Las torres de Sancho - Toti Martínez de Lezea

Publicado el 21 mayo 2012 por Rusta @RustaDevoradora
Editorial: Maeva
Páginas: 448
ISBN: 9788496231542
Precio: 10 €

Las torres de Sancho

La novela gira en torno al rey Sancho, pero no se limita a su figura, sino que hay una serie de personajes a su alrededor que nos permiten acercarnos a él. El primero, Eneko, un joven de origen vascón que vive en una abadía. Sin embargo, él tiene claro que no quiere hacer los votos y la suerte se pone de su parte: consigue alejarse de allí sin que los monjes sospechen y empieza una nueva vida en las montañas. Una vida de la que aprenderá mucho, pero que tampoco le durará eternamente: Eneko tendrá que volver a empezar una y otra vez. En uno de esos comienzos, se hará amigo del rey Sancho de Navarra, pero no voy a contar cómo.

Como casi siempre en las novelas de Toti, también hay un colectivo de personajes religiosos, como el abad de Cluny, un hombre ambicioso que lucha por expandir su poder (por cierto, la abadía de Cluny es en la que vivía Eneko) y Arnoldo de Blanzy, otro de los malos de la película.

Por otra parte, tenemos a los tres hermanos Bela, aunque el que tiene más peso de los tres es el mayor, Rodrigo. Su padre les hace jurar venganza hacia quien lo derrotó, y aunque los tres jóvenes vayan a pasar un tiempo con el señor de Castilla para prepararse, no olvidan su promesa. Para complicar aún más las cosas, habrá un tema de amoríos relacionado con uno de ellos y otro de los personajes de la novela.

Finalmente, están las mujeres, que en esta novela tienen poquísimo peso. Básicamente aparecen la abuela, la madre, la esposa y la amante de Sancho. Todas ellas podrían haber sido personajes interesantes si se hubiera desarrollado más su personalidad, pero lamentablemente quedan en un segundo plano que hace que apenas las recuerde.

Revuelto de personajes

Este punto es algo que ya he comentado en muchas opiniones sobre los libros de Toti: hay demasiados personajes y ningún protagonista definido. De los que aparecen más, todos tienen un peso similar y eso me parece un gran fallo. Se nos intenta vender la novela como la vida del rey Sancho, de modo que él debería ser el protagonista; sin embargo, no se profundiza lo suficiente en él y su papel en la novela es parecido al de Eneko y otros.

¿Qué ocurre cuando hay demasiados personajes? Que se confunden. Conozco a los “principales”, por llamarlos de alguna manera después de más de 400 páginas de lectura, pero me costó mucho entrar en la novela porque al principio sí que me liaba, y bastante. Entiendo que se alternen los temas de cada capítulo para dejar al lector con intriga y conseguir que siga leyendo, pero no se puede dedicar un capítulo a Sancho, el siguiente a Eneko, el otro a Arnoldo de Blanzy y el otro a los hermanos Bela, porque el resultado es un cacao impresionante y un interés nulo por el libro. Me ocurrió algo parecido con El jardín de la oca, donde también se emplea esta estructura.

Al libro le falta un protagonista con fuerza, que logre despertar el interés del lector. Un protagonista como Catalina de La herbolera o las dos madres de Los hijos de Ogaiz. Todos los personajes de Las torres de Sancho me parecen planos y, aunque es algo que he observado en Toti desde que empecé a leerla, en esta obra va a peor.

Creo que la autora comete un error, que probablemente sea el mismo que en A la sombra del templo: intenta abarcar algo demasiado grande sin tener el dominio suficiente para hacerlo, y el resultado es el que os estoy contando: muchos personajes, muchas tramas, pero también mucha confusión y un gancho inexistente. Toti me parece mucho mejor en las novelas con un protagonista definido, que aunque también tengan muchos secundarios planos al menos hay una referencia clara que conoces y capta tu interés.
Hombres protagonistas Me ha llamado la atención que el peso de la novela lo lleven únicamente los hombres: Sancho, Eneko, Arnoldo, el abad, Rodrigo, etc. Las mujeres son extremadamente secundarias. Los únicos libros de Toti que recuerdo que también tienen protagonistas masculinos son El verdugo de Dios y El jardín de la oca, pero en el primero eran mucho más interesantes que en el segundo y en el que os comento hoy.

