Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.
Paramount+, 19 de diciembre-27 de febrero
Escrita por Taylor Sheridan
Dirigida por Taylor Sheridan, Ben Richardson, Christina Alexandra VorosLa primera precuela de Yellowstone (Paramount+, 2018-) nos traslada a los antepasados de John Dutton, el patriarca de la popular serie, a través del recorrido que hizo su familia hasta Montana, donde se asentaron e iniciaron su imperio de varias generaciones. Pero 1883 (Paramount+, 2021-) permite a Taylor Sheridan abordar de forma directa el género western, que en buena medida se había dibujado en varios de sus proyectos cinematográficos como Sicario (Denis Villeneuve, 2015) o Comanchería (David McKenzie, 2016). La serie sin embargo no es estrictamente dependiente del universo de Yellowstone, más bien incluye algunas referencias que los seguidores de la serie pueden reconocer pero ofreciendo una historia totalmente independiente sobre los colonos del viejo Oeste, aunque mantiene, si no intensifica, esa mirada melancólica hacia un estilo clásico de narración. De hecho, uno de los principales referentes de esta propuesta es la miniserie Lonesome dove. La gran aventura (CBS, 1989) que protagonizaron Robert Duvall y Tommy Lee Jones, como dos ex-rangers que inician un viaje hasta Montana en busca de ganado. Los personajes principales de Shea (Sam Elliott) y Thomas (LaMonica Garrett) son también dos ex-soldados que sirven de guías a un grupo de colonos holandeses y alemanes a través de las grandes llanuras del Oeste, a los que se unen James Dutton (Tim McGraw) junto a su familia.
Pero la decisión de que la narradora de este trayecto sea Elsa Dutton (Isabel May) es posiblemente una de las más discutibles, porque se entiende que se quiera ofrecer el punto de vista más inocente, incluso más romántico frente a la violencia que se irá mostrando a lo largo del viaje (Elsa nació el 9 de abril de 1865, el mismo día que se produjo la batalla de Appomattox, que supuso el final de la Guerra Civil americana). El problema es que Taylor Sheridan no tiene tanta precisión en los personajes femeninos como en los masculinos, y aunque en este caso muestra a una joven de espíritu libre, rebelde con el papel que se le otorga a las mujeres en el viejo Oeste, los textos de la voz en off resultan algo remilgados y en algunos casos pueriles. Y aunque es cierto que se trata de transmitir los pensamientos de una joven de dieciocho años, hay una sensación de languidez muchos menos interesante que el retrato que se hace de los vaqueros, e incluso de la propia madre de Elsa, Margaret Dutton (Faith Hill), un personaje más trabajado en esa fuerte personalidad aun manteniéndose dentro del estatus establecido.
Pero 1883 es, ante todo, un excelente western que muestra con crudeza los peligros y la violencia de una época en la que la vida tenía un precio no demasiado alto, en el que el viaje de los colonos se ve constantemente amenazado por los peligros de la naturaleza, en el intenso episodio The crossing (T1E3), en el que se muestra la desolación de la pérdida de una forma muy emocionante, pero también por los ladrones y las tribus indígenas. Se ha discutido, como no podía ser menos, la representación que se hace de los indios en la serie, acusándola de ser revisionista, pero ya en Yellowstone había una conexión entre la familia Dutton y las tribus indígenas, una especie de respeto mutuo en el que se sobreentiende que ha existido una ocupación fraudulenta de las tierras. Como afirma Águila Manchada (Graham Greene) en This is not your heaven (T1E10): "Debes saber que dentro de siete generaciones mi pueblo se levantará y recuperará sus tierras", estableciendo el primer compromiso entre los indios y los Dutton que se mantendrá siempre. La historia escrita por Taylor Sheridan es una visión melancólica, violenta y triste de la colonización del viejo Oeste, un western clásico que conmueve en el retrato de personajes abocados a la desesperación, como el complejo Shea, un impresionante Sam Elliott, que representa el comienzo de la desaparición de una forma de vida y una época, para bien y para mal, como cuando un oficial del ejército le habla del ferrocarril como sustituto de esas largas travesías en carreta, que es lo que magistralmente conecta el espíritu de esta precuela con Yellowstone. Sam Elliott calificaba la película nominada al Oscar El poder del perro (Jane Campion, 2021), como "una película de mierda" en una entrevista en el podcast WTF que presenta el actor Marc Maron: "Están todo el tiempo hablando de homosexualidad en esta jodida película. ¿Dónde está el western en este western?". Hay algunos cameos de lujo como los de Billy Bob Thornton, Tom Hanks, Graham Greene, que protagonizó Bailando con lobos (Kevin Costner, 1990) y el propio Taylor Sheridan, que también interpreta un personaje secundario en Yellowstone. Y, como en ésta, la extraordinaria banda sonora de Brian Tyler, acompañado por Breton Vivian, aporta la magnificencia pero también la melancolía de una época pasada, con un 1883 Theme deudor del estilo de John Barry.
