Las series más destacadas de 2024: Febrero-Marzo

Publicado el 05 marzo 2024 por Enprimera
Ya hemos mencionado anteriormente cómo el audiovisual en Gran Bretaña está iniciando cambios importantes hacia una gradual eliminación de los canales convencionales para consolidar aún más el streaming. Como la intención anunciada el mes pasado por parte de Channel 4 de ser el primer transmisor de servicio público genuinamente digital para 2030, o la inversión de Comcast para convertir Sky en un servicio exclusivamente de streaming. La noticia más reciente en este camino es la compra por parte de BBC del 50% que tenía ITV en la plataforma BritBox International. El servicio de transmisión SVOD (Bajo Demanda con Suscripción) fue creado en 2017 a partir de la colaboración a partes iguales entre ITV y BBC, para la comercialización en el extranjero de las producciones de estas dos cadenas de televisión. Aunque BritBox solo está disponible en ocho países: Estados Unidos, Canadá, Australia, Sudáfrica, Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia, donde incluso se presentan retransmisiones en directo como la ceremonia de los Premios BAFTA todos los años. Hay que recordar que ambos canales tienen sus propios servicios de streaming en Gran Bretaña, la plataforma pública sin anuncios BBC iPlayer y el servicio AVOD (Bajo Demanda con Publicidad) ITVX, respectivamente, pero el crecimiento de BritBox ha sido importante en los últimos años, pasando de 1 millón de suscriptores en 2020 a los 3,5 millones que tiene actualmente. Ambas también suelen licenciar sus producciones a terceros, y en España encuentran sus principales compradores en Movistar+, Filmin, HBO Max y últimamente SkyShowtime, por lo que en principio no está previsto que aumente su presencia en Europa. Entre los recientes estrenos de BritBox International se encuentran la miniserie Archie (2023), sobre la vida personal del actor Cary Grant, Three little birds (2023), en torno a la emigración de tres mujeres jamaicanas a Inglaterra en los años 50, y este mismo mes la exitosa Mr. Bates and the Post Office (2024). 

El mismo día que Occidente estará pendiente de los Oscar, otra parte del mundo mirará a los Asian Film Awards, que se estregan el 10 de marzo y serán retransmitidos por YouTube. Los premios que concede la Academia de Cine organiza también alrededor de esta ceremonia encuentros y conferencias dedicados a departamentos como diseño de vestuario y efectos visuales, pero el acto central es una gala que se celebrará en Xiqu Centre de Hong-Kong, y cuyo presidente del jurado es el director Kiyoshi Kurosawa. Las nominadas como Mejor Película son la coreana Seoul Spring (Kim Sung-su, 2023), con seis nominaciones; las japonesas El mal no existe (Ryûsuke Hamaguchi, 2023), seis nominaciones, y Perfect days (Wim Wenders, 2023), dos nominaciones; la producción de Sri-Lanka Paradise (Prasanna Vithanage, 2023), cuatro nominaciones; y la china Snow leopard (Pema Tseden, 2023), cuatro nominaciones. Entre las películas estrenadas, Monstruo (Hirokazu Koreeda, 2023) tiene tres nominaciones, entre ellas para el director y el guión, igual que Godzilla: Minus One (Takashi Yamazaki, 2023), en la categoría de Mejor Actriz secundaria aparte de las previsibles de efectos visuales y sonido. El thriller chino El silencio del agua (Wei Shujun, 2023), recientemente estrenado  en la plataforma Filmin, tiene tres nominaciones en Montaje, Fotografía y Diseño de producción. En la categoría de bandas sonoras están nominados Shigeru Umebayashi por Dwelling by the West Lake (Gu Xiaogang, 2023), Eiko Ishibashi por El mal no existe (Ryûsuke Hamaguchi, 2023), Akmaral Mergen por Qaș (Aisultan Seitov, 2023), Anon Cheran Momin por Rapture (Dominic Sangma, 2023) y Lee Dong June por Road to Boston (Kang Je-kyu, 2023). Los siguientes comentarios se basan en el visionado de las temporadas completas de las series comentadas y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.

True detective: Noche polar★★★☆HBO Max, 15 de enero-19 de febreroEstados Unidos, 2024 - 6x50'Creada por Issa LópezDirigida por Issa López

No es buena señal que la showrunner de una serie conceda entrevistas cada dos episodios para explicar detalles sobre el argumento, y tampoco que reaccione de manera airada contra las bajas calificaciones de los espectadores en determinadas redes sociales muy consultadas e influyentes en los círculos norteamericanos como RottenTomatoes o Metacritic, que se han ido haciendo peores tras el frustrante desenlace. Al menos en HBO Max pueden estar lo suficientemente satisfechos con un promedio de 12,7 millones de espectadores, que la sitúan por encima de The white lotus (HBO Max, 2021) o Succession (HBO Max, 2018-2023). Pero tampoco parece adecuada la actitud poco elegante de Nic Pizzolatto escondiéndose tras los comentarios negativos de espectadores que él mismo había compartido en sus redes sociales, cuando en parte su decisión de firmar un contrato exclusivo con FX le alejó de la antología. No le habrá alegrado especialmente que la serie ya haya confirmado su regreso en una quinta temporada de nuevo con Issa López (1971, México) como showrunner. La guionista mexicana ha pecado de falta de humildad queriendo conectar su propuesta con la primera temporada de True detective (HBO Max, 2014), reforzando por tanto la tendencia a las comparaciones. Sobre todo porque esta historia no se planteó inicialmente como una parte de la serie antológica, por lo que las conexiones resultan en algunos casos innecesarias. En relación con las historias escritas por Nic Pizzolatto, True detective: Noche polar (HBO Max, 2024) es una especie de reverso que contrarresta la masculinidad de las anteriores temporadas con una representación que explora los temores, las imperfecciones, las obsesiones y las inseguridades femeninas.La historia parece inspirada en el incidente del paso Dyatlov ocurrido en 1959 en el que se encontró a un grupo de excursionistas rusos alejados de su tienda de campaña, que estaba destrozada, completamente congelados. Los cuerpos de los nueve miembros del equipo estaban en un desconcertante estado de desnudez; algunos tenían el cráneo y el pecho destrozados; a otros les faltaban los ojos y a uno le faltaba la lengua. Tras muchas teorías no se ha podido explicar la razón de sus muertes, aunque la más reciente es la de una avalancha. En True detective: Noche polar un grupo de científicos es descubierto desnudos y congelados en el hielo, y este suceso parece estar conectado con el asesinato de una activista Iñupiaq, en el entorno de la localidad de Ennis, en Alaska (aunque la serie fue rodada en Islandia). Como trasfondo, hay una planta minera que contamina las aguas de la zona y quizás una implicación de los científicos en la difusión de datos falsos sobre su impacto ambiental. Los hechos vuelven a reunir a las detectives Liz Danvers (Jodie Foster) y Evangeline Navarro (Kali Reis), antiguas colaboradoras que se separaron tras un suceso ocurrido en una investigación anterior, estableciendo una relación convencional de policías afectados por un pasado común. Son dos personajes fuertes que no están bien desarrollados: los conflictos de Danvers con la identidad indígena de su hija Leah (Isabella LaBlanc) no son muy convincentes, mientras que el carácter espiritual de Navarro se siente a veces demasiado desconectado. A lo largo de la temporada, Issa López ha ido desplegando continuas citas de la primera temporada, frases como "estás haciendo la pregunta equivocada" en una escena muy forzada entre Liz Danvers y Peter Prior (Finn Bennett) en Parte 5 (T1E5) o "el tiempo es un círculo plano" en Parte 6 (T1E6), una especie de fan service que se le ha vuelto en contra a la creadora.  El episodio final ha necesitado 75 minutos para resolver el misterio con una explicación demasiado conveniente, subrayando las debilidades de una trama que hubiera necesitado un trabajo más concienzudo en su desarrollo. Hay una intención de mostrar la relevancia de las personas invisibles, las mujeres que conforman el tejido oculto de Ennis, de una manera que, efectivamente, las ha hecho invisibles a lo largo de la temporada para sacarlas solo cuando a la historia le convenía. Se ha desplegado un juego constante con la ambigüedad de lo sobrenatural para poder dejar cuestiones sin resolver, construyendo una trampa narrativa que es muy deshonesta con el espectador, regresando a referencias de la primera temporada inspiradas en El rey de amarillo (1895, Ed. Valdemar) de Robert W. Chambers. Pero, en aquella, la simbología satánico/pagana, en la que las espirales y los círculos adquieren un sentido narrativo que se explica también a través de la propia estructura en distintas líneas de tiempo, construye una investigación que sirve para que los personajes principales se enfrenten a sus propias sombras. Mientras que la serie de Issa López es una interpretación algo simple sobre la existencia de dos mundos, el terrenal y el espiritual, y la necesidad de algunos personajes de atravesar la frontera entre ambos. La resolución se impulsa en este caso a partir de las causas, pero no desde la construcción de los personajes, lo que está subrayado por la culpabilidad colectiva. Si la película de Issa López Vuelven (Tigers are not afraid) (2017) era un cuento oscuro sobre los niños huérfanos en México que tomaba muchos elementos de El espinazo del diablo (Guillermo del Toro, 2001), en la serie las referencias a otras películas parecen costuras con malas puntadas. Ernest Hemingway hablaba de la "teoría del iceberg" que consiste en escribir el relato completo para, cuando ya está conformado, eliminar el 80% de su contenido dejando solo lo esencial, y omitiendo hechos que el lector nunca conocería: "La parte omitida refuerza la historia y hace al lector sentir algo más de lo que ha comprendido". Esta teoría ha sido a menudo citada por Nic Pizzolatto en las entrevistas en torno a True detective, y parece que Issa López también ha querido adoptarla, de forma que hay detalles en la extraña muerte del grupo de científicos o en el viaje final de Navarro que se omiten para que el espectador saque sus propias conclusiones. No hay explicación sobre la función real de la lengua cortada, una idea que parece sacada de los hechos del paso Dyatlov pero a la que la creadora le da diferentes significados según las entrevistas que hace: la última explicación es que se trata de una referencia a la película Audition (Takashi Miike, 1999). Al conectarse con la primera temporada, que es igualmente deslumbrante en un visionado actual, describiendo los hechos de su historia como parte de la misma realidad que los asesinatos de Louisiana, Issa López ha querido colocar a su Noche polar a una altura en la que sale perdiendo claramente. 
