Dicen que los viajes que menos te preparas, los que decides en el último momento y apenas si te da tiempo a meter cuatro cosas en la maleta (“no se te olvide el bañador, que vas al mar”), son los que mejor salen. El viaje exprés siempre te da buenas sorpresas, y lo emprendes con ilusión y esperanzas de tener una buena aventura.
¿“Buena aventura”?
A ver, define “buena”…
5 sep 2013; 9:00 pm
Llegar a Lisboa en viaje exprés, totalmente urbanita, con mi maleta, mi móvil y mi bolso multiusos… y encontrarme con la primera aventura: son las 9:00 pm (las 10:00 pm para mi, claro) y no tengo cerca ningún sitio donde tomar algo que llevarme al estómago… desde las 2:00 pm que tomé el último bocado. Lo “mejor”: mi autobús sale a las 10:30 pm, hora portuguesa, y llega a Vilamoura a la 1:50 am. Me estoy tomando una bebida de sumo y polpa de laranja, que sabe a aquella Mirinda de nuestra infancia (creo que en algún lugar del mundo aún se consume, también en España, pero yo hace años que no veo una). No hay ni una p… maquinita de cacahuetes. He cogido una botella de agua; y creo que antes de coger el bus, me tomaré otra lata de sumol, al menos para engañar el estómago.
Yo siempre llevo algo de comer en el bolso, desde que cuando era más joven y hacía menos caso a la alimentación me daban de vez en cuando bajones de tensión… Bueno, pues ¡hoy no llevo ni un triste chicle! El último, que llevaba masticando desde Barajas (allá por las 6:30 pm), lo he tirado justo antes de intentar entrar en la cafetería de la estación, donde una señorita muy amable me ha dicho que acababa de cerrar… ¿¡A las nueve de la noche!? Y he mirado, y remirado, pero en los alrededores de la estación sólo hay un zoo…
Si yo fuera portugués, en plena crisis, me vendría a estas horas a la estación de autobuses con unos bocatas y unas bebidas… ¡Y hacía el agosto!
Y para matar el tiempo, estoy en la zona VIP (sí, la cafetería está cerrada a las nueve, pero tienen una zona VIP en la estación… pero sin maquinita de cacahuetes). Para los que seáis de Madrid o conozcáis la ciudad, imaginaos que en el Intercambiador de Moncloa hubiera una zona VIP… Pero no en la zona de tiendas, ni siquiera donde esperan los pasajeros al abrigo de los tubos de escape… No, imaginaos que esa zona VIP está en pleno andén, con el sonido de los motores de los coches y los humos dando ambiente. Sí, pensáis bien: “¿Y cómo será, entonces, la zona no-VIP?” Imaginad… y acertaréis. En esta zona VIP, separada del andén por un panel de unos dos metros de alto (obviamente, la estación puede tener unos ocho o diez; así que ese panel es “decorativo”) hay conexión wifi (eeeehhhh, eso es otra cosa), unos asientos a modo de salita de espera (bueno, mejor que los bancos que hay en la zona no-VIP) y dos monitores de televisión de pantalla plana donde están dando las noticias… Parece que hay elecciones.
Pues aquí estoy, en la zona VIP, matando el tiempo, escribiendo estas letras, hablando por teléfono, enviando sms mientras tengo enchufado el móvil y escuchando el “sbsbsbsssbbsbs” (una amiga mía dice que el portugués es, en realidad, lengua pársel) de la televisión, de fondo. No se me enfaden los amigos de Portugal, país al que adoro (o no estaría contando esta aventurilla), pero hay que reconocer que vuestro precioso idioma tiene su intríngulis.
¡Una juerga, vamos!
La verdad es que he sido poco previsora, por una vez. No en vano, cojo el último autobús a Faro (y no sé si saldrá algún autobús de esta estación, al lugar que sea, más allá de las 10:30 pm). Lo miraré en el panel. Aprovecharé el tiempo para ordenar mi pequeño InshalaCuaderno, que no me viene mal.
5 sep 2013; 10:35 pm
Por fin, en el bus.
