Revista Cine

Las series (y algún documental) más destacados de 2021: Julio-Agosto

Publicado el 03 septiembre 2021 por Enprimera

A pesar de la menor cantidad de estrenos durante la segunda mitad de julio y el mes de agosto, la producción estrenada en plataformas ha dado espacio a series realmente interesantes, desde el final de algunas series de culto hasta el inicio de algunas que ocuparán un lugar importante en las listas de lo mejor de 2021. Como hacemos habitualmente, os ofrecemos a continuación un repaso a las series que más nos han gustado de finales de julio y el mes de agosto, la mayor parte de ellas estrenadas en España pero también algunas internacionales como recomendación en el caso de que finalmente lleguen a nuestras pantallas. 

Los siguientes comentarios se basan exclusivamente en el visionado de las temporadas completas y pueden contener información relevante sobre sus argumentos.

Las series (y algún documental) más destacados de 2021: Julio-Agosto
Mr. Inbetween (Temp. 3 y última)
 ****HBO España, 26 de mayo-13 de julioCreada por Scott RyanDirigida por Nash Edgerton
Scott Ryan solo ha interpretado a un personaje en su vida: el buen padre de familia y asesino a sueldo Ray Shoesmith. En la década de los noventa, mientras estaba estudiando, Scott Ryan leyó varios libros sobre asesinos a sueldo que le sirvieron para rodar con 3.000 dólares y una cámara mini-DV un mockumentary en el que nació el personaje de Ray, al que interpretaba él mismo junto a otros actores no profesionales. Poco después pudo realizar mejoras en la película gracias a una inversión de 450.000 dólares para la postproducción, que finalmente se estrenó como The magician (Scott Ryan, 2005). A pesar de su éxito, no consiguió poner en marcha una serie para la televisión australiana y otros proyectos tampoco llegaron a buen puerto, lo que le obligó a tirar la toalla y acabar trabajando como repartidor de pizza y como taxista. De hecho, hay un guiño a esta parte de su vida en el episodio I'm not leaving (T3E9). Hasta que Nash Edgerton, hermano del actor Joel Edgerton, le llamó para decirle que había conseguido que el canal FX de Estados Unidos se interesara en poner en marcha la serie. Así nació la obra de culto Mr. Inbetween (2018-2021), a la que el propio Scott Ryan ha decidido concluir con la tercera temporada. 
La serie ha sido desde el principio una producción one-hand, con todos los episodios escritos en solitario por Scott Ryan y él mismo interpretando al ex-soldado metido a asesino a sueldo. Ray es uno de esos personajes que acaban ganándose al espectador, al que no le falta sentido del humor, cierto machismo, una moralidad discutible y una faceta violenta que está presente desde el primer momento. Pero se puede decir que Ray sabe diferenciar su trabajo de su vida privada: puede ser un torturador pero con su hija es un padre preocupado por protegerla de ese otro lado de la sociedad que él sabe que es oscuro y peligroso. Esta ambivalencia es uno de los elementos más interesantes de la historia, que está teñida de un humor negro que también se ha convertido en su principal seña de identidad. En cierto modo parece influida por esas conversaciones banales que tenían los protagonistas de Reservoir dogs (Quentin Tarantino, 1992), y de hecho el personaje fue desarrollado en los noventa. Son momentos de humor en los que hay referencias cinéfilas y culturales que muestran un punto de vista irónico, descreído en torno a una sociedad absurda. 
La segunda temporada de la serie planteaba en el personaje serias dificultades para conseguir esa separación entre el sórdido mundo en el que se mueve Ray por las noches y el ambiente amable de su hogar, en el que mantiene una buena relación con su ex-esposa, y tenía un tono melancólico, especialmente con su familia. Esta última sin embargo resume algunos de los aspectos más notables de la serie, se vuelve más violenta en algunos momentos y en cierta manera Ray intuye que la llegada a la adolescencia de su hija Brittany (Chika Yasumura) provocará la imposibilidad de seguir protegiéndola. Aunque la relación con su hija siempre ha sido importante, esta última temporada consigue reforzar la figura paterna de Ray, que se ve amenazada por el distanciamiento habitual que provoca la adolescencia, pero que en el caso de Ray, el protector, quien conoce los peligros a los que se puede enfrentar Brittany, acaba creando una sensación de impotencia, que también desemboca en situaciones divertidas. En Before I went to war (T3E5), Ray y Gary (Justin Rosniak) vigilan a Brittany mientras está con unos amigos en la playa, pero ella les descubre rápidamente. Menos redonda que las dos primeras temporadas, en esta encontramos algunos momentos espléndidos, especialmente relacionados con el sórdido Rafael (Jeremy Sims), que es el personaje de la trama horizontal, y sobre todo un final magistral que contiene esa ironía característica de Scott Ryan, ahora embarcado en el guión de una película. 
