Las Termas Romanas de Sant Boi, el preciado testimonio de una historia olvidada

Por Ireneu @ireneuc

Durante la época romana, el "Turó del Castell" de Sant Boi de Llobregat, al no existir el delta del Llobregat, marcaba la desembocadura del río al mar ( ver El desvío del río Llobregat, crónica de una fangosa irresponsabilidad). Esta atalaya litoral, habitada desde antiguo por los íberos, fue posteriormente ocupada por los romanos, los cuales construyeron en sus faldas una villa agrícola. Según parece el negocio no les fue nada mal, ya que primero construyeron unos hornos de ánforas ( ver La sorprendente montaña de ánforas llamada Monte Testaccio) para, pasado un tiempo, construir sobre ellos unas termas privadas que funcionaron desde el siglo II d.C. hasta el siglo V d.C. Unas termas que mostrarían la ostentosidad de sus propietarios.

Las temibles crecidas del río y el continuo avance del delta las colgaron con varios metros de sedimentos ( ver La Marrada, el meandro olvidado de Cornellà-El Prat). No fue hasta el año 1953 cuando, debajo de una casa del siglo XVII y siguiendo unos documentos del siglo XIX, se descubrieron los restos de las termas romanas de uso privado más grandes de Catalunya. En 1998 se inauguró en la Avenida Maria Girona (la carretera de acceso al centro de Sant Boi) el edificio-museo que las contiene, siendo declaradas en 2016 como Bien Cultural de Interés Nacional.