Nuestro primer repaso a las series españolas del año se detiene en los principales estrenos de enero y febrero, que en general han sido bastante irregulares tanto en resultado crítico como de audiencias. 2022 no comienza demasiado bien para la ficción nacional, que se estrella con algunas de las apuestas más importantes y que parece demasiado, especialmente de RTVE y, en menor medida, de Telecinco. Destacan el buen rendimiento de Mentiras (Atresmedia, 2020-) en su emisión lineal después de haber pasado dos años de su estreno en la plataforma, y la primera producción de ficción española de Starzplay.
En línea con la producción de series documentales dedicadas a figuras destacadas de la reciente historia musical de España, que tienen cierto aire de nostalgia retro, Raphaelismo (Movistar+, 2022) continúa el camino de Lola (Movistar+, 2021), pero también de otras series en el terreno de la ficción como Bosé (Paramount+, 2022), centrada en la figura de Miguel Bosé, que intentará revalidar el éxito de las telenovelas Selena. La serie (Netflix, 2020-2021) y Luis Miguel. La serie (Netflix, 2018-2021). El documental sobre Raphael está producido por Dadá Films & Entertainment, productora fundada en 2017 por Charlie Arnaiz y Alberto Ortega, que son también los directores, y que tienen tras sí una nominación al Goya a Mejor Documental por Anatomía de un dandy (Charlie Arnaiz, Alberto Ortega, 2020) y también produjeron la película El mundo fuera (Charlie Arnaiz, Óscar García Blesa, Alberto Ortega, 2020), que recogía videos de aficionados a la música de Alejandro Sanz enviados durante el confinamiento. Raphaelismo juega sobre seguro porque cuenta con la colaboración del propio Raphael y de toda su familia, además de entrevistar a muchos de sus colaboradores y algunos de sus seguidores. En cierta manera, este proyecto colaborativo crea una red de seguridad sobre lo que se cuenta, un control sobre la narrativa escrita por Luis Sánchez-Polack y Casandra Valdés que en otros casos como el de Francisco Umbral en Anatomía de un dandy permitía una mayor libertad para afrontar con profundidad la personalidad controvertida del protagonista. Pero a su favor hay que decir que Raphael no evita mencionar algunos de los momentos más duros de su carrera, que vista en retrospectiva podría considerarse un camino sembrado de éxitos. La retirada debido a la presión cuando se encontraba en su momento de mayor auge internacional, la depresión, la enfermedad... forman parte del relato de un cantante que abrió las puertas del extranjero a la música hecha en España.
Tampoco se evitan temas como la orientación sexual del artista, puesta en duda a veces a pesar de llevar casado cincuenta años con Natalia Figueroa, pero a la que su amaneramiento en el escenario y las letras de algunas canciones escritas por Manuel Alejandro como "Digan lo que digan", de la película Digan lo que digan (Mario Camus, 1967) o "Qué sabe nadie" (1981) alimentaban con cierta ambigüedad. Como se contaba en Lola (Movistar, 2021), la apertura del país después de la muerte de Franco supuso también para Raphael la etiqueta de cantante franquista, y ahí es donde quizás el documental sufre las consecuencias de un excesivo control de la narrativa. Mientras que a Lola Flores se la define sin problemas como una artista de mentalidad conservadora aunque absolutamente libre como mujer, y se dedica un fragmento extenso a la imagen de las folclóricas como referentes del régimen dictatorial, en el caso de Raphael se evitan los posicionamientos políticos, se pasa rápidamente y se habla del artista apolítico (si se puede ser apolítico en medio de una dictadura). Falta aún una película que aborde la utilización de los artistasque hizo el régimen de Franco para mostrar una supuesta apertura al exterior, y cómo especialmente los músicos se dejaron querer por la dictadura en favor del crecimiento de sus carreras profesionales.
