Los Doulkëes resguardan las vias de los Archipiélagos donde navegan, los galeones de Javierus.
El Capitán en el timón imparte órdenes; los vientos y oscuridad del Cósmos es variable y el final del Universo comienza a consumirse a exacta distancia de soles extinguidos.
Dominar la nave en estos círculos que actúan como temporales, es una experiencia adquirida y él confía en sus hombres valerosos que capitanean las otras naves; tienen experiencia con los torbellinos; son rafagas iridicentes con el poder de fustigar todo elemento desconocido .
La energía de soles que emiten gases y otros fluídos descompensan el avance a una dirección.
Hay zonas en las que estas ventiscas arden y resplandecen con el roce de los galeones que al avanzar dejan estelas y a los navios siguientes los hace trastabillar. Algunos llegan a perder el rumbo del galeón que capitanea Javierus .
El espacio va abriendo su camino que se convulciona ante la llegada de nuevos participes en la lucha dentro de un Universo .
Es en esos momentos que Javierus busca con la mirada a Elodio y observa que su cuerpo tiembla.
Comienza a contorsionarse; Javierus le ordena a su contramaestre que tome el timón mientras el se acerca a Elodio.
.- Os hace falta algo señora? solo dime en que puedo ayudaros a lo que ella no responde, como si no escuchara su voz.
Su mirada está perdida y en esos momentos su conciencia se nubla y pierde el equilibrio.
Javierus la asiste y le acomoda la cabeza.
Poco a poco ella despierta y comienza a mirar con asombro todo lo que la rodea.
Balbucea palabras en tono muy bajo . La tripulación está atenta al acontecimiento.
Elodio con ayuda de Javierus endereza su cuerpo y camina hacia la balautrada. Se acerca a la baranda del galeón y sorpresiva es su actitud pues el cuerpo de Elodio cae al vacio, hacia la nada.
En la desesperación Javierus intenta socorrer a Elodio y arroja una cuerda para que ella pueda asirla.
Pero Elodio se niega ; y su cuerpo gira en el espacio alejandose.
Javierus angustiado ordena bajar la velocidad y la nave navega en círculos en forma de espiral para conseguir detener el cuerpo y no se pierda en el infinito.
En su mente, Elodio recobra la memoria. Su rostro refleja exasperación ; sus manos se elevan y reclama protección.
De su garganta sale un alarido, un llamado de dolor y el nombre de su hijo es como el rugido de una leona.
No sabe su actual nombre;ella recuerda que lo alimentaba y adormecia, murmurando el nombre de Emperador.
Ahora desconoce donde se halla; porque Elodio se hallaba en luchas; batallas en Venecia contra el enemigo Oícaro y luego en otras dimensiones del Universo.
Enemigos e insospechados fantasmas del pasado.
En su caída el cuerpo gira sin dirección y la voz angustiada de Javierus para detener el cuerpo de Elodio es lo que ahora acontece.
Ella con su mirada clama ayuda, en su pensamiento está la imagen de su hijo y la intuición le crea dudas porque ella es una luchadora pero también es madre.
En ese espacio del Universo, nada existe que contemple datos del cerebro; este presente es impasible y más aún flotando en el vacio.
No hay dirección y ahora su mente es imperturbable, fría.
El espacio es gélido y sin luz.
Ante ellos una oscuridad circundada de extrañas formas de niebla anuncia un nuevo espacio que con movimientos se sumerge a si mismo.
Una espiral de oscura y gris niebla que en su centro aspira con fuerza su propia creación.
Es el proyecto de una nueva dimensión que en su inicio tiene un comportamiento caprichoso.
Es difícil hablar de tiempo cuando no existe.
Es una intención iniciada para poder llegar a un ambicioso arquetipo.
Una máquina de energía , un azote profano para convertirse en un nuevo Universo, luego de sus distintas etapas.
No sabe Elodio que el sitio donde estaba guarecido su hijo, las fuerzas de la naturaleza dejaron solo destrucción en la tierra; el pequeño se halla en otro espacio lejano ; seres superiores lo rescataron.
Estos elementos fueron conferidos a la profundidad del mar con esa especifica misión , rescatarlo y ahora está a salvo en un refugio del Universo.
Maestros del máximo nivel de Luz, le dieron enseñanzas de sublime lealtad.
Pero Elodio nada sabe de la era catastrófica del planeta; su angustia está dirigida a estar con su hijo.
El tiempo en la tierra ha pasado y las ruinas ahora son el murmullo de antiguas civilizaciones.
Cambios climaticos dramáticos y los pocos humanos ahora viven en condiciones espeluznantes y se apegan a la vida en escondrijos. Son cuevas en las altas montañas. Cumbres húmedas , resbalosas y con vestigios de vida marina que surgieron de la profundidad de los océanos que ahora no existen.
