El mismo día que Occidente estará pendiente de los Oscar, otra parte del mundo mirará a los Asian Film Awards, que se estregan el 10 de marzo y serán retransmitidos por YouTube. Los premios que concede la Academia de Cine organiza también alrededor de esta ceremonia encuentros y conferencias dedicados a departamentos como diseño de vestuario y efectos visuales, pero el acto central es una gala que se celebrará en Xiqu Centre de Hong-Kong, y cuyo presidente del jurado es el director Kiyoshi Kurosawa. Las nominadas como Mejor Película son la coreana Seoul Spring (Kim Sung-su, 2023), con seis nominaciones; las japonesas El mal no existe (Ryûsuke Hamaguchi, 2023), seis nominaciones, y Perfect days (Wim Wenders, 2023), dos nominaciones; la producción de Sri-Lanka Paradise (Prasanna Vithanage, 2023), cuatro nominaciones; y la china Snow leopard (Pema Tseden, 2023), cuatro nominaciones. Entre las películas estrenadas, Monstruo (Hirokazu Koreeda, 2023) tiene tres nominaciones, entre ellas para el director y el guión, igual que Godzilla: Minus One (Takashi Yamazaki, 2023), en la categoría de Mejor Actriz secundaria aparte de las previsibles de efectos visuales y sonido. El thriller chino El silencio del agua (Wei Shujun, 2023), recientemente estrenado en la plataforma Filmin, tiene tres nominaciones en Montaje, Fotografía y Diseño de producción. En la categoría de bandas sonoras están nominados Shigeru Umebayashi por Dwelling by the West Lake (Gu Xiaogang, 2023), Eiko Ishibashi por El mal no existe (Ryûsuke Hamaguchi, 2023), Akmaral Mergen por Qaș (Aisultan Seitov, 2023), Anon Cheran Momin por Rapture (Dominic Sangma, 2023) y Lee Dong June por Road to Boston (Kang Je-kyu, 2023). Los siguientes comentarios se basan en el visionado de las temporadas completas de las series comentadas y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.
No es buena señal que la showrunner de una serie conceda entrevistas cada dos episodios para explicar detalles sobre el argumento, y tampoco que reaccione de manera airada contra las bajas calificaciones de los espectadores en determinadas redes sociales muy consultadas e influyentes en los círculos norteamericanos como RottenTomatoes o Metacritic, que se han ido haciendo peores tras el frustrante desenlace. Al menos en HBO Max pueden estar lo suficientemente satisfechos con un promedio de 12,7 millones de espectadores, que la sitúan por encima de The white lotus (HBO Max, 2021) o Succession (HBO Max, 2018-2023). Pero t
ampoco parece adecuada la actitud poco elegante de Nic Pizzolatto escondiéndose tras los comentarios negativos de espectadores que él mismo había compartido en sus redes sociales, cuando en parte su decisión de firmar un contrato exclusivo con FX le alejó de la antología. No le habrá alegrado especialmente que la serie ya haya confirmado su regreso en una quinta temporada de nuevo con Issa López (1971, México) como showrunner. La guionista mexicana ha pecado de falta de humildad queriendo conectar su propuesta con la primera temporada de True detective (HBO Max, 2014), reforzando por tanto la tendencia a las comparaciones. Sobre todo porque esta historia no se planteó inicialmente como una parte de la serie antológica, por lo que las conexiones resultan en algunos casos innecesarias. En relación con las historias escritas por Nic Pizzolatto, True detective: Noche polar (HBO Max, 2024) es una especie de reverso que contrarresta la masculinidad de las anteriores temporadas con una representación que explora los temores, las imperfecciones, las obsesiones y las inseguridades femeninas.La historia parece inspirada en el incidente del paso Dyatlov ocurrido en 1959 en el que se encontró a un grupo de excursionistas rusos alejados de su tienda de campaña, que estaba destrozada, completamente congelados. Los cuerpos de los nueve miembros del equipo estaban en un desconcertante estado de desnudez; algunos tenían el cráneo y el pecho destrozados; a otros les faltaban los ojos y a uno le faltaba la lengua. Tras muchas teorías no se ha podido explicar la razón de sus muertes, aunque la más reciente es la de una avalancha. En True detective: Noche polar un grupo de científicos es descubierto desnudos y congelados en el hielo, y este suceso parece estar conectado con el asesinato de una activista Iñupiaq, en el entorno de la localidad de Ennis, en Alaska (aunque la serie fue rodada en Islandia). Como trasfondo, hay una planta minera que contamina las aguas de la zona y quizás una implicación de los científicos en la difusión de datos falsos sobre su impacto ambiental. Los hechos vuelven a reunir a las detectives Liz Danvers (Jodie Foster) y Evangeline Navarro (Kali Reis), antiguas colaboradoras que se separaron tras un suceso ocurrido en una investigación anterior, estableciendo una relación convencional de policías afectados por un pasado común. Son dos personajes fuertes que no están bien desarrollados: los conflictos de Danvers con la identidad indígena de su hija Leah (Isabella LaBlanc) no son muy convincentes, mientras que el carácter espiritual de Navarro se siente a veces demasiado desconectado. A lo largo de la temporada, Issa López ha ido desplegando continuas citas de la primera temporada, frases como "estás haciendo la pregunta equivocada" en una escena muy