Aunque Paramount+ ha anunciado que quiere una segunda temporada de 1883, convertido en el mejor estreno de una serie desde 2015, Taylor Sheridan ha afirmado en algunas entrevistas que él quería contar una historia cerrada y no está demasiado interesado en continuarla donde se quedó, sino en afrontar otra precuela titulada 1932 (Paramount+, 2023-) que mostraría a la familia Dutton en la época de la Gran Depresión. En España, tanto la serie matriz Yellowstone como el resto de sus precuelas y spin-off se están reservando para el lanzamiento de SkyShowtime, que incluirá todos los contenidos de Peacock y Paramount+.
Filmin, 11 de enero
Escrita por Ed Whitmore
Dirigida por Marc EvansEstrenada en España en diciembre de 2020, Manhunt (Filmin, 2019) fue un sorprendentemente sólido policíaco que se basaba en las experiencias reales del inspector jefe Colin Sutton, que a lo largo de su carrera resolvió con éxito más de 30 casos relevantes en la reciente historia policial británica. Aunque no es habitual que las series basadas en crímenes reales tengan una segunda temporada, el éxito de esta producción para ITV, que no alcanzaba cifras de audiencia parecidas desde Broadchurch (ITV, 2013-2017), ha llevado a una nueva entrega que está basada en otro de los casos más relevantes resueltos por el investigador. Entre 1992 y 2009 un atacante había cometido asaltos a casas de personas de avanzada edad abusando de ellas, convirtiéndose en el acosador nocturno más peligroso de Londres durante 17 años. Colin Sutton, ya retirado, fue reclamado para ayudar en la investigación ante la falta de resultados, y comenzó así la denominada Operación Mainstead, que estaba encabezada por el DCI Simon Grant, pero coordinada por Sutton, y que finalmente llevaría a la detención del acosador. El inspector jefe jubilado aplicó una táctica parecida a la que había utilizado en el caso de Levi Bellfield, que se relata en la primera temporada, desechando las pruebas de ADN que eran la base de la investigación hasta ese momento y desplegando un grupo de 70 oficiales que vigilaban la zona en la que solía actuar el acosador. Este aspecto hace que la narración se enfoque en los problemas presupuestarios de la policía y la descoordinación de los diferentes cuerpos de seguridad.
