Me aburro. Esa es la cuestión. ¿Por qué no tendré yo una de esas tarjetas black?, que también grises y doradas a juego. Esa flor de lis púrpura tatuada ya no tiene sentido. ¡En qué se han convertido los alquimistas? ¿en hackers? Y la chusma esa que moría por nada, qué hace ahora. Dónde están los Miserables de Víctor Hugo. Me temo que el inglés suaviza la vergüenza de llamar estafadores a delincuentes de postín y bigotes esmerilados (perdón, eso ya no se lleva, son las barbas "super" cuidadas). A veces, me aburro en demasía. Es lo que hay. Black es negro, como la mierda. Eso es una metáfora extensible, o sea, que extiende sus asociaciones sin dificultad de expresar más allá. Un día hablaremos de metáforas, porque representan un juego inconsciente de lo más interesante. Pero hay que prepararlo. Hoy no va a ser. Resoplo. Y eso significa algo, pero no sé si es por hora. Que habré hecho yo para merecer esto. Ruina. Me tengo que levantar todos los días y !zas en toda la boca! Que asco, por dios, sí, que me escuche. Se han gastado más de lo que yo haré en toda mi vida si sigo así (lo más seguro). Ah, dónde está ese D'artagnan de Alejandro Dumas. Que les digo ahora a esos perros de Egipto muertos de hambre que vagan por las calles.