forzada entre Liz Danvers y Peter Prior (Finn Bennett) en Parte 5 (T1E5) o "el tiempo es un círculo plano" en Parte 6 (T1E6), una especie de fan service que se le ha vuelto en contra a la creadora. El episodio final ha necesitado 75 minutos para resolver el misterio con una explicación demasiado conveniente, subrayando las debilidades de una trama que hubiera necesitado un trabajo más concienzudo en su desarrollo. Hay una intención de mostrar la relevancia de las personas invisibles, las mujeres que conforman el tejido oculto de Ennis, de una manera que, efectivamente, las ha hecho invisibles a lo largo de la temporada para sacarlas solo cuando a la historia le convenía. Se ha desplegado un juego constante con la ambigüedad de lo sobrenatural para poder dejar cuestiones sin resolver, construyendo una trampa narrativa que es muy deshonesta con el espectador, regresando a referencias de la primera temporada inspiradas en El rey de amarillo (1895, Ed. Valdemar) de Robert W. Chambers. Pero, en aquella, la simbología satánico/pagana, en la que las espirales y los círculos adquieren un sentido narrativo que se explica también a través de la propia estructura en distintas líneas de tiempo, construye una investigación que sirve para que los personajes principales se enfrenten a sus propias sombras. Mientras que la serie de Issa López es una interpretación algo simple sobre la existencia de dos mundos, el terrenal y el espiritual, y la necesidad de algunos personajes de atravesar la frontera entre ambos. La resolución se impulsa en este caso a partir de las causas, pero no desde la construcción de los personajes, lo que está subrayado por la culpabilidad colectiva. Si la película de Issa López Vuelven (Tigers are not afraid) (2017) era un cuento oscuro sobre los niños huérfanos en México que tomaba muchos elementos de El espinazo del diablo (Guillermo del Toro, 2001), en la serie las referencias a otras películas parecen costuras con malas puntadas. Ernest Hemingway hablaba de la "teoría del iceberg" que consiste en escribir el relato completo para, cuando ya está conformado, eliminar el 80% de su contenido dejando solo lo esencial, y omitiendo hechos que el lector nunca conocería: "La parte omitida refuerza la historia y hace al lector sentir algo más de lo que ha comprendido". Esta teoría ha sido a menudo citada por Nic Pizzolatto en las entrevistas en torno a True detective, y parece que Issa López también ha querido adoptarla, de forma que hay detalles en la extraña muerte del grupo de científicos o en el viaje final de Navarro que se omiten para que el espectador saque sus propias conclusiones. No hay explicación sobre la función real de la lengua cortada, una idea que parece sacada de los hechos del paso Dyatlov pero a la que la creadora le da diferentes significados según las entrevistas que hace: la última explicación es que se trata de una referencia a la película Audition (Takashi Miike, 1999). Al conectarse con la primera temporada, que es igualmente deslumbrante en un visionado actual, describiendo los hechos de su historia como parte de la misma realidad que los asesinatos de Louisiana, Issa López ha querido colocar a su Noche polar a una altura en la que sale perdiendo claramente.Los problemas de comunicación son fundamentales en esta historia, especialmente para las dinámicas de los personajes, lo que se refleja a través de la utilización de diferentes idiomas que a veces ni siquiera las protagonistas entienden. Lulu Wang ha hablado en alguna entrevista de que uno de los visionados más influyentes de su propuesta fue la serie Les revenants (Prime Video, 2012-2015), una excelente producción francesa sobre el regreso de personas que fallecieron años atrás, pero que utiliza este componente de género fantástico para hablar de la incomunicación en las relaciones personales. En el Festival de Toronto, la creadora y directora eligió presentar Expatriadas con la proyección del episodio Central (T1E5), con una duración de largometraje que supera la hora y media, para presentar la otra perspectiva, la de las asistentas de las dos protagonistas principales. Así, conocemos la historia de Essie (Ruby Ruiz) y de Puri (Amelyn Pardenilla), pero también de la generación más joven, Tony (Will Orr), quien está relacionado con las protestas estudiantiles deudoras de la Revolución de los Paraguas de 2014 en contra de la imposición cultural de China en Hong Kong. Es la primera vez que la serie aborda esta cuestión política, aunque evitando las referencias a la brutal represión de los estudiantes por parte del gobierno chino. Si el resto de la serie se muestra desde lo que podríamos considerar la puerta principal de la torre de marfil en la que viven las protagonistas, este episodio se enfoca en la puerta de servicio, y lo hace de una manera divertida, emocionante y relevante. Los chismorreos de las sirvientas sobre sus jefas mientras juegan al bingo o la relación de Margaret con Essie y Hilary con Puri, teñida de una condescendencia pasivo-agresiva, son perfectas representaciones de sus diferencias sociales. Expatriadas tiene la confianza como para tomar decisiones arriesgadas que pueden ser más o menos efectivas, pero posiblemente es una de las series mejor elaboradas de las que hemos visto recientemente.
