La producción española no ha destacado especialmente, con decepciones como Maricón perdido (Movistar+, 2021-), demasiado pretenciosa para acabar cayendo en los tópicos de siempre, Paraíso (Movistar+, 2021-), un ejercicio de nostalgia y fantasía mediocre y La reina del pueblo (Atresmedia, 2021-), con su humor estilo Paco Martínez Soria, aunque hablaremos más detenidamente de ellas en nuestro tercer post dedicado a las series españolas.
Como es habitual en este listado, no solo destacamos series estrenadas en España, sino también algunas inéditas que llegarán a nuestro país próximamente.Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.The Handmaid's tale - Temp. 4 ****Hulu/HBO, 29 de abril-16 de junioCreada por Bruce MillerBasada en la novela de Margaret Atwood Dirigida por Colin Watkinson, Elisabeth Moss, Christina Choe, Richard Shepard, Liz GarbusLa cuarta temporada de El cuento de la criada es en cierta manera lo que debería haber sido la tercera, que para muchos resultó repetitiva y decepcionante. El drama desarrollado por Bruce Miller, y que inició en la temporada anterior un camino independiente de la historia original de Margaret Atwood en la que se basaba, consigue por fin establecer una línea dramática que, continuando el concepto original, propone ya su propio lenguaje y un arco narrativo para June que eleva el interés muy por encima de lo que había conseguido anteriormente. Es cierto que el grado de excelencia de las dos primeras temporadas no se ha alcanzado pero, siendo una serie que ha alargado demasiado su trayectoria, consigue momentos sobresalientes. La temporada se divide en dos partes bien diferenciadas. En la primera hay una continuación de elementos ya conocidos y parece incidir en la narrativa habitual, desarrollándose entre Gilead y la zona libre de Canadá. Es en cierto modo más de lo mismo, envuelto en ese excelente concepto visual que ha caracterizado a la serie, aunque nos ofrece sin embargo un episodio, The crossing (T4E3), que refleja con absoluta precisión la puesta en escena característica de la serie. Uno de los tres dirigidos por la propia actriz protagonista, Elisabeth Moss, representa lo que ha convertido a El cuento de la criada en una propuesta de calidad, un trabajo espléndido en el que la directora toma decisiones que favorecen a la actriz, un tour de force casi diríamos que estrictamente "pandémico" (pocos personajes en espacios cerrados) que demuestra el talento visual de Elisabeth Moss, que tendrá continuación en el episodio que dirigirá para la miniserie The shining girls (Apple tv+, 2022). El confinamiento provocado por el coronavirus ha afectado notablemente al rodaje de la temporada, incluso recortando algunas líneas narrativas de personajes como Emily, tal como afirmaba Bruce Miller en Variety. Pero es en la segunda parte, a partir de Vows (T4E6), cuando la temporada se adentra en terrenos más interesantes, explorando los conceptos del trauma, la justicia, el odio y la venganza. De nuevo corresponde a Elisabeth Moss dirigir el episodio más representativo, Testimony (T4E8), que es también un ejercicio de fuerza emocional interior y un trabajo magnífico detrás y delante de la cámara, que continúa en Progress (T4E9), en el que la actriz/directora utiliza la composición de Max Richter "On the nature on daylight", a la que le une un recorrido constante. Ella fue la protagonista del cortometraje de relanzamiento del tema en 2018 y también ha sido un compañero musical durante la serie, como mostraba en My Handmaid's Playlist (2017) con los temas que la inspiraron para el personaje. Hay dos escenas que representan emocionalmente el viaje interior de la protagonista: esa despedida de Nick (Max Minghella) con la frase "intenta ser feliz" (T4E9), que transmite una cierta ironía porque sabemos que el concepto de felicidad ya hace tiempo que desapareció de la vida de June (¿es felicidad lo que consigue el personaje al final de la temporada?); y el momento en el que contempla a través de la ventana la relación de Luke (O-T Fangbele) con su hija, una escena que mira desde el exterior, porque de alguna forma June ya ha iniciado un viaje sin retorno que la sitúa más cerca de Gilead que de la libertad. Con una final muy #metoo, la serie aborda ahora terrenos complejos de cara a la quinta temporada, especialmente en la relación entre Serena y June: "nolite te bastardes carborundorum" ("no dejes que los bastardos te aplasten").