En otros aspectos Raphaelismo es más interesante en cuanto reflejo de un cantante que ha traspasado nuestras fronteras, desde su histórica actuación en el madison Square Garden de Nueva York en 1969 hasta el reciente y exitoso concierto en el Carnegie Hall en 2019, y que ha sabido adaptarse y renacer en varias ocasiones. Hay también, como las hay en Lola, algunas entrevistas que aportan poco como la de David Bisbal, otras de auténticas "raphaelistas" como Alaska (que parece ser presencia habitual en estos documentales) o Carlos Areces, y de algunos nombres que han formado parte del último renacimiento del cantante, como el director de cine Álex de la Iglesia o el joven músico Lucas Vidal. Pero Raphaelismo tiene sobre todo un personaje secundario sin el que esta serie documental no tendría la misma envoltura: el compositor jerezano Manuel Alejandro, imagen viva de la música española a sus recién cumplidos noventa años, con una memoria extraordinaria para recordar anécdotas, responsable de los éxitos de varias generaciones de cantantes españoles, y figura inseparable de la carrera artística de Raphael.
Podría parecer extraño hablar de una serie como Mentiras (Atresmedia, 2020-) después de dos años de su estreno en la plataforma digital ATRESplayer Premium, pero su reciente emisión en la televisión lineal de Antena 3 con unas audiencias espectaculares la convierten en un fenómeno extraordinario en la evolución televisiva reciente. Porque lo habitual es que series que no funcionan en las emisiones lineales tengan una segunda vida en las plataformas digitales, pero no que ocurra lo contrario. Los seis episodios de esta serie protagonizada por Ángela Cremonte y Javier Rey han logrado traspasar la barrera del millón y medio de espectadores, alcanzando su máximo en el último episodio, con casi dos millones, cifras que están muy por encima de otros estrenos recientes como Sequía (RTVE, 2022-) que solo superó el millón en su primer capítulo, y casi a la altura del drama criminal Entrevías (Tele5, 2022-), la gran apuesta de ficción nacional de Telecinco en un año particularmente negativo en cuanto a audiencias para los canales de Mediaset. Hay que tener en cuenta la diferencia de espectadores entre las plataformas digitales de los canales tradicionales y sus emisiones lineales. ATRESplayer Premium cerraba la primera mitad de 2021 con 437.000 suscriptores, por lo que el éxito de la serie en lineal ha triplicado su posible visionado en la plataforma (no existen cifras oficiales).
Mentiras tiene como creador a Curro Novallas, responsable de series como Traición (RTVE, 2017-2018) y Alta mar (Netflix, 2019-2020) y productor ejecutivo de Los protegidos. El regreso (Atresmedia, 2021), que ejerce también como co-director junto a Norberto López Amado. Se trata de una adaptación bastante fiel de la serie británica Liar (ITV, 2017-2020) que escribieron Harry Williams y Jack Williams en un momento de auge del movimiento Metoo, que logró una mayor difusión del uso del hashtag #metoo en redes sociales a raíz de las acusaciones de abusos al productor de Hollywood Harvey Weinstein en 2017. En este contexto, los hermanos Williams crearon una historia que plantea una reflexión sobre los puntos de vista en un caso de abuso sexual en el que solo se cuenta con la palabra de la víctima. Protagonizada por Joanne Froggatt e Ioan Gruffudd, la serie tuvo dos temporadas, la segunda de las cuales se estrenó en 2020, el mismo año que llegó a ATRESplayer Premium la adaptación española. Esta sigue con bastante fidelidad la primera temporada original, lo que supone quizás uno de sus mayores problemas, ya que abunda en los problemas que surgían en la historia original, cuyo planteamiento inicial da paso a partir del final del episodio No sirve de nada (T1E3) a una convencional trama criminal en que en buena medida dinamita los aspectos reflexivos de la propuesta en torno a los abusos. Los cambios en la versión española contribuyen a hacer aún más absurda la historia, dándole un protagonismo innecesario a Amal (Sofía Oria), la novia de Sergio (Victor Duplá), el hijo de Xavier (Javier Rey), o sustituyendo un tranquilizante que consigue Laura (Joanne Froggatt) en la versión original, por una pistola que pretende usar Laura (Ángela Cremonte) en la versión española. Mentiras no solo cae en los mismos errores que Liar (los dos episodios finales son particularmente absurdos en ambas series) sino que en cierta medida profundiza aún más en ellos. Hasta la fecha, no hay confirmación de que la serie tenga un segunda temporada, aunque la versión británica sí contaba con una nueva historia protagonizada también por Joanne Froggatt.