Expatriadas★★★☆Prime Video, 26 de enero-23 de febreroEstados Unidos, 2024 - 6x50'Creada por Lulu WangDirigida por Lulu WangHay algunas series que quizás no terminan siendo completamente satisfactorias en su desarrollo pero están construidas con una capacidad creativa notable, lo que finalmente las sitúa en un nivel muy superior. La primera incursión en la televisión de Lulu Wang (1983, China), directora de la espléndida película The farewell (2019), regresa a algunos temas explorados en aquella, pero ampliándose y situándose en un contexto más complejo. Al concretar la acción en Hong Kong, a través de tres personajes que son extranjeros, refuerza la representación de la idea de identidad dentro de un estado como Hong Kong sin identidad propia, invadida por los japoneses, convertida en una colonia británica y devuelta a China como una Región Administrativa Especial. La aproximación visual muestra a los personajes muchas veces a través de ventanas que reflejan los edificios, haciendo presente constantemente el espacio en el que se desarrollan sus historias, como en el inicio del episodio Hogar (T1E6), el único que comienza con una secuencia de créditos en la que las imágenes están tomadas siempre desde el otro lado de escaparates, ventanillas, ventanas o reflejos de suelos brillantes, confrontando la vistosidad de los edificios modernos acristalados con la negritud de los conjuntos de pisos de la zona más empobrecida. Ahí está también otro de los temas de Expatriadas (Prime Video, 2024), que aborda la diferencia de clases, especialmente a través del magnífico episodio Central (T1E5), uno de los mejores que hemos visto durante este año. La historia está basada en The expatriates (2016), segundo libro de la escritora Janice Y.K. Lee (1972, Hong Kong), de la que en España solo se ha publicado su primera novela, La maestra de piano (2009, Ed. Espasa Calpe), que se desarrolla en dos tiempos: en vísperas de la invasión japonesa y en el renacimiento posterior a la guerra. Las protagonistas de la serie son Margaret Woo (Nicole Kidman), Hilary Starr (Sarayu Blue) y Mercy (Ji-young Joo), todas ellas mujeres privilegiadas que sin embargo se muestran muchas veces en tomas amplias que las "atrapan" dentro del espacio que las rodea. De las tres, Mercy es la que se mueve en círculos más modestos, pero ella es una norteamericana de segunda generación que en realidad siempre tiene la posibilidad de pedirle a su madre que le compre un billete de regreso. Esta condición de privilegio y la seguridad de poder salir de su entorno si lo desean puede provocar un distanciamiento del espectador, y uno de los problemas que se ha planteado de manera negativa respecto a la serie es que los personajes no tienen capacidad para provocar la empatía. Pero, al margen de su representación social, habla muy claramente sobre la maternidad y sus complejidades: Margaret siente que no ha sido una buena madre porque sus hijos han estado criados principalmente por su asistenta Essie, lo que se manifiesta más claramente después de que Gus (Connor James) haya desaparecido; Hilary lidia con la aparente incapacidad de tener hijos; y Mercy también está distanciada de su familia mientras mantiene una relación secreta con David (Jack Huston), el marido de Hilary. Esta dinámica sobre ser madre se representa sobre todo en el "episodio botella" Continente (T1E4), en el que los tres personajes principales están encerrados de alguna forma en un espacio único. La relación de Hilary (en realidad se llama Harpreet) se manifiesta con su madre Brinder (Sudha Bhuchar) cuando recibe la visita de ésta y quedan atrapadas en un ascensor, lo que revela detalles de su infancia sobre la dificultad de encontrar un tono de maquillaje adecuado para su piel (que utilizaba para ocultar las heridas de los malos tratos que sufrió Brinder); Mercy y David comparten una de muchas tardes una pequeña habitación, y la representación de ella dentro del encuadre es significativa, relegada a las esquinas y los marcos, con una predominancia de la figura de David que resulta asfixiante. Mientras, Margaret y su marido Clarke (Brian Tee) se enfrentan a la posibilidad de tener que reconocer a su hijo en una morgue continental en la que nadie habla inglés. 
Los problemas de comunicación son fundamentales en esta historia, especialmente para las dinámicas de los personajes, lo que se refleja a través de la utilización de diferentes idiomas que a veces ni siquiera las protagonistas entienden. Lulu Wang ha hablado en alguna entrevista de que uno de los visionados más influyentes de su propuesta fue la serie Les revenants (Prime Video, 2012-2015), una excelente producción francesa sobre el regreso de personas que fallecieron años atrás, pero que utiliza este componente de género fantástico para hablar de la incomunicación en las relaciones personales. En el Festival de Toronto, la creadora y directora eligió presentar Expatriadas con la proyección del episodio Central (T1E5), con una duración de largometraje que supera la hora y media, para presentar la otra perspectiva, la de las asistentas de las dos protagonistas principales. Así, conocemos la historia de Essie (Ruby Ruiz) y de Puri (Amelyn Pardenilla), pero también de la generación más joven, Tony (Will Orr), quien está relacionado con las protestas estudiantiles deudoras de la Revolución de los Paraguas de 2014 en contra de la imposición cultural de China en Hong Kong. Es la primera vez que la serie aborda esta cuestión política, aunque evitando las referencias a la brutal represión de los estudiantes por parte del gobierno chino. Si el resto de la serie se muestra desde lo que podríamos considerar la puerta principal de la torre de marfil en la que viven las protagonistas, este episodio se enfoca en la puerta de servicio, y lo hace de una manera divertida, emocionante y relevante. Los chismorreos de las sirvientas sobre sus jefas mientras juegan al bingo o la relación de Margaret con Essie y Hilary con Puri, teñida de una condescendencia pasivo-agresiva, son perfectas representaciones de sus diferencias sociales. Expatriadas tiene la confianza como para tomar decisiones arriesgadas que pueden ser más o menos efectivas, pero posiblemente es una de las series mejor elaboradas de las que hemos visto recientemente. 
Wolf like me (Temp. 2)★★★★☆Prime Video, 9 de febreroAustralia, 2023 - 6x30'Creada por Abe ForsytheDirigida por Abe ForsytheAACTA '24: Nominada Maquillaje, Efectos visualesEntre las comedias románticas estrenadas en los últimos años, quizás una de las más originales era esta propuesta de Abe Forsythe (1981, Australia), quien escribió y dirigió la comedia de zombies Little monsters (2019), protagonizada por Lupita Nyong'o. Utilizando los tropos del género romántico, la historia conectaba a Gary (Josh Gad), un norteamericano viudo que vive con su hija Emma (Ariel Donaghue) en Australia intentando afrontar el duelo por la reciente muerte de su esposa, y Mary (Isla Fisher), que también es viuda, aunque por circunstancias algo más singulares. Wolf like me (Prime Video, 2022-) se convirtió en un éxito al saber combinar los elementos tradicionales de las comedias románticas con el tema de la licantropía, pero también se benefició de la coproducción entre el canal australiano Stan y la plataforma norteamericana Peacock que le aseguró una distribución internacional, con Prime Video estrenándola en varios países como España aunque sin apenas promoción. En la edición de 2023 de los premios de la Academia de Cine y Televisión de Australia (AACTA), Isla Fisher, que en la vida real está casada con el actor Sacha Baron Cohen, logró una nominación como Mejor Actriz y la serie como Mejor Drama, mientras que la segunda temporada ha conseguido solo dos nominaciones al Mejor Maquillaje y Mejores Efectos visuales en la última edición de los premios australianos, categorías que finalmente ganaron las películas Háblame (Danny Philippou, Michael Philippou, 2022) e Indiana Jones y el dial del destino (James Mangold, 2023), respectivamente. Tras el intenso final de la primera temporada, Abe Forsythe se encontraba ante una encrucijada difícil de resolver, teniendo que enfocarse en la posibilidad de que los protagonistas encuentren una manera de solventar los pequeños problemas que puede provocar que uno de los dos se transforme en lobo las noches de luna llena. Pero hay que decir que el guionista y director ha sabido continuar la historia con especial habilidad, aunque para ello haya rebajado algo más el tono de comedia y se haya adentrado en un terreno más dramático. La representación de este secreto que Mary lleva consigo como una condena se refiere a la parte oscura que todos tenemos, algo que reafirmaba ella en el episodio inicial de la primera temporada, cuando le dice a Gary: "La perfección es una coraza que llevamos para evitar que nos vean. Quizás deberíamos aceptar nuestras imperfecciones". Esta aceptación de uno mismo se extiende también al otro, pero no se puede reducir a una relación entre dos personas sin tener en cuenta sus entornos, y la historia explora bien esta circunstancia. Lo que hace mejor la segunda temporada es ser diferente, pero asimismo conectarse con la primera a través de un acontecimiento que se produce durante una excursión al desierto de Outback, y que tendrá ramificaciones en los últimos episodios de ésta. De alguna manera, se podría decir que si la temporada anterior era una comedia romántica con elementos de licantropía, esta segunda temporada abraza directamente el género dramático para elaborar cómo puede ser la convivencia con una mujer lobo. Pero, siguiendo la línea argumental de la anterior, también explora el lado salvaje de Gary, sobre todo en los episodios en los que aparece un nuevo personaje, Anton (Edgar Ramírez). En este sentido, Wolf like me va más allá en la representación explícita de la transformación, homenajeando a Un hombre lobo americano en Londres (John Landis, 1981) en algunas secuencias, y planteando ciertas inquietudes en Mary respecto a cuál puede ser su reacción cuando nazca el bebé que está esperando, del que no sabemos si será también un hombre lobo. El desafío que enfrentan Josh y su hija Emma respecto a la nueva relación tiene momentos de peligro, pero ambos parecen totalmente comprometidos, aunque eso les lleve a levantar ciertas sospechas en sus amigos Sarah (Emma Lung) y Ray (Anthony Taufa), que protagonizan algunos de los momentos más divertidos de la temporada. Hay que aplaudir la intención de Abe Forsythe de llevar la historia más allá, sin quedarse en la comodidad de la comedia romántica, lo que provoca que esta segunda entrega sea mucho más oscura, sin llegar al género de terror propiamente dicho. Pero este cambio de tono beneficia a la historia, que consigue mantener esa condición de mezcla de géneros que la hace un poco extraña pero, al mismo tiempo, tremendamente adictiva. 
