Las religiones y los religiosos: ¿Debemos respetarles?

Publicado el 29 diciembre 2013 por Liberal

Como saben algunos de mis lectores, el otro día se generó una bronca monumental en mi muro de Facebook porque un católico radical me quitó de su lista de “amigos”. Dice que nosotros “ofendemos” los católicos y que no hay derecho a ello. En consecuencia, escribí lo siguiente en el muro de actualizaciones: “Ayer, un católico-romano me quitó de su “lista de amigos” en Facebook, enviándome además un mensaje diciendo que los liberales debemos “respetar la religión” y que en mi hilo la gente “no respeta” a los religiosos católicos como él. Lejos de pedirle disculpas, me reafirmé en lo liberal: nosotros NO le debemos “respeto” a nadie ni a nada que no nos apetezca. ¿Son acaso el catolicismo o el islam, por poner dos ejemplos, dignos de “respeto”? Seamos consecuentes por favor. ¿Qué significa el respeto? El verdadero ejercicio de la libertad es precisamente poder ridiculizar lo ridículo o hasta poder ser ofensivo. Porque no nos engañemos: Una cosa es tolerarles, otra es respetarles. Si nadie espera que respetemos a un pirado que dice “soy un santo porque eso lo dice mi religión”, ¿por qué la gente espera que respetemos a un individuo que cree en un catecismo escrito por hombres hace siglos? No, no pienso respetarles. Se les tolera siempre que no impongan a los demás. Me alegro que mis hilos sirvan para ridiculizar a estos engañabobos.”

Bien. Pues hoy toca desarrollar más esta idea porque uno de los “choques” que se avecinan en estos últimos tiempos que le quedan a las religiones oficialistas va a ser qué relación tendrán con el Estado democrático y qué grado de “toleración” se podrá aplicar. Sin duda, va a ser uno de los grandes debates y la verdad es que esto representa una buena oportunidad para los juristas europeos y norteamericanos, porque se va a desarrollar de manera distinta en ambos continentes.

Desafortunadamente para el pensamiento libre, un gran porcentaje de “liberales” en España dicen ser católicos o “religiosos”. No sería un gran problema si solo se limitaran a decir que son católicos, pues sería equiparable a otro rasgo inofensivo como ser alto, o bajito, rubio, o moreno, negro, o blanco, etc. El problema surge cuando estos defensores del catolicismo exigen que, en el nombre del liberalismo, se les “respete”. Confunden “respeto” con tolerancia y creo que va siendo hora de definir estos conceptos y desacreditar a los articulistas como Francisco Moreno, del Instituto Juan de Mariana, que dice cosas como “El laicismo es una garantía del respeto del Estado a la conciencia individual”.

No, el laicismo no tiene nada que ver con el “respeto del Estado” sino más bien con la “neutralidad” de dicho estado hacia comportamientos que emanan de una creencia individual de carácter espiritual.

El artículo de Moreno es pésimo y mirad lo que dice su primer párrafo completo:

“El laicismo, se nos dice, lejos de ser un arma contra tal o cual religión, es una garantía del respeto del Estado a la conciencia individual y es la base de una convivencia respetuosa con todas las creencias. Impecable su formulación teórica; veamos las obras de sus acólitos.”

¿Se nos dice? ¿Quiénes lo dicen, señor Moreno? ¿El laicismo es una religión? ¿Cómo es que tiene acólitos entonces?

Moreno procede entonces a denunciar supuestos delitos que cometieron las brigadas antipapistas. Dice así en su homilía velada:

“La Puerta del Sol acabó siendo, empero, escenario de comisiones de delitos en cascada contra los pacíficos católicos allí reunidos. Sufrieron amenazas, vejaciones, insultos y agresiones, entre otros. Todo ese matonismo despreciable quedará impune pese a sus denuncias. El actual y exquisito Ministerio del Interior afirmó que investigaría si hubo excesos policiales contra los ciudadanos que protestaron contra la excesiva presencia de la JMJ en la calle.”