Manhunt: The night stalker (Filmin, 2021) se centra más en el trabajo policial, no tanto en el enfrentamiento entre el criminal y el investigador, siguiendo la línea marcada en la primera temporada, y que tiene algunos paralelismos con The investigation (Movistar+, 2021), la serie danesa que se enfoca en la labor policial de oficina más que en las escenas de acción. De igual manera, Colin Sutton (Martin Clunes) no actúa a pie de calle, y cuando se muestra alguna persecución policial la vemos desde el punto de vista del inspector en el centro de mando, lo que aprovecha bien el director Marc Evans, que repite tras la primera temporada, para reforzar la tensión y el suspense, porque coloca al espectador en una posición en la que no dispone de toda la información de lo que está ocurriendo. El actor Martin Clunes se arriesgó en la primera parte de la serie a abandonar su habitual y cómodo terreno de la comedia para introducirse en un personaje más serio, menos expresivo, consiguiendo un trabajo notable. Pero hay en la serie un aspecto esencial que la diferencia, y que destaca especialmente el trabajo del guionista Ed Whitmore, que es la introducción del elemento humano de las víctimas. La fragilidad de éstas, principalmente ancianos y ancianas que eran asaltados dentro de sus propias casas, está bien reflejada en secuencias en las que podemos ver aspectos de ese hogar atacado, pero también en la propia incredulidad sobre su situación. Uno de los ataques está mostrado desde el punto de vista de la habitante de la casa, en una escena que es casi de terror, mientras que en otro de ellos se muestra la vergüenza que un anciano siente por reconocer que ha sido abusado sexualmente. Este aspecto humano se incorpora a la propia investigación, junto a la frustración de la policía por no conseguir atrapar al acosador, y hace que la serie tenga una personalidad propia, e incluso convierte a esta segunda temporada en una propuesta muy superior a la primera.
HBO Max, 13 de enero-17 de febrero
Escrita por James Gunn
Dirigida por James Gunn, Jody Hill, Rosemary Rodríguez, Brad Anderson
Mientras Marvel/Disney crea su propio multiverso a través de series que se sienten como subtramas estiradas, y que tan solo con Bruja Escarlata y Visión (Disney+, 2021-) ha aportado cierta entidad autónoma, DC/Warner propone también una relectura de su particular universo heróico desarrollando spin-offs que se alimentan de y al mismo tiempo alimentan a las producciones cinematográficas. Pero se agradece que una de las primeras apuestas provenga de El escuadrón suicida (James Gunn, 2021), revisión gamberra de la muy endeble Escuadrón Suicida (David Ayer, 2016), que curiosamente tuvo malas críticas de profesionales y fans pero consiguió mejores resultados en taquilla que la versión posterior. Se trata de El Pacificador (HBO Max, 2022-), de la que se ha anunciado la confirmación de una segunda temporada, que tiene como protagonista a un personaje que no acabó bien en la película, pero que recupera sus habilidades (en realidad, no demasiadas) para reivindicar su condición de superhéroe. La serie demuestra una vez más que son mucho más robustas las propuestas que encuentran un camino propio en medio del canon de estos universos narrativos que las que se adhieren a él conectándose de forma tan completa que pierden entidad, algo que le ha ocurrido recientemente a El libro de Boba Fett (Disney+, 2022-) con el protagonista convertido en secundario de su propia serie en los últimos episodios.
James Gunn siempre ha considerado a Lloyd Kaufman como uno de sus principales maestros. Gracias a él se incorporó al equipo creativo de Troma, la productora de películas gore de serie Z que tuvo su auge en los años setenta y ochenta, y con el que escribió el guión de Tromeo y Julieta (Lloyd Kaufman, 1996). Y esa influencia está afortunadamente aún viva en proyectos como El pacificador, que no se toma demasiado en serio ese mundo de superhéroes que describe, como ya ocurriera con Super (James Gunn, 2010), la primera película en la que abordaba las dificultades a las que se enfrenta un tipo normal sin demasiadas habilidades heroicas, que en cierta manera tiene similitud con el protagonista Christopher Smith (John Cena). James Gunn tiene la habilidad de subvertir esa cierta seriedad que las películas "oscuras" de superhéroes han desarrollado en los últimos años, desde la coreografía de inicio en cada episodio hasta la construcción de personajes secundarios que tienen algo de esperpénticos. Pero también se desarrolla un aspecto humano en el personaje principal, en la relación con su padre y el trauma del pasado, que consigue hacerlo más complejo, incluso en su condición de personaje secundario, de héroe ninguneado que busca un espacio propio entre las grandes estrellas del firmamento heróico. La serie es posiblemente una de las más divertidas que se han estrenado este año, por su irreverencia y ese tono gamberro que James Gunn, que ejerce en solitario la labor de guionista, algo inusual en este tipo de proyectos, sabe equilibrar con los momentos de acción bien elaborados que se le suponen a estas historias, como la entretenida y violenta presentación de Judomaster (Nhut Le). Incluso el diseño de esa "vaca" que alimenta a las mariposas (y que tiene un cierto toque conmovedor) conecta con los inicios del director, sobre todo con las larvas amenazantes de su debut Slither: La plaga (James Gunn, 2006). El desempeño de la serie parece confirmar su buen rendimiento, con un episodio final emitido a mediados de febrero que consiguió, según anunciaba el propio director en redes sociales, la mejor audiencia histórica en un solo día, con un aumento del 44% respecto al estreno de la serie.
