Ya comentamos en una de nuestras crónicas del festival Séries Mania que las plataformas de streaming continúan dando palos de ciego sin tener un enfoque claro de cuál es el camino que deben seguir para consolidar sus propuestas. Se puede pensar que simplemente son estrategias que pueden ser confusas en algunas ocasiones porque la rentabilidad del streaming no está clara, excepto en el caso de Netflix. Pero la realidad parece indicar que no existe esta estrategia. En el reportaje Amazon Studios: Grandes cambios obstaculizados por la confusión y la frustración, publicado en la revista Hollywood Reporter, se pone de manifiesto desde dentro de la compañía que, por ejemplo, "no hay una visión clara de lo que es un producto de Amazon Prime Video" (Hollywood Reporter, 3/4/2023). En este reportaje se revelaba incluso un dato significativo, y es que El señor de los anillos: Los anillos de poder (Prime Video 2022-), que la compañía ha vendido como su mayor éxito, en realidad solo fue completada por el 37% de los espectadores norteamericanos que comenzaron su visionado, una cifra que se eleva hasta el 45% en el extranjero. Es decir, más de la mitad de los espectadores que comenzaron a ver la serie no se sintieron lo suficientemente atraídos como para terminarla. Este tipo de cifras son las que las plataformas ocultan a los medios de comunicación y los usuarios, con la finalidad de establecer ellos mismos las narrativas de sus éxitos. Pero ya no se trata solo de rentabilidad, sino hasta qué punto se toman decisiones que acaban en contratos millonarios sin tener clara una estrategia de recuperación económica, como el de los hermanos Russo para desarrollar la superproducción Citadel (Prime Video, 2023-), la renovación de The Peripheral (Prime Video, 2022-), cuya primera temporada costó 175 millones de dólares, el acuerdo de exclusividad con Phoebe Waller-Bridge que desde que se firmó en 2019 no ha dado ningún resultado, más que un sueldo fijo para la guionista y actriz y un anuncio de desarrollo de una serie sobre Tomb Raider; o la reciente compra de derechos por 160 millones de dólares de la película AIR (Ben Affleck, 2023), que se ha estrenado en salas con cifras decepcionantes, entre otras cosas porque alguien tuvo la idea de estrenarla la misma semana que Super Mario Bros. (Aaron Horvath, Michael Jelenic, 2023), que ya es la película de animación con mejor recaudación de la historia en su primer fin de semana en Estados Unidos. Pero es un acuerdo más rentable para sus productores Ben Affleck y Matt Damon que para la propia Amazon Prime Video, como se apunta en el reportaje: "Matt Damon ha ganado más dinero con este acuerdo que con cualquier otra película excepto El caso Bourne (Doug Liman, 2002)". Habría que preguntarse si el problema de la rentabilidad del streaming está en sus ingresos o en ejecutivos que no parecen tener límites en derrochar presupuestos, lo que desemboca inevitablemente en aumentos innecesarios del precio de las suscripciones. En un reportaje publicado por la revista Bloomberg se indicaba que "Netflix ha decidido unificar departamentos que producen películas pequeñas y medianas, un cambio que se traducirá en despidos y la salida de dos de sus ejecutivos más experimentados", como la responsable de documentales y programas de monólogos, Lisa Nishimura (Bloomberg, 31/3/2023). Se trata de una ejecutiva que llevaba 15 años en la compañía, y a la que se ha alabado mucho su capacidad para el desarrollo de programas de no-ficción, pero hay que apuntar que la única aportación que ha hecho Netflix al género documental durante su gestión ha sido la de poner de moda las series true crime con una lista interminable de producciones cortadas con la misma plantilla y conseguir que los mejores directores de documentales, como Alex Gibney, hayan hecho sus peores películas para Netflix.
Nuestro repaso a las series más destacadas estrenadas entre marzo y abril incluye algunas producciones inéditas en España que hemos podido ver recientemente en el festival Séries Mania. Es un repaso heterogéneo en el que prestamos atención a los títulos que más interés nos han despertado, y que incluye algunos finales definitivos de seriesLos siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas de las series que destacamos este mes y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.------ Alerta Spoilers ------
La conclusión de una serie como ésta es un reto desafiante, a pesar de que ha tenido el privilegio cada vez menos habitual de completarse en las cuatro temporadas que M. Night Shyamalan ya anunció hace unos años que iba a tener. Y aunque pueda resultar a veces dudoso que realmente necesitara estas cuatro temporadas, lo cierto es que a Servant (Apple tv+, 2019-2023) no se le puede negar su capacidad para resultar hipnótica e inquietante dentro de su ambigüedad. Y este desenlace al mismo tiempo cerrado y oscuro, como no podía ser menos, elabora una conclusión que resulta coherente con el desarrollo de una historia que tiene uno de los planteamientos iniciales más impactantes de los últimos años. El viaje que han realizado los personajes es singularmente desasosegante, pero sobre todo en el caso de Dorothy Turner (Lauren Ambrose), cuyo sentimiento de culpabilidad por la muerte de su bebé fue el germen de esta incursión en los turbios entresijos de una secta y de la espiritualidad que aportó Leanne Greyson (Nell Tiger Free), un personaje que ha ido transformándose a lo largo de las temporadas hasta ser el eje central del destino de los habitantes de la casa, entre ellos Sean Turner (Toby Kebbell) y su cuñado Julian (Rupert Grint), que en cierta manera han sido peones en una trama principalmente conducida por la mirada femenina. Los elementos que rodean a la historia siempre han tenido una elaborada justificación, desde los platos cocinados por Sean, una especie de recetario gourmet que refleja a los propios personajes y por tanto contiene siempre algún aspecto repelente, hasta las canciones que escucha Leanne en el ático, y que la cantante de R&B Saleka recopiló en el album Servant: Songs from the attic (Lakeshore Records, 2022), durante la temporada 3, ampliado en una versión Deluxe que incluye los temas de esta cuarta temporada, entre ellos el significativo "Somewhere in