‘Las Tortugas Ninja’ (1990) – Un concepto interesante

Publicado el 26 febrero 2013 por Cinefagos

Vaya por delante que una serie protagonizada por tortugas mutantes expertas en artes marciales lideradas por una gigantesca rata parlante es una de las cosas más absurdas que jamás he escuchado. Pero Hollywood está preparando un remake producido por Michael Bay (parece que ha dejado las tareas de dirigirlo en otra persona), así que creo que había llegado el momento de echarle un vistazo a la película original, dirigida en 1990, y que se acabó convirtiendo en una decepcionante trilogía pero que, sin duda, lograron que los personajes se hiciesen un hueco en la memoria colectiva de la gente a la espera de que, en estos tiempos de vaguedad creativa, alguien decidiera volver a sacarlos a la luz.

Las torturas ninja tuvieron su origen en el mundo del cómic a principios/mediados de los ochenta. No sé mucho sobre ellos, pero tuvieron el suficiente éxito como para que se hicieran varias series y para que, de repente, las parodias de animales conocedores de artes marciales proliferasen en las editoriales. El cuarteto, formado por las tortugas Miguel Ángel, Rafael, Donatello y Leonardo, son personajes reconocibles y familiares, que nos caen bien, sobre todo porque la época en la que se hicieron sus películas era mucho más ingenua y donde podías pasar un buen rato sin complicarte la vida demasiado. Se trata de una película austera, muy lejos de las explosiones de Michael Bay o de la acción frenética del cine actual, que se basa, sobre todo, en la capacidad para suspender la credibilidad y creer que una rata puede aprender artes marciales de su maestro. No es muy buena, y si se la ve a día de hoy es más por la nostalgia que porque realmente haya acumulado méritos suficientes. Pero hay que mirar un poco el producto que tenemos entre manos para pensar si de aquí se puede sacar material para un reboot, o incluso para una franquicia.

Como veis, esta reseña es inusitadamente corta, no hay mucho que contar, salvo que la nueva versión seguro que reemplaza a las marionetas de Jim Henson (creador de Barrio Sésamo) por un aspecto mucho más digital, y es posible que intente ser más pretenciosa de lo que le correspondería ser. Lo malo de los estudios es que quieren vendernos cualquier cosa como si fuera la saga más alucinante que hemos visto jamás, un espectáculo carísimo de efectos especiales y cámara lenta, cuando las tortugas parlantes que comen pizza y una rata que apesta a humedad tal vez no sean el material más idóneo para ello. Pero qué narices. La película es entretenida y divertida, y a día de hoy, las apariciones de Shredder, siguen imponiendo. El samurai enmascarado, que nos recuerda un poco a Darth Vader, es algo mítico en el cine, y sorprende muchísimo que en una película tan barata, sus imágenes y escenas nos impacten tanto. No estamos hablando de cine clásico, de películas de Fritz Lang, sino de carne de videoclub, de entretenimiento disfrutable, y de un personaje que, como concepto, tiene carisma y  un amplio abanico de posibilidades.

Adaptar la franquicia a los nuevos tiempos no va a ser fácil. Pero estamos tan acostumbrados a blockbusters basados en cómics, películas y hasta muñecos del Happy Meal que nos ponemos a ver esta película, veintidós años más tarde, y empezamos a valorarla. No deja huella en la historia del cine, pero como concepto, como idea, como película autoparódica y sin complejos, podríamos estar ante un buen material en bruto del que sacar historias y películas que nos hagan pasar un buen rato. Esta es una de esas cosas que son ridículas cuando las hablas, y que parecen haber sido ideadas por un grupo de ejecutivos japoneses puestos de anfetas en las oficinas de una compañía de juguetes, pero Splinter, las tortugas y el malévolo samurai pueden dar muchísimo juego de aquí a unos años, más del que vimos en esta correcta, entretenida y pasable película, y desde luego, mucho más que sus decepcionantes secuelas.

Si ‘Transformers’ va a tener cuatro películas con coches alienígenas, Miguel Ángel, Leonardo, Donatello y Rafael pueden volver y darme dos horas de diversión, acrobacias, chistes y nuevos planos del inquietante Shredder.

 IP Anónima