Junto a Tony, parece haber también cierto estancamiento en esta temporada, la que ha recibido críticas menos favorables, pero esta inmovilidad también transmite una sensación de alivio y de comodidad. Porque ciertamente no queremos que cambien mucho las cosas en ese periódico de mala muerte que dirige su amigo Matt (Tom Basden), ni en las entrevistas con personajes extravagantes que realiza Tony junto a su compañero Lenny (Tony Way), aunque se explore con mayor profundidad la soledad de la secretaria Kath (Diane Morgan). Como es habitual, Ricky Gervais ha creado un microcosmos de personajes con los que es fácil sentirse cómodos, mientras reflexiona sobre la vida y sobre la pérdida. Se echa en falta, sin embargo, para tratarse de una temporada final, un desenlace más cerrado para algunos de los personajes que nos han acompañado durante estos años. Lo hay, esperanzador, para Anne y Kath, por ejemplo, pero algunos otros como Emma quedan algo abandonados. Es cierto que a Ricky Gervais le ha salido una serie que se puede considerar sensiblera, y que esta tendencia a la lágrima fácil es más destacada en esta última temporada, pero ciertamente es difícil no sentirse identificado con Tony en algunos momentos, en esa sensación de pérdida que parece infranqueable cuando la vida sigue, dejando el recuerdo de quienes han ido quedando por el camino. Pero la serie consigue un desenlace notable, una secuencia final abierta a interpretaciones, hermosa y emocionante bajo la delicada voz de Joni Mitchell interpretando la versión orquestal de "Both sides, now" (1967) que siempre estará unida a la película Love actually (Richard Curtis, 2003): "Son las ilusiones de la vida lo que recuerdo / No conozco la vida / No conozco la vida en absoluto".
Algo escondida entre los muchos estrenos que HBO Max viene presentando en los últimos meses, Somebody somewhere (HBO Max, 2022-) es una de esas historias que no está dotada de elementos iniciales que puedan resultar especialmente atractivos, pero cuyo desarrollo y personajes acaban creando una comunidad con la que es fácil empatizar. La protagonista es Sam (Bridget Everett), que regresa a su pequeño pueblo natal de Kansas llamado Manhattan, con toda la ironía que tiene ese nombre en un entorno rural, debido al fallecimiento de su hermana mayor. Allí retoma la vida en una familia complicada compuesta por su madre Mary Jo (Jane Brody), entregada a la bebida, y su padre Ed (Mike Hagerty), entregado a la derrota, y en un trabajo como corregidora de exámenes que la devuelve a la monotonía. Pero cuando conoce a su compañero de trabajo Joel (Jeff Hiller) encuentra una conexión con otro punto de vista sobre la vida en el pueblo, un soñador que compone collages con fotografías de todo aquello que le gustaría hacer, que tiene una mirada más allá del pueblo en el que posiblemente este condenado a acabar viviendo el resto de sus días, como todos. Las fiestas que organiza por las noches en la iglesia, con la excusa de ensayar en un coro, se convierten en una forma de exhalación vital para Sam, lejos de las preocupaciones diarias.