the wild" que suena en una escena relevante del episodio final. No obstante, el desenlace final ha dividido a los seguidores de la serie, entre los que lo consideran decepcionante por ser anticlimático, y los que celebran que no trate de explicar absolutamente todo en el mismo sentido en el que la ambigüedad ha sido una de sus principales características, especialmente en lo que respecta a Jericho. Pero ¿realmente era necesario aclararlo todo en una serie que ha estado jugando constantemente con los claroscuros de las situaciones y respecto a Leanne y su entorno? En realidad, hubiera sido contradictorio, pero podría haber resultado más satisfactoria una mayor claridad en la trama central, que al menos justificara por qué éste era el planteamiento estructural de la serie. Por otro lado, el cine de M. Night Shyamalan está lleno de historias cuya conclusión es menos reconfortante que su planteamiento inicial, sin ir más lejos en su reciente largometraje Llaman a la puerta (2022). Y algunas propuestas posteriores del creador de la serie Tony Basgallop, como El consultor (Prime Video, 2023), han sido mucho más insustanciales y gratuitas en su desarrollo. Mientras que Servant consigue elaborar una reflexión sobre los miedos de la maternidad que se mantiene como un trasfondo inquietante al mismo tiempo que conecta con la realidad. Y ese es uno de los elementos consustanciales que convierten a esta serie en una oportunidad para elaborar una propuesta radicalmente diferente, transmitida con especial acierto por la actriz Lauren Ambrose, que realiza una interpretación sobresaliente de las inseguridades y los temores de ser madre, y que tiene su momento de máxima rotundidad en el episodio Awake (T4E9) en el que se produce la temida conversación que estábamos esperando desde el primer episodio. Pero Servant es algo más que una propuesta que ha sabido mantener el suspense, y quizás lo ha alargado demasiado, dentro de una casa que se ha convertido en un espacio de opresión y de angustia, en la que la arquitectura estructural ha construido también el entorno claustrofóbico en el que se ha desarrollado casi toda la historia, con aciertos visuales de gran calidad a lo largo de estas cuatro temporadas. Y ha servido asimismo, no solo para introducir a M. Night Shyamalan como director y presentar a su hija Ishana Shyamalan como una alumna aventajada, sino para desenvolver una lista de algunos de los nombres más relevantes de la renovación actual del género de terror. Esta temporada introduciendo a realizadores como el británico Dylan Holmes Williams, ganador del Premio Especial del Jurado en Sundance por su cortometraje The devil's harmony (2020); la australiana Kitty Green, directora de The assistant (2019); Carlo Mirabella-Davis, ganador de un Premio Especial del Jurado en Deauville por la inquietante Swallow (2019); Logan George y Celine Held, directores del cortometraje Caroline (2018), seleccionado en el Festival de Cannes; o los austríacos Severin Fiala y Veronika Franz, directores de la turbadora Buenas noches, mamá (2014), que posteriormente ha tenido un remake norteamericano. De forma que Servant se ha convertido también en un referente para los aficionados al terror y el suspense, ofreciendo una representación muy acertada del género a nivel internacional. A lo largo de sus cuatro temporadas la serie ha elaborado un ejercicio de estilo que se ha beneficiado de la ambigüedad y el tono desasosegante en un espacio claustrofóbico que en sus primeras temporadas parecía vaticinar el confinamiento que se produjo a raiz de la pandemia del coronavirus. El final de la serie puede no haber satisfecho a todos, pero es coherente con el tono de la historia.Un día después de que se estrenara el último episodio en España de la serie, la propia compañía Warner Bros. Discovery anunciaba que The last of us (HBO Max, 2023-) se había convertido en "el título más visto en la historia de los servicios de streaming por suscripción de HBO en España", aunque sin aportar datos concretos, así que tenemos que conformarnos con las audiencias en Estados Unidos, donde sí se ha hecho público que mantuvo un promedio de 30 millones de espectadores a lo largo de toda la temporada, con 8,2 millones en la emisión de su último episodio, manteniéndose con fuerza a pesar de competir con la ceremonia de los Oscar®. La serie, que en países como Reino Unido, Alemania e Italia se emite a través de la plataforma Sky y en Francia a través de Prime Video, se ha convertido por tanto en la insignia de la nueva etapa de HBO Max, que en unos meses se denominará simplemente Max, incluso por encima de La casa del dragón (HBO Max, 2022-). La primera temporada adapta el juego The last of us. Part I (Naughty Dog, 2013) para las plataformas Playstation®, que supuso un concepto diferente en cuanto a las historias de fondo que estructuran los juegos de acción, dándole un mayor peso argumental y un desarrollo más profundo de los personajes. El director creativo Neil Druckmann (1978, Israel) lo calificó como una historia de madurez para el personaje de Ellie (con la voz de Ashley Johnson) en medio de un planeta devastado por una evolución del hongo Cordyceps, cuya idea fue extraída de la serie documental Planeta Tierra (BBC, 2006), que hablaba de este parásito que infecta a los insectos, controlando sus funciones motoras para obligarles a cultivar el hongo. Es un concepto de zombificación diferente que va más allá de las historias que inspiraron a su creador, principalmente La noche de los muertos vivientes (George A. Romero, 1968). También la propia elección de Gustavo Santaolalla (1951, Argentina) como compositor de la banda sonora remarcaba este carácter más íntimo de una historia que se centra sobre todo en los supervivientes, donde el apocalipsis y los infectados funcionan como trasfondo. Hay en esta historia que ha sido trasladada a la pantalla elementos que recuerdan a la novela de Cormac McCarthy La carretera (2006, Ed. Debolsillo), que fue llevada al cine en la película La carretera (The road) (John Hillcoat, 2009), en la que la relación entre un padre y su hijo se puede ver como un precedente del vínculo de protección que ejerce Joel (con la voz de Troy Baker) hacia Ellie. Que en la adaptación haya participado de forma