La última propuesta de Pau Freixas, responsable de series de éxito como Polseres vermelles (Filmin, 2011-2013), que ha tenido adaptaciones en Francia, Italia o Estados Unidos, y Benvinguts a la familia (TV3, 2018-2019) se presentaba en enero como una de las series españolas más esperadas. Todos mienten (Movistar+, 2022) toma su título de una frase de Sherlock Holmes y precisamente se sostiene sobre un argumento contado en forma de puzzle que se desata a partir de la publicación en las redes sociales de un encuentro sexual entre Macarena (Irene Arcos) y su alumno adolescente Iván (Lucas Nabor). La acción transcurre en Belmonte, una urbanización costera del Mediterráneo que recuerda al escenario y la dinámica de Big little lies (HBO, 2017-2019), donde hay una convivencia familiar entre los vecinos que sin embargo se sostiene en mentiras y secretos ocultos. El video sexual desmorona la aparente estabilidad de los habitantes y amigos, descubriendo en cada episodio algunos de estos secretos mientras se intenta averiguar quién es el autor de un crimen.
La serie está dirigida por el propio Pau Freixas con ritmo y un entramado de líneas narrativas que funciona en los primeros episodios, pero que conforme se desarrolla la serie va revelándose como insustancial, descentrándose de la trama principal en ocasiones para ir componiendo otros enfoques que aportan poco o nada. Que una serie de seis episodios parezca demasiado larga es sintomático de su incapacidad para mantener el nivel que consigue en los dos o tres primeros episodios, perdiéndose al final en ramificaciones innecesarias. Incluso el envidiable reparto formado por actores y actrices notables está desequilibrado, entre solventes interpretaciones como la de Irene Arcos, Juan Diego Botto y Ernesto Alterio, cuyo personaje defiende con maestría a pesar de que va perdiendo entidad paulatinamente, algunas otras de gran profesionalidad como Leonardo Sbaraglia y Jorge Bosch, y otras realmente flojas como Natalia Verbeke o Miren Ibarguren. Eva Santolaria, pareja de Pau Freixas, recibe en la serie créditos como guionista, aunque en realidad ejerce como editora de guiones, y el director le regala el único personaje que tiene un monólogo de ocho minutos en el Episodio 5, aunque lamentablemente no consigue transmitir ninguna emoción.
También era muy esperada la serie Feria. La luz más oscura (Netflix, 2022-), creada por Agustín Martínez, autor de La caza. Monteperdido (RTVE, 2019-2021) y Carlos Montero, responsable de los éxitos de Élite (Netflix, 2018-2019) y El desorden que dejas (Netflix, 2020). Se trata de un thriller sobrenatural que conecta las sectas con la Guerra Civil, creando un submundo que plantea la confrontación entre la luz y la oscuridad, la vida y la muerte, lo real y lo irrreal, a raíz de la desaparición de los padres de las dos protagonistas, Sofía (Carla Campra) y Eva (Ana Tomeno) y el descubrimiento de un grupo de cadáveres en una antigua mina abandonada. El escenario de una cueva que funciona como una entrada a otro mundo recuerda demasiado a la excelente serie alemana Dark (Netflix, 2017-2020) pero la construcción de esta doble realidad es mucho más endeble, más rebuscada y menos inquietante. La acción se desarrolla en Feria, un pueblo imaginario de Andalucía que en realidad es la hermosa población gaditana de Zahara de la Sierra, que forma parte de la Ruta de los pueblos blancos de Cádiz, y que realmente es un escenario que aúna belleza y misterio.