Creada por Hannah Bos y Paul Thureen, guionistas de la interesante película El verano de Cody (Andrew Ahn, 2019), está producida por Mark Duplass, actor en series como The morning show (Apple tv+, 2019-), y su hermano Jay Duplass, al que hemos visto en Transparent (Prime Video, 2014-2019) y La directora (Netflix, 2021-). Ambos son productores de series como Animals (HBO Max, 2016-2018) y Room 104 (HBO Max, 2017-2020) y películas como Language lessons (Natalie Morales, 2021). La historia se beneficia de una composición de personajes profunda y llena de matices, y de relaciones que funcionan con inteligencia, como la de Sam y su padre Ed o la de Sam y Joel, estableciendo un entorno en el que como espectador se siente la comodidad de la conexión inmediata. La comediante Bridget Everett, que realmente nació en la ciudad de Manhattan, aporta con ejemplaridad esa fragilidad de su personaje, poco habituada a expresar emociones, laxa en las relaciones sociales, perdida en esos lugares comunes que la vida ha ido colocando en su camino, sin razón aparente para quedarse, pero sin ninguna razón para marcharse. Ese paso atrás que supone regresar a la ciudad de la que se fue, esa carrera frustrada como cantante, se van apagando poco a poco en conexión con esa especie de fantasía que suponen las reuniones con sus nuevos amigos. El guión crea diferentes subtramas que conectan a los personajes, pero a veces se olvida de ellos, como es el caso de la hermana menor de Sam, Tricia (Mary Catherine Garrison) o el novio de Joel, Michael (John Hudson Odom), más presentes al comienzo que en los episodios finales. Pero tiene una capacidad envidiable para equilibrar la sonrisa con la emoción, la comedia con el drama. Porque Somebody somewhere no es exactamente una serie cómica, sino un drama con apuntes humorísticos, que habla sobre la pérdida (física y psicológica) de un referente, el que representaba la hermana mayor, la que mantenía el equilibrio familiar, pero también habla de las adicciones, del alcoholismo y de la soledad, convirtiéndose en uno de los estrenos más reveladores de los últimos meses, que tendrá una segunda temporada ya confirmada por HBO Max. Y ciertamente son personajes con los que nos gustaría compartir más historias.Filmin, 25 de enero
Escrita por Bojan Vuletić
Dirigida por Bojan Vuletić
Una de las propuestas más interesantes de Filmin a principios de año es Los últimos tres días (Filmin, 2021), producción serbia que se centra en días previos a la detención de Slobodan Milošević, acusado por el Tribunal Internacional de La Haya de genocidio, crímenes de guerra y contra la humanidad. El fin de semana entre el 29 de marzo y el 1 de abril de 2001 se produjeron negociaciones para que el ex-presidente de Yugoslavia y Serbia se entregara voluntariamente al gobierno serbio, evitando la violencia que podría producirse entre sus seguidores. Slobodan Milošević (Boris Isaković) estuvo durante todo el fin de semana parapetado en su casa junto a su familia, circunstancia que se toma como referencia para el título original de la serie, Porodica (Familia), y que es, junto a las actuaciones del gobierno, la base principal de la historia, que tiene como personaje fundamental a Mirjana Marković (Mirjana Karanović), la esposa del político. La serie, estrenada en Serbia el 29 de marzo de 2021, vigésimo aniversario de los acontecimientos, está dirigida por Bojan Vuletić (1977, Serbia), del que conocíamos la comedia de tono kafkiano Réquiem por la Sra. J (2017), que se enfrenta a la difícil labor de condensar las negociaciones para sacar al ex-presidente de su casa de forma pacífica. Basada en grabaciones, informaciones públicas y testimonios de testigos, completadas con personajes y hechos ficticios, se compone el retrato de una familia que alardeaba de su impunidad, pero que se ve enfrentada al desmoronamiento, que supone también el final de una época.