En los primeros episodios de la serie pesa cierto parecido con Better things (FX, 2016-), que también explora la maternidad soltera en la madurez, pero poco a poco Pørni va encontrando su propio camino que tiene más relación con la idea de familia y que sabe, quizás de ahí provenga su espectacular éxito, describir con acierto la idiosincrasia de los noruegos, sus contradicciones y sus miedos en el terreno de las relaciones emocionales. También aborda con humor algunas cuestiones complejas como la mala imagen que tienen los servicios sociales (Pørni trabaja como asistenta tomando decisiones sobre el futuro de los hijos de parejas con dificultades para criarlos). De alguna forma ella contribuye a la separación de familias mientras al mismo tiempo realiza un esfuerzo sobrehumano por mantener a la suya unida.
Con críticas muy positivas, Pørni ha conseguido encontrar a un sector de la audiencia que ha abrazado una serie inteligente en el desarrollo de un personaje al que interpreta la propia Henriette Steenstrup, consiguiendo momentos de comedia dramática excelentes, como en la escena del coro en el episodio You'll never walk alone (T1E6), que resulta conmovedora y divertida al mismo tiempo. Viaplay la ha definido como una de sus series con mayor éxito, aunque como suele suceder con las plataformas de streaming, la información requiere de un alto grado de confianza, ya que Viaplay no es transparente en sus cifras de visionado, excepto cuando le interesa. La producción se beneficia de un buen equipo técnico encabezado por Gunnar Vikene como director conceptual, que ha trabajado en series de resonancia internacional como Occupied (Viaplay, 2015-) y el productor Bård Fjulsrud, director creativo de la productora Monster, responsable de series como Nobel (NRK, 2016).Pero Steve Pemberton y Reece Shearsmith, creadores y protagonistas, han demostrado que aún tienen cosas interesantes que contar en una temporada que se mueve entre episodios notables y otros más irregulares, pero siempre con una calidad en la escritura que parece inagotable. Personalmente, siempre me han parecido mejor construidos los episodios centrados en dos o tres personajes, interpretados por los propios actores, y menos logrados los que involucran a un reparto más amplio. En esta temporada, tienen menos consistencia Wuthering Heist (T6E1), que parece evocar a la banda de La casa de papel (Netflix, 2017-2021), solo que utilizando máscaras de la Commedia dell'arte, y jugando con la ruptura de la cuarta pared; y Last night of the Proms (T6E6), que se pierde en una propuesta más local cuyo trasfondo se entiende menos si no se conocen los entresijos de esta costumbre típicamente británica centrada en la última noche de los Proms de la BBC, una serie de conciertos de música clásica, que en esa noche sin embargo adquiere un tono más festivo.
Sin embargo, son los episodios típicamente característicos de la serie (pocos personajes y una historia que descubre sus secretos lentamente) los que mejor funcionan, como el mencionado Simon says (T6E2), el muy hitchcockiano Lip service (T6E3), magnífico en la construcción del suspense, o Hurry up and wait (T6E4), una vuelta de tuerca al realismo obrero de Ken Loach, que precisamente tiene como invitado especial a Adrian Dunbar, el superintendente Hastings de Line of duty, interpretándose a sí mismo y bromeando sobre su encasillamiento en personajes de policía. Y sobre todo ese cuento oscuro, muy Edgar Allan Poe, que es How do you plead? (T6E5), con la presencia majestuosa de Derek Jacobi.