Las series (y algún documental) más destacados de 2021: Julio-Agosto
Obama: In pursuit of a more perfect union
 ****HBO España, 4 de agostoDirigida por Peter Kunhardt
Coincidiendo con el 60 cumpleaños de Barack Obama, el pasado 4 de agosto, se estrenó este documental en tres partes de aproximadamente una hora y media cada una de ellas en torno a la trayectoria política y el legado del 44 presidente de los Estados Unidos. Su título original, En busca de una unión más perfecta, es mucho más explícito y claro que el simplista subtítulo español, Obama: por una América mejor. Porque el enfoque del documental no es tanto la descripción pormenorizada del ascenso en la política del ex-presidente, sino su discurso idealista sobre una América más unida, su objetivo principal de conseguir aunar los sentimientos patrióticos sin interferencias raciales, lo que provocó una decepción en la comunidad afroamericana. Sin evitarlo, Obama parece haber tenido siempre una posición reacia a establecer su raza como el principal impulsor de sus políticas, y esa postura se ha visto reflejada en un equilibrio que a veces le ha supuesto críticas por ser demasiado moderado. El documental camina a favor de corriente, dedicándose solo a las entrevistas con colaboradores y amigos, pero analiza con acierto la figura de un presidente que muchos consideraban el sucesor de Martin Luther King, pero que posiblemente llegó a la presidencia por utilizar un lenguaje que no estaba solo dirigido a la comunidad afroamericana, sino que mostraba una mirada mucho más amplia.  
El director Peter Kunhardt, ganador de dos Premios Emmy, está especializado en retratos políticos como King in the wilderness (La lucha pacífica de Martin Luther King) (HBO, 2018) o John McCain: Por quién doblan las campanas (HBO, 2018), político republicano que fue el contrincante de Barack Obama en su primera campaña presidencial. En cierta manera, teniendo en cuenta los anteriores documentales de Peter Kunhardt, la evolución hacia el tema de su último proyecto parece lógica. La estructura de la serie es sencilla pero tremendamente efectiva, dedicando la primera parte a la juventud activista y los primeros pasos en la política de Obama, la segunda parte a la campaña presidencial que le llevó a ser elegido presidente en 2008 y la tercera parte, de casi dos horas de duración, centrada en sus dos mandatos presidenciales, principalmente el primero, con la introducción del Obamacare y la desmesurada oposición de los republicanos, que no parecían dispuestos a conceder al presidente la más mínima ocasión de destacar con políticas sociales. 
Como decíamos, la serie camina a favor de corriente. De hecho, está producida por Jelani Cobb, periodista de The New Yorker, que también aparece como entrevistado junto a David Remnick, editor del periódico The New Yorker. Pero no se evitan algunas voces críticas, entre las que destaca la del filósofo y profesor Cornel West, que se muestra decepcionado por el papel que ha representado Barack Obama en relación a la comunidad negra norteamericana. Pero la mirada de Peter Kunhardt es incisiva en esta cuestión de la raza, el tema principal del documental, efectiva en la descripción de algunos de los errores cometidos por la administración Obama en este sentido, como cuando apareció un video manipulado de una empleada del Departamento de Agricultura, Shirley Sherrod, en la que parecía que daba un discurso racista en contra de los agricultores de raza blanca, y fue despedida sin escuchar sus explicaciones. El descubrimiento de la manipulación del video condujo a unas disculpas públicas del presidente, pero su contundente respuesta al principio indicaba una forma de evitar a toda costa una implicación mayor. El último episodio de esta notable serie documental propone una reflexión sobre el legado de unión que promovía Barack Obama, puesto en duda debido al acceso a la presidencia de Donald Trump, cuyo discurso era de desunión. Sin embargo, el periodista Ta-Nehisi Coates plantea esa ruptura en la sociedad norteamericana que lograron los dos mandatos de Obama: "Hay niños blancos que al primer presidente que recordarán es un presidente negro. Eso ya es importante". 
Las series (y algún documental) más destacados de 2021: Julio-Agosto
Cruel summer
 ***Prime Video, 6 de agostoCreada por Bert V. RoyalDirigida por Max Winkler, Bill Purple, Kellie Cyrus, Laura Nisbet, Daniel Willis, Alexis Ostrander
Este mes de agosto hemos visto algunas muestras de thrillers efectivos, pero no especialmente destacables. La producción israelí Hit & run (Netflix, 2021-) tiene un buen comienzo pero se diluye en su desarrollo, la versión francesa de la novela de Harlan Coben Por siempre jamás (Netflix, 2021), dirigida por el español Juan Carlos Medina, aunque está mucho mejor expuesta y resuelta que El inocente (Netflix, 2021), se estanca en el juego de flashbacks y en una historia demasiado inverosímil, y la más reciente Clickbait (Netflix, 2021-) no puede evitar la redundancia en un manejo del thriller algo burdo. Entre todas las propuestas, podemos destacar esta serie creada por Bert V. Royal, que abandonó la producción después del rodaje del episodio piloto por los continuos enfrentamientos con la productora Freeform (la antigua ABC Family). La serie quedó entonces en manos de la nueva showrunner Tia Napolitano y la productora ejecutiva Jessica Biel, protagonista y productora de The sinner (Netflix, 2017-). 
Cruel summer se estrenó en abril en Hulu, pero no ha sido hasta su estreno internacional en Prime Video que ha conseguido el reconocimiento como un thriller adolescente que se separa de otras producciones similares con un planteamiento mucho más inteligente y unas interpretaciones realmente destacables. Como suele ocurrir en los thrillers actuales, hay una búsqueda de la narración no cronológica que aporte cierta novedad a la estructura de la serie, pero en este caso es interesante la forma de contar la historia en tres momentos diferentes de los acontecimientos, que se desarrollan en los veranos de 1993, 1994 y 1995, y que tienen como principales protagonistas a dos jóvenes enfrentadas, la pudiente Kate Wallis (Olivia Holt) y la chica nerd Jeanette (Chiara Aurelia), en medio de una trama de secuestro y misterios. 