Los mil días de Allende 
★★★★☆
La 2, 21-28 de febreroChile, 2024 - 4x60'Creada por Leonora González Jelincic, Carla StagnoDirigida por Nicolás Acuña

Con motivo del 50 aniversario del golpe militar antidemocrático en Chile, impulsado por la CIA, se estrenó en septiembre del año pasado en la televisión nacional TVN esta miniserie que también cuenta con participación argentina y española, a través de la coproducción de RTVE, que la ha estrenado casi sin avisar dentro de la programación nocturna de La 2, lo que al menos le ha asegurado un horario más decente que si lo hubiera hecho en el canal principal. Los mil días de Allende (La 2, 2023) se estrenó en su país dentro de un contexto social y político diferente al de otros aniversarios del golpe de estado, en los que había un consenso claro de condena. Pero en los últimos años se está produciendo una cierta relectura histórica en la que pensamientos conservadores vienen culpando al gobierno de Salvador Allende de llevar al país a una situación insostenible, muy en consonancia con el calificativo de "dictadura marxista" que enarbolaban los militares para justificar el asalto violento a la democracia. Las audiencias decepcionantes de la emisión de la miniserie en Chile también impulsó a los sectores más críticos en un país muy dividido en el que una parte sigue buscando a los desaparecidos de la dictadura. Se trata de un esfuerzo importante para una cinematografía pequeña como la chilena, que ha acabado convirtiéndose en la serie con mayor presupuesto de su historia, cuidada en los detalles de la representación histórica de Chile entre 1970 y 1973, pero con la capacidad de no pretender ser más de lo que puede, algo que también conseguía con acierto la miniserie española Cristóbal Balenciaga (Disney+, 2024). De manera que, en vez de tratar de recrear sucesos importantes como el llamado "tanquetazo", cuando se produjo una primera sublevación militar, curiosamente desactivada entre otros por el futuro dictador Augusto Pinochet, la serie utiliza imágenes de archivo y muestra sobre todo escenas rodadas en espacios interiores que reflejan la efervescencia política que se vivía en el país. 
Pero a pesar de la grandilocuencia de los discursos de la época y de las referencias al programa económico de la Unidad Popular de Salvador Allende (Alfredo Castro), la serie siempre consigue un equilibrio narrativo que mantiene el ritmo constante, impulsada por un buen reparto de actores y actrices chilenos, aunque algún episodio como El golpe (T1E4) alcance la hora y cuarto de duración. La serie está narrada por la voz de Manuel Ruiz (Carlos Kaniowsky), un personaje que se inspira en la figura real del politólogo español Joan Garcés (1944, Valencia), quien fue asesor del presidente chileno durante los años de gobierno entre 1970 y 1973, lo que establece un punto de vista que se acerca a la perspectiva de Salvador Allende. El actor español Pablo Capuz, al que recordamos de Merlí (RTVE Play, 2015-2018), ofrece una acertada interpretación de un Manuel Ruiz joven e idealista, envuelto en una atmósfera política compleja. El suyo es el enfoque adecuado para una historia que puede contarse de diferentes maneras, pero que está lo suficientemente documentada como para que los detalles concretos sean objetivamente ciertos, incluido el empeño del presidente por permanecer en la Casa de la Moneda, sede del gobierno, y su decisión de quitarse la vida, lo que le ha rodeado de un tono de heroísmo patrio frente al intervencionismo criminal de Estados Unidos a través del secretario de Estado Henry Kissinger. Los mil días de Allende es acertada en su estructura, enfocándose en determinados acontecimientos muy relevantes, como la visita de Fidel Castro (Benjamín Vicuña) en el episodio  El tiempo de las cerezas (T1E2), en el que también tiene una importancia decisiva la canción "Cantares" que Joan Manuel Serrat incluyó en su disco Dedicado a Antonio Machado, poeta (1969, BMG Music Spain) como representación de la lucha que iba a iniciar la trayectoria política de Salvador Allende, o  el mencionado tanquetazo que ocupa buena parte del episodio El poder popular (T1E3). 
Uno de los aspectos más relevantes del trabajo concienzudo de la producción es la excelente caracterización de Alfredo Castro, gran intérprete de películas de Pablo Larraín como Tony Manero (2009) o El Conde (2023), una labor de maquillaje que le hace irreconocible y le transforma en un muy convincente Salvador Allende, al que hay un acercamiento intimista que le sitúa en muchas ocasiones en un entorno familiar en vez de simplemente rodeado de sus compañeros de gobierno. Pero en contraposición hay otras representaciones menos creíbles como la que hace el chileno Benjamín Vicuña del líder Fidel Castro, no solo porque podría haberlo interpretado un actor cubano, sino porque la caracterización resulta todo lo falsa que consigue no ser en otros personajes. En el guión que coordina Carla Stagno hay un espacio destacado para los personajes femeninos, entre los que resulta interesante la aproximación a Hortensia Bussi (Aline Kuppenheim), que se aleja de la representación habitual de la esposa de una carismática personalidad política, dándole una dimensión mucho más compleja, incluso a veces contradiciendo las tesis sociales de su marido. El director Nicolás Acuña (1972, Chile), que ya hizo en Los archivos del cardenal (TVN, 2011-2014) una incursión en la lucha por los derechos humanos de la Vicaría de la Solidaridad durante la dictadura militar, aporta dinamismo a las conversaciones, introduce elementos de humor que suavizan la trama política y confiere a los personajes un entorno más íntimo que funciona adecuadamente. Pero sobre todo consigue evitar el recurso fácil de la caricatura en personajes como Augusto Pinochet (Daniel Alcaíno), al que se le retrata cercano a Salvador Allende antes de su traición. Los mil días de Allende construye una trama política que resulta convincente, en un momento en el que la figura del político chileno también se expande a otras series como Power play (Filmin, 2023-2024), como veremos más adelante.
Constelación ★★★★Apple tv+, 22 de febrero-27 de marzoEE.UU., 2024 - 8x58'Creada por Peter HarnessDirigida por Michelle MacLaren, Oliver Hirschbiegel, Joseph Cedar

Este comentario contiene spoilers de la temporada completa de la serieUno de los aspectos menos abordados cuando se habla de la aventura espacial y la posibilidad de que el ser humano pueda desarrollar su vida lejos de la atmósfera terrestre, es hasta qué punto estamos preparados, biológica y psicológicamente, para poder hacerlo. Hay científicos que niegan esta posibilidad, como el suizo Didier Queloz, uno de los descubridores del primer planeta fuera del sistema solar, quien afirmó, cuando recibió junto a Michel Mayor el Premio Nobel de Física en 2019 que, en términos de biología, "no estamos hechos para salir de la Tierra. Desde el punto de vista biológico hemos evolucionado desde hace más de 3.000 millones de años para nacer en la Tierra y permanecer en ella". Lo que sabemos es que hay determinadas consecuencias psicológicas en los astronautas que han permanecido en lugares como la Estación Espacial Internacional (ISS), que tienen que ver con el aislamiento, la sensación de microgravedad, los problemas de sueño y el estrés postraumático una vez que han regresado a la Tierra. En el episodio La mano izquierda de Dios (T1E4), el título hace referencia a una conversación entre Jo Ericsson (Noomi Rapace) y Henry Caldera (Jonathan Banks) en la que éste le describe algunas sensaciones que habían experimentado astronautas en misiones anteriores: "Algunos olían tostadas quemadas allí arriba. John escuchó a un perro ladrando, y afirmaba que era la perra Laika. Son muy comunes los informes sobre una presión extrema que empuja la aeronave hacia abajo. Le llaman 'la mano izquierda de Dios'". Especialmente los dos primeros episodios, dirigidos por Michelle MacLaren, una veterana cineasta que ha participado en series como Juego de tronos (HBO Max, 2011-2019), Breaking bad (Netflix, 2008-2013) y Better call Saul (Movistar+, 2015-2022), pueden parecer cercanos a películas como Gravity (Alfonso Cuarón, 2013), porque se desarrollan casi exclusivamente en la ISS, donde un accidente provoca que haya que tomar decisiones importantes mientras Jo Ericsson parece haber visto el cuerpo de un astronauta muerto en el espacio, una visión que defenderá como real ante un comité que analiza su estado mental al regresar a la Tierra. Ella siente un desapego hacia su familia: su marido Magnus Taylor (James D'Arcy), con el que parece haber un distanciamiento provocado por una infidelidad que no recuerda, y su hija Alice (Rosie Coleman), a quien no reconoce tal como es en la actualidad. 
Alice, con un nombre tan significativo que hace referencia a Alicia en el país de las maravillas (1860, Ed. Edelvives), de Lewis Carroll, se convertirá conforme se desarrolla la temporada, en la verdadera protagonista de la serie, la que tendrá que cruzar el espejo para entender lo que ocurre. Desde el primer episodio, vemos escenas que se desarrollan en una cabaña aislada en un país escandinavo, lo que fue el inicio de la idea principal, según el guionista Peter Harness (1976, Reino Unido), quien ha escrito para series como Doctor Who (Disney+, 2005-2023) en las temporadas protagonizadas por Peter Capaldi y la miniserie La guerra de los mundos (BBC, 2019). Cuenta el creador de Constelación (Apple tv+, 2024) que cuando se encontraba de vacaciones con su familia en una cabaña aislada en un bosque de Suecia, escuchaban cada noche el grito de una niña llamando a su madre, pero que desaparecía una vez que salían al exterior. Esta especie de experiencia fantasmal se convirtió en la imagen de una madre atrapada en la ISS y de una niña que trata de reencontrarse con ella. Pero la serie abandona el espacio tras el tercer episodio y se desarrolla progresivamente como un drama de ciencia-ficción que utiliza conceptos de la física cuántica para construir una historia donde la realidad tiene una doble interpretación. Y recuerda en su planteamiento principal a la película danesa Superposition (Karoline Lyngbye, 2023), que también estaba protagonizada por una familia aislada en un bosque y utilizaba el principio de superposición. Si antes mencionábamos cierta deshonestidad a la hora de plantear una trama de misterio, lo que resulta muy valorable en Constelación es que, aunque puede resultar confusa al principio, no se toma demasiado tiempo en resolver su trasfondo narrativo, y ya al final del episodio Vive y deja morir (T1E3) desvela su estructura. 