El director introduce dos subtramas que acompañan a la historia principal: una que tiene que ver con la cobertura mediática, centrada en una joven periodista que intenta ofrecer un punto de vista objetivo a pesar de las presiones que se ejercen en la televisión pública, y la otra en la búsqueda de un niño que se pierde en medio de las concentraciones frente a la casa de Milošević. Y aunque ésta última se siente algo aislada, sirve sin embargo para establecer uno de los principales temas de la serie en torno a las nuevas generaciones que desconocen parte de su historia: "Los jóvenes a los que doy clases tienen ahora veinte años. No saben quién es Slobodan Milošević. Quería que la historia no se olvide, pero tampoco se relativice, que los jóvenes exploren por su cuenta", comentaba el director en diario Danas. Hay una posición equidistante en la propuesta, en tanto que no solo muestra el desmoronamiento del personaje principal, sostenido sin embargo en su arrogancia, sino también la incapacidad de un gobierno que utiliza estrategias de engaño y se presenta torpe e inútil en la gestión de la crisis. Pero también hay una postura clara cuando se descubre en la casa de Milošević una cámara de seguridad llena de regalos y objetos de oro, y a continuación se muestran imágenes de archivo de la pobreza que vivió el país durante y después de la guerra. Perjudicada por una duración excesiva en la que cinco episodios se hacen demasiado extensos, la serie sin embargo es un retrato certero de la deshumanización a través de un entorno familiar que vive su propia realidad, aislada, separada de la auténtica realidad.
Movistar+, 31 de enero-28 de febrero
Creada por Tony Schumacher
Dirigida por Tim Mielants
Una de las apuestas de la BBC para principios de año ha llegado a España casi simultáneamente a su estreno en Gran Bretaña, y se trata de una drama policial que sobre el papel puede no aportar diferencias respecto a otras series del género, pero que cuando adquiere forma visual se convierte en una de las propuestas más interesantes que hemos visto recientemente. A lo largo de cinco noches que componen cada uno de sus cinco episodios, acompañamos a Chris Carson (Martin Freeman) un policía de Liverpool que ha sido degradado por sospechas de corrupción y que ahora trabaja como "responder", un agente de cercanías nocturno encargado de resolver altercados domésticos y pequeños delitos. Su trabajo es descrito de forma clara en el primer episodio, en el que acude a un accidente de tráfico donde debe recoger partes del cuerpo destrozado de la víctima, media en un conflicto entre vecinos y confirma la muerte natural de una anciana. Sus años en el cuerpo de policía han creado una capa emocional inaccesible, pero también han provocado estrés y depresión que trata de resolver visitando a la terapeuta de la policía. Chris es, de hecho, un policía corrupto que mantiene informado a Carl Sweeney (Ian Hart), un amigo del infancia que se gana la vida como narcotraficante y que le suministra dinero a cambio de su colaboración, con el que Chris puede afrontar los gastos de la residencia en la que se encuentra su madre (Tina Tushingham, veterana actriz que interpretó a la hija de Yuri (Omar Sharif) y Lara (Julie Christie) en Doctor Zhivago (David Lean, 1965) y a la que hemos visto recientemente en el thriller Última noche en el Soho (Edgar Wright, 2021)).
The responder es el primer guión para televisión de Tony Schumacher, que trabajó como "responder" en Liverpool, y más tarde abandonó la policía para dedicarse a ser taxista nocturno hasta que comenzó a escribir novelas. Su experiencia aporta un conocimiento profundo de las calles de su ciudad y la labor policial, lo cual le permite construir personajes complejos como el protagonista, pero también como Casey (Emily Fairn), una adicta que roba un alijo de cocaína que se convertirá en la trama horizontal de la serie, pero también el de Rachel Hargreaves (Adelayo Adedayo), una joven polícia en prácticas que debe convertirse en compañera de Chris a regañadientes, porque él representa ese tipo de policía al que ella nunca quisiera parecerse. El retrato de Rachel como una joven a la que le resulta difícil imponer su autoridad porque de hecho ella misma está sometida en su propia casa es sobrecogedor, especialmente gracias a la interpretación de la joven actriz en los dos últimos episodios, cuando el miedo es capaz de paralizarla. Su novio manipulador Steve está interpretado por Philip Barantini, director del último capítulo de la serie y de la aclamada película Hierve (Philip Barantini, 2020). Pero The responder es ante todo Martin Freeman, que adopta al personaje de Chris con ambición, que construye la depresión y la inestabilidad mental con miradas y gestos. Esta dualidad que tienen los dos personajes principales, como policías que son incapaces de solventar sus vidas personales ejecutando un trabajo que les obliga a todo lo contrario, es la mejor aportación de la experiencia personal de Tony Schumacher como ex-policía.La serie se construye como un thriller efectivo, que sin embargo aporta una amplia variedad de lecturas en torno a las heridas emocionales que un trabajo en primera fila puede provocar, pero también personajes que muestran cierta desolación vital, como cuando Marco (Josh Finan) el compañero de Casey, describe su propia realidad: "Nosotros nunca ganamos". Se trata de una historia llena de esos pequeños matices que van creando un policíaco diferente, tanto emocional como narrativamente.
