Las viudas de los jueves (Argentina, 2009)

Publicado el 13 febrero 2014 por Manuelmarquez

* Crítica de Las viudas de los jueves (Argentina, 2009), de Marcelo Piñeyro, con Pablo Echarri, Juan Diego Botto, Leonardo Sbaraglia y Ernesto Alterio.-

DE QUÉ VA (SINOPSIS ARGUMENTAL): Altos de la Cañada, urbanización de altísimo standing a las afueras de Buenos Aires. 21 de diciembre de 2001. En la piscina privada del Tano Scaglia (Pablo Echarri),aparecen los cadáveres de éste y sus dos amigos, Martín Urovich y Gustavo Masotta. Ronnie, el cuarto de los maridos de las viudas de los jueves, no se encuentra con ellos ¿Qué ha sucedido? Retornamos a setiembre de ese año para asistir, a partir de ese momento, al proceso que, inserto en un contexto global de crisis económica salvaje, en una Argentina en estampida, va moviendo la tierra bajo los pies de cuatro familias acomodadas que, por encima de los fantasmas particulares de cada una de ellas, comparten posición social y códigos de conducta condicionados por la presión de un entorno donde la ostentación emulatoria lo es todo y la necesidad de ella derivada de no rebajar el status termina desembocando en  un resultado trágico.EN UN PÁRRAFO (O DOS...).- Adaptación de la exitosa novela homónima de Claudia Piñeyro, 'Las viudas del jueves', en línea con el retrato que de ese mundo traza un texto al que, en líneas generales y con las concesiones de rigor, guarda bastante fidelidad, nos muestra sin cargar las tintas ni exacerbar el morbo, un microcosmos, el de los privilegiados por la ruleta de la fortuna, capaz de albergar miseria y podredumbre en altas dosis, eso si, debidamente camufladas bajo las capas precisas de hipocresía y mentira. No es una cinta brillante (su realización no excede de lo discreto), pero sí ofrece una historia bien trabada y sostenida, que se deja ver con interés. Aceptable.EN SU HABER: el trabajo de Pablo Echarri, que dota a su personaje, el Tano Scaglia, del carisma del triunfador, ese hombre incapaz de asumir un rol secundario bajo ninguna circunstancia, con una interpretación que plasma una agresividad latente muy lograda.
EN SU DEBE: 1, la recurrencia a secuencias de contenido sexual como mero señuelo comercial, un añadido en relación con el contenido de la novela que poco aporta desde el punto de vista narrativo; y 2, la actuación un tanto crispada de Juan Diego Botto, al que, quizá, le toca en el reparto el 'caramelo' más envenenado, el personaje de cariz más negativo, pero sin que ello le excuse de unos excesos gestuales nada habituales en su repertorio.
UNA SECUENCIA: la fiesta del cumpleaños del Tano Scaglia, un trasunto de lo que podría ser, perfectamente, un spot publicitario de una conocidísima marca de bombones de qualité, y que refleja, a través de una panorámica morosa y prototípica, la viva imagen del pijerío que constituye el soporte humano de la trama. Como resumen de treinta segundos, irreprochable...
CALIFICACIÓN: 6 / 10.-