fundamental el director creativo del juego Neil Druckmann es un aspecto positivo que ha garantizado posiblemente uno de los mayores logros de la serie: ser fiel a la historia original, incorporar guiños a los seguidores del juego como presentar en papeles secundarios a algunos de los actores que pusieron sus voces, como Ashley Johnson y Troy Baker, pero al mismo tiempo introducir ciertas novedades que incluso alimentan la historia. También aporta mayor consistencia la colaboración con el guionista Craig Mazin (1971, Nueva York) quien, tras una etapa escribiendo películas comerciales como Scary movie 3 (David Zucker, 2003), Resacón 2: ¡Ahora en Tailandia! (Todd Phillips, 2011) y R3sacón (Todd Phillips, 2013), a partir del éxito de la miniserie Chernobyl (HBO Max, 2019) ha conseguido el reconocimiento, colaborando también en el guión del mejor episodio de la serie Mythic Quest (Apple tv+, 2020-), el flashback Backstory! (T2E6) que contaba la historia del guionista C.W. Longbottom (F. Murray Abraham). Algunas decisiones han sido acertadas como la de estructurar la temporada a partir de historias episódicas que se desarrollan a lo largo del viaje que realizan Joel (Pedro Pascal) y Ellie (Bella Ramsey), lo que permite que los personajes crezcan, especialmente ella al enfrentarse a la crueldad de ese mundo diferente, como en el episodio When we are in need (T1E8), dirigido por Ali Abbasi, responsable de las aclamadas películas Border (2018) y Holy spider (2022), que también se encarga del último episodio. Esta estructura narrativa permite introducir historias cerradas como Left behind (T1E7), un flashback dirigido por Liza Johnson, en torno a la relación entre Ellie y su mejor amiga Riley (Storm Reid) que adapta una de las dos historias del paquete de expansión The last of Us: Left behind (2014, Naughty Dog). La aportación de Gustavo Santaolalla de nuevo en la banda sonora mantiene esa atmósfera de decadencia y melancolía que ya tenía el juego, sobre todo en las composiciones que él mismo interpreta en la guitarra. La serie comienza con un prólogo que nos sitúa en 2003, veinte años antes de la historia que se cuenta, para establecer el comienzo de la infección del cordyceps evolucionado, en un episodio que casi es un largometraje de una hora y veinte de duración, When you're lost in the darkness (T1E1), dirigido por Craig Mazin, que en realidad se escribió como dos episodios separados, pero que se unieron porque Warner Bros. Discovery pidió un estreno especial para la serie. Aunque se ha argumentado que el desenlace resulta demasiado precipitado porque se eliminó uno de los diez episodios que estaban previstos, la razón real por la que la serie solo llega a nueve es que el primer episodio eran dos originalmente, de forma que Joel y Ellie ni siquiera se conocían hasta el segundo capítulo. The last of us cuenta sobre todo una historia de supervivencia, o mejor dicho, varias historias de supervivencia, que están encabezadas por Joel y Ellie pero que incorporan diferentes personajes episódicos como en Long, long time (T1E3), dirigido con sensibilidad por Peter Hoar, quien ganó un Premio BAFTA TV por la miniserie It's a sin (HBO Max, 2021), que cuenta la historia de Bill (Nick Offerman) y Frank (Murray Bartlett), con magníficas interpretaciones de ambos actores. En realidad se trata de una ampliación del personaje de Bill que ya en el juego se había descrito como homosexual, una aportación del actor que ponía voz al personaje, W. Earl Brown, que Neil Druckmann reforzó en el propio juego. Especialmente emotiva es la historia de los hermanos Henry Burrell (Lamar Johnson) y Sam Burrell (Keivonn Woodward) que se cuenta en Endure and survive (T1E5) el mejor episodio de la temporada, dirigido por Jeremy Webb, que fue nominado al Emmy por Downton Abbey (SkyShowtime, 2010-2015). Mientras que el liderazgo cruel de Kathleen Coogan (Melanie Lynskey) en el grupo de resistencia de Kansas City, que se describe en Please hold my hand (T1E4) suena demasiado a los personajes de Alpha (Samantha Morton) y Pamela Milton (Laila Robins) en las últimas temporadas de The walking dead (Disney+, 2010-2022). Según han confirmado sus creadores, la secuela del juego, The last of us. Part II (2018, Naughty Dog) se adaptará en más de una temporada para televisión, aunque suponemos que, dada la tendencia actual de las plataformas de streaming a retener franquicias de éxito, no se puede descartar que continúe la historia más allá, incluso que se acabe desarrollando una tercera parte del juego que, por el momento, Neil Druckmann ha negado, aunque señalando que, si la hubiera, podría incluir elementos nuevos aportados por la serie.
Uno de los aspectos que más se ha criticado de la serie es sin embargo uno de sus elementos más interesantes. La historia protagonizada por Mike McLusky (Jeremy Renner) está cargada de un tono oscuro y violento que tuvo su clímax en el final de la primera temporada, un excelente crescendo de suspense que desembocó en una violencia extrema, y que seguirá teniendo consecuencias para los personajes. De alguna manera, la anterior temporada mostraba la forma en que el "alcalde" mantiene casi todo bajo control hasta el desenlace, pero en esta ocasión se centra en cómo el equilibrio que ha mantenido durante todo el tiempo se deshace tanto en la penitenciaría como en las calles, provocando el enfrentamiento entre las bandas hispanas y negras, esta última liderada por Bunny Washington (Tobi Bamtefa), que al mismo tiempo están amenazadas por un grupo de neonazis. La ambigüedad moral que se refleja en todos los personajes es una apuesta arriesgada, porque al mismo tiempo es necesaria una cierta empatía con Mike McLusky manteniendo un discurso que justifica los desvíos al margen de la ley para conseguir, en definitiva, que la ciudad no se convierta en un polvorín. Mayor of Kingstown podría ser la cara B de Blue Bloods (SkyShowtime, 2010-) en cuanto al retrato de la policía, mostrada aquí desde su faceta más oscura, corrupta e inmoral. Pero al mismo tiempo se plantea la figura de Mike McLusky como imprescindible para establecer los lazos entre las decisiones de los políticos, nuevamente retratados desde la ambigüedad, y las necesidades de los presos para mantener una cierta convivencia.