Es verdad que en España, desgraciadamente para la libertad, está prohibido en el Código Penal “ofender los sentimientos religiosos”. Es una ley absurda, liberticida y equiparable a algunas leyes en países musulmanes en los que se prohíbe “ofender al Islam”.

Pero eso no es realmente lo importante aquí, sino el hecho de que un autodenominado “liberal” como Moreno, miembro del Instituto Juan de Mariana en Madrid, justifique denunciar a estas personas. Ningún liberal en España ha denunciado esta actitud fascistoide de Moreno. Si Moreno fuése realmente liberal, denunciaría las leyes en España que prohíben a manifestantes insultar para mostrar su desagrado hacia tal o cual ideología. Y, habrá que ver a qué llama “amenazas” el señor Moreno. Porque yo estuve en esas manifestaciones y no oí a nadie amenazar con violencia a los papistas. Sí se les insultó y eso no me parece mal en absoluto, porque lo que no es digno de “respeto”, puede someterse a insultos. En cuanto a las “vejaciones”, es lo que llaman a las fotos ridiculizando al ex-Papa Benedicto y sus ACÓLITOS (ahora sí podemos usar la palabra correctamente, señor Moreno), hecho que se da en cualquier país libre, incluído EEUU donde se puede poner a parir a cualquiera en una manifestación y gracias a la Primera Enmienda de la Constitución Federal, el ciudadano es intocable cuando se expresa.

Ese hecho no le parece interesar a gente como Moreno, pues en realidad ni son liberales ni les interesa la libertad real – lo que les interesa es el frentismo “anti” izquierdas. No les importa que en ese frentismo, tienen que lógicamente defender a instituciones que nada tienen que ver con la libertad del ser humano, como por ejemplo la Iglesia Católica.

Tolerancia

La tolerancia no es lo mismo al “respeto”. La toleración supone o presupone mejor dicho, nuestro desagrado. En el interés de la libertad, se “tolera” la manifestación de las religiones como el Islam, el catolicismo o la presbiteriana, pero nadie debe tener obligación de “respetar” a nadie. Son dos cosas distintas.Yo no me sentiría raro ni ofendido si un católico me insulta por ser protestante. Como liberal, pediría que insulte más en la manifestación porque esa es su libertad.

La tolerancia supone que NO podemos ser “indiferentes” hacia lo que no nos gusta. Nadie dice “tolero a mis vecinos gays y moros porque soy indiferente”. Se usa “tolerar” cuando se quiere mostrar desagrado o cierto rechazo. Obviamente, en muchos casos, la “indiferencia” sería preferible antes que la tolerancia: mejor que la gente fuera “indiferente” hacia la orientación sexual de un desconocido, antes que decir “bueno les tolero”, o ser indiferente cuando se insulta a un católico, pero ya me váis entendiendo.

El liberal Locke fue uno de los primeros filósofos a la hora de defender la tolerancia, aunque los liberales aquí deberíamos matizar su tolerancia universalista porque creo que es justo dcir que Locke no podía imaginarse hasta qué nivel las entidades privadas en nuestras sociedades modernas y capitalistas pueden ser mucho más sofisticadas a la hora de inculcar creencias y coaccionar activamente con el poder de la cartera. La pasividad histórica de la gente demuestra que los estados sí pueden inculcar creencias, hasta creencias peligrosamente falsas.

Falsos liberales como Francisco Moreno no se quedan contentos con la toleración hacia católicos. Exigen “respeto”, como él mismo deja caer en su artículo (aunque sea por su ignorancia de las definiciones).

Todos somos iguales cuando se trata de nuestra capacidad para creer una mentira sin dar los pasos necesarios para aprender. Pero eso no implica nada más allá de la tolerancia: mientras que tu auto-engaño no haga daño a nadie, a mí no me interesa que te cuelgues un Rosario por el cuello o tengas un rancio crucifijo en tu habitación. Tampoco nos debería importar si una persona “busca el sentido a la vida y en su conciencia”, a pesar de que esto pueda conducir a que sientas asco hacia determinados colectivos o tus sentimientos te lleven a pensar que los homosexuales “destruyen” a las familias tradicionales.

