Las torres del telégrafo óptico en Pancorvo y Adanero

Por Angelrequena


La comunicación por hogueras es tan antigua que el mismo Esquilo en la Orestiada nos da cuenta de su uso. Sin embargo el uso sistemático y estable de la telegrafía óptica no llega hasta la época moderna. Una vez más será la Revolución Francesa la que extenderá una ambiciosa red de más de 5000 kilómetros entre las principales ciudades según un proyecto dirigido por Chappe en 1792.

España hubiera podido incorporarse pronto con el sistema que presentó Agustín de Betancourt en 1798 y que fue muy admirado por la propia Academia de Ciencias de Francia. Nunca alcanzó Cadiz, solo se llegó a construir el tramo de Madrid a Aranjuez.

En la Península hubo que esperar hasta 1844 para que se acometiera la construcción de una verdadera red de torres ópticas. El proyecto fue ganado por el militar José María Mathe. Del plan inicial se acabaron dos lineas completas (Madrid-Irún en 1846 con 52 torres y Madrid-Cadiz en 1851 con 59 torres). La de Barcelona se cortó en Valencia.

La red óptica llegó tan tarde que para 1854 ya estaba acabada la línea de telégrafo eléctrico Madrid-Irún y por ello el telégrafo óptico dejó de estar operativo en 1857. Otro esfuerzo nacional casi baldío.

Muchas torres están semidestruidas, algunas se usan como vivienda y otras, muy pocas, han sido restauradas. La torre de Adanero muestra incluso sus instrumentos.

Hemos fotografiado una torre cercana a Miranda de Ebro pues el tramo de Pancorvo a Vitoria conserva varias que son testigos mudos de la intensa circulación por la Nacional I. El proyecto de Mathe fijaba una torre cada 2 o 3 leguas.

La foto inferiores enseña la torre restaurada en Adanero.