En el campo de la dirección, Stephen Kay (1963, Nueva Zelanda), dirige los primeros y los últimos episodios después de encargarse del desenlace de la primera temporada, y aunque no consigue la misma contundencia que en aquella, construye un suspense interesante en el episodio Little green ant (T2E10) en el que todo lo que puede ser mal acaba saliendo peor. Por su parte, Guy Ferland (1966, Massachussets), habitual director en las series de Taylor Sheridan y responsable de dos episodios de Agente nocturno (Netflix, 2023), se encarga de la parte central. Hay algunos personajes sin embargo que aparecen más desdibujados esta temporada, como Mariam McLusky (Dianne Wiest) que en la primera tenía una subtrama interesante con una visión más idealista de las relaciones con los reclusos, y sobre todo Iris (Emma Laird), que parece demasiado supeditada al enfrentamiento con Milo (Aidan Gillen), una especie de reverso oscuro de Mike. Aunque Hugh Dillon ha comentado que existen ideas para desarrollar varias temporadas y posiblemente la tercera entre en preproducción este verano, Mayor of Kingstown necesitaría desarrollar mejor algunos personajes secundarios como Kyle McLusky (Taylor Handley), el hermano del protagonista que se pierde en la primera parte de la temporada para ir creciendo progresivamente pero sin llegar al potencial de una personalidad algo esquizoide afectada por un trastorno post traumático. Quizás la serie quiere abarcar demasiado sin que la parte central termine de encajar bien todas las piezas, pero se mantiene como una rotunda mirada hacia un sistema penitenciario en el que no hay demasiada diferencia entre la agenda oculta de los presos y la de sus guardianes.
The thief, his wife and the canoe ****BritBox, 8 de marzoCreada por Chris LangDirigida por Richard LaxtonInédita en EspañaEl estreno de la dramedia sobre la clase obrera Rain dogs (HBO Max, 2023) nos permite recordar una de las más interesantes series británicas estrenadas el año pasado que permanece inédita en España: The thief, his wife and the canoe (ITV, 2022) es una miniserie que tiene como elemento en común al director Richard Laxton (1967, Reino Unido), que ha dirigido otros títulos destacables como Mrs. Wilson (Prime Video, 2018) y Honor (ITV, 2020). La historia está basada en hechos reales, sucedidos en 2002, que tienen puntos de conexión con la más reciente Stonehouse (Filmin, 2023), en torno a un hombre que hizo creer a su familia y a la opinión pública que había muerto en un accidente en canoa. John Darwin (Eddie Marsan) es un inversor con poco éxito que sin embargo tiene una tendencia a apostar su dinero en proyectos que ofrecen escaso rendimiento: "John era el tipo de hombre que compraba un Range Rover que no podíamos pagar y luego se gastaba 3.000 libras en una matrícula personalizada", dice la narradora de la historia, Anne Darwin (Monica Dolan). Las consecuencias de este despilfarro acabaron en una deuda de 700.000 libras que amenazaba con desposeer al matrimonio de todas su pertenencias, por lo que John propuso a su esposa la idea de hacerse pasar por muerto para cobrar el seguro de vida y empezar una nueva etapa. La historia, como decíamos, está contada desde el punto de vista de Anne Darwin, y trata de comprender por qué ella fue cómplice de su marido a pesar de sus reticencias. Hay pocas dudas de que el protagonista de esta historia es un tipo singular: el año pasado, el verdadero John Darwin, al que en Gran Bretaña se le conoce como "Canoe man" desde los acontecimientos que protagonizó, decidió a sus 71 años viajar hasta Ucrania para luchar contra los rusos (Daily Mail, 25/3/2022), aunque el hecho de que el anuncio se produjera pocas semanas antes del estreno de la serie hace pensar que era una forma de llamar la atención. Ninguno de los protagonistas reales de la historia ha participado en la serie, lo cual resulta beneficioso para el guionista Chris Lang, responsable de Unforgotten (BBC, 2015-), uno de los mejores dramas criminales de la televisión británica, sorprendentemente inédito en España, y del thriller Innocent (Calle 13, 2018). Porque de esta forma puede imaginar sin interferencias la relación entre la pareja protagonista, tomando como base los informes policiales pero sobre todo los recuerdos del periodista David Leigh, que al mismo tiempo que se estrenaba la serie publicaba el libro The thief, his wife and the canoe - The true story of Anne Darwin and 'Canoe man' John (2022, David Leigh/Tony Hutchinson). Hay una evidente empatía con el personaje de Anne, quien se dejó arrastrar por las fantasías de su marido, y se apunta una inconsciente dependencia psicológica en la relación con John Darwin. Este grado de sumisión está reflejado con muchos matices por el excelente trabajo de la actriz Monica Dolan, ganadora de un premio BAFTA por la miniserie Appropriate adult (ITV, 2011), y a la que veremos próximamente en la película El imperio de la luz (Sam Mendes, 2022). Pero también destaca el habitualmente espléndido Eddie Marsan, el inolvidable Terry Donovan en la serie Ray Donovan (SkyShowtime, 2013-2020), que tiene la dificultad de interpretar a un personaje más antagonista y manipulador, alguien que no es totalmente consciente del daño emocional que pueden causar sus ocurrencias. De alguna manera, The thief, his wife and the canoe reproduce el tono de humor ridículo de Cómo meterse en un jardín (HBO Max, 2021), aquella miniserie protagonizada por David Thewlis y Olivia Colman, también basada en hechos reales, sobre una pareja que no está demasiado preparada para la vida criminal. Pero en este caso el relato no es tanto el de una decisión equivocada sino el de una persona que se deja llevar por la marea sin tener realmente conciencia de las consecuencias.