Lo interesante de la propuesta, al margen de los artificios de esta narración que se superpone, es la reflexión constante en torno al concepto de víctima y culpable, y la exposición del culto a la imagen y la popularidad a través de las redes sociales. Es cierto que no son temas novedosos en las historias protagonizadas por adolescentes, pero al contrario que en la mayoría de ellas, el guión no busca la redención de sus personajes, sino que los revela en sus defectos y virtudes como seres humanos que se sienten presionados por una sociedad elitista e injustamente competitiva. En este sentido, el trabajo de Olivia Holt y Chiara Aurelia, que tienen que representar las contradicciones de sus personajes en tres momentos diferentes de su maduración como personas, es ciertamente notable. No se puede negar que la búsqueda de algunos giros acaba siendo a veces inverosímil y absurda, como el tema de Annabelle, que a veces parece un instrumento para ralentizar el desarrollo de la trama principal en vez de un elemento que la alimente, pero tampoco son errores que afecten demasiado a los valores principales de esta interesante serie de misterio. Freeform anunció ya hace unos meses la renovación de una segunda temporada que aún no se sabe si retomará los personajes de Olivia y Jeanette o iniciará una nueva historia. 
Las series (y algún documental) más destacados de 2021: Julio-Agosto
Reservation dogs
 *****FX, 8 de agostoCreada por Sterlin Harjo, Taika Waititi Dirigida por Sterlin Harjo, Sydney Freeland, Blackhorse Lowe
Ahora que se habla tanto de la inclusión en películas y series de Hollywood de la raza negra y oriental, es interesante que surjan series como ésta en la que se reivindican otras razas minoritarias como la india, la más ancestral de América, de la que sin embargo se suelen olvidar los discursos inclusivos. Ellos son los protagonistas de la última serie creada por Taika Waititi, ya casi desvinculado de Lo que hacemos en las sombras (FX, 2019-), en la que solo ejerce como productor. En realidad, Reservation dogs es un proyecto más personal de Sterlin Harjo, y de hecho se desarrolla en una reserva india de Oklahoma, el lugar de origen de este último. Pero la amistad entre ambos y los orígenes indígenas de Taika Waititi le han hecho apostar plenamente por esta producción, al margen de sus incursiones en el universo Marvel y Star Wars. Sterlin Harjo ha dirigido tres largometrajes, que han pasado por el Festival de Sundance, y siempre con una mirada puesta en sus raíces culturales. Su primera película, Four sheets to the wind (Sterlin Harjo, 2007), se desarrolla precisamente en una reserva india.  
Reservation dogs es una de las mejores comedias de este año, tiene un humor que recuerda a esa mirada irónica de Jojo Rabbit (Taika Waititi, 2019), pero se sostiene sobre todo en la creación de personajes inolvidables. Los protagonistas son un grupo de adolescentes indios encabezados por Bear (D'Pharaoh Woon-A-Tai) y sus interrelaciones con el resto de los habitantes de la reserva, desde el singular sheriff tribal Big (Zahn McClarnon) hasta el pendenciero tío Brownie (Gay Farmer). Los episodios cuentan historias autoconclusivas pero que al mismo tiempo influyen en el proceso de crecimiento de los jóvenes protagonistas. Son algo así como pequeños relatos que nos hacen entender la vida en la reserva a través de sus habitantes. Las intenciones de los creadores es la de ofrecer una visión humorística, alejada del drama habitual que rodea a la representación de los indios. Pero también hay un cierto toque de melancolía, una especie de mirada amable a una raza que está en vías de extinción, no solo por el cansancio y la desidia de las generaciones mayores, sino por el desinterés de los más jóvenes hacia el mantenimiento de sus tradiciones y sus orígenes. De alguna manera, los adolescentes a los que representa este grupo que se hace llamar Reservation dogs, en referencia a la película Reservoir dogs (Quentin Tarantino, 1992), que eran todos blancos, están cada vez más alejados de las raíces, y el proceso que viven a lo largo de la serie les hace entender la necesidad de preservarse como pueblo. 
La serie aporta también la circunstancia de que tanto los guionistas como los directores de los diferentes episodios tienen origen indio. Reservation dogs contiene numerosas referencias cinéfilas que sin duda aumentan el interés para los aficionados al cine, desde Willow (Ron Howard, 1988) hasta Platoon (Oliver Stone, 1986), pero sobre todo es una celebración estupenda de la influencia de la cultura india y de los pocos representantes que ésta ha tenido en el cine y la música de los Estados Unidos. El episodio Come and get your love (T1E5) toma su título de la canción que convirtieron en éxito en los años setenta el grupo Redbone, formado por nativos americanos. La presencia en papeles secundarios de algunos de los actores nativos que han conseguido el reconocimiento en la televisión y el cine, como Gay Farmer en Uncle Brownie (T1E3) o Wes Studi en Come and get your love (T1E5), también se convierte en un espléndido homenaje.