Hay un uso constante de espejos y reflejos que ya indican el camino que seguirá una historia que se va haciendo más interesante conforme deja traslucir sus misterios, evitando el error que cometía The crowded room (Apple tv+, 2023), que insistía en continuar un enigma que sin embargo se revelaba desde los títulos de crédito iniciales de cada episodio. Por si hubiera alguna duda, el episodio A cinco millas de distancia, el sonido es más claro (T1E5) utiliza la subtrama protagonizada por Henry Caldera/Bud Caldera para despejarlas y la historia plantea una interesante propuesta que habla sobre la coexistencia de dos universos que plantean dos realidades diferentes. El principio de superposición matemática aplicada a la física cuántica establece que un sistema físico como un electrón existe en parte en todos sus posibles estados. Pero el guión de Peter Harness consigue que una vez revelado el misterio, el desarrollo de la historia se vuelva más interesante, y el trabajo de las gemelas Rosie Coleman y Davina Coleman es extraordinario como la representación de Alice en su doble percepción. La serie entonces reflexiona sobre la posibilidad de establecer contacto entre las dos realidades, donde un reproductor de cassette Fisher-Price tendrá una importancia decisiva, y en vez de derrumbarse cuando se descubre el misterio, por el contrario se hace más compleja, sobre a partir del episodio Paul está muerto (T1E6), en el que vemos la versión de la historia en la que Paul sobrevivió y Jo murió en la ISS. Porque en realidad el principal cuestionamiento que hace la serie no es si pueden existir dos realidades que convivan en universos paralelos, sino si es posible crear un punto de conexión entre ambas realidades. Lo que impulsa la historia hasta posibilidades fascinantes, aunque la resolución en el decisivo episodio A través del espejo (T1E7) sea menos convincente de lo que se podría esperar. 
The street where I live ★★★★Pr1meran, 22 de febreroSuecia, 2024 - 6x30'Creada por Mikael NewihlDirigida por Lena KoppelEl acuerdo de la plataforma de la televisión pública vasca EITB con la empresa audiovisual sueca Viaplay sigue ofreciendo estrenos de interesantes producciones nórdicas que en algunos casos están incluso inéditas en los países escandinavos debido a la crisis económica de la compañía, que la ha llevado a licenciar buena parte de sus grandes estrenos previstos para el otoño de 2023 a otras plataformas como Netflix, Prime Video y SkyShowtime, aunque al menos se ha reservado de la cuarta temporada del nordic noir Wisting (AMC+, 2019-) para finales de marzo. Esta semana se confirmaba que uno de sus grandes éxitos, la dramedia familiar Perni (Filmin, 2021-), renovada para una cuarta y quinta temporadas, estrenará éstas en Netflix, aunque en España, donde está pendiente todavía el estreno de la tercera temporada, presumiblemente la seguirá trayendo Filmin. Hemos comentado series como End of summer (Pr1meran, 2023) o Leva life (Pr1meran, 2023), y este mes nos centramos en una producción que iba a ser una de las apuestas de Viaplay para este año, porque tiene como protagonista a una de las cantantes más populares de Suecia. Lena Philipsson (1966, Suecia) es una de las figuras estelares de la escena musical sueca desde la publicación de su primer gran éxito, el álbum My name (1989, Sony Music), y representó a su país en el Festival de Eurovisión 2004 con la canción "It hurts", logrando la quinta posición, que supuso su regreso después de estar ausente durante seis años. Precisamente el álbum Det gör ont en stund på natten men inget på dan (2005, Sony Music), que fue un gran éxito e incluía la versión sueca del tema llevado a Eurovisión, también incorporaba la canción "På gatan där jag bor" (En la calle donde vivo), que es el origen de esta serie. El creador Mikael Newihl, responsable de éxitos como Black widows (TV3, 2016-2018) o Max Anger: Espía (Sundance TV, 2023), se inspiró en la letra de la canción para escribir el guión de esta miniserie en torno a un grupo de personas que viven en una misma calle de casas unifamiliares. La protagonista principal es Nina (Lena Philipsson), cuyo marido Erik (Jesper Sjödin) falleció de forma repentina hace cuatro años, un recuerdo constante porque su suegro Rune (Leif Andrée), que vive en una casa cercana, está siempre hablando de él. Precisamente por esta razón, Nina no ha querido compartir que ha comenzado una nueva relación con Richard (Ilkka Villi), lo que provoca una situación tensa cuando en una fiesta vecinal la realidad sale a la luz. Mientras que Rune, en constante estado de duelo, parece no entender que Nina haya pasado página, su mejor amiga Moa (Claudia Galli Concha) también se siente traicionada porque no ha compartido con ella esta nueva relación. Pero las tramas se amplían hacia otros vecinos en un barrio tradicional muy característico de los países escandinavos en el que hay fiestas comunes, se organizan mercadillos cada año para vender objetos antiguos o se reúnen en primavera para realizar una limpieza común de las calles. Rune lleva cuarenta años casado con Maj (Kajsa Ernst), que es quien mejor entiende que Nina necesita seguir su vida sin el recuerdo constante de Erik, como le dice en el episodio Aquí estoy de nuevo (T1E4): "Seguir adelante no significa dejar de sentir las cosas que necesitas". Theo (Tom Ljungman) y Jossan (Tina Pour-Davoy) esperan su primer hijo y éste le ha pedido a Richard ayuda para construir con sus propias manos la cuna del bebé, mientras que Filip (Joel Spira) y Lisa (Maria Alm Norell) parecen cansados de su matrimonio, y posiblemente necesitan pasar página también, pero por separado. Moa comparte con Nina la ausencia de un marido, pero porque el suyo la abandonó hace cinco años, y ella trata de encontrar un nuevo camino a través de apps de citas aunque, como le dice una clienta de su inmobiliaria: "Encontrar a un buen hombre a nuestra edad es como si te tocara la lotería". The street where I live (Pr1meran, 2024) es un drama sosegado que se centra en las relaciones personales a través de un grupo de vecinos en el que los conflictos, incluso las separaciones, se producen sin grandes tragedias emocionales. La serie habla de la amistad, de esa convivencia quizás olvidada entre vecinos que se apoyan y se ayudan, de los barrios en los que las vidas de los demás se vislumbran a través de las ventanas y sobre todo de la necesidad de dejar atrás el pasado, sin olvidar pero sin aferrarse a él. Los seis episodios de media hora de duración pasan a través de los sentimientos de los protagonistas, de sus indecisiones y de sus inseguridades, pero demostrando un sentido de comunidad y de solidaridad. Es una serie sencilla que se apoya en unos personajes con los que resulta fácil identificarse, aunque tiene un tono de cierta ingenuidad en algunos momentos, una especie de atmósfera de positividad que resulta tan atractiva como quizás algo cursi. Pero funciona bien en cuanto a la descripción de los personajes, especialmente Nina, bien interpretada por Lena Philipsson en su primera incursión en una serie, y cuya relación con su perro, con el que conversa cuando salen a pasear por el parque, recuerda a veces a la de Ricky Gervais con el suyo en After life (Netflix, 2019-2022), con la que esta historia comparte algunos elementos en común, sin llegar a ser una comedia. Sonidos terrestres★★★Apple tv+, 23 de febreroEstados Unidos, 2024 - 12x30'Producida por Sam HodgsonDirigida por Tom PayneEn esta tendencia de Apple tv+ por querer presentarse como una plataforma familiar, hay un espacio importante para las producciones documentales en torno a la naturaleza, imitando el formato habitual de las producciones de BBC. Sorprendentemente poco promocionada, sin embargo, este mes de febrero se ha estrenado una de las series documentales más singulares, que nos devuelve a las estepas africanas o el círculo polar ártico a través de sus especies más conocidas, pero enfocándose en los sonidos que producen y la importancia que éstos tienen para sus técnicas de apareamiento o como medidas de defensa o ataque. Podría parecer que después de tantas películas de animación y documentales, quedan pocas perspectivas nuevas en torno a la fauna de nuestro planeta, pero Sonidos terrestres (Apple tv+, 2024) funciona especialmente bien en este acercamiento diferente, y se trata de una experiencia inmersiva que es recomendable visionar con auriculares o con un buen sistema de sonido, porque consigue envolver al espectador en una atmósfera fascinante. En realidad, parece una de esas producciones especialmente diseñadas para funcionar en el entorno de las Apple Vision Pro, pero igualmente disfrutable si solo se dispone de una pantalla de televisión y una cuenta corriente modesta. Curiosamente, el estreno ha coincidido con otra miniserie estrenada en Gran Bretaña, Secret world of sound (Sky Nature, 2024), aunque en ese caso han conseguido contar con la narración de David Attenborough. Las dos series utilizan el mismo reclamo: los últimos avances en tecnología de captación de sonido para reproducir incluso señales de baja frecuencia que el oído humano no es capaz de percibir. Y casi se puede uno imaginar a los equipos de rodaje de ambas series coincidiendo en los mismos escenarios y tratando de mantener sus particulares logros como si fueran secretos de Estado. Sin haber visto Secret world of sound, que consta de solo dos episodios de 50 minutos, Sonidos terrestres parte con la ventaja de ser más ambiciosa en cuanto a duración, con doce episodios de 30 minutos, lo que le permite recrearse en las diferentes especies y ofrecer al final de cada episodio, a la manera de Planeta Tierra (BBC, 2006-2023), algunos minutos de Behind the sounds en los que se describe cómo los técnicos de sonido consiguieron captar sonoridades que no se habían escuchado hasta la fecha, algunas sorprendentes, como cuando se utilizan micrófonos especialmente diseñados para captar terremotos, que se introducen bajo tierra para percibir las vibraciones internas que provocan los leones marinos en Las costas del Atlántico (T1E8). Narrado en su versión original por el actor Tom Hiddleston, quien aporta una tonalidad demasiado monótona si la comparamos con David Attenborough, la serie confirma que siempre resulta mucho más interesante escuchar a alguien que sabe de lo que está hablando, que a un narrador que simplemente lee un guión. Pero en todo caso, tampoco resulta demasiado monótono o molesto, porque los auténticos protagonistas son los animales que despliegan una variedad de sonoridades con una amplitud de técnicas y objetivos que nunca nos dejan de sorprender, aunque ya hayamos visto mil veces a los pingüinos Emperador o a los leones africanos. Eso sí, en la línea del concepto familiar impuesto por Apple tv+, la serie evita cuidadosamente escenas de violencia, y generalmente los ataques de leones u osos polares quedan en intentos fallidos para no herir sensibilidades. En este tipo de producciones documentales, queda siempre la duda de hasta qué punto hay sonidos "reproducidos" en el estudio, aunque debemos confiar que todo lo que escuchamos es real, incluso aquellos que son imperceptibles para el oído humano y cuya transmisión, por tanto, sugiere una cierta manipulación tecnológica. Como las frecuencias sonoras que emiten las auroras