Hay una peculiar y notable capacidad en la escritura de Stefan Golaszewski para que los conflictos surjan de una forma tan reposada como la propia relación de los protagonistas. Y los hay, sin duda. El desprecio de Gerry (James Bolam) por su yerno, al que considera poco merecedor de su hija, tanto, que la noche del aniversario de la pareja, hace todo lo posible para impedir que Ian y Emma tengan una cena tranquila fuera de casa. La relación de Emma con su jefe Jamie (Henry Lloyd-Hughes), un joven creído de sí mismo que provoca celos en Ian y posiblemente el único momento en el que le vemos actuar de forma apasionada. O la forma en que los padres miran impotentes cómo su hija se ha ido a vivir con un novio arrogante que la trata de forma despectiva, pero son incapaces de sincerarse con ella por temor a que se lo tome como un ataque personal. Esta incomunicación familiar es otro de los temas principales de una serie que celebra la cotidianeidad de un matrimonio, pero que también pone de manifiesto los progresivos silencios que se van construyendo a lo largo del tiempo. Hay muchos momentos de miradas y gestos apagados en los que se intuye la inseguridad de los personajes, especialmente en Ian, un hombre de sesenta años recién desempleado que se enfrenta a la ferocidad de las entrevistas de trabajo junto a jóvenes con menos de la mitad de su edad. La sensación de vejez y de ser inservible se muestra en pequeños detalles magníficamente apuntados en el guión, como la entrevistadora que solo está pendiente del móvil, los jóvenes en el gimnasio que se dirigen hacia él como "señor", o la reprimenda de uno de los empleados porque ha abierto una taquilla que estaba fuera de servicio. Pero al mismo tiempo Ian trata de contrarrestar esta invisibilidad en un esfuerzo algo patético por hacerse visible en unas conversaciones algo forzadas con personas desconocidas.
Hay muchos detalles y ocurren pequeños conflictos a lo largo de estos cuatro episodios que van introduciendo el drama de forma suave en medio de momentos humorísticos sutiles. Incluso en la elección del tema principal de la serie, extraído del primer movimiento, Allemande, de la composición a capela de Caroline Shaw "Partita for 8 singers", interpretada por la formación vocal Roomful of teeth en su álbum debut Partita for 8 Singers (2012, New Amsterdam) que le valió un premio Grammy y que obtuvo el Premio Pulitzer. El tercer movimiento de la obra, Courante, se ha utilizado en otras producciones como Dark (Netflix, 2017-2020) y la propia Caroline Shaw ha compuesto la banda sonora de series como Fleishman está en apuros (Disney+, 2023). La cacofonía que producen las voces, introduciendo diálogos incomprensibles y palabras que no se entienden, representa bien esa disonancia que se intuye en la propia relación de este matrimonio en el que a veces se habla sin ser escuchado, que se enfrenta a los altibajos pero también es capaz de sobrevivir frente a los momentos más complejos. Una especie de estímulo interior que a veces resulta incomprensible desde fuera, como cuando Jessica cree incapaz a su padre Ian de haber sido el soporte emocional que necesitaba Emma en el momento más dramático de su vida. Es en esta representación de la solidez a pesar de la incomunicación y la falta de pasión lo que convierte a Marriage en una propuesta especialmente cautivadora.
Cuando surgió la pandemia del coronavirus, la película Contagio (Steven Soderbergh, 2011) se convirtió en uno de los títulos más buscados en las plataformas de streaming porque de alguna forma anticipó diez años antes todo lo que ocurriría con la pandemia, tanto en los protocolos como en los conflictos en torno a la vacuna. El guionista de la película, Scott Z. Burns utilizó simplemente datos reales sobre otras pandemias en determinadas zonas del mundo y extrapoló esos datos a lo que ocurriría si un virus se expandiera por todo el planeta, como así ocurrió. Ese es también uno de los valores principales de Un futuro desafiante (Apple tv+, 2023), cuyo título original Extrapolations, indica precisamente cuál es el desarrollo de las diferentes historias. No se trata tanto de imaginar un futuro marcado por el cambio climático, sino de prever sobre datos científicos actuales cómo sería la vida en nuestra sociedad dentro de cuarenta años. Para ello utiliza una narración de historias más o menos independientes, pero siempre unidas por algún personaje, que tienen lugar desde el año 2037 hasta el 2070. La estructura permite utilizar los primeros episodios para establecer ese entorno medioambiental en el que se desarrollan las historias, y en este sentido pueden resultar algo dispersos, con demasiados personajes. Pero éstos tienen relevancia a lo largo de los siguientes episodios, especialmente desde The fifth question (T1E3) que imagina a Miami completamente inundado por la subida de las mareas. Y ciertamente a lo largo de esta especie de antología que no lo es exactamente, porque establece conexiones constantes, hay algunas tramas que resultan más interesantes que otras, especialmente conforme se aleja en el tiempo y muestra futuros posibles más distantes.