Pero a pesar de la grandilocuencia de los discursos de la época y de las referencias al programa económico de la Unidad Popular de Salvador Allende (Alfredo Castro), la serie siempre consigue un equilibrio narrativo que mantiene el ritmo constante, impulsada por un buen reparto de actores y actrices chilenos, aunque algún episodio como El golpe (T1E4) alcance la hora y cuarto de duración. La serie está narrada por la voz de Manuel Ruiz (Carlos Kaniowsky), un personaje que se inspira en la figura real del politólogo español Joan Garcés (1944, Valencia), quien fue asesor del presidente chileno durante los años de gobierno entre 1970 y 1973, lo que establece un punto de vista que se acerca a la perspectiva de Salvador Allende. El actor español Pablo Capuz, al que recordamos de Merlí (RTVE Play, 2015-2018), ofrece una acertada interpretación de un Manuel Ruiz joven e idealista, envuelto en una atmósfera política compleja. El suyo es el enfoque adecuado para una historia que puede contarse de diferentes maneras, pero que está lo suficientemente documentada como para que los detalles concretos sean objetivamente ciertos, incluido el empeño del presidente por permanecer en la Casa de la Moneda, sede del gobierno, y su decisión de quitarse la vida, lo que le ha rodeado de un tono de heroísmo patrio frente al intervencionismo criminal de Estados Unidos a través del secretario de Estado Henry Kissinger. Los mil días de Allende es acertada en su estructura, enfocándose en determinados acontecimientos muy relevantes, como la visita de Fidel Castro (Benjamín Vicuña) en el episodio El tiempo de las cerezas (T1E2), en el que también tiene una importancia decisiva la canción "Cantares" que Joan Manuel Serrat incluyó en su disco Dedicado a Antonio Machado, poeta (1969, BMG Music Spain) como representación de la lucha que iba a iniciar la trayectoria política de Salvador Allende, o el mencionado tanquetazo que ocupa buena parte del episodio El poder popular (T1E3).
Uno de los aspectos más relevantes del trabajo concienzudo de la producción es la excelente caracterización de Alfredo Castro, gran intérprete de películas de Pablo Larraín como Tony Manero (2009) o El Conde (2023), una labor de maquillaje que le hace irreconocible y le transforma en un muy convincente Salvador Allende, al que hay un acercamiento intimista que le sitúa en muchas ocasiones en un entorno familiar en vez de simplemente rodeado de sus compañeros de gobierno. Pero en contraposición hay otras representaciones menos creíbles como la que hace el chileno Benjamín Vicuña del líder Fidel Castro, no solo porque podría haberlo interpretado un actor cubano, sino porque la caracterización resulta todo lo falsa que consigue no ser en otros personajes. En el guión que coordina Carla Stagno hay un espacio destacado para los personajes femeninos, entre los que resulta interesante la aproximación a Hortensia Bussi (Aline Kuppenheim), que se aleja de la representación habitual de la esposa de una carismática personalidad política, dándole una dimensión mucho más compleja, incluso a veces contradiciendo las tesis sociales de su marido. El director Nicolás Acuña (1972, Chile), que ya hizo en Los archivos del cardenal (TVN, 2011-2014) una incursión en la lucha por los derechos humanos de la Vicaría de la Solidaridad durante la dictadura militar, aporta dinamismo a las conversaciones, introduce elementos de humor que suavizan la trama política y confiere a los personajes un entorno más íntimo que funciona adecuadamente. Pero sobre todo consigue evitar el recurso fácil de la caricatura en personajes como Augusto Pinochet (Daniel Alcaíno), al que se le retrata cercano a Salvador Allende antes de su traición. Los mil días de Allende construye una trama política que resulta convincente, en un momento en el que la figura del político chileno también se expande a otras series como Power play (Filmin, 2023-2024), como veremos más adelante.
Este comentario contiene spoilers de la temporada completa de la serie
Uno de los aspectos menos abordados cuando se habla de la aventura espacial y la posibilidad de que el ser humano pueda desarrollar su vida lejos de la atmósfera terrestre, es hasta qué punto estamos preparados, biológica y psicológicamente, para poder hacerlo. Hay científicos que niegan esta posibilidad, como el suizo Didier Queloz, uno de los descubridores del primer planeta fuera del sistema solar, quien afirmó, cuando recibió junto a Michel Mayor el Premio Nobel de Física en 2019 que, en términos de biología, "no estamos hechos para salir de la Tierra. Desde el punto de vista biológico hemos evolucionado desde hace más de 3.000 millones de años para nacer en la Tierra y permanecer en ella". Lo que sabemos es que hay determinadas consecuencias psicológicas en los astronautas que han permanecido en lugares como la Estación Espacial Internacional (ISS), que tienen que ver con el aislamiento, la sensación de microgravedad, los problemas de sueño y el estrés postraumático una vez que han regresado a la Tierra. En el episodio La mano izquierda de Dios (T1E4), el título hace referencia a una conversación entre Jo Ericsson (Noomi Rapace) y Henry Caldera (Jonathan Banks) en la que éste le describe algunas sensaciones que habían experimentado astronautas en misiones anteriores: "Algunos olían tostadas quemadas allí arriba. John escuchó a un perro ladrando, y afirmaba que era la perra Laika. Son muy comunes los informes sobre una presión extrema que empuja la aeronave hacia abajo. Le llaman 'la mano izquierda de Dios'". Especialmente los dos primeros episodios, dirigidos por Michelle MacLaren, una veterana cineasta que ha participado en series como Juego de tronos (HBO Max, 2011-2019), Breaking bad (Netflix, 2008-2013) y Better call Saul (Movistar+, 2015-2022), pueden parecer cercanos a películas como Gravity (Alfonso Cuarón, 2013), porque se desarrollan casi exclusivamente en la ISS, donde un accidente provoca que haya que tomar decisiones importantes mientras Jo Ericsson parece haber visto el cuerpo de un astronauta muerto en el espacio, una visión que defenderá como real ante un comité que analiza su estado mental al regresar a la Tierra. Ella siente un desapego hacia su familia: su marido Magnus Taylor (James D'Arcy), con el que parece haber un distanciamiento provocado por una infidelidad que no recuerda, y su hija Alice (Rosie Coleman), a quien no reconoce tal como es en la actualidad.Alice, con un nombre tan