Destaca asimismo el componente crítico que está presente de forma sutil pero tremendamente efectiva, y que tiene que ver con la representación que se espera de la comunidad india y la que realmente existe. Taika Waititi comentaba en una entrevista que "cuando se estrenó Boy (Taika Waititi, 2010) recibí una mala crítica de Variety porque no había suficientes fantasmas en la película, no había suficiente gente hablando con los árboles. Era todo demasiado contemporáneo. Yo me decía a mí mismo: ¿Qué demonios quieren, gente que habla con las abuelas todo el tiempo?". De ahí surge uno de los mejores personajes, cuando al protagonista se le aparece varias veces Spirit (Dallas Goldtooth) un fantasma de sus ancestros que, digamos, no es exactamente lo que nos podríamos imaginar en un espíritu guerrero. Reservation dogs , de la que FX ya ha confirmado una segunda temporada, es una comedia que no trata de buscar culpables, sino que construye una historia divertida llena de personajes entrañables en un entorno particular. Esa escasez de ambición, que es el mismo tiempo ambiciosa, es su gran acierto. 
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El reino
 ****Netflix, 13 de agostoEscrita por Claudia Piñeiro, Marcelo PiñeyroDirigida por Marcelo Piñeyro
Marcelo Piñeyro ha sido director de notables thrillers argentinos que consiguieron éxito y al mismo tiempo el favor de la crítica. En Cenizas del paraíso (Marcelo Piñeyro, 1997), Plata quemada (Marcelo Piñeyro, 2000) o El método (Marcelo Piñeyro, 2005) ha demostrado su capacidad para construir engranajes de misterio que funcionan a la perfección. Por lo que su regreso a la dirección después de su última película, Ismael (Marcelo Piñeyro, 2013) estaba rodeado de gran expectación, especialmente en Argentina. Y lo ha hecho con los instrumentos que mejor maneja, una historia en la que las tramas se entrecruzan en una dosificación cuidadosa de la información. Solo por el reparto de grandes actores y actrices argentinos sería interesante ver esta serie: los geniales Diego Peretti y Mercedes Morán, los siempre efectivos Joaquín Furriel y Nancy Dupláa, y la nueva generación, con Chino Darín y Peter Lanzani. 
Creada por la escritora argentina Claudia Piñeiro, que coescribió los guiones junto a Marcelo Piñeyro, la historia habla sobre la influencia de la religión en la política a través de una trama de diversas aristas que tiene como escenario principal a una Iglesia Evangélica, cuyas actividades no están demasiado claras, pero cuya autoridad podría llevar al pastor Emilio Vázquez (Diego Peretti) a la presidencia de Argentina. Comenta Marcelo Piñeyro que la historia está basada en una ucronía sobre "qué pasaría si...", que pretende destacar el poder que están volviendo a tener las religiones en los discursos políticos, especialmente en Latinoamérica. La intriga está bien construida, aunque a veces las situaciones puedan resultar algo exageradas y se caiga en discursos obvios sobre los abusos sexuales. Hay quizás un exceso de explicación, especialmente a través de los flashbacks, que intentan reforzar la idea de la juventud idealista frente a los personajes maduros y sedientos de poder. 
En realidad, el foco de los guionistas no solo se centra en la crítica a las actitudes extremistas de las iglesias evangélicas, sino también a los entresijos de la manipulación dentro de la política, aunque siempre utilizando nomenclaturas inventadas para no ser acusados de sectarios. También hay algo de autocrítica, como en Por el bien de la república (T1E8) cuando se están "repartiendo" los ministerios entre el sector religioso y el político, y Emilio Vázquez afirma: "Cultura me lo quedo yo, que por ahí se le mete mucha mierda a la gente". Esta visión de la cultura como un vehículo utilizado como instrumento de embrutecimiento de las masas expresa perfectamente el reproche hacia esa burbujas de información que no permiten escuchar voces discordantes, que se encierran en mensajes que son al mismo tiempo manipuladores y reivindicativos. 
La serie ha sido un éxito en Argentina (en España ha pasado más desapercibida), a pesar de sus valores notables como thriller. Es cierto que la reflexión puede ser mejor entendida en su país de origen, donde recientemente las religiones han protagonizado intensos debates a raíz de la aprobación de leyes progresistas sobre el matrimonio igualitario y el aborto, que han puesto de manifiesto su influencia en determinados sectores de la política argentina. Tras el estreno de la serie, la Alianza de las Iglesias Cristianas Evangélicas de la República Argentina (Aciera) lanzó un comunicado condenándola y calificando a Claudia Piñeiro como una escritora "en contra de la cultura evangélica de la Argentina, derivada de su militancia feminista durante el debate de la ley del aborto", tras lo cual recibió amenazas de muerte, en una muestra de la misoginia de estos sectores. La serie termina con un final abierto a una segunda temporada ya confirmada por Netflix, a pesar de (o quizás por) la polémica que ha suscitado.   