boreales cuando las partículas cargadas del sol colisionan con la atmósfera en Mundos polares (T1E6) o el sonido de los latidos del corazón en los huevos de avestruz en el episodio Desiertos africanos (T1E7). La serie hace referencia a descubrimientos relativamente recientes como la capacidad del albatros para captar los infrasonidos producidos por el oleaje, que utilizan como una especie de mapa sonoro que les guía a través de los 113.000 kilómetros que recorren cada año. En Mundos submarinos africanos (T1E9) se muestra la sonoridad casi estridente que se produce en el delta de Okavango dada la gran cantidad de animales que se congregan en esa superficie, y se mencionan curiosidades como cuando el perro salvaje africano utiliza los estornudos como una especie de votación para decidir cuándo la manada deja de cazar. En el episodio Los bosques lluviosos (T1E3) se describe cómo una especie de ave llamada saltarín alitorcido utiliza una técnica denominada estridulación, que consiste en producir un sonido frotando partes de su cuerpo, que habitualmente se adjudica a los insectos. Sonidos terrestres es una serie con altos valores de producción que aporta una imagen nítida 4K y utiliza con acierto el sonido envolvente para transportarnos a esa naturaleza transformada por el cambio climático, pero con una capacidad sorprendente de adaptación en especies como el hipopótamo, que utiliza ondas sonoras para ubicarse en las aguas cada vez más turbulentas del Okavango. El último episodio, Escuchamos nuestro planeta (T1E12) está dedicado precisamente a cómo la bioacústica juega un papel fundamental en el estudio de las especies y en la predicción de cambios drásticos en los ecosistemas debido al calentamiento del planeta. Lo que al menos transmite una ligera esperanza.Dios salve a Texas★★★HBO Max, 28 de febreroEstados Unidos, 2024 - 3x60'Producida por Alex Gibney, Peter BergDirigida por Richard Linklater, Alex Stapleton, Iliana SosaHay vida más allá de los documentales true crime y deportivos, y en HBO Max también más allá de las mediocres producciones de Discovery, aunque hay que hacer una labor de selección en algunos casos. Pero despierta la atención una miniserie documental con nombres tan relevantes como los de Richard Linklater (1960, Texas), responsable de la excelente Boyhood (Momentos de una vida) (2014), Alex Gibney (1953, Nueva York), ganador del Oscar por Taxi al lado oscuro (2008) y, entre otras muchas, director de la miniserie El crimen del siglo (HBO Max, 2021) y el documental que estrena este mes In restless dreams: The music of Paul Simon (2023), e incluso Peter Berg (1964, Nueva York), productor de series como Ballers (HBO Max, 2015-2019) y Medicina letal (Netflix, 2023). En este caso, la propuesta es una mirada al Estado de Texas tratando de abordar los arquetipos de su población eminentemente republicana, pero también señalando algunas de las contradicciones que se encuentran dentro de ella. El joven Tega, que emigró a Estados Unidos desde Nigeria, considera que "la forma en que veo Texas ahora es diferente a como he leído en los libros de Historia. Porque es uno de los Estados con mayor diversidad, con una cultura más abierta e integradora". Lo que en principio podría parecer una descripción singular para un Estado que acoge a 103 prisiones y que ha ejecutado a más presos que ningún otro, el último de ellos el pasado 28 de febrero. El mexicano Iván Cantú defendió su inocencia hasta que fue ejecutado por inyección letal en la prisión de Huntsville. La miniserie de tres episodios está dirigida por tres realizadores que regresan a su Texas natal para ofrecer diferentes perspectivas personales. Y el primero, Hometown prison (T1E1), es un largometraje documental de hora y media que se revela como una de las mejores películas de Richard Linklater, quien precisamente vivió durante su infancia en Huntsville, una ciudad en la que se encuentran nada menos que siete prisiones, entre ellas la que incorpora el corredor de la muerte y donde se producen las ejecuciones.Richard Linklater hace un recorrido por los antiguos barrios en los que creció junto a Lawrence Wright, en cuyo libro God Save Texas: A Journey into the Soul of the Lone Star State (2018) está basada la miniserie. El director habla también con algunos viejos conocidos, regresa a su antiguo instituto y traza la evolución, no demasiado patente, de la vida en la zona desde que era un joven con aspiraciones artísticas. Pero Hometown prison también sirve como un recorrido por su filmografía, que ha retratado esta zona: en Movida del 76 (1993) hablaba sobre su vida de estudiante de secundaria, en Todos queremos algo (2016) retrataba la importancia que tenía el béisbol en su juventud, o en Boyhood (2014) mostraba la depresión melancólica de su padrastro, que trabajaba como funcionario de prisiones. Uno de sus antiguos amigos, Dale, comenta que "el sistema carcelario en Texas es una industria económica", lo que está reforzado con las cifras: Texas Correctional Industries gana más de 70 millones de dólares al año a través del sistema de prisiones. Pero curiosamente, hay una especie de cotidianidad que hace que los habitantes de Huntsville ni siquiera piensen en estas cifras o en el hecho de vivir rodeados de cárceles. Los estudiantes del instituto mencionan las sirenas que se escuchan cada día desde la prisión con cierta normalidad: "Si suena por tercera vez, es que está pasando algo malo", dice una de ellas. Michelle Lyons trabajó durante años como portavoz del Texas Department of Criminal Justice (TDC), siendo testigo de casi trescientas ejecuciones, y aunque defiende la pena de muerte, confiesa que algunas terminaron marcándola. Los días en que se anuncia el cumplimiento de una condena a muerte, es habitual que se produzcan manifestantes de organizaciones en contra de la pena de muerte, pero también de quienes están a favor. Pero son gritos casi ahogados que parecen mantener una esperanza muy tibia en que se produzca una llamada que detenga el proceso. Según la organización Death Penalty Information Center, desde 1973 en Texas se ha exonerado a 16 presos, más que en otros Estados pero también porque se han producido muchas más ejecuciones. Alex Stapleton, directora de documentales como El mundo de Roger Corman (2011) y productora de la miniserie Pride (Disney+, 2021), sobre la lucha por los derechos civiles de la comunidad LGBTQ en Estados Unidos, dirige el episodio The price of oil (T1E2), que se centra en cómo la industria petrolera ha aportado una gran riqueza a Texas, pero solo para unos pocos, y excluyendo principalmente a las comunidades negras. Anteriormente al descubrimiento de petróleo a principios de 1900, Texas se había impulsado en la esclavitud para convertirse, como afirma Lawrence Wright, que es el invitado común en todos los episodios, "en un Estado basado en el algodón, y fue una decisión consciente no renunciar a la esclavitud". De hecho, Texas siguió siendo esclavista hasta 1865, dos años y medio después de que Abraham Lincoln emitiera la Proclamación de Emancipación el 1 de enero de 1963. El episodio, algo más convencional, está narrado por Alex Stapleton, quien se considera "una exiliada tejana", y cuya familia pasó por momentos difíciles, cuando su madre confesó a su padre que era lesbiana. La idea principal es que esta discriminación social y racial que negaba a los veteranos de guerra negros adquirir viviendas en virtud de una legislación que beneficiaba a las familias blancas, ha permanecido a lo largo de los años. Incluso cuando las familias se han visto damnificadas por el Huracán Harvey en 2017 y, cuando estaban recuperándose, por la tormenta de invierno Uri en 2021, que llevó a temperaturas extremas. Iliana Sosa, directora del documental What we leave behind (2022), ofrece en La Frontera (T1E3) el episodio más conmovedor, que habla de la relación de Texas con México, y la discriminación que han sufrido las poblaciones latinas. En 2016, el barrio de Duranguito fue sometido a una expropiación forzosa para construir un estadio deportivo, lo que el historiador local David Romo denomina "la gentrificación de los esteroides". Pero todavía quedan algunas vecinas ancianas que siguen resistiendo. La emigración fue impulsada y protegida cuando hacía falta, a través de los denominados braceros, que eran sometidos a procesos de "desinfección" con gases que provocaban cáncer. Pero esta emigración que ayudó a construir el país es ahora demonizada y repudiada por las políticas republicanas. Al hablar desde la emoción personal, Iliana Sosa consigue una pieza hermosa y triste. 

Todo va bien
★★★★
Disney+, 28 de febreroFrancia, 2023 - 8x52'Creada por Camille de CastelnauDirigida por Éric Rochant, Xavier Legrand, Cathy Verney, Audrey Estrougo

Al final del último episodio de esta serie se recuerda que "miles de personas, adultos y niños, necesitan donaciones de sangre, plasma, plaquetas o médula ósea para seguir viviendo", y que cualquiera de nosotros puede hacer donaciones de manera segura y gratuita. Es un mensaje necesario y que merece la pena repetirse, aunque pueda dar la impresión de que se trata de la conclusión de un melodrama sobre la enfermedad infantil. Y, efectivamente, en Alphonse (T1E1) se presenta a la familia Vasseur-Lafarge, que se enfrenta a la constante permanencia en el hospital de Rose (Angèle Roméo), una niña de nueve años, debido a que padece leucemia y espera un trasplante de médula ósea que no termina de salir todo lo bien que se esperaba. Se trata de la primera serie creada por Camille de Castelnau (1979, Francia), guionista de Oficina de infiltrados (Canal+, 2015-2020) junto a su creador Éric Rochant (1961, Francia), que en esta ocasión se encarga solo de producir y dirigir los dos primeros episodios. Éric Rochant ha sido uno de los autores que ha reivindicado en los últimos años el concepto de showrunner, una figura que no es habitual en Francia, y ha apoyado a Camille de Castelnau en esta primera colaboración con Disney+, cuya filial francesa está realizando producciones muy interesantes como El caso Oussekine (Disney+, 2022) o Irresistible (Disney+, 2023), y que en el pasado Séries Mania 2023 presentó cuatro series, un documental y dos largometrajes de ficción. Pero aunque la enfermedad de Rose está muy presente, y es especialmente protagonista en el dramático episodio Romy y el océano (T1E7), que trata de equilibrar cierta tendencia al melodrama, Todo va bien (Disney+, 2023) se construye en realidad como el retrato de una familia algo disfuncional en la que enfrentarse a una situación tan extrema hace aflorar las tensiones y las dificultades que afrontan cada uno de ellos. Y se revela como un drama sólido que tiene todas las constantes del estilo narrativo francés, deambulando entre las historias personales con una mezcla de clasicismo y sentido del humor que ayuda a aliviar los efectos trágicos del relato, ofreciendo además un reparto de auténtico lujo. La madre de Rose es Marion (Sara Giraudeau), que ha aparcado el distanciamiento de su marido Stéphane (Yannik Landrein) para ocuparse de su hija en común, pero que confiesa sentirse sola ante la situación, y acaba consolándose en una aventura con Louis (Mehdi Nebbou), quien se dedica a hacer un trabajo de voluntario como clown en el departamento de oncología infantil. 