significativo que hace referencia a Alicia en el país de las maravillas (1860, Ed. Edelvives), de Lewis Carroll, se convertirá conforme se desarrolla la temporada, en la verdadera protagonista de la serie, la que tendrá que cruzar el espejo para entender lo que ocurre. Desde el primer episodio, vemos escenas que se desarrollan en una cabaña aislada en un país escandinavo, lo que fue el inicio de la idea principal, según el guionista Peter Harness (1976, Reino Unido), quien ha escrito para series como Doctor Who (Disney+, 2005-2023) en las temporadas protagonizadas por Peter Capaldi y la miniserie La guerra de los mundos (BBC, 2019). Cuenta el creador de Constelación (Apple tv+, 2024) que cuando se encontraba de vacaciones con su familia en una cabaña aislada en un bosque de Suecia, escuchaban cada noche el grito de una niña llamando a su madre, pero que desaparecía una vez que salían al exterior. Esta especie de experiencia fantasmal se convirtió en la imagen de una madre atrapada en la ISS y de una niña que trata de reencontrarse con ella. Pero la serie abandona el espacio tras el tercer episodio y se desarrolla progresivamente como un drama de ciencia-ficción que utiliza conceptos de la física cuántica para construir una historia donde la realidad tiene una doble interpretación. Y recuerda en su planteamiento principal a la película danesa Superposition (Karoline Lyngbye, 2023), que también estaba protagonizada por una familia aislada en un bosque y utilizaba el principio de superposición. Si antes mencionábamos cierta deshonestidad a la hora de plantear una trama de misterio, lo que resulta muy valorable en Constelación es que, aunque puede resultar confusa al principio, no se toma demasiado tiempo en resolver su trasfondo narrativo, y ya al final del episodio Vive y deja morir (T1E3) desvela su estructura.
Hay un uso constante de espejos y reflejos que ya indican el camino que seguirá una historia que se va haciendo más interesante conforme deja traslucir sus misterios, evitando el error que cometía The crowded room (Apple tv+, 2023), que insistía en continuar un enigma que sin embargo se revelaba desde los títulos de crédito iniciales de cada episodio. Por si hubiera alguna duda, el episodio A cinco millas de distancia, el sonido es más claro (T1E5) utiliza la subtrama protagonizada por Henry Caldera/Bud Caldera para despejarlas y la historia plantea una interesante propuesta que habla sobre la coexistencia de dos universos que plantean dos realidades diferentes. El principio de superposición matemática aplicada a la física cuántica establece que un sistema físico como un electrón existe en parte en todos sus posibles estados. Pero el guión de Peter Harness consigue que una vez revelado el misterio, el desarrollo de la historia se vuelva más interesante, y el trabajo de las gemelas Rosie Coleman y Davina Coleman es extraordinario como la representación de Alice en su doble percepción. La serie entonces reflexiona sobre la posibilidad de establecer contacto entre las dos realidades, donde un reproductor de cassette Fisher-Price tendrá una importancia decisiva, y en vez de derrumbarse cuando se descubre el misterio, por el contrario se hace más compleja, sobre a partir del episodio Paul está muerto (T1E6), en el que vemos la versión de la historia en la que Paul sobrevivió y Jo murió en la ISS. Porque en realidad el principal cuestionamiento que hace la serie no es si pueden existir dos realidades que convivan en universos paralelos, sino si es posible crear un punto de conexión entre ambas realidades. Lo que impulsa la historia hasta posibilidades fascinantes, aunque la resolución en el decisivo episodio A través del espejo (T1E7) sea menos convincente de lo que se podría esperar.
Todo va bien★★★★★Disney+, 28 de febreroFrancia, 2023 - 8x52'Creada por Camille de CastelnauDirigida por Éric Rochant, Xavier Legrand, Cathy Verney, Audrey EstrougoAl final del último episodio de esta serie se recuerda que "miles de personas, adultos y niños, necesitan donaciones de sangre, plasma, plaquetas o médula ósea para seguir viviendo", y que cualquiera de nosotros puede hacer donaciones de manera segura y gratuita. Es un mensaje necesario y que merece la pena repetirse, aunque pueda dar la impresión de que se trata de la conclusión de un melodrama sobre la enfermedad infantil. Y, efectivamente, en Alphonse (T1E1) se presenta a la familia Vasseur-Lafarge, que se enfrenta a la constante permanencia en el hospital de Rose (Angèle Roméo), una niña de nueve años, debido a que padece leucemia y espera un trasplante de médula ósea que no termina de salir todo lo bien que se esperaba. Se trata de la primera serie creada por Camille de Castelnau (1979, Francia), guionista de Oficina de infiltrados (Canal+, 2015-2020) junto a su creador Éric Rochant (1961, Francia), que en esta ocasión se encarga solo de producir y dirigir los dos primeros episodios. Éric Rochant ha sido uno de los autores que ha reivindicado en los últimos años el concepto de showrunner, una figura que no es habitual en Francia, y ha apoyado a Camille de Castelnau en esta primera colaboración con Disney+, cuya filial francesa está realizando producciones muy interesantes como El caso Oussekine (Disney+, 2022) o Irresistible (Disney+, 2023), y que en el pasado Séries Mania 2023 presentó cuatro series, un documental y dos largometrajes de ficción. Pero aunque la enfermedad de Rose está muy presente, y es especialmente protagonista en el dramático episodio Romy y el océano (T1E7), que trata de equilibrar cierta tendencia al melodrama, Todo va bien (Disney+, 2023) se construye en realidad como el retrato de una familia algo disfuncional en la que enfrentarse a una situación tan extrema hace aflorar las tensiones y las dificultades que afrontan cada uno de ellos. Y se revela como un drama sólido que tiene todas las constantes del estilo narrativo francés, deambulando entre las historias personales con una mezcla de clasicismo y sentido del humor que ayuda a aliviar los efectos trágicos del relato, ofreciendo además un reparto de auténtico lujo. La madre de Rose es Marion (Sara Giraudeau), que ha aparcado el distanciamiento de su marido Stéphane (Yannik Landrein) para ocuparse de su hija en común, pero que confiesa sentirse sola ante la situación, y acaba consolándose en una aventura con Louis (Mehdi Nebbou), quien se dedica a hacer un trabajo de voluntario como clown en el departamento de oncología infantil.