Pero al margen de unos guiones bien construidos, es importante el trabajo de dirección que en esta temporada se sostiene principalmente en el español Guillem Morales, que fue uno de los primeros en hacerse cargo de la serie desde su segunda temporada. En 2017 (T3) dirigió cinco episodios, en 2018 no participó en la serie y regresó en 2020 (T5) y 2021 (T6) para realizar cuatro de los seis episodios. Aunque la pretensión de Steve Pemberton y Reece Shearsmith cuando se inició la serie era la de dirigir también, finalmente han encontrado un perfecto alter ego visual en el director español. Después de 20 años, Inside Nº 9 mantiene la frescura del principio, es inteligente, entretenida y contiene tantas referencias cinematográficas y televisivas que resulta una delicia tratar de identificarlas. Camino de convertirse en toda una institución en la televisión británica, la BBC ya ha encargado una séptima temporada, pero Pemberton y Shearsmith tienen la ilusión de llegar al menos a la temporada nueve, que cerraría el círculo en torno a su propio título.
También es la contradicción (o no) entre la comedia como un entretenimiento fácil, sin complicaciones, o una propuesta más personal, en la que la comedianta rompa la superficie de la risa cómoda para profundizar más en su propia historia. Jean Smart, que también es una de las responsables de la magnificencia de Mare of Easttown (HBO, 2021-), construye un personaje sarcástico y al mismo tiempo frágil, poniendo las cosas muy difíciles a cualquier actriz que aspire al Emmy este año (entre ellas, Kate Winslet). Pero en Eva es donde encontramos una mayor complejidad, sobre todo a partir del punto de inflexión que supone Falling (T1E5) que al mismo tiempo describe las contradicciones de una ciudad superficial como Las Vegas y coloca al personaje en un camino sin retorno, de crecimiento personal que también implica una ambición dispuesta a hacer sacrificios. A partir de ese episodio Hacks se va elevando hasta convertirse en una historia de perfecta ejecución, que muestra dos reflejos diferentes de sus protagonistas que igual las acercan que las alejan.
La serie también se beneficia de buenos personajes secundarios que abordan subtramas que alimentan el tono de comedia, como Marcus (magnífico Carl Clemons-Hopkins), el COO reconvertido en CEO de los negocios de Deborah, o Kayla (maravillosa Megan Stalter), la secretaria del agente de Deborah que literalmente se roba el show en algunas secuencias. Aunque no está confirmada oficialmente, parece claro que la serie tendrá continuación porque ahora mismo es la mejor comedia que tiene HBO, que en España ha decidido guardarla como uno de los grandes estrenos que coincidan con el lanzamiento de HBO Max en otoño.
Por otro lado, la protagonista Amina (Anjana Vasan) tiene una vis cómica maravillosa, es una especie de Mr. Bean musulmana a la que todo le sale mal y cuya meta es llevar una vida tradicional con un esposo e hijos, pero que encontrará una forma de liberación personal a través de esta banda de mujeres musulmanas totalmente atípica. La serie nació como un cortometraje para el programa de humor de Channel 4 Comedy Blaps, que es prácticamente el primero de los seis episodios, Play something (T1E1), y posteriormente Nida Manzoor, guionista británica de origen paquistaní, recibió el encargo de realizar una temporada completa, a la que se incorporó la plataforma norteamericana Peacock como coproductora.
Es especialmente interesante el trasfondo crítico, no hacia la situación de la mujer musulmana, sino hacia la representación que se hace de la mujer musulmana, como si no pudiera ser extrovertida, divertida o ridícula, dedicándole un episodio, Represent (T1E5). Y que se reconstruye también en ese amplio y dispar conjunto de jóvenes que forman parte de la banda Lady Parts: Saira, cantante y guitarrista, que trabaja en una carnicería halal; Ayesha, baterista, que conduce un coche Uber aguantando las salidas de tono de sus clientes borrachos; Bisma, la bajista, que es dibujante y publica un cómic titulado "The killing period", que tiene lugar en un presente alternativo distópico en el que las mujeres se convierten en asesinas cuando tienen el período; y Momtaz, la mánager, encargada de la difusión en las redes sociales, a la que nunca vemos el rostro porque viste un Niqab, el velo islámico que cubre toda la cara menos los ojos, y que trabaja en una tienda de lencería. We are Lady Parts tiene un tono alegre, optimista, fresco y divertido que acaba siendo un entretenimiento muy recomendable.
