Como siempre, cuando hay un certamen de tapas, solemos informarnos antes sobre aquellas que más nos pueden sorprender, sobre todo las que nos serían más difíciles hacerlas en casa. Con las mismas, ya nos habría gustado ir más días y probar más tapas, el viernes tuvimos un hueco por la noche y nos acercamos al efervescente barrio de Lavapiés.
Diréis que son pocas tapas, pero ir en hora punta un viernes por la noche y que el calor además acompañe para animar a la gente a salir a la calle, hicieron que los locales, al estar tan llenos, nos hicieran perdernos otras muchas tapas.
La foto que abre este post viene del restaurante O Can Sentado (C/ Tres Peces, 20), lugar muy recomendable además, donde para esta ocasión han preparado "langostino crocanti de maiz con mayonesa de albariño". Una tapa muy rica donde lo mejor reside en esa mayonesa que se hubiese comido mejor si hubiesen proporcionado una cucharita, de hecho era el comentario general.
Para continuar fuimos hacia el trampantojo por excelencia de esta edición. En apariencia es un típico chocolate con churros, pero para asombro del público (que no está informado previamente) es una cremita de morcilla acompañada de churros de patata. El local, La caña (c/ Santa Isabel, 50). Un acierto.
La calle Argensola estaba imposible, muchísima gente en los locales, en la calle, se hacía muy complicado acceder a las barras a pedir. Nuestra idea era ir a dos restaurantes pero vimos que las tapas tenían mejor pinta en las fotos publicitarias. Así que como teníamos un poco de hambre, vimos que la opción del local Noche Blanca Lavapiés podía ser aconsejable. Su "Chick sandwich" resultó ser más pan que otra cosa, porque el pollo apenas se vislumbraba.
Y como apetecía sushi y la tapa no tenía mala pinta, visitamos Su&Si (Argumosa, 30) en una versión japo española donde la presencia del queso cheddar y el espárrago verde al menos sí era palpable en su "Jam & Roll". No estaba mal.
Para finalizar fuimos a Tribuetxe Bar (Tribulete, 23) pero eran las 23:30 y se habían terminado las tapas. Una auténtica pena porque vimos que su "Zarajo de txipirón" tenía una pinta estupenda y que además tenían muy bien montado el local puesto que se pedía todo y se pagaba a la entrada y se recogía en barra, logrando con ello un servicio más eficaz.
Otro año será, esperamos que acercándonos entre semana para poder probar una mayor variedad de tapas. Y que se pongan las pilas, que en los barrios periféricos de Madrid están haciendo unas tapas espectaculares.