Su hermana Claire (Virginie Efira) está casada con Antonio (Eduardo Noriega), y se ve involucrada en la batalla por la custodia de la hija de éste Lou (Camille Bouisson), una niña malcriada que ha tenido con su anterior esposa. Mientras el hermano menor Vincent (Aliocha Schneider), que trabaja como azafato, parece enfrentar con mayor dificultad la enfermedad de su sobrina. Es reticente a visitarla en el hospital y sustituye su presencia regalándole souvenirs de tazas de las diferentes ciudades del mundo a las que viaja. La madre de los tres hermanos, Anne (Nicole García) es una popular escritora de libros de autoayuda a la que hace tiempo dejó de soportar su marido Pascal (Bernard Le Coq) y que tuvo una aventura con su editor Philippe Deschamps (Hippolyte Girardot), ahora envuelto en acusaciones de acoso sexual por parte de algunas de sus trabajadoras. Este entramado de personajes permite a Camille de Castelnau construir un guión excepcional, lleno de matices, de comportamientos a veces extravagantes de sus personajes y de relaciones complejas, como la que tiene Claire con su madre, reflejada sobre todo en el episodio El ciervo (T1E2), en el que ésta atropella accidentalmente a una cierva, dejando a un cervatillo huérfano y seguramente víctima de algún depredador. Todo va bien habla sobre la manera en que una enfermedad grave puede afectar a una familia, pero también sobre la forma en que ésta provoca que se sientan más unidos, aunque mantengan sus diferencias, como cuando se reúnen por Navidad juntos en La niña bendita (T1E6), que Rose celebra en su casa porque quizás sea la última de su corta vida.
La serie no solo se apoya en un guión brillante que se dedica al desarrollo de personajes para elaborar una trama compleja, sino que cuenta con algunos de los mejores intérpretes del panorama francés, con especial mención al trío más protagonista: Virginie Efira, Sara Giraudeau y Nicole García, pero también al actor español Eduardo Noriega, quien parece haberse acomodado en producciones francesas en los últimos años, como los largometrajes Los traductores (Régis Roinsard, 2019) y Paris Paradis (Marjane Satrapi, 2024). Y aunque parece algo encorsetado por los diálogos en francés, perfila adecuadamente un personaje que trata de mantener el equilibrio entre las exigencias de su ex-esposa Caroline (Sandra Choquet), que no está muy satisfecha con que su hija viva la experiencia traumática de otra niña con una grave enfermedad, y la ansiedad que sufre Claire como el objeto de los ataques de aquella. Con la dificultad añadida de que la serie da más protagonismo a los personajes femeninos, que pueden parecer el eslabón más emocional en situaciones dramáticas pero que acaban reivindicandose como aquellas que afrontan con mayor entereza este tipo de experiencias. En Palmera solitaria (T1E5) Marion y Claire deciden tomarse las vacaciones que la primera había contratado para su hija Rose, y que las enfrenta a comentarios críticos de su entorno sobre cómo pueden estar en la playa mientras la niña se encuentra en el hospital, pero está contado con una sutileza muy certera en la descripción de los personajes. Todo va bien incorpora un giro de guión que se interpreta desde diferentes perspectivas por parte de los miembros de la familia, lo que el padre, Pascal, zanja con cierto pragmatismo: "¿Por qué no concluimos que se trata de un misterio, y que cada uno lo llame como quiera?". Es una perfecta definición del entorno familiar, la coexistencia de puntos de vista, personalidades y formas de vida distintas que sin embargo necesitan ser aceptadas sin juicios de valor.La serie se ha estrenado en episodios semanales de treinta minutos de duración, que se estructuran en seis entregas autoconclusivas. Aunque sea imitando a la BBC en sus comedias británicas, Apple tv+ ofrece una entretenida producción que toma los elementos de la historia semi-inventada de Dick Turpin para desarrollar un humor muy característico de su protagonista, el cómico Noel Fielding (1973, Londres), que está entre lo absurdo y lo simplemente tonto, pero que en este caso funciona muy acertadamente. Se hace referencia al origen como carnicero de Dick Turpin a través de la figura de su padre John Turpin (magnífico Mark Heap) y de su primo Benny (Michael Fielding, hermano de Noel), quien quiere aprender el oficio para hacerse cargo del negocio, ante el desinterés de Dick, que además es vegano. Por casualidades tan absurdas como divertidas, el protagonista acabará formando su propia cuadrilla de delincuentes, un grupo integrado por Moose (Marc Wootton), un forzudo al que le gustan los vestidos, Honesty (Duayne Boachie), que se convierte en el único gran admirador de su nuevo jefe, y Nell (Ellie White), todos ellos con su propio espacio a lo largo de la temporada para demostrar sus capacidades como comediantes, especialmente Ellie White, a la que hemos visto en las series Los Windsor (Netflix, 2016-2023) y Alquila como puedas (Filmin, 2018-) y en la película Wonka (Paul King, 2023). Nell además es la hija de Lady Helen Gwinear (Tamsin Greig), líder de un sindicato del crimen que trata de desprestigiar a Dick Turpin. Los amantes de este humor británico tontorrón tienen una de esas series que se disfrutan con rapidez, que juega hábilmente