El estercolero que a día de hoy sigue siendo la política, a la espera de que de una vez por todas sea limpiada y regenerada, no deja de sorprendernos. Cuando creíamos de que ya lo habíamos visto todo descubres que aun hay margen para la sorpresa, y en el día de hoy esa la ha dado la candidata del PP a la alcaldía de Madrid, la prepotente Sra. Aguirre. Para sorpresa de propios y extraños Espe, que por lo visto no ha digerido nada bien su derrota electoral por la candidatura de Ahora Madrid y las pocas posibilidades que tiene de hacerse con dicha alcaldía, no se le ha ocurrido otra cosa que ofrecerse en una esperpéntica rueda de prensa a pactar con el PSOE y darle la alcaldía a Antonio Manuel Carmona, a quien hace cuatro días ponía a parir, con el único objetivo de evitar ver a Manuela Carmena como alcaldesa de la villa y corte de Madrid. Esperanza Aguirre a quedado una vez más retratada y ha demostrado un odio enfermizo hacia su rival política, así como su bajeza moral y habitual hipocresía.
Quien perdió toda posibilidad de hacerse con la alcaldía de Madrid, no solamente por la gestión del Partido Popular de Madrid, o por sus numerosos escándalos y los que salpican su entorno, sino por esa amoralidad de la que ha hecho gala durante toda la campaña electoral, no puede ir por ahí dando lecciones. No se puede hacer una campaña a base de intentar echar mierda sobre tus rivales cuando los hechos demuestran que es ella la que está de mierda hasta el cuello.
Según parece el Partido Popular, como si de un viejo buque se tratara, comienza a hacer aguas por todos lados y dada la incompetencia de sus oficiales parece difícil evitar el hundimiento, como se intuye tras las elecciones del domingo.
En cuanto a la patética señora Aguirre sólo me resta decirle que se suba a su coche, con cuidado de no infringir el código de circulación y faltar al respeto a la autoridad, y abandone de una vez por todas del mundo de la política.
MSNoferini