2059 Part II: Nightbirds (T1E5), dirigido por Richie Mehta, se desarrolla en la India, y tiene como protagonistas a Gaurav (Adarsh Gourav) y Neel (Gaz Choudhry), dos contrabandistas que inician una ruta especialmente complicada a través de un desierto con contrastes extremos entre la sequía y las inundaciones. Se trata de un thriller particularmente efectivo que muestra las consecuencias del cambio climático en países menos desarrollados y cuenta con una espléndida fotografía del mexicano Jaime Reynoso. Hay algunas historias que resultan demasiado discursivas, pero incluso los elementos aparentemente más cursis, como la comunicación hablada que se establece entre la científica Rebecca Shearer (Sienna Miller) y la última ballena que queda en el planeta en el episodio 2046: Whale fall (T1E2), dirigido por Scott Z. Burns, acaban siendo más destacados cuanto más conscientes nos hacemos de que son futuribles perfectamente realistas. El intento por elaborar las historias con diferentes tonos, de forma que encontramos géneros diversos a lo largo de la temporada, perjudica a la propuesta, en cuanto que la hace más irregular. Uno de los episodios más curiosos es el que utiliza la comedia de reuniones de parejas, 2068: The goiThatchng-away party (T1E7), dirigido por Nicole Holofcener, responsable de algunos episodios de Parks and Recreation (SkyShowtime, 2011-2019) y de un episodio de la nueva serie protagonizada por Bob Odenkirk, Lucky Hank (AMC, 2023). Esta reunión de fin de año entre las parejas formadas por Sylvie (Marion Cotillard) y Augustine (Forrest Whitaker), y Nic (Tobey Maguire) y Elodie (Eiza González) se desenvuelve como una comedia que en realidad tiene un trasfondo más dramático, en la que Augustine ha tomado una decisión importante en torno a las posibilidades de la criogenia. Mientras que 2066: Lola (T1E6), dirigido de nuevo por Scott Z. Burns, ofrece una representación futurista distópica en Londres protagonizada por Ezra (Tahar Rahim), el hijo de Omar Haddad (también interpretado por Tahar Rahim) al que veíamos en el segundo episodio, que ha decidido contratar los servicios de una empresa que le permite guardar en una nube sus recuerdos, y que trabaja como acompañante artificial sustituyendo a personas ausentes. A lo largo de toda la temporada sin embargo no solo se muestra un mundo en decadencia debido a las consecuencias del cambio climático, sino que se apuntan algunas posibilidades de recuperación de la atmósfera a través de la geoingeniería que ha desarrollado Jonathan (Edward Burns) en 2059: Face of God (T1E4), pero que también acaba relacionada con el ecoterrorismo. Y plantea cuestiones trascendentales como cuando Rebecca (Sienna Miller) comenta que los multimillonarios deberían gastar menos dinero en la conquista espacial y más en el desarrollo de tecnologías que permitan la supervivencia en nuestro planeta, en clara referencia a Elon Musk. De hecho, el personaje del magnate Nicholas Bilton (Kit Harington), parece una mezcla entre algunos de estos ejemplos representativos del despilfarro como Jeff Bezos, y el último episodio Newcomen-2070 (T1E8), dirigido por Michael Morris, el realizador de la película To Leslie (2022), reúne a buena parte de los personajes que hemos estado viendo en una especie de ajuste de cuentas por la inacción de quienes sí tenían en sus manos la posibilidad de haber cambiado el planeta.Uno de los aciertos de la adaptación efectuada por la británica Bathsheba Duran, afincada durante años en Nueva York, desde donde ha formado parte de las mesas de guionistas de series como Boardwalk Empire (HBO, 2010-2014) o The looming Tower (Prime Video, 2018), es el trabajo de dirección de John Crowley, responsable de las películas Brooklyn (2015) y El jilguero (2019). El director aporta una especial sensibilidad para que, a lo largo de los cuatro episodios, las vidas y muertes de Ursula Todd tengan un desarrollo fluido, especialmente la introducción de este concepto de estructura narrativa que al principio puede parecer demasiado chocante, casi cómico, pero que ya en el Episodio 2 tenemos asumido como una forma de narración perfectamente coherente. Pero al final Una y otra vez no deja de ser un drama sobre una joven que vive períodos radicalmente violentos en Europa, una historia de resistencia frente a la tragedia vital a la que parece destinada. Y aunque algunos elementos de política ficción que se incluyen en la novela, sobre todo en torno a la participación de la protagonista en el devenir de la historia personal de Adolf Hitler, parecen en la serie algo forzadas, es en el desarrollo del personaje principal donde Una y otra vez se encuentra cómoda en una reconstrucción histórica que se mezcla con una propuesta de ciencia-ficción con singular consistencia. Y también encuentra en la espléndida banda sonora de Volker Bertelmann, reciente ganador del Oscar por la música de la película Sin novedad en el frente (Edward Berger, 2022), una forma sutil de desplazarse entre la emoción y la expresividad de un relato que conecta el destino con la reencarnación.
El drama de solo tres episodios funciona como un homenaje a la televisión británica de los años setenta y ochenta, mientras asistimos a los cambios que se producen en las cadenas controladas por los ejecutivos. La noticia del despido de Noele Gordon se hizo pública el 22 de junio de 1981 y, a falta de redes sociales, provocó un estallido de protestas por parte de los fans, que también impulsó la propia actriz realizando súplicas en los medios de comunicación para que sus seguidores salvaran al personaje. Tanto es así, que surgió una campaña titulada "Save our Meg", el nombre del personaje que interpretaba Noele Gordon en esta serie desarrollada en un hotel. Al comprobar que no lo conseguiría, la actriz también utilizó los medios de comunicación para lograr que, al menos, su personaje no muriera: "Give me a happy ending" (Denme un final feliz), anunciaban los titulares de algunos periódicos. Como suele ser habitual en los guiones de Russell T. Davies, hay una estructura perfecta que se reduce a solo tres episodios, lo que le permite en cierta manera utilizarlos como el soporte narrativo tradicional de planteamiento, nudo y desenlace, mezclando el humor y el drama de una manera que funciona como un mecanismo de relojería. Porque sobre todo Nolly es una mirada muy incisiva a la forma en que los actores afrontan el declive de sus carreras, representada especialmente en una espléndida escena en la que Nolly (Helena Bonham Carter) habla con su amigo Larry Grayson (Mark Gatiss), sobre los viejos tiempos en los que su profesión era el centro de atención. Ella fue la primera actriz que apareció en la televisión en color, pero ahora es sustituida por otros intereses, como la incorporación de actrices racializadas o los avances técnicos en materia de dirección y puesta en escena. Nolly reivindica el mundo de las telenovelas que Russell T. Davies conoció en su juventud, cuando los dramas televisivos eran mucho menos complejos (son particularmente divertidos los primeros planos que se mantienen en los rostros de los protagonistas cuando acaba la primera parte de cada episodio, creando un momento de suspense). La construcción de personajes es uno de los elementos principales de las historias escritas por Russell T. Davies, lo que proporciona a la protagonista réplicas excelentes, como las conversaciones que mantiene con su protegido Tony Adams (Augustus Prew), cuando ambos están alejados del set de rodaje. Y en este sentido Nolly funciona como una representación más sólida y melancólica al mundo de la televisión que Funny woman (SkyShowtime, 2022), con la que comparte su mirada nostálgica pero envuelta en optimismo. Un tributo muy entretenido a la forma en que la televisión marcó a diferentes generaciones.