con los tópicos de las historias ambientadas en el siglo XVIII y consigue forzarlas hacia los chistes sin caer en las innecesarias licencias anacrónicas. Y los espectadores que se han quedado huérfanos con la cancelación de Nuestra bandera significa muerte (HBO Max, 2022-2023) ya tienen un sustituto a su altura.Porque hay algunos episodios muy divertidos como El carruaje inatracable (T1E2), con la aparición especial del cómico Greg Davies, creador y protagonista de El limpiador (Movistar+, 2021-), sobre un carruaje embrujado que provoca una maldición para aquellos que tratan de robar la esmeralda que transporta, o La maldición de la bruja roja (T1E4), en el que Jessica Hynes, que también aparecía en The witchfinder, interpreta a una bruja que siembra el pánico en Essex. Y algunas intervenciones estelares, como la de Hugh Bonneville interpretando a Jonathan Wilde, un agente corrupto que persigue a los asaltantes de caminos y se obsesiona con Dick Turpin, Simon Farnaby de Fantasmas (Movistar+, 2019-2023), como Lord Saltley en el episodio Ha nacido una leyenda (T1E1), y sobre todo Connor Swindells, de Sex education (Netflix, 2019-2023), un actor que está desarrollando una carrera muy interesante y que en los dos últimos episodios interpreta a Tommy Silversides, un competidor de Dick Turpin al que le gustan los musicales. Las aventuras (completamente inventadas) de Dick Turpin está claramente escrita para Noel Fielding, quien también ha participado en los guiones, y aunque no llega a las magníficas parodias de Monty Python o Rowan Atkinson, consigue un nivel de diversión lo suficientemente notable como para ser adictiva.
Con una estructura de una temporada dividida en dos partes de seis episodios cada una, esta producción ha conseguido situarse entre las series mejor valoradas de Noruega, y para algunos la mejor serie que se ha realizado en los últimos años. Ese carácter anárquico que mostraba la primera parte mirando el mundo de la política noruega en los años setenta con humor, situando a los protagonistas en escenarios actuales y abordando problemáticas que perfectamente se podrían trasladar a nuestra realidad han hecho que Power play (Filmin, 2023-2024) sea una de las propuestas más originales que se han estrenado recientemente. Si la primera idea era trasladar la trayectoria política de Gro Harlem Brundtland (Kathrine Thorborg Johansen) a la pantalla siguiendo los parámetros de The Crown (Netflix, 2016-2023), la decisión final en cuanto al tono y la puesta en escena la hacen mucho más singular e incluso más relevante, porque permite a las creadoras manejar narrativas más libres, introduciendo escenarios y situaciones ficticias que proporcionan lecturas más actuales. Para los interesados en bucear en la historia de esta curiosa etapa política noruega, el canal público NRK ha publicado interesantes reportajes bajo el título Fakta og fiksjon, en los que repasa lo que es real y lo que es ficción en cada uno de los episodios de la serie. Y así podemos comprobar, por ejemplo, si los pantalones del político Thorbjørn Jagland, que sería primer ministro de Noruega en los años noventa, eran tan cortos como se destaca en la serie. Esta segunda parte consolida las ideas planteadas en la primera, dedicándoles episodios completos: tiene un enfoque más centrado en los jóvenes, y por tanto en los que acabarían siendo figuras relevantes del país en los años posteriores, y reivindica su carácter anárquico a través de un episodio que parece inspirado en Sid y Nancy (Alex Cox, 1986). Si la primera parte estaba dedicada al ascenso de Gro Harlem Brundtland hasta llegar a ser la primera ministra mujer en Noruega, el episodio Indígenas (T1E7) se centra en uno de los conflictos a los que se tuvo que enfrentar recién iniciado su gobierno en febrero de 1981, cuando un grupo de mujeres sami quisieron encontrar una mayor solidaridad en la nueva gobernanta con las protestas contra la construcción de una presa hidroeléctrica en el entorno del río Alta, que acabaría con parte de su subsistencia, y que ha descrito recientemente la película Dejad que el río fluya (Ole Giæver, 2023), estrenada en Filmin el mes pasado. Al comienzo de la segunda parte, y especialmente en ¡A las armas, compañeros! (T1E8) se refleja cómo, a pesar de vencer a los sectores más tradicionales del Partido Laborista, Gro Harlem Brundtland tuvo que conformarse con aceptar a la mayor parte de los ministros del anterior gobierno e incluso permitir que el vicepresidente del partido fuera Einar Førde, que pertenecía a la "vieja guardia". La interpretación de este político por parte del actor Nader Khademi, uno de los más populares en Noruega, ha suscitado sin embargo mucha controversia, pero los creadores la han defendido como una de las reinvenciones de la realidad que plantea la serie desde el primer minuto. Y precisamente este planteamiento de ficcionar, cuando sea necesario, para elaborar discursos que van más allá de la simple representación histórica, se hace más patente en el espléndido La República Democrática de Utøya (T1E9), que se desarrolla exclusivamente en la isla en la que todos los veranos se reúnen las Juventudes del Partido Laborista (AUF), y que se hizo lamentablemente conocida por el ataque terrorista que sufrió en 2011.