HBO Max, 7 de febrero
Escrita por Sam LevinsonDirigida por Sam Levinson***contiene spoilers***
Esta esperada segunda temporada ha sido decepcionante en general, porque construye relaciones entre personajes que parecen agotadas desde el principio, como esa subtrama entre Cassie (Sydney Sweeney) y Nate (Jacob Elordi), pero también incorpora algunas nuevas caras que sin embargo se revelan como meros instrumentos para desestabilizar a la pareja formada por Rue (Zendaya) y Jules (Hunter Schafer), que es el personaje más damnificado de esta temporada, condenado a una presencia my secundaria a pesar de haber sido la protagonista del mejor de los dos episodios especiales estrenados como antesala de esta segunda temporada, Fuck anyone who's not a sea blob (HBO Max, 2021). De hecho, Elliott (Dominic Fike) no tiene trasfondo como personaje, aparece y desaparece en función de la necesidad del guión para establecer una fricción en la pareja protagonista. Pero en ese contexto el episodio Quédate quieta como un colibrí
(T2E5) es realmente brillante, especialmente en su primera parte, y demuestra lo que Euphoria podría ser si se eliminara toda la parafernalia agotadora de música constante y malabarismos visuales (algunos podrán pensar que es esto precisamente lo que hace a la serie especial). Es más, se trata del episodio más centrado, menos virtuoso pero al mismo tiempo más desgarrador, cuando finalmente se descubre que Rue sigue siendo una adicta. La limpieza del trabajo de dirección permite además el lucimiento de Zendaya, pero también de su madre Leslie (Neta King) y de su hermana Gia (Storm Reid), y refleja la desesperación que produce la adicción, impulsada además por la pérdida de una maleta llena de opioides. El mejor episodio de la temporada toma su título del libro Inmóvil como el colibrí (1962, Ed. Terapias Verdes/Navona), una colección de relatos de Henry Miller, y es en el que confluyen y colisionan los principales conflictos de la temporada, y convierte la huida de Rue en una especie de reflejo de aquel Paul Hackett (Griffin Dune) de Jo, qué noche (Martin Scorsese, 1980). Es también el episodio en el que mejor se utiliza la música, de una forma mucho más sutil que en la sucesión de videoclips que suele usar Sam Levinson. Se hace más presente la música original de Labrinth para la serie, pero hay un momento de "liberación" en esta caída al fondo de la abstinencia que sufre Rue, cuando decide entrar en una casa para robar, que comienza con uno de esos guiños al espectador que rompen la cuarta pared y utiliza la versión de Sharon Cash del tema "Fever", una canción original de 1956 que se hizo popular con la versión que Peggy Lee grabó 1958. Casi todo el episodio parece querer alimentar las teorías sobre el destino que tendrá Rue en la serie, y que ya muchos seguidores se han atrevido a vaticinar en las redes sociales. Cuando Rue habla de cómo le gustaría morir, en una playa mecida por las olas del mar, o las situaciones que la ponen al borde de ser atropellada, nos hacen preguntarnos si será una superviviente o una víctima de las drogas. En el reciente y espléndido documental Life of crime: 1984-2020 (Jon Alpert, 2021), que también se puede ver en HBO Max, el director acompaña a tres adictos durante tres décadas y ofrece una visión dura y realista sobre los vaivenes de las adicciones. También destaca en el episodio la última secuencia, especialmente por esa magnífica incorporación de Laurie (Martha Keller), la dealer