Su hermana Claire (Virginie Efira) está casada con Antonio (Eduardo Noriega), y se ve involucrada en la batalla por la custodia de la hija de éste Lou (Camille Bouisson), una niña malcriada que ha tenido con su anterior esposa. Mientras el hermano menor Vincent (Aliocha Schneider), que trabaja como azafato, parece enfrentar con mayor dificultad la enfermedad de su sobrina. Es reticente a visitarla en el hospital y sustituye su presencia regalándole souvenirs de tazas de las diferentes ciudades del mundo a las que viaja. La madre de los tres hermanos, Anne (Nicole García) es una popular escritora de libros de autoayuda a la que hace tiempo dejó de soportar su marido Pascal (Bernard Le Coq) y que tuvo una aventura con su editor Philippe Deschamps (Hippolyte Girardot), ahora envuelto en acusaciones de acoso sexual por parte de algunas de sus trabajadoras. Este entramado de personajes permite a Camille de Castelnau construir un guión excepcional, lleno de matices, de comportamientos a veces extravagantes de sus personajes y de relaciones complejas, como la que tiene Claire con su madre, reflejada sobre todo en el episodio El ciervo (T1E2), en el que ésta atropella accidentalmente a una cierva, dejando a un cervatillo huérfano y seguramente víctima de algún depredador. Todo va bien habla sobre la manera en que una enfermedad grave puede afectar a una familia, pero también sobre la forma en que ésta provoca que se sientan más unidos, aunque mantengan sus diferencias, como cuando se reúnen por Navidad juntos en La niña bendita (T1E6), que Rose celebra en su casa porque quizás sea la última de su corta vida. La serie no solo se apoya en un guión brillante que se dedica al desarrollo de personajes para elaborar una trama compleja, sino que cuenta con algunos de los mejores intérpretes del panorama francés, con especial mención al trío más protagonista: Virginie Efira, Sara Giraudeau y Nicole García, pero también al actor español Eduardo Noriega, quien parece haberse acomodado en producciones francesas en los últimos años, como los largometrajes Los traductores (Régis Roinsard, 2019) y Paris Paradis (Marjane Satrapi, 2024). Y aunque parece algo encorsetado por los diálogos en francés, perfila adecuadamente un personaje que trata de mantener el equilibrio entre las exigencias de su ex-esposa Caroline (Sandra Choquet), que no está muy satisfecha con que su hija viva la experiencia traumática de otra niña con una grave enfermedad, y la ansiedad que sufre Claire como el objeto de los ataques de aquella. Con la dificultad añadida de que la serie da más protagonismo a los personajes femeninos, que pueden parecer el eslabón más emocional en situaciones dramáticas pero que acaban reivindicandose como aquellas que afrontan con mayor entereza este tipo de experiencias. En Palmera solitaria (T1E5) Marion y Claire deciden tomarse las vacaciones que la primera había contratado para su hija Rose, y que las enfrenta a comentarios críticos de su entorno sobre cómo pueden estar en la playa mientras la niña se encuentra en el hospital, pero está contado con una sutileza muy certera en la descripción de los personajes. Todo va bien incorpora un giro de guión que se interpreta desde diferentes perspectivas por parte de los miembros de la familia, lo que el padre, Pascal, zanja con cierto pragmatismo: "¿Por qué no concluimos que se trata de un misterio, y que cada uno lo llame como quiera?". Es una perfecta definición del entorno familiar, la coexistencia de puntos de vista, personalidades y formas de vida distintas que sin embargo necesitan ser aceptadas sin juicios de valor.  

Las aventuras (completamente inventadas) de Dick Turpin★★★★☆Apple tv+, 1-29 de marzoReino Unido, 2024 - 6x30'Creada por Claire Downes, Ian Jarvis, Stuart LaneDirigida por Ben Palmer, George KaneLa plataforma norteamericana ha tomado la tradición de las comedias británicas que repasan las épocas más oscuras de su historia, y que tienen el principal precedente en la clásica La víbora negra (Filmin, 1983). Cada año los canales británicos estrenan alguna serie ambientada en los siglos XVII o XVIII, ya sea la divertida Upstart Crow (BBC, 2016-2020), que tenía como protagonista al mismísimo William Shakespeare (David Mitchell), o la más reciente The witchfinder (BBC, 2022), que protagonizaban Tim Key y Daisy May Cooper. Ahora, esta serie producida por Big Talk Studios, que pertenece a ITV Studios desde 2013, y creada por Claire Downes, Ian Jarvis y Stuart Lane con la colaboración creativa de Jon Brittain y Richard Naylor, adapta al conocido personaje del salteador de caminos del siglo XVIII Richard Turpin. Más conocido como Dick Turpin, se trata de un personaje real que se convirtió en leyenda sobre todo tras la publicación de The Genuine History of the Life of Richard Turpin (1739), una mezcla de realidad y ficción escrita por Richard Bayes que se preparó apresuradamente tras el juicio contra su protagonista, quien murió en la horca en 1739, alimentando su fama después de muerto. Las aventuras (completamente inventadas) de Dick Turpin (Apple tv+, 2024) hace referencia a esa leyenda a través de los panfletos ilustrados por la escritora Elize Bean (Dolly Wells), que exageran las andanzas del asaltador de caminos. El personaje fue llevado a la pequeña pantalla en la exitosa serie Dick Turpin (ITV, 1979-1982), con Richard Sullivan, y como curiosidad en España el director Fernando Merino realizó la película Dick Turpin (1974), protagonizada por John Gaffari, en cuyo reparto también estaba Sancho Gracia. 
La serie se ha estrenado en episodios semanales de treinta minutos de duración, que se estructuran en seis entregas autoconclusivas. Aunque sea imitando a la BBC en sus comedias británicas, Apple tv+ ofrece una entretenida producción que toma los elementos de la historia semi-inventada de Dick Turpin para desarrollar un humor muy característico de su protagonista, el cómico Noel Fielding (1973, Londres), que está entre lo absurdo y lo simplemente tonto, pero que en este caso funciona muy acertadamente. Se hace referencia al origen como carnicero de Dick Turpin a través de la figura de su padre John Turpin (magnífico Mark Heap) y de su primo Benny (Michael Fielding, hermano de Noel), quien quiere aprender el oficio para hacerse cargo del negocio, ante el desinterés de Dick, que además es vegano. Por casualidades tan absurdas como divertidas, el protagonista acabará formando su propia cuadrilla de delincuentes, un grupo integrado por Moose (Marc Wootton), un forzudo al que le gustan los vestidos, Honesty (Duayne Boachie), que se convierte en el único gran admirador de su nuevo jefe, y Nell (Ellie White), todos ellos con su propio espacio a lo largo de la temporada para demostrar sus capacidades como comediantes, especialmente Ellie White, a la que hemos visto en las series Los Windsor (Netflix, 2016-2023) y Alquila como puedas (Filmin, 2018-) y en la película Wonka (Paul King, 2023). Nell además es la hija de Lady Helen Gwinear (Tamsin Greig), líder de un sindicato del crimen que trata de desprestigiar a Dick Turpin. Los amantes de este humor británico tontorrón tienen una de esas series que se disfrutan con rapidez, que juega hábilmente con los tópicos de las historias ambientadas en el siglo XVIII y consigue forzarlas hacia los chistes sin caer en las innecesarias licencias anacrónicas. Y los espectadores que se han quedado huérfanos con la cancelación de Nuestra bandera significa muerte (HBO Max, 2022-2023) ya tienen un sustituto a su altura.Porque hay algunos episodios muy divertidos como El carruaje inatracable (T1E2), con la aparición especial del cómico Greg Davies, creador y protagonista de El limpiador (Movistar+, 2021-), sobre un carruaje embrujado que provoca una maldición para aquellos que tratan de robar la esmeralda que transporta, o La maldición de la bruja roja (T1E4), en el que Jessica Hynes, que también aparecía en The witchfinder, interpreta a una bruja que siembra el pánico en Essex. Y algunas intervenciones estelares, como la de Hugh Bonneville interpretando a Jonathan Wilde, un agente corrupto que persigue a los asaltantes de caminos y se obsesiona con Dick Turpin, Simon Farnaby de Fantasmas (Movistar+, 2019-2023), como Lord Saltley en el episodio Ha nacido una leyenda (T1E1), y sobre todo Connor Swindells, de Sex education (Netflix, 2019-2023), un actor que está desarrollando una carrera muy interesante y que en los dos últimos episodios interpreta a Tommy Silversides, un competidor de Dick Turpin al que le gustan los musicales. Las aventuras (completamente inventadas) de Dick Turpin está claramente escrita para Noel Fielding, quien también ha participado en los guiones, y aunque no llega a las magníficas parodias de Monty Python o Rowan Atkinson, consigue un nivel de diversión lo suficientemente notable como para ser adictiva. Power play (Parte 2)★★★★☆Filmin, 5 de marzoNoruega, 2023 - 12x55'Creada por Johan Fasting, Kristin Grue, Silje StorsteinDirigida por Elle Márjá Eira, Johan Fasting, Yngvild Sve Flikke, Stian KristiansenCanneseries '23: Mejor Serie, Mejor MúsicaPrix Europe '23: Mención EspecialNordisk Film & TV Fond '24: Mejor Guión
Con una estructura de una temporada dividida en dos partes de seis episodios cada una, esta producción ha conseguido situarse entre las series mejor valoradas de Noruega, y para algunos la mejor serie que se ha realizado en los últimos años. Ese carácter anárquico que mostraba la primera parte mirando el mundo de la política noruega en los años setenta con humor, situando a los protagonistas en escenarios actuales y abordando problemáticas que perfectamente se podrían trasladar a nuestra realidad han hecho que Power play (Filmin, 2023-2024) sea una de las propuestas más originales que se han estrenado recientemente. Si la primera idea era trasladar la trayectoria política de Gro Harlem Brundtland (Kathrine Thorborg Johansen) a la pantalla siguiendo los parámetros de The Crown (Netflix, 2016-2023), la decisión final en cuanto al tono y la puesta en escena la hacen mucho más singular e incluso más relevante, porque permite a las creadoras manejar narrativas más libres, introduciendo escenarios y situaciones ficticias que proporcionan lecturas más actuales. Para los interesados en bucear en la historia de esta curiosa etapa política noruega, el canal público NRK ha publicado interesantes reportajes bajo el título Fakta og fiksjon, en los que repasa lo que es real y lo que es ficción en cada uno de los episodios de la serie. Y así podemos comprobar, por ejemplo, si los pantalones del político Thorbjørn Jagland, que sería primer ministro de Noruega en los años noventa, eran tan cortos como se destaca en la serie. Esta segunda parte consolida las ideas planteadas en la primera, dedicándoles episodios completos: tiene un enfoque más centrado en los jóvenes, y por tanto en los que acabarían siendo figuras relevantes del país en los años posteriores, y reivindica su carácter anárquico a través de un episodio que parece inspirado en Sid y Nancy (Alex Cox, 1986). Si la primera parte estaba dedicada al ascenso de Gro Harlem Brundtland hasta llegar a ser la primera ministra mujer en Noruega, el episodio Indígenas (T1E7) se centra en uno de los conflictos a los que se tuvo que enfrentar recién iniciado su gobierno en febrero de 1981, cuando un grupo de mujeres sami quisieron encontrar una mayor solidaridad en la nueva gobernanta con las protestas contra la construcción de una presa hidroeléctrica en el entorno del río Alta, que acabaría con parte de su subsistencia, y que ha descrito recientemente la película Dejad que el río fluya (Ole Giæver, 2023), estrenada en Filmin el mes pasado. Al comienzo de la segunda parte, y especialmente en ¡A las armas, compañeros! (T1E8) se refleja cómo, a pesar de vencer a los sectores más tradicionales del Partido Laborista, Gro Harlem Brundtland tuvo que conformarse con aceptar a la mayor parte de los ministros del anterior gobierno e incluso permitir que el vicepresidente del partido fuera Einar Førde, que pertenecía a la "vieja guardia". La interpretación de este político por parte del actor Nader Khademi, uno de los más populares en Noruega, ha suscitado sin embargo mucha controversia, pero los creadores la han defendido como una de las reinvenciones de la realidad que plantea la serie desde el primer minuto. Y precisamente este planteamiento de ficcionar, cuando sea necesario, para elaborar discursos que van más allá de la simple representación histórica, se hace más patente en el espléndido La República Democrática de Utøya (T1E9), que se desarrolla exclusivamente en la isla en la que todos los veranos se reúnen las Juventudes del Partido Laborista (AUF), y que se hizo lamentablemente conocida por el ataque terrorista que sufrió en 2011. 

