Sucede en ocasiones que la siguiente generación supera a la que le precede. En el caso de Rebecca, ese momento todavía no ha llegado. Su padre, Henry Miller, le supera en técnica y leyenda, lo que no quiere decir que la Miller hija no encuentre su público.
Para mi gusto, es una obra amena, dispuesta a distraer, que no requiere demasiado esfuerzo. Por eso mismo, me da pena que no haya querido sacarle más jugo a ciertos pasajes, que haya optado por un camino tan suave. Y eso que lo cuenta no es nada dulce.
He visto que hay una película, no sé cómo estará, pero seguro que Robin Wright Penn y el resto del elenco (lleno de conocidos, por cierto) están realmente bellos y, dirigiéndoles la misma autora, seguro que se ajustan a sus personajes a la perfección. ¿Será más dura y cruel en la gran pantalla? Es algo que desconozco.