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Nuevo sabor a cereza
 ****Netflix, 13 de agostoCreada por Nick Ancosta, Lenore ZionDirigida por Arkasha Stevenson, Gandja Monteiro, Matt Sobel, Jake Schreier, Nick Antosca
Una de las sorpresas de este verano ha sido el estreno de esta extraña, bizarra y surrealista historia de terror con referencias claras que aborda el proceso creativo desde un punto de vista explosivo que mezcla el #metoo con la brujería. La historia acompaña a una joven directora prometedora, Lisa (Rosa Salazar) que aterriza en Hollywood con un cortometraje de terror que acaba fascinando al productor Lou Burke (Eric Lange), que le promete producir un largometraje dirigido por ella. Pero poco a poco Lou se va revelando como una especie de Harvey Weinstein depredador más interesado en el cuerpo que en el talento de la aspirante a directora. La entrada en escena de Boro (magnífica Catherine Keener), un demonio que hace un pacto con Lisa, convertirá la relación entre ella y el productor en una auténtica pesadilla. 
Nick Ancosta ha trabajado como guionista en series como Hannibal (AXN, 2013-2015), y ha creado interesantes propuestas como Channel Zero (SyFy, 2016-2018) y The act (Hulu, 2019), por lo que conoce bien los entresijos del género de misterio. Basada en la novela de Todd Grimson Brand new cherry flavor (1996), se han modificado muchos elementos, entre ellos haciendo que Boro sea un personaje femenino, en vez del líder de una banda de motociclistas, como en la novela original. La serie construye una puesta en escena particular, oscura y tenebrista, que en ocasiones puede hacer referencia al universo de David Lynch, pero que conforme se desarrolla se acerca más al terror psicológico gore de David Cronenberg. Reconociendo la influencia que tiene el director canadiense en la serie, Nick Ancosta cita como sus principales referentes películas de serie B como Inocentada sangrienta (Fred Walton, 1986), Fonda sangrienta (Jackie Kong, 1987) o Hollywood chainsaw hookers (Fred Olen Ray, 1988).
Se trata por tanto de una serie que bebe directamente del género de terror de los años ochenta, pero que tiene un toque de surrealismo, especialmente en los primeros episodios, que alimenta su condición de producto difícil de clasificar, pero absolutamente fascinante. Hay dos aspectos que, sin embargo, limitan sus buenos resultados: por un lado, da la impresión de no llegar tan lejos como la historia requería, quizás por ciertas restricciones impuestas por Netflix para que la serie no sea tan excesivamente alternativa. Por otro lado, los primeros episodios tienen una textura surrealista que en cierta manera le dan ese toque a lo David Lynch, pero que va derivando hacia un humor absurdo que en cierto modo elimina el impacto visual para, efectivamente, decantarse por un gore más cercano a ese subgénero del terror de serie B. La disputa entre el productor Lou y la aspirante Lisa se convierte en un enfrentamiento entre la bruja Boro y la suministradora de gatitos Lisa, que es algo redundante. A pesar de algunos de estos aspectos más decepcionantes, Nuevo sabor a cereza es una de las propuestas de terror grotesco más atractivas de los últimos meses. 
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La delgada línea azul
 ****Filmin, 17 de agostoCreada por Cilla JackertDirigida por Anders Hazelius, Mikael Hansson, Sanna Lenken
La última propuesta proveniente de los países escandinavos que nos presenta la plataforma Filmin es La delgada línea azul (SVT, 2021-), una incursión en el interior del trabajo de la policía en la ciudad sueca de Malmö, que se estrenó en el mes de enero en la televisión pública de Suecia. Si en España pudimos ver Antidisturbios (Movistar+, 2020), la mirada de la creadora Cilla Jackert, ha sido guionista de algunos episodios de la exitosa serie The restaurant (SVT, 2019), amplía la perspectiva hacia un grupo de personajes, cuatro de ellos principales y dos más secundarios, cuyas vidas personales son reflejadas al mismo tiempo que se muestra su trabajo en las calles de la ciudad. No es una aproximación original, pero tiene la virtud de abordar algunas de las preocupaciones de la sociedad actual, y especialmente de las sociedades escandinavas, como la aceptación de la inmigración, los extremismos o la desafección entre los ciudadanos y los funcionarios que supuestamente deben protegerlos pero en realidad son vistos como una amenaza. Esta separación está bien reflejada a lo largo de la serie, aunque quizás en algunos momentos puede resultar demasiado exagerada en su representación, porque no sabemos hasta qué punto los enfrentamientos con la policía de los ciudadanos es tan contundente como se percibe en la serie, especialmente después de que el gobierno ordena el cacheo arbitrario de sospechosos en las calles de la ciudad.
Aunque al comienzo parece que el personaje principal es Sara (Amanda Jansson), una novata ultracatólica que acaba de incorporarse a la patrulla policial, poco a poco va adquiriendo mayor relevancia Leah (Gizem Erdogan, a la que hemos visto en Kalifat (Netflix, 2020-) y trabaja actualmente en la serie sobre el nacimiento de Spotify), a través de su actitud crítica con algunas acciones de la propia policía. Los otros dos personajes principales son Magnus (Oscar Töringe) y Jesse (Per Lasson), enfrentados a familias desestructuradas ambos. De alguna forma, la serie plantea que todas las heridas sufridas por la sociedad también forman parte de las propias vidas de los policías, que sin embargo, adoptan un punto de vista diferente por su papel como valedores de la legalidad. Las drogas, el racismo o el extremismo religioso no solo se muestra en sus patrullas policiales, sino que se refleja también en sus propias vidas. 
