Las verbenas de agosto de Madrid

Publicado el 10 agosto 2015 por Tetodelgado @RutasPorMadrid

Verbenas de agosto en Madrid

Las verbenas de agosto de Madrid

¡Ya estamos en el mes de agosto! Y, por tanto, ¡de verbenas! Las verbenas son fiestas populares con baile que se celebran por la noche, al aire libre y, generalmente, con motivo de alguna festividad. Aquí en Madrid, en concreto, hilamos tres seguidas: la de San Cayetano, la de San Lorenzo y la de la Paloma, en los barrios más castizos de Madrid: Lavapiés y La Latina. Pero, ¿quieres saber un poquito más sobre cada una de ellas? Pues aquí tienes esta entrada para que las conozcas más allá de los puestos de cervezas, calimochos y bocadillos de sabores varios, siempre altos en colesterol del bueno.

La verbena de San Cayetano (7 de agosto)

Iglesia de San Millán y San Cayetano

San Cayetano

Comenzamos con la verbena de San Cayetano el 7 de agosto. Cayetano de Thiene, san Cayetano, era un aristócrata veneciano que vivió durante el siglo XVII. Tras estudiar Derecho, y pasados treinta años, se ordenó sacerdote y fundó entonces varios hospitales dedicados a ayudar a los más necesitados.

En 1633, la orden teatina (o de Clérigos Regulares), que él fundó, recibió un pequeño oratorio dedicado a san Marcos y a Nuestra Señora del Favor en la calle de Embajadores. Poco tiempo duró este oratorio, ya que fue sustituído en 1633 para edificar la actual iglesia, obra de Marcos López pero con intervenciones de José de Churriguera, Pedro de Ribera y Francisco Moradillo. Exactamente no es el templo original, ya que el 19 de julio de 1936 fue incendiada con latas de gasolina por un revolucionario. En los años 60 del siglo XX se llevó a cabo la reconstrucción.

Las calles de este popular barrio se decoran con mantones y farolillos para celebrar la verbena en honor a san Cayetano ya desde comienzos del mes de agosto. Como sucedía ya en el siglo XIX, desde primeras horas de la mañana, los vecinos se agolpan en la puerta de la iglesia que acuden al besapiés. Después, en una carroza floreada, se saca al santo en procesión. Por último, para terminar, por la noche se va a la verbena, donde el chotis y la música acompañan a los asistentes hasta el día siguiente.

La verbena de San Lorenzo (10 de agosto)

Iglesia de San Lorenzo

Cuando acaban las fiestas por San Cayetano, comienzan las de San Lorenzo. Sólo unas calles más abajo, en Lavapiés, el arzobispo de Toledo ordenó construir en 1660 una iglesia bajo la advocación de este santo oscense nacido en el siglo III y muerto en una parrilla por orden del emperador Valeriano. Construida sobre una antigua sinagoga, el edificio barroco sufrió un incendio en 1851, quedando seriamente dañado. A pesar de ello, se mantuvo en pie hasta que en 1936 se destruyó por completo fruto de otro incendio provocado por las turbas revolucionarias. En 1942 se comenzó la restauración, totalmente diferente a la original barroca.

Existía una tradición, actualmente olvidada, que consistía en sacar una réplica de la imagen de cartón y madera del santo por la torre del campanario. Tan sólo se conserva la típica procesión del santo por las calles de su popular barrio de Lavapiés.

La verbena de la Paloma (15 de agosto)

Virgen de la Paloma

Iglesia de la Paloma

Terminamos este repaso por las verbanas de agosto de Madrid con la más conocida de todas ellas: la verbena de la Paloma.

Se trata de una celebración muy reciente, ya que data de finales del siglo XVIII. Corría el año 1787, cuando una vecina del barrio, Isabel Tintero, intercambia el cuadro de la Virgen con el que jugaban unos niños por unas monedas. La restauró como pudo y la colocó en la puerta de su casa, en la actual calle de la Paloma. La noticia se extendió por el barrio y muchos vecinos acudieron a rezarla.

Cada vez más gente acudía a adorar a la Virgen de la Soledad -que es su advocación-, por lo que el portal se quedó pequeño. De hecho, entre las madres se creó la costumbre de presentar a sus hijos recién nacido a la Virgen -tradición que aún se mantiene-. Entre otras, la reina María Luisa, esposa de Carlos IV, llevó a su hijo Fernando, el Príncipe de Asturias, aquejado de frecuentes enfermedades, ante la Virgen para que intercediera por él. Así, en 1795, tras ofrecer una habitación de su casa, se construyó una pequeña capilla, nombrando a Isabel capellana y administradora, actividad que bien cumplió durante la ocupación francesa ocultando las joyas y la propia imagen de la Virgen.

Isabel Tintero falleció en 1813. Sin embargo, la devoción no murió con ella; sino todo lo contrario. En 1891 se convirtió en la parroquia de San Pedro el Real, debido al mal estado de la de San Pedro el Viejo. Además, entre 1896 y 1911, se levantó la nueva iglesia que hoy vemos, mucho más acorde al nuevo papel parroquial que debía desempeñar.

Desde el comienzo, la Virgen de la Paloma tuvo su fiesta a mediados de agosto, con Salve el 14 y misa el 15. Una procesión recorría las calles cercanas al templo. Todos los años, el cuadro de la Virgen de la Paloma es descendido por un bombero y colocado en la carroza para procesionar.

Con tanta verbena y festividad… ¡quién quiere irse de vacaciones fuera de Madrid!