En este entorno idílico, rodeado de los fiordos noruegos, se plantea una especie de reconciliación entre Reiulf Stein (Jan Gunnar Røise) y Gro Harlem Brundtland que en realidad nunca se produjo, pero que conecta con esa idea de proyectar un futuro que podría haber sido diferente si los políticos de izquierdas hubieran sido más dialogantes. Y encontramos algunos momentos especialmente irónicos, como la figura de un joven Jens Stoltenberg (
Sjur Vatne Brean), actual Secretario General de la OTAN, defendiendo la posibilidad de que Noruega se saliera de la Alianza Atlántica en un ambiente de marcada oposición que exigía a los líderes del Partido Laborista una postura clara. También este episodio aprovecha la relación que mantuvo Reiulf Stein con Inés Vargas (Carola Urbina), que fue viceministra de Justicia del gobierno de Salvador Allende, para elaborar un monólogo de 15 minutos muy emocionante sobre la intervención de la CIA en el golpe de estado de 1973 y cómo el proyecto popular de Allende fue un referente para la izquierda en todo el mundo: "Ellos devolvieron a los chilenos un sentido de dignidad que no tenían". Las dificultades de Gro Harlem para transmitir firmeza, juzgada en muchas ocasiones con planteamientos que solo se producen hacia una mujer, como el hecho de tener un marido conservador, se describen a través de su enfrentamiento con el carismático y pedante líder de la derecha Kåre Willoch (Thorbjørn Harr). De cara a las elecciones de octubre de 1981, ambos protagonizaron varios debates en los que generalmente se consideró como vencedor a este, pero que fueron muy populares en la televisión de la época. El episodio El hipopótamo (T1E11) es otro de los momentos sobresalientes de esta segunda parte, y conecta en su carácter de fantasía claustrofóbica con La araña (T1E5). Para acabar con una explosión anarquista en Basura (T1E12), un episodio que se separa del resto para centrarse en Nina Stoltenberg (Flo Stoknes Fagerli) y ofrecer una representación de Oslo como una ciudad marcada por continuos enfrentamientos entre la policía y los jóvenes rebeldes. Nina Stoltenberg es la hermana de Jens Stoltenberg y fue una conocida presentadora de televisión que en 2001 hizo pública su adicción a las drogas, modificando el punto de vista de muchos noruegos en torno al estigma de las adicciones. Pero este episodio se centra en su juventud dentro de la contracultura social y se apoya en el lema "All makt til ingen" (Todo el poder para nadie), que ofrece un punto de vista externo al mundo de la política. Es un final perfecto e inteligente para una miniserie que el guionista Johan Fasting ha definido siempre como anarquista, y para la que en principio no hay intención de continuidad. Gro Harlem Brundtland solo fue primera ministra entre febrero y octubre de 1981, pero posteriormente volvería a liderar el gobierno noruego en otras dos ocasiones.Cuenta Kat Salder que la idea surgió durante los confinamientos por la pandemia del coronavirus y a partir de las conversaciones que mantuvo por teléfono con su hermana, Lizzie Davidson, quien también interpreta a su hermana en la ficción. En esas llamadas surgieron algunos secretos que habían mantenido, como el hecho de que Kat hubiera sido internada en un pabellón psiquiátrico o que Lizzie tuviera una deuda que todavía no había conseguido pagar. A partir de ahí, el piloto producido para BBC Three se convirtió en el visto bueno para una primera temporada de la que aún no se ha confirmado la segunda, aunque la creadora dice tener muchas ideas. Quizás lo más sorprendente de la serie es un sentido del humor muy cafre, a veces muy grosero pero siempre muy divertido, que no tiene reparo en hacer chistes sobre la muerte, la enfermedad mental, el suicidio o el aborto. Una serie en la que la narcisista madre, interpretada por una magnífica Louise Brealey a la que hemos visto en películas como Brian y Charles (Jim Archer, 2022), se siente molesta porque su hija Josie tenga una enfermedad mental es desde luego una propuesta poco habitual. Pero es es uno de los grandes aciertos de Such brave girls, conseguir que todos esos elementos que pueden provocar incomodidad adopten una textura de humor absurdo que le permite reírse de ellos. Lo que termina confirmando que se puede seguir haciendo comedia sobre temas controvertidos sin llegar a ser nunca ofensivo.
