Este viernes, el Presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, ha confirmado, junto al segundo de Adelson en Las Vegas Sands, que el proyecto de megacomplejo de ocio, convenciones y juego se va a edificar en el término municipal de Alcorcón, al sur de la capital. En conjunto, ocupará un espacio equivalente a la totalidad de la superficie urbanizada actual de Alcorcón.
(Fuente: raquel-ritz)
Parece que este es un paso más para que este proyecto faraónico baje del limbo y empiece a ser una realidad. Se dice que la primera piedra podría ponerse antes de finalizar 2013, y que la primera fase (cuatro resorts) se podría inaugurar en 2017. El buque insignia de Eurovegas (el nombre es provisional; veremos cuál será el definitivo) será un rascacielos con perfil de "M" mayúscula, como homenaje a Madrid.
Como toda cosa grande, tiene sus partidarios y sus detractores. Los partidarios ponen el énfasis en la importante inversión (de muchos miles de millones de euros) que supondrá la construcción del complejo, y en los miles de puestos de trabajo (directos e indirectos) que se generarán en la fase de construcción y en su explotación posterior. Parece que la Comunidad de Madrid habría accedido a todas las peticiones del grupo americano, creando, de alguna forma, una isla legal para que Eurovegas pueda convertirse en una realidad.
Los detractores ponen el acento en que un complejo de estas características traerá lo peor (mafias, prostitución,...); provocará (o agravará) los síndromes de ludopatía; que con ello se cae de nuevo en la burbuja del ladrillo, que nos ha traído a esta crisis profundísima que estamos atravesando; que el juego podrá traer la desgracia a muchas familias; que los empleos que se crearán serán precarios o de muy bajo valor añadido; etc. etc.
Yo me considero un partidario escéptico. Soy escéptico porque, como en cualquier proyecto gigante, habrá que verlo funcionando para creerse de verdad que todo lo que queda por hacer se podrá ir finalizando en fecha y forma; que los muchos flecos legales que quedan abiertos no provoquen, en algún momento, la huida de los inversores; que se consiga la financiación necesaria para una inversión tan gigante; etc. etc.
Y soy partidario porque he visitado un par de veces Las Vegas, Nevada, y su modelo de negocio me parece de lo más brillante.
Ya os conté en otra ocasión la epopeya que viví allí cuando, viajando con un amigo, llegamos a Las Vegas en coche sin haber reservado hotel. Una convención gigante de médicos no había dejado una sola habitación libre en un radio de 150 millas en torno a Las Vegas, y hablamos de más de 40.000 plazas hoteleras. No nos quedó más remedio que pasar la noche como pudimos (a medias por los Casinos; a medias en el coche) y salir huyendo hacia Reno, otro enclave en el norte de Nevada, parecido a Las Vegas, pero bastante más pequeño.
Las Vegas es una ciudad de unos 600.000 habitantes, nacida de la nada en pleno desierto de Nevada. Su modelo de negocio se articula, por supuesto, en torno al juego y a todo lo que rodea cualquier fuente de posible dinero fácil. Es el paraíso de todo lo más excéntrico y estrafalario del mundo. Allí se han creado réplicas de la Torre Eiffel, de los Canales de Venecia o de las pirámides de Egipto, por citar sólo algunas de las muchas locuras que ha alumbrado el desierto.
Pero su funcionamiento (y su éxito) se centra en tener perfectamente engrasada una maquinaria que sea capaz de llenar todas las noches varias decenas de miles de habitaciones de hotel, renovando a todos los huéspedes cada dos o tres días. Incluso en Estados Unidos, no es fácil encontrar otro lugar donde sea posible organizar una convención donde se reúnan veinte o treinta mil asistentes, donde cada uno pueda disponer de su propia habitación confortable de hotel, y que el lugar aporte atractivos suficientes para entretenerles en sus ratos libres.
Recreación del "edificio M", icono del skyline
futuro de Eurovegas.
