Ya hace unos meses deseaba que…
“Esperemos que en las próximas pasarelas de moda de Cibeles o Gaudí, la noticia sea que modelos como Lynn desfilan con diseños de Elena Miró, en lugar de escuchar que han tenido que vetar a una modelo que ni llegaba a la talla 36″.
Pues como decía, una de cal y otra de arena. Dicen poner como excusa que Elena Mirò no es una marca internacional, aunque tiene presencia en 35 países. Sospechosamente la decisión ha hecho que Dolce&Gabbana vuelvan a mostrar sus modelos en la semana de la moda de Milán.
Por mi parte, a mi no me va gastarme fortunas en prendas de ropa, por muchas letras, banderitas o símbolos que lleven. En esta sociedad de consumo en la que vivimos, para muchos es más importante la fachada exterior, ropa incluida, que lo que llevamos dentro (y no me refiero a la ropa interior).
Pero no te puedes dejar llevar por las apariencias. A veces no es oro todo lo que reluce, incluso en ocasiones las apariencias engañan. Por poner un ejemplo, en la Medina de Marrakech todos los edificios parecen iguales, antiguos, sencillos, sin lujos aparentes, pero si te detienes un instante es posible que encuentres que dentro hay un paraíso escondido, como los Ryad.
Desde luego no seré yo quien haga boicot a Milán o a D&G, ya que no entraba en mi presupuesto gastarme un “duro” en esa marca. Seguramente tampoco servirá de mucho que nos quejemos porque Elena Mirò no enseñará al mundo que las que usan más de una talla 44 también existimos, pero siempre hay que recordar que mostrar solo un patrón de mujer 10 es peligroso.
¿Quién es la mujer 10? Pues toda mujer que se quiere a si misma, tenga la talla 36 o la 54.
Como último apunte, tan solo quisiera felicitar la iniciativa del madrileño Juan Duyos que en la pasarela Cibeles ha permitido desfilar a 4 bellezas de más de 60 años luciendo diseños modernos y atrevidos. Una vez más, la moda es para todos.