Somos parecidos en muchas facultades, pero nos debería parecer raro eso de otorgarle un sentido respetable a esos ejercicios deficientes de nuestras facultades que vaya más allá de la tolerancia.

Los buenos gobiernos liberales, por supuesto, tienen obligaciones diversas pero una de ellas debe ser la tolerancia hacia aquellas prácticas que merecen esa tolerancia. Pero esto se complica cuando, además, las personas, usando el pretexto de sus conciencias personales, piden no tener que cumplir ciertas leyes aplicables a los demás.

Piensa por ejemplo en el caso de EEUU, donde decenas y decenas de asociaciones se hacen llamar “religiosas” para evitar los impuestos e inscribirse como asociaciones sin “ánimo de lucro”.

La libertad confesional no puede, jamás, ser utilizada como licencia para desobedecer las leyes aplicables a una mayoría democrática. Cuando un funcionario público se niega a casar a personas del mismo sexo en España o EEUU, por ejemplo, alegando “motivos religiosos”, o “su libertad”, jamás se le debe permitir salirse con la suya. Ningún empleado público, financiado con el dinero de TODOS los contribuyentes, debe negarle una libertad a un ciudadano. Si tan “en contra” están realmente de casar a gays, ¿por qué entonces nada dicen sobre los contribuyentes gays que también pagan su sueldo? ¿Pero este cachondeo qué es? O sea, “no te caso porque eres marica”, pero, “tu dinero sí me lo meto en el bolsillo”, porque ahí sí no miro la sexualidad. ¡Hipócritas!

Los calvinistas por lo menos suelen ser más consecuentes: lo dejan a la conciencia individual eso de trabajar como funcionario pero si eligen lo público, asumen las consecuencias y no se quejan.

O, tomemos otro ejemplo: ¿Quién aquí de los lectores aceptaría que un funcionario musulmán en España dijera que se niega a atender a ciudadanas, porque son mujeres? Los católicos pondrían el grito en el cielo si un funcionario musulmán se negara a hablar con una mujer sin velo. ¿Por qué entonces se creen que merecen más respeto a sus creencias que un moro musulmán? Pues porque son hipócritas.

El “ser religioso” NO te da licencia especial para librarte de las normas aplicables a todos los demás sufridos ciudadanos. La libertad religiosa no es la libertad para hacer lo que te dé la gana y que encima te lo respeten, ni tampoco la libertad para redactar tu propia oferta laboral personalizada, o vestirte como quieras en un papel en el que los demás llevan uniformes.

Lee, infórmate por favor. Aprende lo que significa la democracia, la libertad y el pluralismo real, y la tolerancia (que no respeto).

Por último, queda también otra cuestión pendiente:

¿Por qué las religiones merecen más “respeto” jurídico que creencias “no” religiosas? Por ejemplo, ¿por qué las preferencias de un católico o de un musulmán en la ley están por encima de otro tipo de creencias? Tóma el ejemplo de los vegetarianos. Ningún juez se tomaría en serio a un vegetariano trabajando en un supermercado que se negara a vender carne en su puesto de trabajo. Por eso pienso que, al menos en este sentido, Europa está más adelantada que EEUU porque en Europa, en la protección de las libertades, se habla de “religión y/o CREENCIAS” mientras que en EEUU solo se habla de preferencias religiosas. Esto significa que como Europa ha ampliado más la definición, se ha tenido que equilibrar más y son mucho más exigentes cuando los ciudadanos alegan “motivos religiosos” para escaquearse de una ley.

En EEUU, pasa lo contrario: decenas de niños no son escolarizados porque sus padres no “creen” en el colegio (ni el público ni el privado), los Amish no tienen que ir a la guerra aún cuando sea absolutamente vital (ojalá que nunca llegue a eso), y los prisioneros judíos y musulmanes pueden ser excarcelados en sus días festivos.

Los juristas en América deben reconsiderar más estas cuestiones.