La serie, que ha sido renovada para una segunda temporada, también ofrece un espejo de la respuesta de la sociedad a través de mensajes escritos en las redes sociales (que se presenta como un instrumento de la policía para conectar con la sociedad pero también como un arma arrojadiza en algunas ocasiones).  La virtud de estas historias es que muestran a personajes contradictorios, que a veces tienen actitudes tan o más extremas que aquellas que les critican, que cometen errores y se enfrentan a los problemas de forma equivocada. En el fondo está una sociedad que aborda problemáticas profundas en torno a la convivencia, ya sea por el racismo, la islamofobia o el clasismo, pero que percibe a los miembros de la policía como defensores del poder, no como valedores de la democracia. 
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Todo va a estar bien
 ***Netflix, 20 de agostoEscrita por Diego Luna, Jimena Montemayor, Lucero Sánchez Novaro, Augusto MendozaDirigida por Diego Luna
Los actores mexicanos Diego Luna y Gael García Bernal crearon en 2018 la productora La Corriente del Golfo, con la que han iniciado diferentes proyectos cinematográficos y televisivos, afianzando la colaboración que mantienen desde que coincidieron en la película Y tu mamá también (Alfonso Cuarón, 2001). La productora ha puesto en marcha series como Pan y circo (Prime Video, 2020-), en la que Diego Luna aborda junto a varios expertos aspectos destacados de la sociedad, alrededor de una comida elaborada por reconocidos chefs mexicanos o Aquí en la Tierra (Fox, 2018-), un drama sobre política creado por Gael García Bernal. La Corriente del Golfo también produce el podcast Encuentros para la plataforma MUBI, una serie de conversaciones a dúo entre realizadores y artistas del cine latinoamericano.
La primera serie que ha puesto en marcha Diego Luna ha sido Todo va a estar bien (Netflix, 2021-), que aborda el tema de las relaciones de pareja en la actualidad, a través de la historia de Ruy (Flavio Medina) y Julia (Lucía Uribe), cuyo matrimonio está en una profunda crisis pero que siguen conviviendo en la misma casa para tratar de evitar el trauma de la separación a su hija Andrea (Isabella Vázquez Morales). En cierta manera, Diego Luna transmite algunas de sus propias experiencias después de su propio divorcio y se plantea una serie de preguntas en torno a las relaciones de pareja en la sociedad actual, a la necesidad de liberar a estas relaciones de las limitaciones de una visión tradicional del matrimonio. Clasificada como dramedia, la serie se mueve en efecto entre los toques de humor que proponen una mirada irónica a determinadas trabas de la sociedad mexicana, como la burocracia fría en los procesos de divorcio, y el drama que provoca la falta de comunicación en la pareja, que acaba en malentendidos y en enfrentamientos innecesarios. 
Todo va a estar bien se construye en base a personajes de tono realista, con sus contradicciones y sus equivocaciones, pero sin juzgarlos estrictamente. Sin embargo, la personalidad de Ruy es quizás la que mejor define la profunda huella del machismo que permanece en México, especialmente en Femenine/Masculine (T1E6), en el que Ruy asiste a un taller para superar el machismo, que también ironiza sobre el lenguaje inclusivo y la superficialidad frente a la necesidad de cambios más profundos. En un país en el que la violencia doméstica supone un problema grave, durante los primeros meses de 2021 ha habido un aumento del 1,7% en los feminicidios y de un 30% en las violaciones. Por tanto, la realidad que sobrevuela la historia (aunque no esté presente de forma directa), es muy actual. Destaca también el personaje de Idalia (Mercedes Hernández, que hace una semanas ha sido nominada al Premio Ariel a la Mejor Actriz por la película Sin señas particulares (Fernanda Valadez)), que representa a la mujer rural, la ayuda doméstica que trabaja para la familia de Julia desde hace años, cuya vida al margen del matrimonio para el que trabaja, está descrita en Salazar (T1E5), que es el nombre de su pequeño pueblo. 
La serie gana en la descripción de las contradicciones de sus personajes principales, consigue transmitir la furia de la incomprensión a través de una banda sonora compuesta por canciones rock, aunque posiblemente su perfil de público sea el que está más cercano a sus propios planteamientos. Es una serie progre para espectadores progres, podríamos decir, con la que se empatiza en la medida en que el punto de vista del espectador cuestione también la visión tradicional de las relaciones de pareja, y esa es su principal flaqueza, una autolimitación que está en un discurso demasiado evidente, que se expone ya desde el principio, a través de una animación al final del primer episodio, Ortiburcio (T1E1). La serie tampoco rehúye la actualidad, y de hecho se sitúa en los meses previos a la pandemia, que aparece incorporada en el último episodio, Todo va a estar bien (T1E8). 