En el fondo de la presidencia no solo tiene su propia agenda Elena, sino también el maquiavélico Rubén Osorio (Joaquín Furriel), que ya era manipulador en la primera temporada y que en esta ocasión sin embargo se enfrenta a los remordimientos por aquellos que sufrieron las consecuencias de sus decisiones. Hay un tono mucho más shakesperiano en esta temporada, con personajes que utilizan el poder desde la retaguardia y presencias fantasmales, aunque la trama de Rubén Osorio es la que resulta menos convincente, especialmente en el episodio La hora novena (T2E6). En contraposición, la temporada final de El reino también explora aspectos relacionados con los mensajes mesiánicos de Tadeo Vázquez (Peter Lanzani), que representa otro tipo de religiosidad más abierta en el episodio Entre dioses y monstruos (T2E1), pero que también puede ser manipulable a través de las redes sociales y los medios de comunicación. Aunque el cambio más importante con respecto a la primera temporada se produce en el personaje de Julio Clamens (Chino Darín), que adopta en esta ocasión una postura mucho más colaboradora con sus propias convicciones. Con la ventaja de poder cerrar de una forma conclusiva la historia que crearon, Marcelo Pyñeiro, que también dirige y Claudia Piñeiro recuperan también la trama de abusos que fue una de las columnas vertebrales de la primera temporada, de manera que encuentran la forma de dar a cada uno de los personajes un final adecuado, no siempre en el sentido positivo de la palabra. Aunque posiblemente sea una serie demasiado infravalorada, incluso estrenando su segunda temporada sin apenas promoción por parte de Netflix, El reino es un inteligente thriller político que sin embargo coloca sobre la mesa temas muy actuales, especialmente relacionados con el aumento de la presencia de la extrema derecha en las instituciones y el cuestionamiento de las bases democráticas a través de mensajes populistas envueltos en una religiosidad impuesta.
Una de las propuestas hispanas de la plataforma SkyShowtime es esta serie producida por 100 Bares, la productora de Juan José Campanella (1959, Argentina) pero que se desarrolla en una pequeña población de México. Estrenada en Paramount+ hace un año, Los enviados (2021-) quiere abordar muchos géneros y eso acaba perjudicándola. Por un lado, es una buddy movie que está protagonizada por dos sacerdotes con personalidades muy diferentes: el mexicano Pedro Salinas (Luis Gerardo Méndez) y el español Simón Antequera (Miguel Ángel Silvestre). Los dos son enviados por el Vaticano a México para investigar un supuesto milagro que se le atribuye a un párroco local, pero mientras el primero adopta una posición de fe ciega, el segundo es mucho más escéptico sobre la naturaleza de estos supuestos milagros. Por otro lado la serie aborda, especialmente en los primeros episodios, cierto tono de terror, deriva hacia un thriller de investigación y navega constantemente por el humor, especialmente en la relación que establecen los dos protagonistas. De forma que Los enviados intenta equilibrar constantemente esta variada de elementos para mantener el interés sin perder el ritmo, y aunque muchas veces lo consigue, especialmente en la última parte parece incapaz de desenredar con convicción la madeja que se ha ido creando a lo largo de sus ocho episodios. Pero por momentos funciona bien en su vertiente de thriller, en la química que se establece entre los actores Luis Gerardo Méndez, al que hemos visto en Belascoarán (Netflix, 2022) y The resort (Peacock, 2022) y Miguel Ángel Silvestre, que consiguen una buena complicidad, y en un trabajo de dirección notable. La presencia de este último y el trasfondo religioso puede hacer pensar en 30 monedas (HBO Max, 2020-), pero en este caso tiene menos relación con los demonios sobrenaturales, y mucho más con los demonios internos que afrontan los miembros de la Iglesia católica.
Juan José Campanella es la cara visible de esta producción aunque está creada por Leandro Calderone y Emanuel Diez, este último guionista de Entre caníbales (Telefe, 2015), otra producción de 100 Bares, y más recientemente de la irónica comedia El encargado (Disney+, 2022-). Mientras que el director de El secreto de sus ojos (2009) solo se ha puesto detrás de la cámara en el último episodio, quizás uno de los más flojos de la primera temporada. La serie plantea en el fondo de la historia algunas cuestiones interesantes sobre la fe y la manera en que la creencia en los milagros es insostenible desde un punto de vista científico, perspectiva que representa Simón Antequera, un hombre religiosamente creyente pero que mantiene una mirada descreída hacia los acontecimientos sobrenaturales, como la curación de los enfermos que ha practicado el cura del pueblo. En este sentido, Miguel Ángel Silvestre posiblemente le aporta un perfil a su personaje demasiado macarra, pero es acertado como contraste con la personalidad más pusilánime de Pedro Salinas, empeñado en seguir estrictamente las normas eclesiásticas a la hora de investigar a los miembros de la Iglesia. Y precisamente este contraste es el que funciona mejor en esta serie como una especie de versión religiosa de Expediente X (Disney+, 1993-2018), con la que Los enviados tiene una conexión clara en su propio concepto y en la construcción de los dos personajes principales. Pero esto no resulta necesariamente negativo, sino que nos devuelve un cierto tipo de misterio que está cada vez menos presente en el formato de series actuales, lo cual siempre es de agradecer. La serie ha sido renovada para una segunda temporada que se estrenará previsiblemente este mismo año.
