de Valmont y la marquesa viuda de Merteuil, antiguos amantes, son el motor de estas cartas cómplices en las que el poder de la palabra, los juegos de sociedad y el afán de poder, los celos y las conquistas amorosas dibujan un panorama en el que conviven de forma turbadora lo delicado y lo sórdido, la frialdad de los asedios planeados y la hipocresía galante.
El intercambio epistolar de los dos libertinos evidencia no sólo su competición depravada, sino el contraste entre el cinismo de los dos protagonistas frente a la inocencia de sus víctimas: dos jóvenes que son el foco de las conquistas de Valmont: Mme. de Tournel, de 22 años, que acaba en un convento, y Cecile de Volanges, de 15 años, que viene de otro convento.
Es el contraste entre la maquinación y el sentimiento, entre la apariencia y la realidad, entre los salones y los conventos. Y esas ambivalencias las refleja en sus espléndidas ilustraciones en claroscuro Alejandra Acosta con sus láminas sombrías que indagan en el mundo interior de los personajes a través de sus miradas inquietantes.
Unos personajes que en el texto y en las ilustraciones están rodeados del aura satánica de la provocación y el escándalo que presagia el Romanticismo.
Santos Domínguez