En este contexto, Cómo la cocina afroamericana transformó Estados Unidos (Netflix, 2021-) es una propuesta diferente que utiliza las recetas originarias de los esclavos para ofrecer una mirada antropológica en torno a la forma en que éstos llevaron a Estados Unidos la tradición culinaria de África. En cierta manera, se puede decir que no se trata solo de un programa sobre cocina, sino que construye un relato histórico de la esclavitud gracias al cual descubrimos algunas cuestiones sorprendentes. El episodio Our roots (T1E1), por ejemplo, se desarrolla en Benín, el país africano desde donde procedía la mayor parte de los esclavos que los propios jefes africanos capturaban para los holandeses e ingleses que los trasladaban a América. Limítrofe con Nigeria, formó parte de lo que se denominó la Costa de los Esclavos, lo que hoy en día es conocido como la Costa de Guinea.
Pero el resto de los cuatro episodios de la serie muestra los lugares en los que se desarrolló la esclavitud en Estados Unidos, y efectivamente encontramos hechos poco conocidos, como que dos de los primeros chefs del país fueron Hercules Posey, esclavo de George Washington, y James Hemings, esclavo de Thomas Jefferson. La esposa del primer presidente de los Estados Unidos, Martha Washington, publicó un libro de recetas que se sospecha que en realidad eran recetas del chef Hercules Posey. La cocina de los esclavos no solamente provenía de sus raíces africanas sino que elaboró nuevas recetas a partir de la comida que tiraban los blancos, lo que paradójicamente se ha convertido en la base de la tradición culinaria de Estados como Carolina del Sur y Texas. pero aún permanecen las huellas del racismo: en el episodio Our founding chefs (T1E3), dos cocineros que recrean las cenas que preparaban Hercules Posey y James Hemings confirman que tuvieron cierto rechazo por parte de algunos clientes a ese recordatorio de la esclavitud sostenida por los padres de la Constitución.
La serie está basada en el libro "High on the Hog: A culinary journey from Africa to America" (2011), de la escritora e investigadora Jessica B. Harris, que acompaña al presentador en el primer episodio. Y este es uno de los puntos débiles de la serie porque Stephen Satterfield, que sirve de anfitrión en este viaje culinario e histórico, no tiene demasiado carisma delante de las cámaras y a veces resulta poco expresivo, aunque su catarsis emocional en el primer episodio cuando visita la misma tierra que pisaron sus antepasados esclavos es ciertamente conmovedora. Cómo la cocina afroamericana transformó Estados Unidos es una serie documental que ofrece una visión histórica de la esclavitud que está bien documentada, y que sin duda resulta muy recomendable no solo para los amantes de la cocina.
La erupción del volcán Katla un año antes ha convertido a sus alrededores en lugares prácticamente inhabitables en los que permanecen varias familias, pero que sufre constantemente tormentas de ceniza provocadas por la constante emisión de humo que proviene del volcán. Las cenizas también parecen devolver a personas que habían desaparecido, siguiendo la tradición nórdica y germana del doppelgänger, una especie de doble fantasmagórico de una persona, que según la leyenda es un preludio de la llegada inminente de la muerte. La historia por tanto se sitúa en un terreno cercano al género de fantasmas, pero ofreciendo una visión menos terrorífica y más dramática.
Katla (Netflix, 2021-) nos recuerda en su elegante representación del regreso a la vida, a la excelente serie francesa Les revenants (Canal+, 2012-2015), haciendo que estos doppelgänger no supongan una amenaza directa, pero sí confronten a los "originales" ante sus propias identidades. Plantea también reflexiones interesantes sobre quienes conviven con ellos: el regreso de la mujer joven con la que se mantuvo una relación hace veinte años, la versión sana de la esposa enferma, el regreso de los gestos de cariño en una relación de crisis de pareja... Baltasar Kormákur va desgranando estas apariciones y los conflictos que provocan en una narración inteligente que sin embargo a mitad de la temporada ya ha descubierto sus resortes principales.