A pesar de las excepciones, un rasgo característico de Toti es la fuerza de sus personajes femeninos (dos de las novelas que más me han gustado son precisamente La herbolera y Los hijos de Ogaiz, en las que destacan las féminas). En lugar de meter tanta conspiración, Las torres de Sancho sería más seductor para mí si los personajes femeninos tuvieran una mayor presencia en el texto, en especial Sancha, la amante de Sancho, que es la que me ha llamado más la atención. Todo esto va a gustos, por supuesto; tal vez hay quien prefiere hombres y conspiraciones antes que las mujeres con todos sus matices, pero para mí hace que el libro pierda puntos.

Un poco de historia

Si algo bueno tienen las novelas de Toti, incluso esta, es que con todas ellas se puede aprender algo. En sus libros hay una mezcla de realidad y ficción (en el caso de este libro es muy evidente: en el índice de personajes se indica quiénes existieron y quiénes han sido inventados por la autora), por lo que no podemos creer todo lo que narra al pie de la letra. Además, la autora tiene un gran mérito: nos explica cosas de manera muy amena. Más abajo comentaré que el libro me ha aburrido, pero no ha sido por el aspecto histórico que, como siempre, está muy bien.

Además, el periodo histórico del reinado de Sancho Garcés III el Mayor era algo que desconocía por completo. Puede parecer que una vez has leído una novela de Toti, en el sentido histórico, ya las has leído todas, pues suelen ambientarse en los mismos lugares (Navarra y el País Vasco) y en la Edad Media. Sin embargo, con cada nueva novela demuestra que puede centrarse en diferentes aspectos de la historia, por lo que siempre aporta algo nuevo. Esta variedad de temas históricos es un punto a su favor: demuestra el trabajo de documentación que hay detrás de cada una de ellas y además no se repite en los libros (ya podrían aprender otros).

Decepcionante

Hablando de gancho y adicción a la lectura, con los libros de Toti me han ocurrido dos cosas: algunos me han atrapado desde el principio pero a medida que avanzaban han ido perdiendo el nivel (La herbolera); en cambio, otros tardaron un poco en engancharme pero después han ido a mejor (El verdugo de Dios, Los hijos de Ogaiz). Las torres de Sancho no me enganchó de entrada, así que pensé que sería de estos últimos y por eso seguí leyendo.

Pero fue en vano: el libro no me enganchó en ningún momento. ¿Por qué? En gran medida, por la abundancia de personajes que he comentado antes. Ya de entrada me gustan más los libros con un solo protagonista y no con varios, pero es que aquí son muchos y no se profundiza en ninguno. Se tarda demasiado en conectar la historia de cada uno con la de los demás, por lo que nos encontramos con un capítulo dedicado al personaje 1, el siguiente al personaje 2 y el otro al personaje 3, y así sucesivamente hasta que termine la “ronda” y volvamos al 1 (y cuidado con que no toque un salto en el tiempo, porque entonces aún sabemos menos de los personajes en esa época).

Aparte la gran cantidad de tramas y personajes, la falta de interés que he sentido también se debe a la falta de un protagonista en sí. Ningún personaje me ha llegado, no he sentido interés por ninguno y es probable que esto haya dificultado la lectura. Cuando leo no me basta con que el libro esté bien escrito y documentado: necesito que tenga algo que despierte mi interés, ya sea un personaje, una historia o ambas cosas.

El libro, en general, es aburrido y para mi gusto le sobran páginas. Aunque, más que páginas, lo que le sobran son complicaciones: sin tantos personajes ni tantas historias estaría mucho mejor. Entiendo que la vida de los que existieron de verdad se tiene que contar; no obstante, si ya se cuenta con tantos personajes reales tal vez no hacía falta añadir tantos de la cosecha de la autora.

Como punto positivo, además de lo didáctico que es porque nos enseña un periodo histórico, debo decir que la lectura es amena. El contenido será todo lo caótico y aburrido que queráis, pero por suerte el estilo de Toti siempre es entretenido y fácil de leer. Cada capítulo se lee bien porque la autora sabe cómo contar cada cosa; el problema viene a la hora de conectarlo todo.

Conclusión

Me ha decepcionado mucho. Toti Martínez de Lezea me parece una gran autora de novela histórica, pero este libro se hace aburrido, tiene demasiados personajes y tramas. En lugar de intentar abarcar tantas cosas habría sido mejor que se centrara en la vida de uno de ellos, así sería más fácil que el lector conectara con la novela. A pesar de todo, como la lectura es amena y didáctica, le doy un aprobado justito. Sólo lo recomiendo a los fans de esta escritora, pero si aún os quedan varios libros suyos por leer, yo me dejaría este para el final. A los que no habéis leído nada suyo, os recomiendo descubrirla con La herbolera, Los hijos de Ogaiz, La Universal o La calle de la judería, por ejemplo.