Sí: está permitido, incluso está incentivado. Posibilita evitar duchas innecesarias, contagios, decepciones ante la cercanía implacable, problemas conyugales (si el nivel de tolerancia está sólo algo por encima del cero). Ajustes de agenda, situaciones de lejanía física y mental. Muestras lo que te apetece, como todo el mundo. La foto aquella en que no se ve demasiada tripa, la de después de las vacaciones, que habían hecho que las ojeras descendieran a la mitad, o menos (pásate por el forro las cremas milagrosas). Esa misma. Ya está: ya soy el perfecto amigo virtual. Puedo especular sobre relaciones frías o ardientes con cualquiera que esté dispuesto y haya construido una realidad que me atraiga lo suficiente. Ni el autobús de vuelta a casa habrá que pagar. Será bizarro o enfermizo o un enorme engaño a nivel mundial en la que lo único informe es que siempre hay un mínimo nivel de camuflaje de las realidades individuales. Facebook ha declarado pérdidas y sus acciones se han desplomado. Efecto dominó: Zynga, desarrolladora de juegos virtuales para Facebook(de irritantes juegos virtuales como el Farmville) también pierde lo suyo. Y yo no encuentro el apalabrados de las narices para Blackberry. A pesar de todo, Facebook se acerca a los mil millones de usuarios, y supongo que al que le toque ese número, mágico según el sistema decimal, le agasajarán de alguna manera. Igual lo invitan a visitar la sede o a cenar con Mark Zuckerberg. O a lo mejor, si esas pérdidas sumen a la compañía, y a sus accionistas, en un mar de dudas, dejan correr lo de celebrar tal evento. Curioso mundo: una compañía obtiene un éxito desmesurado y eso no parece servirle para que sea rentable. Curioso mundo, pero yo lo venía diciendo hace tiempo: qué hemos pagado en Facebook, salvo emplear nuestro tiempo en nuestros accesos. ¿Quién ha sacado una tarjeta de crédito para abonar algo que ha visto allí?. O sea: en la práctica ni un céntimo ha salido del bolsillo de una gran mayoría de gente para que pueda hacer de Facebook un gran negocio. Como respirar, si nadie te cobra por el aire. Facebook tiene éxito porque es gratis y mientras sea gratis. Cuando planteen obtener un sólo céntimo directamente, adiós mil millones de usuarios, adiós. Lo mismo pienso de Twitter (que progresivamente me genera la curiosidad del chascarrillo, de la frase rápida que te gusta recordar mientras no tienes otra cosa)y, ya puestos, de prácticamente todo lo que hay en internet. Por supuesto, Google, y Blogger. Ya pagamos esas caras cuotas de ADSL, que es como el fluido eléctrico que llega a casa, o el suministro de agua. Luego ya eliges si conectas la TV o la plancha, luego ya decides si te duchas o te bañas. El flujo de datos es un nuevo suministro e internet es su sentido: no sólo eso, sino que internet es lo que ha hecho que los ordenadores sean algo más que máquinas para hacer cartas y cálculos. Entró en la vida, la facilitó e hizo partes de ellas más sencillas, más estimulantes. Nos hemos acostumbrado, e internet sólo desaparecerá para dar lugar a algo mejor. A saber qué. Pero el dinero, los beneficios millonarios, esas cifras mareantes, intuyo, es algo de lo que muchos harían mejor si fueran olvidándose. Nadie está dispuesto a pagar por el aire que respira.