En este entorno idílico, rodeado de los fiordos noruegos, se plantea una especie de reconciliación entre Reiulf Stein (Jan Gunnar Røise) y Gro Harlem Brundtland que en realidad nunca se produjo, pero que conecta con esa idea de proyectar un futuro que podría haber sido diferente si los políticos de izquierdas hubieran sido más dialogantes. Y encontramos algunos momentos especialmente irónicos, como la figura de un joven Jens Stoltenberg (Sjur Vatne Brean), actual Secretario General de la OTAN, defendiendo la posibilidad de que Noruega se saliera de la Alianza Atlántica en un ambiente de marcada oposición que exigía a los líderes del Partido Laborista una postura clara. También este episodio aprovecha la relación que mantuvo Reiulf Stein con Inés Vargas (Carola Urbina), que fue viceministra de Justicia del gobierno de Salvador Allende, para elaborar un monólogo de 15 minutos muy emocionante sobre la intervención de la CIA en el golpe de estado de 1973 y cómo el proyecto popular de Allende fue un referente para la izquierda en todo el mundo: "Ellos devolvieron a los chilenos un sentido de dignidad que no tenían". Las dificultades de Gro Harlem para transmitir firmeza, juzgada en muchas ocasiones con planteamientos que solo se producen hacia una mujer, como el hecho de tener un marido conservador, se describen a través de su enfrentamiento con el carismático y pedante líder de la derecha Kåre Willoch (Thorbjørn Harr). De cara a las elecciones de octubre de 1981, ambos protagonizaron varios debates en los que generalmente se consideró como vencedor a este, pero que fueron muy populares en la televisión de la época. El episodio El hipopótamo (T1E11) es otro de los momentos sobresalientes de esta segunda parte, y conecta en su carácter de fantasía claustrofóbica con La araña (T1E5). Para acabar con una explosión anarquista en Basura (T1E12), un episodio que se separa del resto para centrarse en Nina Stoltenberg (Flo Stoknes Fagerli) y ofrecer una representación de Oslo como una ciudad marcada por continuos enfrentamientos entre la policía y los jóvenes rebeldes. Nina Stoltenberg es la hermana de Jens Stoltenberg y fue una conocida presentadora de televisión que en 2001 hizo pública su adicción a las drogas, modificando el punto de vista de muchos noruegos en torno al estigma de las adicciones. Pero este episodio se centra en su juventud dentro de la contracultura social y se apoya en el lema "All makt til ingen" (Todo el poder para nadie), que ofrece un punto de vista externo al mundo de la política. Es un final perfecto e inteligente para una miniserie que el guionista Johan Fasting ha definido siempre como anarquista, y para la que en principio no hay intención de continuidad. Gro Harlem Brundtland solo fue primera ministra entre febrero y octubre de 1981, pero posteriormente volvería a liderar el gobierno noruego en otras dos ocasiones.  Such brave girls★★★★☆Filmin, 19 de marzoReino Unido, 2023 - 6x25'Creada por Kat SadlerDirigida por Simon Bird, Marco AlessiEs difícil clasificar una serie que está continuamente retándose a sí misma. Such brave girls (Filmin, 2023) es, efectivamente, una comedia, pero al mismo tiempo es capaz de tratar temas relacionados con la salud mental o la sexualización de los jóvenes que podrían ser objeto de un enfoque mucho más dramático. Lo que en realidad buscan las tres protagonistas, una madre y sus dos hijas, en una familia disfuncional porque ellas mismas son disfuncionales, es una manera de definirse personalmente a través de sus relaciones, sean éstas más o menos consolidadas. La familia está marcada por el abandono del padre, que cada una de ellas ha asumido de una forma diferente: la madre Deb (Louise Brealey) se aferra al comienzo de una nueva relación con Dev (Paul Bazely), un hombre viudo que siempre está hablando de su ex-mujer, y al que quiere retener tanto que ella misma le miente diciendo que también es viuda. Billie (Lizzie Davidson) también necesita mantener la relación con su novio Nicky (Sam Buchanan), aunque éste parece que solo la considera un objeto sexual. Y Josie (Kat Sadler) se ha encerrado en sí misma, negando su lesbianismo, pero tratando de evitar por todos los medios tener una relación sexual con su novio Seb (Freddie Meredith), que llega a pensar que es un adicto al sexo simplemente por pedírselo. Pero de alguna forma los personajes masculinos funcionan como satélites alrededor de estas tres protagonistas femeninas cuyas reuniones más importantes las hacen dentro del cuarto de baño, una especie de lugar seguro en el que las figuras masculinas no están permitidas. 
Cuenta Kat Salder que la idea surgió durante los confinamientos por la pandemia del coronavirus y a partir de las conversaciones que mantuvo por teléfono con su hermana, Lizzie Davidson, quien también interpreta a su hermana en la ficción. En esas llamadas surgieron algunos secretos que habían mantenido, como el hecho de que Kat hubiera sido internada en un pabellón psiquiátrico o que Lizzie tuviera una deuda que todavía no había conseguido pagar. A partir de ahí, el piloto producido para BBC Three se convirtió en el visto bueno para una primera temporada de la que aún no se ha confirmado la segunda, aunque la creadora dice tener muchas ideas. Quizás lo más sorprendente de la serie es un sentido del humor muy cafre, a veces muy grosero pero siempre muy divertido, que no tiene reparo en hacer chistes sobre la muerte, la enfermedad mental, el suicidio o el aborto. Una serie en la que la narcisista madre, interpretada por una magnífica Louise Brealey a la que hemos visto en películas como Brian y Charles (Jim Archer, 2022), se siente molesta porque su hija Josie tenga una enfermedad mental es desde luego una propuesta poco habitual. Pero es es uno de los grandes aciertos de Such brave girls, conseguir que todos esos elementos que pueden provocar incomodidad adopten una textura de humor absurdo que le permite reírse de ellos. Lo que termina confirmando que se puede seguir haciendo comedia sobre temas controvertidos sin llegar a ser nunca ofensivo. 
También es cierto que puede ser difícil entrar en la historia en los primeros episodios, pero una vez que asumimos el tono de la serie, ésta se consolida en episodios espléndidos y desternillantes, como Such birthday girls (T1E3), y especialmente la secuencia de la cena de cumpleaños que reúne a todos los personajes en un mismo espacio lo que, por supuesto, acabará como se puede esperar. O el episodio Such outdoorsy girls (T14), en el que deciden hacer una excursión al campo y Billie parece encontrar la respuesta a su búsqueda en Dios: "¿Entonces es un hombre que nunca me abandonará?", le pregunta al cura de una iglesia. Al parecer, la serie podría haber sido incluso más cafre, pero los productores retuvieron las ideas demasiado extremas argumentando que, una vez que la propuesta se asiente en los espectadores, podría ser el momento para ir más allá en una posible segunda entrega. Such brave girls es una de las recientes colaboraciones entre BBC y la productora norteamericana A24, que también apostó el año pasado por otra comedia, Soñando en negro (Filmin, 2023), que la plataforma Filmin estrenará el 2 de abril, y ha conseguido acaparar premios por una Serie Limitada como Bronca (Netflix, 2023-), que finalmente no será Serie Limitada, sino que tendrá segunda temporada. Dirigida por Simon Bird, actor protagonista de la serie Que ardan todos (Movistar+, 2023), que también se estrena en marzo en España, los referentes reconocidos en cuanto al sentido del humor de Such brave girls son comedias de sketches como I think you should leave with Tim Robinson (Netflix, 2019-), pero en la dinámica familiar (en la ficción y la vida real), también recuerda a otras series británicas como This Country (Filmin, 2017-2020) o Juice (BBC, 2023-).
Que ardan todos★★★★Movistar+, 20 de marzo-3 de abrilReino Unido, 2022 - 6x35'Creada por Dillon Mapletoft, Oliver TaylorDirigida por Nick CollettSéries Mania '23: Competición de Comedia Antes de dirigir Such brave girls (Filmin, 2023) el actor Simon Bird (1984, Reino Unido) protagonizó esta comedia sobre una familia evangelista obsesionada con el apocalipsis. Conocido como actor por la serie The inbetweeners (E4, 2008-2010), que tuvo una adaptación cinematográfica titulada Supercutres (Ben Palmer, 2011), Simon Bird debutó en la dirección con la película Días de un extraño verano (2019). El año pasado el festival Séries Mania seleccionó Que ardan todos (Movistar+, 2022-) para la Competición de Comedia, y ahora llega a España su primera temporada con dos episodios semanales que directamente la conducen hasta la Semana Santa. De manera que Movistar+ ofrece este año doble sesión religiosa: la más ortodoxa The chosen (Los elegidos) (Movistar+, 2017-), con su cuarta temporada, y la más irreverente Que ardan todos. Pero en realidad esta comedia escrita por los debutantes Oliver Taylor y Dillan Mapletoft, quien trabajó como asistente de Armando Iannucci en la serie Avenue 5 (HBO Max, 2020-2022), tampoco pretende burlarse de la fe en general, sino más bien de las creencias llevadas al extremo. El primer episodio comienza con David Lewis (Simon Bird) despertando en mitad de la noche a los miembros de su familia diciéndoles que deben reunirse en lo alto de una colina porque ha llegado el Armagedón que estaban esperando. Pero se trata de una "práctica del apocalipsis", un ejercicio que solo parece satisfacer a David quien, junto a su familia, forma parte de la Orden de la Vara Divina, una comunidad evangelista que cree que la vida es solo una preparación para la llegada del fin del mundo. David es un concienzudo trabajador de Correos que ha sido nombrado Empleado del Mes todos los meses desde hace años, mientras que el hijo menor Aaron (Harry Connor) es tan creyente como su padre, pero tiene una ligera tendencia a elaborar dibujos macabros y sangrientos en los que su familia es devorada por un demonio y arde en el infierno. 