Desde el punto de vista visual la serie, que se rodó en estudio debido a la pandemia del coronavirus, tiene una calidad extraordinaria, consigue una ambientación oscura y misteriosa en medio de la negrura del paisaje cubierto de ceniza y del espeso humo del volcán (muchas imágenes provienen de la reciente erupción en la región islandesa de Geldingadalir, cuya actividad se puede ver en directo en tiempo real). Esta atmósfera inquietante está subrayada por una extraordinaria banda sonora compuesta por Hönig Egilsson, componente de la banda de música electrónica GusGus. Aunque encontramos grandes actores veteranos como Ingvar Sigurdsson, que recientemente protagonizó la película Un blanco, blanco día (Hlynur Pálmason, 2019), son curiosamente los actores jóvenes y debutantes los que consiguen interpretaciones más intensas, como el caso de la popular cantante Guðrún Ýr Eyfjörð, conocida en el mundo de la música como GDRN, que interpreta a Gríma, pero sobre todo del joven Hlynur Harđarson, que encarna al doppelgänger más inquietante de todos, el niño Mikael, cuya trama es una de las mejores de la serie. El creador de la serie, Baltasar Kormákur, tiene una línea narrativa que incluye varias temporadas, y aunque Netflix aún no ha confirmado la continuación, sería una sorpresa que no lo hiciera.
Este hijo, sin embargo, no solamente no es aceptado porque supone un obstáculo hacia esa independencia que aspiraba a lograr, sino también porque le recuerda un pasado que Cassandra dejó atrás hace tiempo. "Para de me chamar de pai!" (T1E2) es el título del segundo episodio, el sentimiento que refleja la necesidad de ser reconocida como mujer frente a la transfobia que se muestra en el personaje de Leide. Lo mejor de esta miniserie de cinco episodios y una duración total de dos horas y media es la construcción de unos personajes que se sienten reales, especialmente en el caso de los tres protagonistas, pero también en la relación complicada de Cassandra con Ivaldo (Thomas Aquino), un hombre casado.
Manhãs de Septembro tiene la virtud de reflejar la complejidad de un personaje transexual en un entorno de transfobia "amable" (una taquillera le dice a Cassandra: "Si no fuera por la voz pasarías por una mujer de verdad"), y que se centra más en la relación entre la protagonista y su hijo. Rodada entre São Paulo y Montevideo (el equipo se trasladó a Uruguay debido a la pandemia), se beneficia de un buen trabajo de la debutante Liniker, cantante brasileña que ha trasladado a la música su influencia en los jóvenes que enfrentan la discriminación de género, lanzando temas como "Flutua" (2017) junto a Johnny Hooker, que se convirtió en un himno por la libertad sexual ("estoy cansado de esconderme / Somos dos hombres y nada más"). Su personaje no es fácil, ya que interpreta a una mujer que está a la defensiva, poco amable, seria, que se aleja de la representación habitual de los transexuales. Mañanas de septiembre ha sido una de las sorpresas de estos meses, con su sencillez y su deliciosa descripción de las relaciones personales a través de la representación de la visibilidad de género.
La serie documental es una producción de FX que se transmitió en Hulu originalmente en Estados Unidos, pero a España ha llegado a través del canal Star de Disney+, y aunque se supone que es el formato más "adulto" de la plataforma, no evita caer en las contradicciones hipócritas de la compañía. Resulta irónico que, cuando en el episodio 1970s: The vanguard struggle (T1E1) se habla de Barbara Hammer como una cineasta que utilizó el cine experimental para mostrar la sexualidad femenina, las imágenes de sus cortometrajes estén censuradas, con los genitales tapados, lo que representa justamente el conservadurismo contra el que quería reivindicarse a través de sus películas. Esta censura, sin embargo, reafirma la contundencia provocadora de directoras como Barbara Hammer.