Pero la búsqueda de la inquietud, incluso del terror en la serie se pierde en un guión absurdo y en un incompetente trabajo de dirección a cargo de Jorge Dorado y Carles Torrens que no sabe extraer la intriga de esta historia sobre la fe ciega, y mucho menos parece interesado en dar solvencia a los actores, especialmente en el caso de las dos jóvenes protagonistas que, no siendo estrictamente debutantes, parecen realmente perdidas en sus personajes. Tampoco ayuda un estructura que ciertamente perjudica a la serie, especialmente cuando en El Templo (T1E4), que se desarrolla casi por completo en 1975, cerca de la muerte de Franco, se desvela buena parte del misterio que se ha ido construyendo en los tres episodios anteriores, y el resto de la serie juega más en el terreno de lo sobrenatural, pero sin que el suspense funcione adecuadamente. La propuesta de Feria. La luz más oscura es tan atractiva al principio como fallida al final, zancadilleada constantemente por decisiones de guión absurdas e innecesarias. La serie está producida por Filmax, veterana empresa catalana de producción y distribución que también es responsable de Todos mienten, y que se ha recuperado en los últimos años de las consecuencias de la crisis económica. En 2010 entró incluso en concurso de acreedores, teniendo que deshacerse de parte de sus compañías.
Tra estrenarse en ATRESplayer Premium en noviembre de 2021, la segunda temporada de Toy boy (Atresmedia/Netflix, 2019-) se ha incorporado en febrero a la plataforma Netflix, aunque con escasa promoción, y eso que se trata de una de las series españolas que mejor funcionan (esta misma semana se encontraba todavía en el Top 10 en 43 países). Producida por Plano a Plano, fundada por César Benítez en 2014, él mismo ejerce como creador junto a Juan Carlos Cueto y Rocío Martínez Llano. Entre los tres son responsables de algunos de los éxitos más relevantes de la ficción en España, desde El internado (Antena 3, 2007-2010) hasta Águila roja (RTVE, 2009-2016) pasando por El príncipe (Telecinco, 2014-2016) y Valeria (Netflix, 2020-) y han sabido construir una propuesta de thriller erótico que ofrece lo que se espera, especialmente enfocada en la cosificación masculina en respuesta a la habitual cosificación femenina que se encuentra en las producciones de corte erótico. Sería deseable, en todo caso, una mejor construcción de la narrativa y unos personajes menos estereotipados.Aunque Netflix apostó por esta segunda temporada compartiendo presupuesto con Atresmedia, sorprende la escasa publicidad que ha realizado, quizás por el hecho de ser segunda pantalla de difusión después de ATRESplayer Premium, e incluso no está confirmada la puesta en marcha de una tercera temporada que los creadores, a tenor del final de ésta, parecen tener clara. Si Toy boy no se ha caracterizado por un nivel interpretativo especialmente alto, aunque en su reparto tenga nombres tan solventes como Cristina Castaño, Pedro Casablanc y María Pujalte, esta segunda temporada consigue rebajar aún más el nivel con la incorporación de Álex González y Maxi Iglesias, pero en realidad no es lo que más importa en una serie creada para consumo rápido, desarrollada siguiendo el esquema de los thriller eróticos de los años ochenta y noventa, y que en esta segunda parte, aun manteniendo la estructura de bailes eróticos (algo repetitivos) y escenas de sexo light (aún más repetitivas), ha tenido que adaptarse a un formato más cercano a Netflix que a ATRESplayer, reduciendo su propuesta de trece a ocho episodios de una hora, lo que realmente beneficia al desarrollo de la historia. El director de la primera temporada, Iñaki Mercero, es sustituido en esta por Javier Quintas, director de producciones de Álex Pina como La casa de papel (Netflix, 2017-2021) o Sky rojo (Netflix, 2021), que se ha encargado de todos los episodios excepto de dos de ellos, dirigidos por Laura M. Campos, directora habitual de Plano a Plano. La gran apuesta de RTVE para principios de año ha sido Sequía (RTVE-RTP, 2022), thriller hispano-portugués creado por Joaquín Llamas, que comenzó sus emisiones lineales con un aceptable 9% de share (1.277.000 espectadores) y siendo la emisión más vista en diferido del mes de enero a través de RTVE Play, consiguiendo llegar a 415.000 visionados. Pero conforme