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Philips vei til terror
 ****NRK, 21 de agostoDirigida por Anders Sømme Hammer
Esta preocupación por la convivencia en los países escandinavos, que suelen tener una imagen internacional de lugares pacíficos, se ve reflejada también en esta serie documental perteneciente al programa Brennpunkt (NRK, 1996-), que es una especie de Documentos TV (TVE, 1986-) de la televisión pública noruega, en el que se emiten reportajes y documentales de temática social. Como ya comentábamos en nuestro post 10 años desde el 22J, aunque hay una especial preocupación por los posibles atentados islamistas, lo cierto es que los peores ataques terroristas que se han producido en Noruega han sido protagonizados por extremistas noruegos, como Anders Breivik el 22 de julio de 2001. También el 10 de agosto 2019, el joven Philip Manshaus, instigado por el manifiesto escrito por Breivik y por el ataque a una mezquita en Christchurch (Nueva Zelanda) en marzo de ese mismo año, se equipó con armas de fuego, asesinó a su hermana de origen chino, y se dirigió a la mezquita de Bærum, cerca de Oslo, con la intención de matar a varios musulmanes. Pero fue rápidamente sometido por dos religiosos que se encontraban allí, evitando más muertes. Se puso de manifiesto nuevamente la peligrosidad del extremismo radical islamófobo, a pesar de lo cual en los últimos ocho años ha gobernado en Noruega la derecha (Høyre) apoyada por la extrema derecha (FrP) quienes, aunque no tienen un discurso público racista, son contrarios a la acogida de refugiados. Esta etapa conservadora puede cambiar, según las encuestas, en las elecciones del 13 de septiembre. 
Pero la serie refleja dos circunstancias especialmente preocupantes: por un lado, la ineficacia de las instituciones noruegas, tanto educativas como policiales, a la hora de prevenir la peligrosidad de determinados personajes. La madre adoptiva de Philip Manshaus, Ellen Ilhe-Hansen, advierte: "No esperen a que suenen las señales de alarma para actuar". Según comentan algunos de sus amigos en la serie, los discursos racistas de Philip en los meses previos (la actitud de desprecio hacia su hermana) y su radicalización extremista eran claros desde hacía tiempo, pero ni las instituciones educativas ni el Servicio de Inteligencia de Noruega (que ya había recibido advertencias sobre él) lo consideraron preocupante. 
La serie está dirigida por el periodista Anders Hammer, que fue nominado al Oscar este año por su cortometraje documental Do not split (Anders Hammer, 2020), un espléndido resumen en treinta minutos sobre los enfrentamientos de los estudiantes contra la policía china en Hong-Kong desde que comenzaron en 2019. El periodista noruego, que ha dirigido cortometrajes como This is Kabul (Anders Hammer, 2014), ha viajado recientemente a Afganistán, un lugar que conoce especialmente bien. Otra de las circunstancias preocupantes que plantea la serie lo podemos ver en el episodio Erkjennelse (Reconocimiento) (T1E3), en el que se incluye una parte de una entrevista que consiguió realizar Anders Hammer a Philip Manshaus en la cárcel donde cumple una condena de 21 años, la máxima que establece la justicia noruega. Y es que los terroristas extremistas no solo continúan con su discurso, sino que se reafirman en él. Como en el caso de Anders Breivik, Philip Manshaus mantiene su inocencia porque su cometido tenía un objetivo concreto, una especie de respuesta a la islamización de Europa. Se plantea por tanto una importante problemática cuando estos personajes radicales cumplan sus condenas y salgan a la calle. 
Las series (y algún documental) más destacados de 2021: Julio-Agosto
In the same breath ****HBO, 22 de agostoEscrita y Dirigida por Nanfu Wang
Pocas películas relacionadas con la pandemia del coronavirus de las que han estrenado hasta el momento han mostrado una mirada crítica, excepto algunos casos concretos como Totally under control (Alex Gibney, 2020), que utilizaba como título una famosa frase dicha por Donald Trump refiriéndose a la pandemia. De alguna forma, el paralelismo que establece la directora Nanfu Wang entre la política del gobierno chino y la de los Estados Unidos se puede equiparar también en la producción de películas y reportajes que ensalzan la entrega del personal sanitario, como hace por ejemplo la serie española Vitals (HBO, 2021), pero no cuestiona las condiciones en las que tuvieron que hacer su trabajo. En este sentido, empiezan a hacer falta documentales que hagan preguntas, que cuestionen y que busquen responsabilidades en la extensión del virus. La directora de origen chino pero afincada en Estados Unidos ofreció ya una visión irónica pero absolutamente contundente de la política del hijo único que promovió el gobierno de China en su excelente documental One child nation (Nanfu Wang, Jialing Zhang, 2019), y en In the same breath nos lleva de regreso a Wuhan para contarnos la macrohistoria desde su intrahistoria. Al describir su experiencia personal como madre cuando regresó a China para celebrar el Año Nuevo pocos días antes de que se comenzaran a difundir los primeros casos de una extraña gripe, nos permite identificarnos con esa sensación de incredulidad frente a la gravedad de la enfermedad. Como en el caso de la película 76 days (Weixi Chen, Hao Wu, Anónimo, 2020), Nanfu Wang coordinó el trabajo de una serie de camarógrafos anónimos para que grabaran en el interior de los hospitales de Wuhan, aunque la tendencia de los técnicos también era la de evitar los aspectos más negativos. 
Lo más interesante de In the same breath, que se presentó en el Festival de Sundance 2021, es que nos permite rememorar todo el proceso que muchos ciudadanos hemos experimentado, desde la negación o incredulidad hasta el miedo y cierta sensación de impotencia. Ella confiesa que cuando su madre le pedía a través de las conversaciones por internet que saliera a la calle con mascarilla, pensó que estaba exagerando. E incluso muestra su comprensión por las actitudes negacionistas, aunque no las comparta. Porque la responsabilidad de la incredulidad, el miedo y la impotencia está en la desinformación de aquellos a quienes se supone que hemos confiado nuestra seguridad. Ciertamente el documental no es una investigación que revele datos que no se hayan conocido, como el hecho de que ya desde noviembre de 2019 se habían detectado casos de coronavirus, pero no fue hasta el 23 de enero 2020 que el gobierno chino decretó el confinamiento. Y en un momento del documental la directora imagina cómo se habrían desarrollado los acontecimientos si China hubiera afrontado la enfermedad desde el inicio, si no se hubieran celebrado las festividades del Año Nuevo en las calles, si en Nueva York no se hubiera infravalorado la gravedad de los primeros contagios... 