Pero la historia dibuja un arco dramático más cambiante para las dos protagonistas femeninas. La madre Fiona (Kate O'Flynn) se debate entre ser la esposa obediente que necesita su familia y tratar de conseguir una cierta libertad personal, creando un negocio de bolsos que se convierte en un éxito de ventas. Aunque su marido David "le permite" tener un trabajo al margen de sus obligaciones domésticas, parece no sentirse cómodo con la relevancia que está adquiriendo Fiona dentro de la comunidad religiosa, sobre todo porque él aspira a convertirse en Maestro de la Orden de la Vara Divina, en competición con Andrew (Kadiff Kirwan). Mientras que la hija adolescente Rachel (Amy James-Kelly) podría ser perfectamente una de las componentes de Stella Maris en La Mesías (Movistar+, 2023). Su aspecto físico y su devoción religiosa la han convertido en una adolescente solitaria, pero ella también tiene aspiraciones más allá de la Orden, aunque sus buenas calificaciones en el instituto no parecen satisfacer a sus padres. La profesora Miss Simmonds, interpretada por una desaprovechada Lolly Adefope de Fantasmas (Movistar+,  2019-2023), trata de ayudarle a acceder a la universidad, pero se encuentra con la resistencia de David. Mientras, Rachel comienza a tener encuentros secretos con Joshua (Ali Khan), un joven que fue expulsado de la Orden, lo que podría ocasionarle problemas. 
El carácter egocéntrico de David está bien representado, marcando algunos momentos divertidos dentro de su dinámica familiar y su relación con la comunidad, en la que parece querer destacar aunque a veces no es tomado tan en serio como desearía, especialmente por el líder Elder Samson (Arsher Ali). En realidad, Que ardan todos tiene más de una coincidencia con los temas tratados en La Mesías, aunque en un terreno más superficial. Las dinámicas de poder dentro de las familias que practican un extremismo religioso, la esperanza de la salvación a través del sacrificio o la resistencia de algunos miembros a sostener estas estructuras de poder. Cuando a Fiona le pregunta su vecina Melissa (Morgana Robinson) por qué duermen en camas separadas, ésta le responde que a David le gusta juntarlas en ocasiones especiales, pero la mesita que hay en medio lo hace difícil. "¿Por qué pusiste la mesa entonces?", pregunta Melissa. "Te lo acabo de decir", responde ella, sugiriendo una evidente insatisfacción sexual. En este terreno, la serie sugiere temas que van más allá de la representación de las comunidades ortodoxas, que generalmente provocan cierto desprecio en el resto de la sociedad. Rachel odia que su padre la envíe a predicar y entregar folletos, como los Testigos de Jehová, porque recibe casi siempre respuestas humillantes y rechazos airados. Para ella tener un móvil es una especie de liberación que la conecta con el mundo exterior. Incluso dentro de la congregación, David es el más extremista de los extremistas, porque las propias escrituras están desactualizadas: "Ama a tu prójimo tiene un asterisco que lleva a una lista enorme de excepciones", le dice Elder Abijah (Al Roberts). Que ardan todos no es una serie demasiado irreverente ni osada, y al final funciona mejor como una tradicional comedia sobre una familia extravagante, pero incorporando ideas interesantes que la hacen especialmente atractiva, lo que ha permitido que Channel 4 haya confirmado una segunda temporada.  
Sangre y dinero (Parte 2)★★★★Filmin, 26 de marzoFrancia, 2024 - 12x52'Creada por Xavier GiannoliDirigida por Xavier Giannoli, Frédéric PlanchonComo su título original e internacional indicaba (en España se ha cambiado el orden), la primera parte de D'argent et de sang (Filmin, 2023-2024) se enfocaba en el dinero, a través de la estafa multimillonaria que defraudó el IVA de la compra de excedentes de carbono en Europa, y que en la serie protagonizan el histriónico Alain Fitoussi (Ramzy Bedia), su amigo Bouli (David Ayala) y el joven extrovertido Jérôme Attias (Niels Schneider), un personaje que comenzó a interpretar el actor Gaspard Ulliel, quien falleció en un accidente de esquí. Y precisamente es este último el principal protagonista de una segunda parte que se centra en la sangre del título, la violencia generada a partir de la estafa que se cobró varias víctimas. Los que hayan visto el documental Los reyes de la estafa (Guillaume Nicloux, 2021) saben hacia dónde derivó el fraude, aunque en la serie se hace más hincapié en esta violencia, y por diversas circunstancias tanto Bouli como Fitoussi desaparecen durante buena parte de esta segunda entrega. Queda por tanto el enfrentamiento entre un Jérôme Attias cada vez más desatado y enroscado en mantener un nivel de vida demasiado alto y las investigaciones del funcionario de fronteras Simon Weynachter (Vincent Lindon), que sigue tratando de encontrar una forma de destapar el entramado de cuentas offshore en las que los delincuentes han desperdigado el dinero. Nunca se ha sabido exactamente la cantidad defraudada, pero se estima en unos 6.000 millones de euros dentro del mercado europeo. Mientras los seis primeros episodios conformaban una especie de thriller económico, marcado por un ritmo extraordinario gracias a la dirección de Xavier Giannoli y Frédéric Planchon, esta segunda parte aborda la avaricia y las consecuencias de ésta, y se hace más oscura. Podríamos decir que la primera parte es más Casino (Martin Scorsese, 1995) y la segunda parte es más El precio del poder (Brian DePalma, 1983). La estrategia de los investigadores encabezados por Simon Weynachter es la de enfrentarles entre sí, aprovechando las crecientes sospechas de que, al mismo tiempo que estafaban a la Hacienda, también se estaban estafando ellos mismos, como vimos en la primera parte. La idea es aislar a Jérôme Attias de los dos amigos tunecinos, Fitoussi y Bouli, sacando provecho de estos celos. Y hay algunos momentos improbables pero muy esperados desde el punto de la ficción, como un encuentro en el episodio #Todopoderoso (T1E7) entre el funcionario y dos de los estafadores, en el que hablan sobre cuales son las posibilidades de jugar al póquer sin hacer trampas. El principio de este episodio muestra a los tres delincuentes disfrutando de los beneficios de su estafa, con esa necesidad de utilizar el dinero para humillar a los demás, una especie de versión francesa de los millonarios sin escrúpulos de la serie noruega Exit (Filmin, 2019-2023). Pero uno de los principales objetivos de la serie es retratarlos en su mezquindad, más que en la figura del pícaro simpático que veíamos en el personaje real del documental Los reyes de la estafa. Su propio ambición, y esa escasa habilidad para ver más allá de las chaquetas de Gucci y los coches deportivos, les envuelve en una espiral que acabará teniendo resultados más previsibles de lo que pudiera parecer. A través del personaje de Vincent Lindon, que en esta segunda parte tiene quizás demasiados discursos morales, se plantean reflexiones sobre cómo el sistema económico permite que se produzcan este tipo de estafas, y cómo los propios sistemas bancarios son los cómplices del blanqueo de dinero. "Esa hipocresía global del secreto bancario se ha convertido en una broma. Ustedes permiten que el dinero sucio se transfiera a sus cuentas. Consiguen grandes beneficios y les importa una mierda si ese dinero es tóxico", le dice Simon Weynachter en el episodio #Limpio (T1E10)a un grupo de altos cargos del banco HSBC con sede en Hong-Kong, una entidad financiera que en 2012 recibió una multa de 1.900 millones de dólares por servir como conducto para el dinero sucio de los cárteles de la droga mexicanos. La historia no evita tampoco adentrarse en aguas turbulentas, como cuando establece que parte del blanqueo de dinero de Jérôme Attias consistió en hacer donaciones a la campaña electoral del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, así como en los negocios chinos de la zona de Aubervilliers. A lo largo de estos seis episodios se plantea si era necesaria una segunda parte, sobre todo después de una excepcional primera entrega y una vez que el fraude ya se ha producido. La serie estaba planteada de hecho con la estructura más convencional de ocho episodios. Y aunque se entiende la necesidad de Xavier Giannoli de contar las consecuencias, esta continuación se siente algo repetitiva, muy centrada en Jérôme Attias, en su sed de dinero y en su incapacidad para alimentar su propia ambición, aunque en el terreno familiar, su relación con su esposa Annabelle hace brillar aún más el trabajo de la actriz Judith Chemla. Jérôme Attias acaba siendo un personaje patético e hipócrita en su relación con sus hijos: "Sus amigos le apodaban Peter Pan. Un niño en el cuerpo de un adulto, un niño que no quiere crecer", le describe Simon Weynachter. "Me dijo que cortaba los libros de sus hijos para introducir dinero cuando tenía que cruzar la frontera. Esa era su particular forma de quererles". Sangre y dinero. Parte 2 es menos contundente que la primera parte, pero refuerza las ideas principales de un sistema que permite la corrupción y de una ambición que desemboca en el caos. 
______________________________________Películas mencionadas: Vuelven, El espinazo del diablo, The farewell y Dejad que el río fluya se pueden ver en Filmin.Little monsters se puede ver en Acontra+ y Filmin.Háblame se puede ver en Prime Video.Indiana Jones y el dial del destino se puede ver en Disney+Un hombre lobo americano en Londres se puede ver en Filmin, MGM y Movistar+.El Conde se puede ver en Netflix.Gravity se puede ver en HBO Max, Movistar+ y Prime Video.Boyhood y Movida del 76 se pueden ver en SkyShowtime. Todos queremos algo se puede ver en Filmin y Mubi.Los traductores y Brian y Charles se pueden ver en Movistar+.Wonka se puede ver en HBO Max.El precio del poder se puede ver en Filmin y Netflix.