se ha desarrollado ha sufrido duramente la competencia de Entrevías (Telecinco, 2022-), perdiendo más de medio millón de espectadores, lo que finalmente ha provocado que RTVE precipitara el final de la serie emitiendo dos episodios por día y reprogramando sus dos últimos episodios hasta el late night del jueves (aunque no se han emitido debido a la programación especial por la guerra en Ucrania), aunque sí se han "preestrenado" a través de RTVE Play. La trayectoria de la serie en Portugal, donde se ha emitido en la televisión pública RTP casi simultáneamente con España con el título de Crimes submersos (Crímenes sumergidos), ha sido parecida. El primer episodio tuvo un aceptable 7,3% de share (347.700 espectadores) que ha ido bajando gradualmente hasta el mínimo del 4,1% (161.400 espectadores). En este sentido, la tendencia es significativa y se pueden extraer las mismas conclusiones: es una serie que ha despertado interés pero que no ha conseguido retener a la audiencia.
Sequía traza un thriller en torno a dos cuerpos encontrados en el pequeño pueblo sumergido de Campomediano, en la frontera hispano-portuguesa que emerge debido a la falta de agua de un pantano, involucrando a la familia Barbosa, que controla la energía hidroeléctrica que se extrae del embalse. La investigación policial es llevada a cabo por la inspectora española Daniela Yanes (Elena Rivera) y el policía portugués Hélder (Marco D'Almeida), que se enfrentan a una cadena de mentiras y secretos en las que se mezclan los intereses políticos con las relaciones familiares. El reparto se completa con actores y actrices españoles como Rodolfo Sancho, Miguel Ángel Muñoz y Miryam Gallego, y portugueses como Guilherme Filipe, Margarida Marinho y Rita Loureiro. La primera producción creada por Joaquín Llamas, que hasta el momento había ejercido solo como director de series como Tierra de lobos (Telecinco, 2010-2014) o Caronte (Telecinco, 2020-), quiere tener un cierto aire del nordic noir en cuanto al equilibrio entre el mantenimiento de un misterio y el interés en profundizar en cómo afecta el crimen a los diferentes personajes, lo cual es una propuesta interesante en tanto que huye de la trama típica del whodunit (quién lo hizo), pero que no consigue del todo su propósito, y su interés por los personajes acaba por ralentizar el ritmo de la historia. La trama se desarrolla en la actualidad, pero conecta con hechos del pasado, aunque al final no está claro si se centra más en la trama principal que en las subtramas protagonizadas por los diferentes personajes. Hay cierta confusión en el desarrollo de la historia con secundarios que entran y salen de escena sin aparente lógica, como el periodista Óscar Santos (Miguel Ángel Muñoz), y tampoco ayuda un trabajo de dirección que se alternan el propio Joaquín Llamas y Oriel Ferrer, que no sabe sacar partido del ritmo y las escenas de acción. Quizás el hecho de que parte de la serie esté hablada en portugués puede ser una de las razones por las que ha ido perdiendo un perfil de espectadores que no está acostumbrado a los subtítulos. La plataforma Starzplay se ha aliado con Pantaya, un servicio de transmisión en español para Estados Unidos, para realizar coproducciones desde el mercado hispano que tengan una proyección internacional. Ambas plataformas pertenecen, de hecho, a la productora norteamericana Lionsgate y el acuerdo ha dado lugar a producciones como la chilena Señorita 89 (Starzplay, 2022), de Lucía Puenzo, que se estrena esta misma semana. En España, a su vez, se han unido a The Mediapro Studio para estrenar la primera producción realizada en nuestro país, Express (Starzplay, 2022-), creada por Iván Escobar, responsable de El barco (Antena 3, 2011-2013), Vis a vis (Fox, 2015-2019) y su nefasta continuación Vis a vis: El oasis (Fox, 2020). Se da la circunstancia de que Iván Escobar comenzó su carrera como guionista trabajando para Daniel Écija y Álex Pina en sus series Los Serrano (Telecinco, 2003-2008) y Los hombres de Paco (Antena 3, 2005-2010), que el año pasado se intentó recuperar sin demasiado éxito, formando así una especie de triunvirato de creadores que han marcado el desarrollo de la ficción española en las últimas décadas, desde los canales tradicionales lineales hasta la llegada de las plataformas digitales.