(Autor: E. M.; Fuente: elmundo)
Creo que Eurovegas tiene esa misma orientación: Turismo de Convenciones (estancias relativamente cortas, de dos a tres días; auditorios y salas de congresos de enorme capacidad; el juego como entretenimiento para todos: ludópatas, profesionales, aficionados y legos). Turismo de Ocio (estancias muy cortas - de una tarde/noche, de uno o dos días a lo sumo - en el marco de un viaje por España).
Pero, además, Eurovegas tiene una dimensión adicional de la que Las Vegas carece. Puede convertirse en una (nueva) zona de ocio (restaurantes, teatros con grandes espectáculos, casinos) para la población de la región (unos seis millones de habitantes), que podrán ir allí a pasar una tarde/noche en cualquier fin de semana, o para todos los visitantes de Madrid que estén aquí unos días por una u otra razón. Para ello será importante que disponga de una buena infraestructura de transporte público que permita llegar a Eurovegas desde el centro de Madrid en unos pocos minutos.
La gran mayoría de los visitantes de Las Vegas son ciudadanos estadounidenses. Las Vegas está a una distancia de entre una y cinco o seis horas de avión de las zonas más habitadas del país. De entre los visitantes extranjeros, podemos considerar a los asistentes a alguna de las convenciones que allí se celebran; a los profesionales del juego; y a los curiosos, que somos, por ejemplo, la gran mayoría de los turistas españoles que hemos visitado alguna vez Las Vegas. Sin ser ludópatas ni jugadores, ¿quién que haya estado en Las Vegas no se ha gastado 20, 50 ó 100 dólares en alguna mesa de ruleta o en una de las miles de tragaperras de todos los tipos que hay en cada rincón de la ciudad?.
En resumen, el modelo de negocio se basa en que siempre haya mucha gente, pero que cambie rápido. Porque casi nadie aguanta siete días seguidos (con sus noches) jugando sin parar. Y no hay (casi) bolsillo que lo soporte. Esto pasa por tener al alcance fuentes (casi) inagotables de visitantes potenciales. En el caso de Eurovegas, los visitantes domésticos serán, muy probablemente, un beneficio marginal. A menos de cinco horas de avión tenemos la totalidad de la Unión Europea, y buena parte de la Europa no comunitaria. Y, para los que están más lejos, Eurovegas puede representar un aliciente adicional para que España forme parte de su viaje por Europa (y pienso en turistas de América, Asia, África y Oceanía).
Las Vegas es una ciudad temática y Madrid nunca debe convertirse en eso. El aeropuerto McCarran de Las Vegas tiene un volumen de movimiento próximo al que tiene Barajas. Pero, en sí mismo, el propio aeropuerto ya es un casino gigante. Las filas de tragaperras (dicen que hay 1.300 en todo el aeropuerto) te asaltan en cuanto abandonas el finger de desembarque y entras en la Terminal del Aeropuerto. En Madrid eso nunca deberá ser así.
En España hemos sido capaces de desarrollar una infraestructura turística que es capaz de atraer a más de 50 millones de visitantes extranjeros cada año. Tradicionalmente, el atractivo era lo que se conoce como Sol y Playa. Pero, con el tiempo, la oferta se ha ido refinando y especializando. De modo que sea posible atraer a nuevos visitantes (los que nunca acudirían al reclamo de Sol y Playa), y que los visitantes tradicionales encuentren atractivo prolongar su estancia algunos días más, para realizar otro tipo de actividades (turismo deportivo, cultural, de naturaleza, enológico,...). Con el aumento de gasto medio por visitante que eso supone.
Pero, en los últimos años, también se ha desarrollado un nuevo modelo para los visitantes extranjeros, que son las escapadas de corta duración, pero de las que se pueden producir unas cuantas durante el año. Especialmente al hilo del desarrollo de las ofertas aéreas low-cost, cualquiera que viva en Londres, París, Frankfurt o Estocolmo puede plantearse una escapada de fin de semana para conocer Madrid, Barcelona o Sevilla. Y viceversa. Eurovegas puede convertirse en un argumento más para escapadas de este tipo.