que ha comenzado a hacer negocios con Rue. La actriz Martha Keller suele bordar esa monotonía y languidez en personajes como el que interpretaba en la serie Baskets (FX, 2016-2020), pero aquí esa especie de amabilidad frágil hace que las escenas en las que aparece estén dotadas de una tensión extrema. Euphoria es una serie compleja que a veces se pierde en su propia envoltura, pero hay ocasiones como ésta en las que consigue trascender sus defectos para construir una de las mejores representaciones de la montaña rusa que supone la adicción a las drogas. Pero Euphoria tiene un grave problema en cómo desaprovecha las posibilidades de personajes interesantes, como Jules, que queda como un recuerdo del pasado en la memoria de Rue: "Jules fue mi primer amor. Así es como quiero recordarla".Pero el principal cambio está en la madurez de los protagonistas, ambos superando los sesenta, Scott ya jubilado, aspirando a pasar una vida de tranquilidad dedicado a pescar o jugar al golf, mientras que Ellen absorbe su pasado para enfocarlo en el activismo y el altruismo. El punto de vista de Scott se define en The last box (T2E10) cuando describe las aplicaciones de citas, en las que se encuentran siempre franjas de edad excepto cuando llega a "+ de 60", la que ya no tiene un límite fijado: "Somos la última casilla. Bueno, la penúltima. La última es una caja de pino". Paralelamente, en la primera temporada también era el personaje masculino, allí un crítico musical en paro, el que no encontraba ajuste dentro del cambio, mientras que ella era la que forzaba un paso adelante. Y en este punto hay que destacar ese trabajo sutil de dirección que hace Stephen Frears, prácticamente la planificación de un diálogo que dura 100 minutos en total, y que esconde una maestría en la utilización del plano-contraplano, pero también en la introducción de algunos leves travellings que marcan el ritmo de la acción, como en The road most (T2E7), y que definen a los personajes, cuando se confronta la necesidad de Ellen de "reinventarnos a nosotros mismos, vivir la vida que queramos" frente a la estática actitud de Scott: "Prefiero estar cómodo contigo que estar incómodo con otra persona". Más que en la primera temporada, esta segunda comienza de forma algo titubeante en la definición de unos personajes que se acercan a la caricatura (el conservadurismo de Scott), pero que lentamente van definiéndose en episodios que pasan de la descripción general de la sociedad hacia la intimidad personal de una pareja en vías de extinción.
Language lessons se estrena en cines el 4 de marzo.Billy the kid se estrena el 24 de abril en EPIX.
Sicario se puede ver en Movistar+, Netflix, Rakuten y Starzplay.Comanchería se puede ver en Movistar+ y Prime Video. El Escuadrón Suicida, Escuadrón Suicida, Jo, qué noche, Life of crime: 1984-2020 y El fugitivo se pueden ver en HBO Max.Bailando con lobos, Super y El verano de Cody se pueden ver en Movistar+. ¡Ay, Carmela! se puede ver en FlixOlé y HBO Max. Los bingueros y La Lola nos lleva al huerto se pueden ver en FlixOlé.Los santos inocentes se puede ver en FlixOlé, HBO Max, Movistar+, Prime Video y RTVE Play.Moros y cristianos se puede ver en Movistar+ y RTVE Play.Réquiem por la Sra. J y Hierve se pueden ver en Filmin. Love actually se puede ver en Movistar+ y Netflix. Doctor Zhivago se puede ver en HBO Max y Movistar+. Alta fidelidad, Brooklyn y Jungla de cristal se pueden ver en Disney+.Vikingos se puede ver en HBO Max y Netflix.