El episodio más interesante, por su excelente trabajo de montaje y su propuesta narrativa, es 1980s: Underground (T1E4), dirigido por Anthony Caronna y Alexander Smith, que aborda una de las épocas más difíciles de la representación de la homosexualidad frente a la sociedad, con la estigmatización del SIDA, pero también con la cohesión como comunidad que luchó contra la política criminal del gobierno y las farmacéuticas. Pero destaca sobre todo por descubrirnos el trabajo de Nelson Sullivan, que desde 1981 decidió grabar continuamente su vida con una pequeña cámara de super8. Esta secuencias, unas 1500 horas en total, fueron grabadas por Nelson Sullivan hasta 1989, año en el que falleció a los 41 años debido a un ataque cardíaco, y permanecen como el material de archivo más completo de la comunidad gay en el Nueva York de los años ochenta, hasta el punto que la Universidad de Nueva York decidió preservar las cintas. Parte de estos videos se pueden visionar en el canal de YouTube 5ninthavenueproject.
En el último episodio, 2000s: Y2Gay (T1E6), se aborda la actualidad del activismo LGTBI+, que debe estar alerta ante una tendencia populista y conservadora (la prohibición de la inclusión de referencias no heterosexuales en las escuelas, promovida por Hungría recientemente, son las mismas que se utilizaban en Estados Unidos en los años sesenta). Pero también se aborda la realidad de una sociedad binaria en la que, sin embargo, cada vez hay una mayor respuesta hacia la necesidad de eliminar las barreras de los géneros y las conductas sexuales. Irregular en su cohesión narrativa, algo dispersa en su formato y como siempre muy centrada en el activismo exclusivamente norteamericano, la serie sin embargo ofrece una interesante introducción hacia aquellas personalidades que sacrificaron la comodidad de sus vidas para iniciar el camino hacia la libertad y el respeto.
Aunque el resultado general de esta serie antológica formada por historias independientes no es satisfactorio, resulta especialmente destacable el episodio Stuart (T1E7), que posiblemente es una de las mejores representaciones del confinamiento y las consecuencias del coronavirus en las relaciones humanas, sin hacer una referencia explícita, que hemos visto a lo largo de este año y medio en el que han proliferado acercamientos mucho menos logrados. Solos (Amazon, 2021) es una serie creada por David Weil, creador de Hunters (Amazon, 2020-) y del próximo estreno Invasión (Apple TV+, 2021-), que nació precisamente a raíz del confinamiento y la situación de distanciamiento social provocada por el coronavirus. Pero en vez de tratar el tema directamente, construyó una serie de historias distópicas que reflejan una mirada algo pesimista sobre la conexión (y la desconexión) entre los seres humanos.
Estructurada a partir de diálogos en los que sin embargo solo está presente un actor o actriz, la propuesta cuenta con intérpretes destacados como Anne Hathaway, Anthony Mackie, Helen Mirren, Uzo Aduba, Nicole Beharie y Constance Wu, que protagonizan cada uno de los episodios, pero no consigue trascender más allá de la anécdota, con una cierta atmósfera de un futuro cercano que nos recuerda a Black mirror (Netflix, 2011-) pero cuyos textos resultan poco estimulantes. Podríamos destacar algunas historias como Peg (T1E3), que habla de cómo nuestro destino está marcado por las decisiones (acertadas o erróneas) que tomamos en un momento determinado, o Sasha (T1E4), la más directamente relacionada con el confinamiento, que muestra cómo una situación excepcional se puede convertir en una obsesión.
Pero Stuart (T1E7) es el episodio más logrado, el mejor construido a partir de una historia que sirve además como conexión con el resto de las historias (es difícil encontrar en las series antológicas un final que realmente aporte cohesión al conjunto). Protagonizado por Dan Stevens y Morgan Freeman, se diferencia de los demás por la presencia de dos personajes que dialogan, y establece una reflexión sobre la memoria, el olvido provocado por el Alzheimer, el sentimiento de culpa y el distanciamiento social. Aunque no está mencionado, se acerca con inteligencia a las consecuencias que una situación de confinamiento puede provocar, llevándolo hasta el extremo de la necesidad de borrar los recuerdos para conseguir un equilibrio emocional. El episodio consigue que, aunque no hable directamente del coronavirus, el subtexto esté continuamente haciendo referencia a muchas experiencias comunes que hemos tenido durante todo este tiempo, conectando con la distancia social, el confinamiento, la imposibilidad de despedirse de los seres queridos, la falta de contacto emocional... Es una historia compleja, conmovedora y certera.