Y no debería repugnarnos pensar que cualquier crucerista de no importa qué rincón del mundo, que haga escala en Barcelona, Valencia o Málaga, pueda tener interés en acercarse a Madrid en AVE, para pasar una velada en Eurovegas, siempre que pueda estar a bordo de su barco el día siguiente a las diez de la mañana (donde ya tendrá ocasión de recuperar el sueño perdido).
Esta será la gigantesca parcela de 750 hectáreas que
ocupará Eurovegas, en Alcorcón.
(Fuente: kostarof)
Las Vegas es una población de 600.000 habitantes, y todos ellos viven, cada uno desde su propia actividad y función, del modelo de negocio de la ciudad. Hay camareros de bar o restaurante, camareras de habitaciones de los hoteles, pero también técnicos de todos tipos para asegurar que toda la gran maquinaria pueda seguir funcionando todos los días. Un complejo como lo que se dice que será Eurovegas generará mucha actividad económica y creará muchísimos empleos, tanto directos como indirectos. Que esos empleos no sean (muy) precarios debe ser uno de los objetivos de los Gobiernos de España y de la Comunidad de Madrid.
Todos debemos entender con claridad que el turismo es una industria más, como lo es la del automóvil, la farmacéutica, la de la energía y las telecomunicaciones, o la biotecnología. Que, por cierto, en la actualidad aporta más del 10% del PIB del país. Con una diferencia sustancial: el producto turístico (a diferencia de todos los demás) se fabrica directamente a la vista del cliente. Por eso no debemos relajar en absoluto la obsesión por la calidad del servicio. Es importante que nos visite un sueco (por ejemplo) por la razón que sea. Pero es más importante todavía que ese sueco vuelva, trayendo a otro sueco (o mejor, sueca, para el caso) del brazo.
Marine Bay Sands en Singapur. Inaugurado en 2010,
es el último florón del Imperio Adelson.
(Fuente: antoniogallego)
Los detractores de Eurovegas se temen, con muchísima razón, que España se acabe convirtiendo en un país de servicios, con empleos rozando la precariedad, de poco o nulo valor añadido y nada especializados. De nuevo hay que reclamar que las Administraciones Públicas hagan bien su labor. España es un país de más de 45 millones de habitantes y nunca jamás podrá convertirse en un país de sólo servicios turísticos. Por lo tanto son imprescindibles todas las políticas orientadas al desarrollo y retención del talento, todas las políticas encaminadas a fomentar el I+D+i, todas las políticas que favorezcan el emprendimiento en campos tecnológicos de alto valor añadido, etc. etc.
Políticas estas últimas que, desgraciadamente, se han venido desmantelando estos últimos años al hilo de los recortes para hacerle frente a la crisis y para conseguir la reducción del déficit público.
Pero de ninguna forma podemos hacerle ascos a que el 15 o el 20% del PIB nacional sea generado por la industria turística que, dicho sea de paso, es una consumidora intensiva de mano de obra, en buena parte de baja cualificación, de la que parece que este país anda sobrado. Pero, en ningún caso, esto debe significar que todos (incluyendo ingenieros, arquitectos y abogados) acaben sirviendo gin-tonics en Alcorcón.
España es un país grande. Y es obligación de las Administraciones Públicas poner todo su empeño en desarrollar todas las potencialidades de sus ciudadanos.
En resumen, Eurovegas sí. Pero con una cierta inquietud de que el proyecto vuelva al limbo por un quítame allá esas pajas. E intentando mantener el control de que no se desmadre, de nuevo, la burbuja inmobiliaria que puede crear, la nueva fiebre del ladrillo. Y sin dejar de trabajar y desarrollar todos los demás frentes económicos de este gran país.
Ah, y por cierto, corruptos, corruptelas y corrupciones, deben quedarse absolutamente sin aire, asfixiados por el Imperio de la Ley.
Luz y taquígrafos. Y suerte.
JMBA