En las próximas semanas se estrenan dos de las series inglesas que destacamos en nuestra crónica Top 10 2022: Las mejores series inéditas en España. Por un lado, la espléndida Sherwood (Filmin, 2022), llegará finalmente a la plataforma Filmin el 2 de mayo, y por otro esta producción que inauguró las emisiones de la plataforma ITVX, actualización de la que hasta ahora administraba la productora inglesa. Un espía entre amigos (Movistar+, 2022) adapta una novela de Ben Macintyre (1962, Reino Unido), del que el año pasado se estrenaron otras adaptaciones como el largometraje El arma del engaño (John Madden, 2021) y la serie Los hombres del S.A.S. (HBO Max, 2022-). La novela está basada en una historia real sobre un grupo de dobles agentes británicos que trabajaban para el KGB y que llegaron a altos cargos de la inteligencia británica, a los que se llamó "los cinco traidores de Cambridge". Entre ellos se encontraba Kim Philby (Guy Pearce), que incluso participó en una misión que tenía como objetivo matar al General Franco, infiltrándose como periodista en el bando fascista, una historia que no se cuenta en esta serie pero que se narra en el documental Los que quisieron matar a Franco (Pedro Costa, José Ramón Da Cruz, 2006) y posteriormente en la primera biografía del agente y su relación con España, el libro de Enrique Bocanegra (Sevilla, 1973) Un espía en la trinchera: Kim Philby en la guerra civil española (2017, Ed. Tusquets Editores). Se trata por tanto de un personaje singular, que inspiró también a John Le Carré su novela El topo (1974, Ed. Planeta), un gentleman que decidió colaborar con la inteligencia rusa engañando durante 25 años a sus amistades en el antiguo MI5, entre ellos su mejor amigo, el agente Nicholas Elliott (Damian Lewis).
La serie está adaptada por Alexander Cary, guionista y productor de Homeland (Disney+, 2011-2020), y reconstruye el último encuentro que tuvieron Nicholas Elliott y Kim Philby en Beirut, cuando ya se había descubierto la traición, pero el primero trataba de conseguir que el espía delatara a sus cómplices infiltrados. Con una estructura que mezcla épocas, la otra parte central de la historia la protagoniza la agente Lily Thomas (Anna Maxwell Martin), que a su vez interroga a Nicholas Elliott, quien está siendo investigado sobre su posible implicación en la huida de Kim Philby a Rusia, después de su encuentro en Beirut. Al mismo tiempo que se introducen flashbacks en torno a la relación de amistad entre los protagonistas, también se incluye una subtrama que tiene como protagonista al agente de la CIA James Angleton (Stephen Kunken), a quien Kim Philby utilizó para introducir una especie de paranoia sobre traiciones en la administración norteamericana. Esta compleja telaraña de narrativas puede parecer confusa pero no lo es, si se tiene en cuenta que Un espía entre amigos es una serie que requiere la atención del espectador, resultando mucho menos enredada de lo que podría parecer. Hay una reconstrucción de las relaciones de amistad que cultivó el agente doble, y que se van desenredando conforme avanza la historia, mientras es tratado también como un sospechoso en Rusia, adonde consiguió huir en 1963. Y a lo largo de la historia se estimula la ambigüedad, no solo del espía, sino también de Nicholas Elliott, de quien no sabemos a ciencia cierta si ha acabado prevaleciendo su amistad frente a su deber de devolver a Kim Philby a Londres.
Uno de los aspectos más criticados de la serie es que estos saltos entre tiempos y lugares no están marcados por los habituales títulos que describen el lugar y el año. Según el director Nick Murphy es una decisión consciente que buscaba perturbar a los espectadores, pero también evitar una interminable letanía de subtítulos, y aunque esto puede provocar confusión, lo cierto es que una vez que se establecen las diferentes capas narrativas, no es difícil saber en qué momento estamos: en Beirut durante el interrogatorio, en Londres durante la investigación, en Moscú durante la deserción o en Viena durante los inicios de la colaboración con Rusia... De hecho, el personaje de Lily Thomas, el único ficticio de la historia, funciona como un enlace que establece una narrativa lineal en la investigación, y que además proporciona un punto de vista interesante de una mujer en medio de un espacio predominantemente masculino de caballeros ingleses. El hecho de que ella esté casada con un hombre de raza negra también aporta una perspectiva de una sociedad que está cambiando, una mirada moderna hacia un mundo tradicional. La serie explora conceptos sobre las clases sociales y ese mundo idealizado de caballeros británicos jugando al cricket, que contrasta con la traición que sin embargo se acumula en el fondo. Hay algunos diálogos que parecen demasiado explicativos, y en algunos momentos es difícil retraerse de una sensación extraña, como en las escenas que comparten Damian Lewis y Stephen Kunken, que nos hacen recordar a sus personajes en la serie Billions (Movistar+, 2016-), pero Un espía entre amigos es una historia bien elaborada, notablemente escrita y repleta de momentos de suspense muy logrados, como esos tres minutos en los que se pierde la conversación grabada entre ambos amigos en Beirut, que levantan las sospechas del MI5.
El imperio de la luz se estrena en cines en España el 31 de marzo. Sherwood se estrena en Filmin el 2 de mayo. ______________________________________Películas mencionadas:
The devil's harmony se puede ver en Argo y Disney+.The assistant se puede ver en Filmin.Swallow se puede ver en Filmin y Prime Video.Buenas noches, mamá se puede ver en Acontraplus y Prime Video.La noche de los muertos vivientes se puede ver en Classics, Filmin, FlixOlé y Plex.La carretera se puede ver en Filmin, FlixOlé, Pluto TV y Prime Video.Scary movie 3 se puede ver en HBO Max y SkyShowtime. Resacón 2: ¡Ahora en Tailandia! se puede ver en HBO Max y Movistar+.R3sacón y El arma del engaño se pueden ver en HBO Max.Border se puede ver en MUBI y Prime Video. Wind river se puede ver en Movistar+ y Prime Video. Brooklyn se puede ver en Disney+.El jilguero se puede ver en Prime Video. La chica de la sudadera amarilla y 40 sticks se pueden ver en Netflix.El secreto de sus ojos se puede ver en Disney+, FlixOlé, HBO Max y Prime Video.