Los que hemos navegado, sabemos que el mar es el gran maestro de la vida! Muchos de los fenómenos del mar -y de la Naturaleza, en general- son una hermosa metáfora de diferentes aspectos de nuestra propia vida! El mar es poderoso y enigmático como nuestra propia vida! Su brillantez, su color cambiante, su placidez o su revolución, son estados y cualidades de lo que vivimos. El fondo del mar proyecta al mar su variado color, como el Alma humana transluce en nuestra supeficie, en nuestro caracter! Pero, en el mar, todo fluye y todo cambia a cada instante. No puedes fotografiar el mar para fijar su imagen, porque cada segundo se muestra distinto, como lo es el caracter humano! Cada ola es única e irrepetible, como lo es cada persona, como lo es cada estado de ánimo de ella…
Si algo nos enseña el mar es a fluir, a ver los cambios a veces apenas imperceptibles, sin tenerlos en cuenta y sin que alteren la esencia del propio mar. Al fin y al cabo, agua salada y transparente, en movimiento permanente! Como el caracter humano de la superficie, que cambia a cada instante, manteniendo la esencia del Alma que hay debajo. Cambiará el color del agua, la presencia de las olas, su movimiento, su imagen, pero nunca su plácido fondo muchas veces invisible. Una gota no hace un mar, como una sola ola no describe su comportamiento…
El ser humano tiene el extraño y erróneo hábito de intentar fijar cada ola para crear una impresión y juzgar lo que ve en otro ser humano! Un día de mar bravo, lo ve como mal caracter! Un día de placidez, lo juzga como apacible. Pero no se da cuenta de que el mar y las emociones de las personas fluyen a cada instante, si las dejamos fluir! Lo que hoy es calma, mañana puede ser un maremoto! Así, cuando, por la razón que sea, aparece un estado de ánimo negativo, basta dejarlo fluir para que las circunstancias cambiantes de nuestra vida, lo tornen en una emoción positiva. Todo fluye, nada permanece!
Seguirá…
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