Visión: ¿a dónde quieres llegar
Cualquier cambio tiene exactamente el sentido que tu le das. Sin una visión tus esfuerzos acabarán creando confusión, para ti y para tu entorno. Si fuiste tú quién inició el cambio, la visión es lo que te empujó a iniciar el camino. Si el cambio no fue tu decisión, tu reto será dotarlo de sentido para poder integrarlo en tu plan maestro y quitarle el poder paralizador. Si sabes a dónde vas, avanzarás con firmeza.
Habilidades: ¿que necesitas saber?
Cada cambio requiere ciertas habilidades: físicas, mentales o cognitivas. Si sientes ansiedad frente a lo que te exige este cambio, es posible que te falte algún tipo de conocimiento. El primer paso será detectar exactamente lo que hace falta y asegurarte de que puedas adquirir las habilidades necesarias, ya sea por cuenta propia o invirtiendo en formación y/o practica.
Incentivos: ¿para qué lo haces?
En los cambios involuntarios el incentivo suele ser la falta (percibida) de alternativas. Cuándo eres tú quién inicia el cambio, tendrás que diseñar los incentivos para no perder la motivación a lo largo del proceso. Existen muchas formas de aumentar o mantener tu motivación frente al cambio. Si te da pereza de seguir, este eslabón requiere tu atención inmediata para evitar que tu proceso de cambio se quede estancado.
Recursos: ¿que necesitas?
Los recursos son las necesidades externas que necesitas cubrir para seguir adelante. Dependiendo del tipo de cambio (o de proyecto) que quieras realizar, puede ser una esterilla para crear tu rutina de yoga casera, una herramienta concreta para tu ordenador, o financiación para tu nueva empresa. No disponer de los recursos necesarias creará frustración hasta que hayas encontrado una alternativa.
Planificación: ¿que es el próximo paso?
La planificación incluye tanto la investigación sobre tus opciones como la lista de acciones que realizarás para acercarte a tu meta. La investigación te ayudará a conocer tus opciones, a conectar con otros en una situación parecida y de prepararlo todo para que una vez iniciado el cambio, no te echarás atrás.
Cuando no consigues implementar un hábito nuevo, cuándo sufres con los cambios que te impone la vida, cuándo quisieras que todo sea diferente: analiza estos variables del cambio para detectar tu eslabón más frágil. Es aquí dónde deberás empezar.