Y ante los ojos de todos y en medio de una vorágine de nieblas que aspira hacia su centro y va girando cercana a los anillos de niebla.
Elodio corre peligro .
Este remolino se engulle a si mismo y en el centro se divide en millones de núcleos; cada uno es un sol que al instante , estallan creando su propia energía. Se alejan los soles y arrastran partículas de diversos tamaños con materias, fluídos y gases.
Se acerca Elodio a lo inevitable y surge de la nada, entre nieblas que se iluminan al paso un corcel blanco que se acerca a ella
Aquel corcel que escapó de la prisión al que lo sometió Oícaro .
Es un hermoso caballo que modifica de colores al traspasar las fronteras de cada universo; y ahora es níveo, blanco puro.
Su cuerpo es alado y toma la dirección de Elodio y queda flotando bajo ella. Sus alas de maravilloso plumaje aletean en un Universo oscuro.
Elodio abre suavemente sus hermosas piernas y entrelaza a Arcàpholus, el córcel.
Javierus y su tripulación al observar la escena, dan un grito de alegría.
Arcàpholus con sus colosales alas blancas se aleja.
Ambas figuras unidas es un conjunto de majestuosas proporciones y en el espacio se alejan .
Javierus los escolta con toda su milicia.
El destino ulula en el Universo que desconoce ese tropel de personajes , navios y trepidantes incertidumbres.
El blanco palafrén y Elodio cabalgando en las inmensas oscuridades iluminan el sendero dejando huellas perladas.
Se deja transportar porque Arcàpholus se dirije al sitio exacto y ella lo sabe.
Kümarag :
se acerca a Oícaro, sin temor.
Soldados centinelas guardan su espalda.
La luz envuelve su hermosa figura y levanta sus brazos con sus manos hacia arriba.
De sus manos, rayos de luces se esparcen en el espacio.
Oícaro lo deja acercarse. Su mente está nublada y no vé que las proporciones de sublimes ondas cada vez son mayores.
Siendo que el espacio es silencio de pureza ahora se engalana con oscilación de suaves meneos al paso de Kümarag.
El hijo de Elodio tiene en su mente , encontrar a su madre. Este fortuito hecho no descompensa su voluntad. El sabe que los actos y pensamientos están encadenados con firmeza y exactitud.
Pentagramas muestran reveses y los sonidos se descomponen aún en el silencio, porque hay espacios en las distintas dimensiones, que el sonido se detiene y vuelve a rugir cuando hay cláusulas que determinan que en una nueva extensión del espacio se abren los códigos exactos y planificados.
Ahora rechinan las vibraciones ondulatorias y los centinelas advierten que Oícaro tiene en sus manos argollas oxidadas y las oculta.
Los centinelas avanzan y se colocan frente a Oícaro.
Kümarag se detiene y observa.
Pero todo está programado por el malvado de la máscara de hierro y en ese momento; que ocupados los centinelas con la persona de su Sultán, dos infames seres a la orden de su capitán, rompen el escuadrón y se arrojan sobre el cuerpo del Sultán .
Con las manos en la espalda, sin defenderse le colocan los eslabones de hierro oxidado alrededor de sus brazos.
Los centinelas toman la determinación de no avanzar y no poner en peligro la vida de su Rey.
Las enseñanzas de luz de sus Maestros , yacen dentro de su ser. En este momento el percibe abandonar la idea de defenderse, de quién dice ser su enemigo..
Clamores de triunfo, el hijo de Elodio está en manos de Oícaro y la villana tripulación celebra con alaridos.
Con varas de hierro golpean su espalda y despedazan sus lujosas vestimentas, dejando al descubierto el cuerpo.
No se queja mientras sus pies avanzan al suplicio que tanto añora Oícaro para demostrar a Elodio su furia.
Como cuarzo sus luminicencias actúan de faro en el oscuro universo.
Este es el sitio donde se halla el Sultán Kümarag
Comienza a modelarse un
cono en el espacio y a tomar un tamaño gigantesco.
La boca del cono comienza a expandirse y a ensanchar la abertura.
Son fauces insaciable capaz de engullir sonidos, vibraciones y formaciones adulteradas del Cósmos.
Sin evitar este acontecimiento, Arcàpholus se abandona a esa caída.
CéfirosTambién Javierus entra al embudo en su afán de seguir el rumbo de Elodio en esa vorágine de sucesos .
En lo alto de una ola , visualizó a unos seres que se balanceaban y hacian ademanes y eso afianzó su búsqueda.La hermosa Venecia ahora está en otra dimensión.