La proliferación de películas dando una visión positiva y vitalista, aplaudiendo la labor de los sanitarios, celebrando la comunicación global se percibe como esos reportajes de propaganda que el gobierno chino difundió para despertar el patriotismo de sus ciudadanos, incluida una celebración especial de la derrota del coronavirus (¿?). La conclusión del documental In the same breath es aterradora, porque cuestiona la franqueza de quienes teóricamente deben ser los guardianes de nuestra salud y nuestro bienestar. Por supuesto, sobrevuela la idea ya conocida de que los gobiernos utilizan las crisis para acaparar mayor poder y más control en la población. Nafu Wang consigue, a través de su propia experiencia personal, dibujar una visión pesimista sobre la seguridad que se nos promete, pero también una mirada irónica al patriotismo ridículo de países como China. Una de las entrevistadas, cuyo marido falleció por falta de camas en los hospitales chinos, no piensa siquiera en cuestionar a su gobierno, porque siente que la amenaza de las "fuerzas externas" es mayor que la ineficacia y la opresión de su propio sistema. 
Las series (y algún documental) más destacados de 2021: Julio-Agosto
Time (Condena)
 ****Movistar+, 23 de agosto-6 de septiembreEscrita por Jimmy McGovernDirigida por Lewis Arnold
Jimmy McGovern es uno de los guionistas más reconocidos de la televisión y el cine británicos. Su capacidad para describir complejas motivaciones en personajes que se enfrentan a momentos de máxima presión emocional se ha visto en películas como Priest (Antonia Bird, 1994), sobre las contradicciones de un sacerdote homosexual, la tv movie Hillsborough (Charles McDougall, 1996), sobre la aceptación de la tragedia del estadio de Hillsborough por parte de algunos familiares de las víctimas, o sobre el mundo criminal a través de las investigaciones del psicólogo Edward Fitzgerald en la serie Cracker (ITV, 1993-1996). Sean Bean fue el protagonista del drama Broken (BBC, 2017-), que giraba en torno a la lucha por la fe de un cura católico, pero quizás es Accused (BBC, 2010-2012) la serie que más conexiones tiene con su último proyecto, ya que se centra en cada episodio en una persona que ha sido acusada de un crimen, y analiza los complejos entresijos de la justicia y las instituciones penitenciarias. De hecho, Time (Condena) comienza con el primer contacto en prisión del protagonista, casi como empezaba cada capítulo de Accused, con el acusado esperando juicio. 
En este caso, Mark Cobden (Sean Bean) es un profesor condenado a cuatro años de prisión que comienza a cumplir su tiempo en la cárcel. El concepto de tiempo es el elemento principal sobre el que se desarrolla la serie, cuyos acontecimientos giran en torno al paso del tiempo pero también a la forma en que el tiempo se convierte en un obstáculo para dejar el pasado atrás. El oficial a cargo de la prisión es Eric McNally (Stephen Graham), un hombre cuya honestidad y rectitud se verá amenazada cuando la vida de su hijo, que cumple también condena en otra cárcel, es puesta en peligro en el caso de que el oficial no acceda a prestar algunos servicios a criminales. De nuevo Jimmy McGovern construye personajes que se enfrentan a una situación que les sobrepasa, una presión que pondrá a prueba su personalidad. El apocado profesor se ve envuelto en una jungla en la que impera la ley del más fuerte, y cualquier atisbo de debilidad es interpretada como una posibilidad de dominación. Mientras que el policía debe renunciar a todos sus valores éticos para mantener a su hijo con vida. 
Los tres episodios de la serie se construyen de una forma espléndida, desde un primer capítulo especialmente desgarrador hasta la tensión del segundo episodio y la transformación de los personajes en el tercero. El trabajo de Jimmy McGovern es una vez más preciso, con un arco de los personajes modélico, apoyados en dos grandes interpretaciones de Sean Bean, camaleónico en su papel como una persona débil que asume su condena como la expiación de su adicción al alcohol (de hecho, escribe una carta de disculpas a la esposa del hombre al que mató, que ella ni siquiera acepta leer). Y Stephen Graham, cuyo personaje parece más robusto al principio, pero que se va deshaciendo emocionalmente con el paso del tiempo. No obstante, el guión consigue establecer un cierto equilibrio entre la desesperación y una cierta esperanza, especialmente en la bondad que despliega la capellana de la prisión, Mary Louise (Siobhan Finneran, también magnífica), que introduce el elemento religioso tan presente en la filmografía de Jimmy McGovern. Hay que destacar asimismo el trabajo del director Lewis Arnold, que ya ha demostrado su capacidad para mantener la tensión en episodios de series como Broadchurch (ITV, 2013-2017) o en la espléndida miniserie Des (ITV, 2020). 
 

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