También es cierto que puede ser difícil entrar en la historia en los primeros episodios, pero una vez que asumimos el tono de la serie, ésta se consolida en episodios espléndidos y desternillantes, como Such birthday girls (T1E3), y especialmente la secuencia de la cena de cumpleaños que reúne a todos los personajes en un mismo espacio lo que, por supuesto, acabará como se puede esperar. O el episodio Such outdoorsy girls (T14), en el que deciden hacer una excursión al campo y Billie parece encontrar la respuesta a su búsqueda en Dios: "¿Entonces es un hombre que nunca me abandonará?", le pregunta al cura de una iglesia. Al parecer, la serie podría haber sido incluso más cafre, pero los productores retuvieron las ideas demasiado extremas argumentando que, una vez que la propuesta se asiente en los espectadores, podría ser el momento para ir más allá en una posible segunda entrega. Such brave girls es una de las recientes colaboraciones entre BBC y la productora norteamericana A24, que también apostó el año pasado por otra comedia, Soñando en negro (Filmin, 2023), que la plataforma Filmin estrenará el 2 de abril, y ha conseguido acaparar premios por una Serie Limitada como Bronca (Netflix, 2023-), que finalmente no será Serie Limitada, sino que tendrá segunda temporada. Dirigida por Simon Bird, actor protagonista de la serie Que ardan todos (Movistar+, 2023), que también se estrena en marzo en España, los referentes reconocidos en cuanto al sentido del humor de Such brave girls son comedias de sketches como I think you should leave with Tim Robinson (Netflix, 2019-), pero en la dinámica familiar (en la ficción y la vida real), también recuerda a otras series británicas como This Country (Filmin, 2017-2020) o Juice (BBC, 2023-).
Pero la historia dibuja un arco dramático más cambiante para las dos protagonistas femeninas. La madre Fiona (Kate O'Flynn) se debate entre ser la esposa obediente que necesita su familia y tratar de conseguir una cierta libertad personal, creando un negocio de bolsos que se convierte en un éxito de ventas. Aunque su marido David "le permite" tener un trabajo al margen de sus obligaciones domésticas, parece no sentirse cómodo con la relevancia que está adquiriendo Fiona dentro de la comunidad religiosa, sobre todo porque él aspira a convertirse en Maestro de la Orden de la Vara Divina, en competición con Andrew (Kadiff Kirwan). Mientras que la hija adolescente Rachel (Amy James-Kelly) podría ser perfectamente una de las componentes de Stella Maris en La Mesías (Movistar+, 2023). Su aspecto físico y su devoción religiosa la han convertido en una adolescente solitaria, pero ella también tiene aspiraciones más allá de la Orden, aunque sus buenas calificaciones en el instituto no parecen satisfacer a sus padres. La profesora Miss Simmonds, interpretada por una desaprovechada Lolly Adefope de Fantasmas (Movistar+, 2019-2023), trata de ayudarle a acceder a la universidad, pero se encuentra con la resistencia de David. Mientras, Rachel comienza a tener encuentros secretos con Joshua (Ali Khan), un joven que fue expulsado de la Orden, lo que podría ocasionarle problemas.
El carácter egocéntrico de David está bien representado, marcando algunos momentos divertidos dentro de su dinámica familiar y su relación con la comunidad, en la que parece querer destacar aunque a veces no es tomado tan en serio como desearía, especialmente por el líder Elder Samson (Arsher Ali). En realidad, Que ardan todos tiene más de una coincidencia con los temas tratados en La Mesías, aunque en un terreno más superficial. Las dinámicas de poder dentro de las familias que practican un extremismo religioso, la esperanza de la salvación a través del sacrificio o la resistencia de algunos miembros a sostener estas estructuras de poder. Cuando a Fiona le pregunta su vecina Melissa (Morgana Robinson) por qué duermen en camas separadas, ésta le responde que a David le gusta juntarlas en ocasiones especiales, pero la mesita que hay en medio lo hace difícil. "¿Por qué pusiste la mesa entonces?", pregunta Melissa. "Te lo acabo de decir", responde ella, sugiriendo una evidente insatisfacción sexual. En este terreno, la serie sugiere temas que van más allá de la representación de las comunidades ortodoxas, que generalmente provocan cierto desprecio en el resto de la sociedad. Rachel odia que su padre la envíe a predicar y entregar folletos, como los Testigos de Jehová, porque recibe casi siempre respuestas humillantes y rechazos airados. Para ella tener un móvil es una especie de liberación que la conecta con el mundo exterior. Incluso dentro de la congregación, David es el más extremista de los extremistas, porque las propias escrituras están desactualizadas: "Ama a tu prójimo tiene un asterisco que lleva a una lista enorme de excepciones", le dice Elder Abijah (Al Roberts). Que ardan todos no es una serie demasiado irreverente ni osada, y al final funciona mejor como una tradicional comedia sobre una familia extravagante, pero incorporando ideas interesantes que la hacen especialmente atractiva, lo que ha permitido que Channel 4 haya confirmado una segunda temporada.
______________________________________Películas mencionadas: Vuelven, El espinazo del diablo, The farewell y Dejad que el río fluya se pueden ver en Filmin.Little monsters se puede ver en Acontra+ y Filmin.Háblame se puede ver en Prime Video.Indiana Jones y el dial del destino se puede ver en Disney+Un hombre lobo americano en Londres se puede ver en Filmin, MGM y Movistar+.El Conde se puede ver en Netflix.Gravity se puede ver en HBO Max, Movistar+ y Prime Video.Boyhood y Movida del 76 se pueden ver en SkyShowtime. Todos queremos algo se puede ver en Filmin y Mubi.Los traductores y Brian y Charles se pueden ver en Movistar+.Wonka se puede ver en HBO Max.El precio del poder se puede ver en Filmin y Netflix.