De hecho, Express tiene varios puntos en común con Vis a vis, no solo porque compartan a la actriz malagueña Maggie Civantos como protagonista, sino porque se construye en torno a un personaje femenino central marcado por un trauma y por ciertos tics de ritmo y concepción visual que ya resultan conocidos. Bárbara Vázquez (Maggie Civantos) es una psicóloga criminalista que trabaja junto a su exmarido, el inspector de policía Santa Varela (Esteban Meloni), realizando perfiles de secuestradores que sirvan para resolver casos de secuestros exprés, una forma de rapto extendida sobre todo en países latinoamericanos como México, y que ella misma sufrió hace unos años. El trauma ha desestabilizado su relación con sus dos hijas, hasta que recibe la oportunidad de trabajar para una compañía de seguros que pondrá todos los medios a su alcance y un equipo de colaboradores heterogéneo para resolver este tipo de delitos. La propuesta se desarrolla como un thriller policíaco que consigue en los primeros episodios un ritmo frenético, con un estilo cercano al cómic que recuerda a Vis a vis: El oasis o Sky rojo (Netflix, 2021), pero que se va centrando paulatinamente en los aspectos familiares de la protagonista, especialmente a partir de El papel higiénico (T1E5), en el que estalla un conflicto provocado por su hija Gus (Alba Plana). Express se desequilibra en su intención de ser un procedimental con cierto tono irónico que utiliza el sentido del humor para describir las relaciones entre los personajes, especialmente en el caso de Santiago (Vicente Romero), pero al mismo tiempo tratando de huir de los arquetipos de este tipo de producciones, lo que no consigue del todo, especialmente en la creación de ese grupo que investiga los secuestros que, en realidad, está lleno de personajes arquetípicos, aunque algunos de ellos destaquen especialmente como Maribel (Ana Marzoa), una mujer ciega que ha desarrollado el oído de forma especial. De hecho, en esta mezcla de elementos entre la inestabilidad personal y familiar de la protagonista y la investigación procedimental de cada episodio, es en la que surgen los principales problemas, tratando de utilizar elementos típicos de las producciones internacionales (el propio título es un anglicismo) y al mismo tiempo tener una personalidad característica de nuestro país. Hay un batiburrillo de referencias, ritmos y tramas que acaba siendo desordenado, entre lo que pretende ser y lo que consigue finalmente, y en el que se pierden las reflexiones sobre nuestro estilo de vida abocado a la rapidez, a la actividad acelerada, a la fecha de caducidad constante que marca cada momento.
Señorita 89 se estrena en Starzplay el 27 de febrero.
Anatomía de un dandy se puede ver en Filmin.El mundo fuera y Caronte se pueden ver en Prime Video. Digan lo que digan se puede ver en FlixOlé.Liar se puede ver en HBO Max. Tierra de lobos se puede ver en Mitele.El barco se puede ver en Atresplayer Pemium y Netflix. Vis a vis se puede ver en Netflix y Prime Video. Los Serrano se puede ver en Mitele y Prime Video. Los hombres de Paco se puede ver en Atresplayer Premium y HBO Max.