Es de noche. Está oscureciendo deprisa. Fuera, el paisaje, que en otro momento del día me ayudaría a pasar el tiempo, ahora se asemeja más a la Nada de La historia interminable de Michael Ende (seguro que en algún momento hablaremos de esta magnifica novela en Inshala) que a otra cosa. Nada que ver con los bellos parajes portugueses a los que estoy acostumbrada.
#Viaje exprés al #Algarve… en bus: Toda una #aventura difícil de olvidar #QuieroViajar5 sep 2013; 11:40 pm
Hago un intento de… ¡Ey! A pesar de la poca luz, puedo escribir. Llevo ya una hora y pico en el autobús y acabamos de hacer la parada de rigor (en mitad de la nada… o la Nada, como queráis). Creo que se me deben estar acostumbrando los ojos a la oscuridad porque si no, no entiendo cómo es posible que pueda leer lo que escribo (¿o es que, en realidad, no lo leo…?). Eso sí, no alcanzo a comprender cómo es que sale esta tinta azul de mi rotulador negro… ¿Estaré alucinando ya por el cansancio y el hambre?
La familia…
Esa es la verdadera razón de este viaje exprés.
Recuerdo con gran cariño una infancia llena de tíos y primos, abuelos y primos segundos, cuando nos juntábamos un montón de gente en la época de vacaciones. A veces añoro aquel sentimiento gregario y de comunidad. Siendo más mayor, lo he recuperado con los amigos, pero no es exactamente lo mismo. Por eso, cuando mi hermano por segunda vez quiso que nos encontráramos todos en la misma casa de vacaciones, quise hacer lo posible por estar allí, a pesar de ser fechas complicadas para mi.
Dicen que los mejores viajes salen así, sin planearlos. Pues si es así, me esperan unos días estupendos. Porque esta mañana, al despertar en mi casa en Madrid, no me imaginaba desde dónde iba a estar escribiendo a las doce y media de la noche, en algún lugar a medio camino entre Lisboa y Albufeira.
Los viajes en los que no sabes cómo acabarán son excitantes, divertidos y llenos de conocimiento. Pero, de vez en cuando, también está bien y es reconfortante viajar sabiendo que al final del camino te espera una carita sonriente, conocida, con los brazos abiertos… y con una suculenta cena tardía que te sabrá a gloria.
6 sep 2013; 0:40 am
¡Bueno! Esto no me lo esperaba. Otra parada a mitad de camino, esta vez en una estación de servicio.
Me vendrá bien estirar las piernas y seguro que en la cafetería…
¡Un momento!…
¿Y la cafetería?…
¡¿Es ese local apagado?!
Pues sí… apenas un mostrador con algo de luz donde puedes tomarte un café, un sándwich envuelto en plástico o un paquete de galletitas. Nada de la estupenda cocina portuguesa, como rezan los carteles, que se puede degustar cuando el local está a pleno funcionamiento. Ni siquiera los zumitos de bote me llaman la atención. Prefiero esperar. Total, mi hermano me ha preparado una cena rica, aunque sea a las 2 de la mañana.
“Tú, ven pronto”, me decía. Eso quisiera yo…
6 sep 2013; 0:55 am
De vuelta en el bus, escribir me ayuda a pasar el tiempo, pero ya casi no sé lo que escribo…
El cansancio y la oscuridad hacen mella.
Y a falta de luz para escribir a mano, echo ídem del móvil para seguir escribiendo en una nota…
Y en el bus… tres hora y media sentada al lado de una oronda Mami del Sur, como aquella que le ajustaba el corsé a Escarlata O’Hara; y casi, casi, con sus mismas malas pulgas.
6 sep 2013; 1:05 am
A Mami ya no se la intuye tan severa, y además parece mullidita… Pero la noche, con su escasa conversación, no otorgan la suficiente confianza como para intentar utilizarla de almohadón… Lástima.
6 sep 2013; 1:50 am
(2:50 am para mi…)
Ahí está mi hermano… y detrás sale del coche mi cuñada. Por fin, mis pies en tierra algarveña.
“¿Cenar…? Casi mejor, dormir”
Huck
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