Un símbolo de Italia
En el pasado, las ciudades italianas eran un mar de torres que cada familia se hacía construir para demostrar su poder. Un paisaje muy curioso que hoy en día sólo ha perdurado en algunos pueblos, como San Gimignano, y en unas pocas muestras emblemáticas como las famosas torres de Bolonia.
Ambas comparten la característica de estar inclinadas, a causa de terremotos y corrimientos del terreno. La Torre de los Asinelli es la torre inclinada más alta de Italia, superando a la de Pisa, si bien esta última es más famosa. Por su parte la de la Garisenda está aún más inclinada, motivo por el cual su altura fue reducida, ya que corría el riesgo de desplomarse.
La Torre de los Asinelli se puede visitar, aunque las personas con vértigo, claustrofobia o problemas de respiración o del corazón deberían abstenerse, ya que se debe subir a pie y las escaleras son de madera y bastante inclinadas. En caso contrario, la recompensa merece el esfuerzo, pues desde lo alto se tiene la mejor vista posible de Bolonia.
Una visita a Bolonia no está completa sin visitar sus torres. Se encuentran cerca de la estación central de tren y de la Piazza Maggiore (plaza mayor), donde hay algunos de los edificios más importantes de Bolonia como la Fuente de Neptuno, el Archigimnasio, la Catedral (a cuyas terrazas se puede subir, aunque no queden tan altas como la torre) y el Palacio del Podestà.
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Fotografía de Patrick Clenet en Wikipedia.
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Articulo publicado en el Blog viajero de ReservasdeCoches.com