Pero todo cambia cuando conoce a Sam y a Patrick, dos hermanastros, en un partido de fútbol del instituto. Ellos le enseñarán a tomar partido en la vida, pero él también les dará más de una valiosa lección.
Las ventajas de ser un marginado, de Stephen Chbosky, parece la típica historia superficial que transcurre entre libros y recreos, pero nada más lejos de la realidad. El libro es epistolar: la historia la cuenta el protagonista a través de una serie de cartas que envía a alguien a quien no conoce personalmente, y cuyo nombre tampoco será desvelado al lector.
Charlie habla en esas cartas de la amistad, de la homosexualidad, del amor, del maltrato, del sexo, del aborto y de las drogas. Lo hace con sensibilidad y con una sinceridad abrumadora. Esta es una historia de las primeras veces y de la noria que, en especial en la adolescencia, resulta la vida.
Más que la trama en sí, que es muy sencilla, son los personajes, tanto los principales como los secundarios, los que hacen de este libro algo grande, un amor de novela. Y es que Charlie y los demás son unos "bichos raros" que miran el mundo de una forma, la verdad, envidiable.
También la presencia del cine, de la televisión y, sobre todo, de la música y de la literatura misma hacen de este libro algo distinto: la historia de Chbosky bebe de todas esas artes y el resultado no podría ser mejor, ni más especial.
De veras, leedlo, si no lo habéis hecho ya, porque os aseguro que querréis ser de papel, querréis sentiros infinitos: Las ventajas de ser un marginado no es más ni menos que eso.